Capítulo 3. Verdades
—¿Puede explicarme quién es Vladimir Engels? ¿Y porque le dijo a la policía que era el posible sospechoso del rapto de Irina?
Astrid volvió a suspirar, se acomodaba el cabello que le caía sobre la cara una y otra vez, era un acto reflejo, estaba nerviosa, bajó un poco la mirada para concentrarse en lo que iba a decirle.
—Es su novio desde hace seis meses, es mayor que Irina por veinte años —Astrid tuvo dificultad en tragar saliva —Desprecio a ese hombre, es un maldito hijo de puta que nunca me cayó bien, está loco, un completo desquiciado mental, ¿Cómo se le ocurre tener una relación con una chica de veinticinco años? Tiene la edad de su hija.
—¿El hombre tiene 45 y ella 25? —quiso asegurarse de que la cantidad estaba correcta —¿Por qué no te agrada? ¿Ha tratado mal a Irina? ¿La golpea?.
Astrid no podía quitarse el mal sabor de boca que le produjo acordarse de Vladimir, incluso se estremecía de coraje, no le tenía ninguna apatía.
—La trata como si fuese su hija, la regaña por las cosas que hace, a dónde sale y con quien, hubo una ocasión donde Irina y yo salimos y el tipo le habló por teléfono diciéndole que estaba decepcionado porque había cambiado sus planes a último minuto con él, refiriéndose a que estaba enojado porque estaba conmigo. Irina me dijo que a la próxima era mejor salir cuando no tuviera planes con él porque era un hombre ocupado y el tiempo que tenia libre lo aprovechaba para salir con ella.
—¿En que trabaja él en específico?
—No lo sé —se encogió de hombros —Irina tampoco tenía claro en dónde trabajaba, ella es muy despistada pero creo que trabaja en una compañía de aceites para automóviles, eso fue lo que ella me dijo.
—¿Una compañía en especial?
—*GULF, tengo algunos llaveros que ella trae a la casa. ¿Quiere que le muestre uno?
—No, gracias, se de cual se trata —anotó lo que pudo en su hoja y cambio a una nueva, las preguntas fluían es su cabeza, eran tantas que no quería desviarse mucho. —Y ahora explícame, ¿Dónde conoció a Vladimir?
—En la universidad, antes de que la dejara. Es una historia larga, pero trataré de hacerlo lo más corta posible.
—Lo mejor es que no excluyas los detalles —le pidió con voz afable —Tengo todo el tiempo necesario para escuchar la historia completa, para eso estoy aquí.
Astrid aceptó relatarle toda la historia, la sabía muy bien porque Irina le contó todo sobre ello, los detalles estaban bien definidos y Eric trataba de anotarlos todos antes que perderse uno. Irina conoció a Vladimir cuando ella estaba en la universidad, era su primer año y ahí conoció a una compañera de la que se hizo su mejor amiga, su nombre era Kristin Engels; al instante hicieron buena química y se hicieron tan amigas que Irina iba a la casa de Kristin a hacer tareas, los padres de Kristin se habían divorciado cuando tenia siete por lo que solo vivía con su padre Vladimir.
Vladimir conoció a Irina gracias a que ella iba a su casa a diario, se llevaron muy bien, demasiado se podría decir porque el hombre comenzó a llamarla sobrina y ella lo llamaba tío pues Irina frecuentaba tanto la casa que ella y su hija se hicieron inseparables, al parecer la veía como a una hija más o es fue al principio. Después de meses Irina dejó la universidad porque estudiar era algo que encontraba aburrido, no le importaba mucho estudiar, solo quería trabajar y conseguir su dinero y en esa nueva etapa, Vladimir comenzó a mostrar otras intenciones que a Irina al parecer no le molestaron en absoluto; estos cambios se los fue contado todos a Astrid y ella le aconsejaba que permitiera ver hasta donde quería llegar Vladimir pero Irina se negaba a empezar una relación con él porque sería prácticamente como salir con su padre pero ni esa idea la detuvo para ir descubriendo lo que en verdad quería Vladimir.
