Capítulo 23. Preparación
Eric Henderson tenía la cabeza a reventar, la piel de su rostro estaba enrojecida, sus ojos desquiciados contemplaban a Vivian con muchísima ferocidad, no podía tragar saliva porque las palabras que le gritaba a su novia le impedían hacerlo, su cólera estaba fuera de control pero no a tal extremo de ser demasiado agresivo y golpearla, en eso la mujer tenía suerte, Eric se controlaba bastante bien, era algo admirable.
El pobre hombre estaba asombrado y ya se había cansado de tanto gritar, ignoraba que Charlie lloriqueaba y que a Vivian de un momento para otro se le había bajado el alcohol.
—Es increíble que hayas hecho esto, Vivian, no puedo creer que llegaras a ese extremo —Eric se lamentó una y otra vez, se preguntó que era en lo que le había fallado a Vivian para que le pagara de esta manera —Te dije o más bien te pedí que no le dijeras a nadie de esto ¿Y que hiciste? ¡Se lo cuentas a Derek y Astrid!
—¡Ya basta de esto! Era momento de que ya todos lo supieran, además, no tenías intención de hacerlo nunca por lo visto, se nota cuanto te interesa Astrid Welsh.
—¿De que estás hablando?
—¿En verdad te vas a hacer el idiota? Una cosa que nunca aprendiste es fingir, Eric, lo peor es que no me verás la cara de estúpida. Se que te gusta Astrid, lo veo, cualquiera más bien lo podría ver. Eres un puto descarado, tienes una familia y aun así te importa un carajo.
—¡Te estás equivocando Vivian! Y mejor cuida tus palabras porque estás acusándome de algo muy delicado.
—No me estoy equivocando, sabía de lo que hablaban tú y ella en la cocina y después como corriste detrás de ella cuando se fue del departamento, ¿Vas a seguir mintiendo? No te conviene que lo hagas, estás perdiendo tu tiempo.
Eric presentía que Vivian no sabía de lo que él y Astrid habían hablado, conocía a su novia y era fácil saber cuándo ella creía saber las cosas, no era tan inteligente, de eso estaba seguro.
—¿Te que hablamos yo y Astrid? Si lo sabes, dímelo —Eric esperó con la mandíbula apretada, a Vivian le sorprendió la repentina valentía de su novio y ahí dejo ver que en efecto, no tenía idea de lo que hablaron.
—No es difícil adivinar —respondió ella con brusquedad, enfrentándose a Eric —No soy estúpida.
—Te creería Vivian, si tan solo no trabajara para la familia de Astrid y que además estoy buscando a su prima desaparecida, ¿Para ti eso no tiene sentido?
Eric no supo descifrar el rostro de su novia, era una mezcla de enojo, confusión e incredulidad; por un momento pensó en que no necesitaba convencer a Vivian de nada, estaba harto y cansado de esto, la mujer no se equivocó, Eric si se había enamorado de Astrid Welsh pero al menos no la había engañado con ella y una parte de sus entrañas, le había pedido que corriera tras de Astrid no para figurar como un estúpido cliché donde el enamorado va tras la mujer que ama y que acaba de perder, lo hacía porque no quería saber hasta dónde iba a llegar Astrid con la crisis que esto podría provocarle, ya se había dado cuenta cuanto daño se hacia ella misma.
Vivian tomó a Charlie que seguía llorando sin quitarle a Eric sus ojos iracundos, ignoraba que el bebé le lloraba en el oído y quizá eso la irritaba más.
—Es la excusa más obvia que usarías para ocultar la aventura que tienes con ella. Me extraña de ti, Eric, tienes mejores gustos, jamás creí que te interesarían las desquiciadas, raras, con problemas mentales.
Sí claro, tanto como tú, pensó Eric, quiso decirle que ella era una de las tantas desquiciadas con las que había salido, incluso Astrid podía tener mucho más inteligencia que Vivian pero no quiso decírselo. La mujer salió de la sala de estar con el bebé, Eric se dio cuenta que ella puso el seguro en la habitación de los dos cuando escuchó el click en la puerta, se sintió excelente al saber que dormiría lejos de ella durante toda la noche.
Se dejó caer en el sofá y encendió la televisión, recordó que había todavía cervezas en la cocina, fue por una antes de ponerse cómodo y ver un reallity show de cocina, se preparó una en lo que revisaba su celular, no había mensajes; decidió marcarle al celular de Astrid porque necesitaba ahora más que nunca explicarle lo que sucedía, él no iba a dejar el caso, lo decidió el día de la boda y se lo escondió a Vivian.