Pasó un mes y medio para cuando Astrid se enteró que Irina comenzaba una relación con Vladimir, ella misma se lo había confesado, era la única que lo sabía, no pensaba decírselo a nadie y le pidió que guardara el secreto porque mantenerlo oculto era lo que le convenía a ellos y hasta la fecha lo mantuvieron en secreto de todos.
—6 meses de relación anónima...—repitió Eric, siguiendo con sus anotaciones —¿Te confía todo lo que hace? ¿Cada detalle?
Astrid asintió, lucía segura de si misma, él estaba sorprendido de cada detalle que ella sabía de la historia.
—Sí, ella es como mi hermana, me confía mucho sus problemas y yo los míos, realmente espera que siempre la aconseje en cualquier situación sea buena o mala, somos inseparables. Yo...—enmudeció, el nudo en su garganta estaba ahí otra vez, le era imposible tragar saliva pero su razón era la inmensa tristeza que embargaba su cuerpo, los recuerdos de su prima la torturaron —No puedo imaginarme mi vida sin ella.
Eric se fijó mejor en sus notas que en ver llorar a Astrid, buscó una alternativa para no presenciar aquello porque a pesar de los años le era difícil manejar la situación, nunca sabia como consolar a las personas.
—Si ella te confiaba todo, entonces debes saber que clase de relación tenía con él, ¿Era agresiva? ¿Tóxica?
—En realidad...era muy sexual —admitió en voz baja, dándole vergüenza absoluta, bajó su mirada cargada en timidez, no pudo mirar bien a Eric cuando siguió hablando —Ella me contaba que su relación era buena y después me di cuenta que quiso decir. Me explicaba lo que ambos hacían, no con detalles pero si me lo dijo en muchas ocasiones.
No quiso pensar que la información era demasiado para él porque necesitaba saberlo todo, en estos casos nada era imprudente aunque su incomodidad se reflejó cuando tragó saliva en exceso.
—¿Entonces, era buena?
—La trataba bien pero era controlador otras veces, no de forma agresiva, ya sabe, igual que un padre, de todos modos estaba saliendo con una chica con la misma edad que su hija, ¿Qué se puede esperar?
—¿Qué piensa al respecto Kristin Engels de que su padre salga con su mejor amiga? ¿Lo sabes?
Astrid soltó una risa entre dientes, una clase de risa sarcástica, él se dio cuenta que era muy seguro que le daba igual.
—¿Qué puede decir? La familia entera esta loca, la hija se coje a la mitad de su salón en la universidad, su hijo Aaron es un drogadicto alcohólico, tiene mi edad, Irina me contó que se acuesta con prostitutas, que incluso una vez los amigos de Aaron llamaron a Vladimir para que fuese a recogerlo porque estaba tirado afuera de un hotel inconsciente. ¿Qué cree que puede pensar Kristin? Sabe que ambos tienen sexo, no creo que le moleste en absoluto, ¿Entiende lo asqueroso que es, verdad?
Eric no respondió, por dentro la sorpresa de escuchar todo eso estaba muy bien escondida pero su ética le impedía decir lo que en verdad pensaba, claro que lo encontraba disgustante pero de nueva cuenta no quiso juzgar a nadie, era más fácil solo bajar la mirada.
—El hecho de que la familia tenga dinero me hace creer que pueden cumplir con sus fetiches sexuales, en verdad están enfermos —Astrid se inclinó hacia Eric con los ojos dilatados, levemente asustada porque ahora sus pensamientos se estaba acercando a teorías muy descabelladas —Estoy segura de que el hombre tiene fantasías sexuales con su hija e Irina es la forma de poder cumplirlas, estoy segura, está enfermo.
Para Eric era necesario que Astrid le explicara con más detalles lo que ella pensaba, tal vez Vladimir pudo llevarse a Irina para esa función, su idea no le pareció tan fuera de lugar.
—¿Él le paga para tener relaciones sexuales con ella?
—Claro que no —le respondió con las cejas fruncidas, un poco desconcentrada que pensara así, Astrid se alejó lentamente de Eric, lo veía como una amenaza que pensara así de su prima —Ella es incapaz de aceptar un trato así, Irina de verdad lo quiere o eso me dijo, se enamoró de él pero yo se que no es así, siempre le hizo falta un padre, Vladimir es la figura paterna que siempre necesitó.
Eric recordaba solo un factor de Irina que todavía le era claro, ella tenía un hermano, Dimitri Steinberg, era lo único que sabía, quiso saber de la familia ahora que tenía razón para hacerlo.
—¿Dónde está la familia de ella ahora? ¿Vive contigo o con alguien más?
Astrid lo pensó un poco, no creyó que le tomaría varios segundos en responder algo que le parecía sencillo, digo, era su prima, debía conocer ese tipo de información.
—Su madre vive en Alemania, trabaja en Ikea por turnos completos, desde que su padre murió hace un año Irina vino a vivir conmigo, esta casa es de mi madre pero ella contrajo matrimonio de nuevo y ahora vive con su marido en Noruega. La mantenemos entre las dos, no hay más inquilinos.
—¿Y su hermano? ¿Dónde está?
Astrid no respondió, sus ojos se mantuvieron fijos en Eric con una expresión desentendida pero más que todo sospechosa, contemplaba a Eric como si fuese la primera vez que lo veía, como un desconocido. Eric quiso darse cuenta que había hecho mal y luego entendió lo que acababa de hacer.
—Yo no mencione que tuviese un hermano... ¿Cómo lo supo? —le preguntó Astrid, agitando la cabeza con aire pensativo, se inclinó más hacia Eric porque ella presentía que le estaba ocultando algo.
Eric quiso mentirle, decirle que si lo había hecho pero repasó sus apuntes y en efecto ella no se lo dijo, tampoco se lo preguntó. Tuvo que pensarlo bien, quería responderle con la verdad pero no quiso hacerlo, prefirió la mentira, esperaba que pudiera funcionar.
—En el reporte que tengo lo dice —repuso él con prisa, bajando la mirada, pretendía que anotaba otra cosa pero solo hizo garabatos, quería alejarse de la mirada amenazante de Astrid.
—Es imposible que lo haya sabido, no les conté nada de esto a los policías que estuvieron aqui, ellos me aseguraron que usted haría las preguntas correspondientes. No pudo haberlo leído en el informe.
No había más razón para mentirle, Eric no encontró sentido y tuve que hacerlo, contarle la verdad porque aunque no conociera a Astrid, podía darse cuenta que era una mujer muy escéptica, difícilmente podría creer una mentira. Se arrepintió de no haberle dicho la verdad.
—¿La conoce, cierto? —Astrid intervino, tarde o temprano uno de los dos debía hablar, ella no quería intimidarlo, su voz sonó muy natural, ella presentía el secreto desde un principio y no sabía porque.
Eric suspiró, nada lo impediría esta vez; observó con atención a Astrid que esperaba con paciencia su respuesta, sería una tarde larga porque sentía que ella también tendría muchas preguntas que hacerle, tomaría tiempo.
—Sí, la conocí hace tiempo, cuando estaba en el bachillerato, ella estaba entrando al primer año y yo ya estaba graduándome. La conozco poco, solo lo superficial de lo que se puede saber de una persona.
Astrid estaba ansiosa, ahora más que nunca quería que Eric pudiera explicarle con más detalles cómo es que la conoció pero Eric ya lo sabía sin la necesidad de que ella pudiera preguntárselo.
—¿Nunca te mencionó nada de mí? ¿Ni lo que le pasó cuando salía de su recital de poesía una noche?
Astrid lo examinó con gesto pensativo.
—¿Esa vez que fue casi asaltada? ¿Fuiste tú quien la ayudó? Nunca me dijo el nombre de la persona que la ayudó, no quiso decirlo. Lo único que recuerdo muy bien fue como la madre de Irina, Patricia, nos contaba todo, dijo que Irina estaba muy mal, no salió de su casa por casi una semana completa. Pero no entiendo muy bien todo esto, ¿Eres quien la ayudó, sí o no?
Era obvio que esa fuese la versión que Irina les contó a sus conocidos pero la versión original solo existía entre ella y Eric Henderson; escuchar todo eso sobrecogió un poco a Eric porque no podía revelar la verdad, se lo había prometido a Irina pero ahora era necesario hacerlo, ella podía estar corriendo peligro.