La chica no respondía, lo mandaba a buzón de voz, dejó uno, suplicándole que si pudiera regresarle las llamadas cuanto antes lo hiciera, también le mandó mensajes de texto y cuando vio que era suficiente acoso, regresó a la sala y se recostó en el sofá, volviendo el cojín en su almohada y la chamarra en sábana.
(...)
Astrid Welsh veía el contenido de la jeringa, le dolía demasiado la cabeza y no dejaba de escurrirle la nariz, la garganta le producía malestar cuando tragaba saliva y lo primero que creyó es que tenía gripa o infección en la garganta, rebuscó en el cajón de su mesita de noche una cajita de ceftriaxona que contenía un frasco con polvo y una ampolleta con diluyente, preparó la medicina y vio la mezcla blanquecina adentro de la jeringa.
Levemente recordaba que una amiga le recomendó la ceftriaxona si un día llegaba a enfermarse de la garganta, incluso ella le dio la cajita nueva porque no llegó a utilizarla, se había sentido mejor y Astrid mañana tenia trabajo, no podía enfermarse. La chica pensó en que auto medicarse no era nada del otro mundo, lo hacía siempre y le funcionaba muy bien, buscó donde inyectarse la medicina y optó por el brazo derecho.
Echó a la basura la jeringa usada y se apretó un algodón con alcohol en el brazo, se repitió una y otra vez que esto la haría sentir mejor y en cierta forma solo pareció olvidarse del problema cuando la aguja penetró en su piel y presionaba del émbolo. Se veía cansada, inquieta y ansiosa, había estado llorando por más de dos horas en silencio, ni siquiera Patricia le preguntó que era lo que pasaba pues estaba más preocupada porque Dimitri tenía que regresar a Alemania por trabajo ya que no le permitían estar más tiempo ausente.
La noticia de Eric Henderson sobre el caso de su prima la impactó mucho, no podía liberarse de la profunda tristeza que la embargaba, se sentía ahogada en la melancolía que no podía respirar, tenía el inhalador en su mano y cada cinco minutos inhalaba con fuerza, pensaba que la tristeza se robaba su aliento y sus fuerzas.
Dio un leve salto cuando su celular vibró, vio el número, era Eric, colgó, colgó y colgó, al final vio que tenía un mensaje de voz, supuso que debía ser él, por pura muestra de masoquismo lo escuchó, oír su voz en disculpa la quebraría todavía más pero le gustaba enfrentarse al dolor.
Hola Astrid, solo necesito saber si podrías darme la oportunidad de explicarte las cosas, esto no es lo que parece, Vivian no sabía de lo que estaba hablando, estuvo mal y yo soy capaz de explicártelo a ti y a Derek todo lo que ella dijo. No voy a dejar el caso, no pienso abandonar nada y creo que entre tú y yo hay un tema pendiente que me gustaría tratar. Contáctame cuanto antes, por favor.
Vivian no sabía de lo que estaba hablando, estuvo mal, estuvo mal, Astrid se repitió una y otra vez la frase, claro que Vivian estaba mal, ella hizo algo peor que delatar a Eric Henderson y Astrid lo sabía . Sacó del cajón de donde mismo tenía la medicina unas viejas revistas que ni siquiera supo para que las conservaba, recortó letras al azar, completando poco a poco el abecedario; empezó a darse cuenta que necesitaría unos guantes para que nadie supiera de dónde salió esta carta.
Astrid fue procesando lentamente lo que está carta provocaría cuando fuera enviada, le iba a dar una lección muy grande a Vivian, Astrid nunca quiso empezar una guerra ni disputas entre ambas pero se metió con lo más importante para ella, Irina. La chica supo que lo que ella sabía de Vivian era por alguna razón, lo tenía en su poder para hacer lo que quisiera y creyó que esto era el camino correcto, lo utilizaría para liberar a Eric de una impostora y deshumanizada mujer.
Fue formando la carta letra por letra, tuvo cuidado también de que todo estuviera muy limpio a su alrededor, no quería que cayera ADN, podía jurar que lo primero que haría Eric al recibir la carta sería analizarla para encontrar rastro del remitente, de todas formas, tarde o temprano ella le diría que había sido ella quien le informó que Charlie no era su hijo y que su novia lo engañaba con su mejor amigo, solo para ver si algún día se lo agradecería.
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