—En realidad esa no es la verdad...—discrepó Eric con voz baja, discreta —Me refiero no a toda la verdad, les mintió a todos, las cosas sucedieron muy diferente a la versión que todos conocen, de hecho, fue un trato de los dos no decir nada, ella me lo pidió y yo acepté.
Astrid no se movió en absoluto, esperó a que Eric hablara porque era lo que debía hacer después de lo que acababa de confesarle a la mujer, ya era tarde para callarlo.
—Será mejor que me lo digas —admitió ella con voz inexpresiva. —Necesito saberlo.
—Ese día eran pasada de las diez de la noche, lo recuerdo bien porque yo me había quedado en la escuela por unas notas finales; la graduación sería dentro de unos días, todo estaba listo y muchos estaban festejando previamente en sus casas bebiendo alcohol a escondidas y fumando mariguana en calles desiertas. El recital de poesía tenia cuarenta minutos de haberse acabado y no había casi nadie que merodeara por la zona o eso creí. —Eric se removió sobre el sofá, se sentía incomodó tener que revivir de nuevo aquella escena, solo quería tomar valor para decir lo demás —Salí por la puerta trasera de la escuela, ahí había estacionado mi auto, como dije, no había nadie, estaba tan oscuro que no se veía nada, esa vez las lámpara de la calle no alumbraban lo suficiente esa noche y la pequeña lluvia no ayudó para nada.
"Lo que hice fue avanzar rápido hasta mi auto, al llegar las llaves se me resbalaron de mis manos y me agache para recogerlas cuando escuche unos quejidos y unas risas en unos matorrales cerca de la cancha de futbol, justo ahí no llegaba la luz; al principio creí que se tratarían de unos chicos borrachos que habían estado bebiendo antes de la graduación pero de entre la poca luz que alcanzaba percibirse en la calle logré ver una cabellera rubia muy larga y brillante, de inmediato supe que se trataba de una chica y no dude en correr para ver que ocurría. Lo que vi me había dejado inerte por solo unos segundos que juraría habían sido los más largos de mi vida.
Eric se detuvo un momento para procesar la reacción de Astrid, cada vez se notaba más ansiosa, se apretó los labios lo más que pudo y aunque Eric dudaba en continuar tuvo que hacerlo, sentía que traicionaba su promesa, lo hizo pensar que valía menos al dejar el descubierto todo esto.
—Ellos querían abusar sexualmente de Irina, ella se defendía pero ellos la tenían amarrada con una cuerda que improvisaron con las cintas de sus tenis deportivos, uno de ellos se aseguraba de tenerla boca abajo, le habían tapado la boca con cinta, ya le habían rasgado la ropa, uno de ellos ya estaba desnudo; lo primero que hice fue derribar al que estaba encima de ella, lo empuje y de inmediato su otro amigo se fue sobre mí, creí que sería fácil quitármelos de encima, estaban ebrios pero no lo fue. Me golpearon tantas veces que ni siquiera lo recuerdo, tenían una fuerza que no me esperaba; uno de ellos tomó una botella de cerveza y la estrelló en mi cara para dejarme inconsciente pero no pudo hacerlo, no se cómo consegui fuerza pero pude defenderme y al reconocerlos salieron corriendo. Yo sangraba demasiado, sabía que los cristales me habían cortado, me ardía la piel; Irina lloró pero no por lo que pasó, sino por mí, me repetía que todo estaría bien. Cuando salimos la lluvia nos limpió, ella estaba llena de lodo, le di mi chamarra y una pareja que avanzaba por la calle nos vio y nos ayudó, nos preguntaron que había pasado y ella respondió que nos habían asaltado.
—¿Ella...? —Astrid habló por primera vez en todo este tiempo, su voz se quebró un poco pero controló el shock que se extendía por su rostro y su cuerpo, Eric vio que temblaba sutilmente, supo que no era de frío. —¿Te pidió guardar esto? ¿Por qué?
—No quiso que su familia se enterrara, dijo que sería una vergüenza para ella que lo supieran.
—¿Supiste quienes fueron todo este tiempo y no hiciste nada? ¿Te callaste?
—Ambos se mudaron de Londres después de la graduación, no regresaron, al menos eso fue lo que me dijeron unos viejos amigos, ellos no pertenecían a mi grupo, solo a los de mi generación.
Astrid lucía destrozada, la cara se le caía en pedazos, estaba tan asombrada que no pudo evitar estar sentada por más tiempo, se levantó y dio unos pasos alrededor de la sala, Eric de vez en cuando la miraba, podía darse cuenta de todo el caos que pasaba Astrid, todo lo que le dijo era nuevo para ella, lo respetaba, dejó que se desahogara. Incluso estaba listo por si Astrid tenía una crisis emocional, para Eric no era nuevo ver estallar a las personas, su trabajo como detective era dar buenas y malas noticias y estaba preparado para cada tipo de reacciones.
—No lo entiendo, yo no sabía nada de esto...—repitió otra vez para si misma —No puedo creerlo, no se cómo procesarlo, estoy tan...confundida.
—Sé que es difícil, puedo ponerme en tu lugar pero créeme que lo que Irina quiso evitar era que su familia pasara un trago amargo. Me pidió discreción, yo quise ayudarla y me refiero a poner una denuncia pero ella se negó, en esos casos no puedo obligarla a hacerlo.
Astrid seguía dando caminatas de un lado a otro por la sala pero esta vez observando a Eric, de repente frenó delante de él y Eric en sorpresa le regresó la mirada.
—¿Así que es por ella? —Astrid intensificó sus ojos en el rostro de Eric en un punto específico —La cicatriz.
Eric bajó la mirada, sonrió apenas siendo un gesto perceptible y respondió con calma.
—Sí, esa es la historia real.
—¿Qué le cuentas a los demás que no lo saben?
—Lo de siempre, un asalto a media noche, supongo que muchos no lo creen porque a otros les digo otra cosa pero la verdad es que prefiero que nadie sepa lo que en verdad pasó.
—Supongo que debes considerarte todo un héroe, evitaste que mi prima fuese violada. ¿Ella te lo agradeció?
Eric sonrió pero no de gracia o felicidad, fue un poco amarga, de nuevo los recuerdos lo hacían sentir peor en lugar de bien.
—No siempre me siento un héroe, mi trabajo no es como lo imaginas, también tiene sus malos momentos, no siempre eres el bueno y menos cuando eres el portador de malas noticias.
Astrid asintió con lentitud, casi para si misma, se cruzó de brazos pero Eric lo adjuntó al frío que hacía en la casa, la chica volvió a tomar asiento, parecía que su cabeza empezaba a aclarar sus dudas, no es que hubieran desaparecido pero eran menos tormentosas para ella.
—Sí, claro que me lo agradeció —le respondió Eric minutos después casi en un susurro —Pero por ahora necesito que me cuentes más de la vida de Irina, es lo primordial, para eso estoy aquí. ¿Te importaría que siguiera con mi cuestionario?
Astrid se había puesto un poco tensa pero entendía lo importante que era que dejaran el tema a un lado, después de todo, lo importante era encontrar a Irina.
—Creo que es lo mejor, necesitamos enfocarnos en encontrarla sana y salva. Supongo que me siento mejor al saber que la conoces y que no es la primera vez que intentas ayudarla. Iré por más té, será una tarde larga.
En lo que Astrid se levantó para ir a la cocina, Eric frunció los labios que figuraba una sonrisa pequeña, no sabía por qué pero la idea le parecía irónica, la vida lo había traído de vuelta a Irina y no sabía porque, era una situación graciosa y de lo que Eric se dio cuenta por primera vez en sus años de investigador y detective es que este caso lo presionaba más que otros por el hecho de conocer a la víctima.
¡Hola! Espero que se encuentren super bien queridos lectores, trayendoles otro capítulo más, ojala les este gustando la historia, quiero empezar a subir 3 caps por semana pero creo que dejaré primero que siga avanzando.
No se olviden de seguirme a mi cuenta de instagram: cinnluna06 donde estoy dando noticias de la novela y de mis otras también.
Sin más que decir les mando un abrazo enorme y gracias por todo, nos seguimos leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro