Capítulo 18. Exigencias
8 de octubre 2008 (31 días desaparecida)
Al día siguiente, Eric Henderson habló con las únicas dos personas detenidas en el caso de Vladimir Engels y su red sexual de videos pornográficos, él sabía que uno de ellos podría seguro hablar si se les insistía o se les ofrecía algo, faltaban 5 miembros que todavía no estaban detenidos, se conservaban en las sombras y eso también era malo; no se podía perder tiempo ya que podían desaparecer fácilmente o huir del país, los nombres falsos que dio Vladimir habían sido seguro una buena jugada para atrasar la investigación.
Eric duró tres horas hablando con el primer hombre, se llamaba Sam Foxworth, uno de los compañeros en la empresa donde trabajaba Vladimir, Eric se frustró porque el hombre no tenía idea de quienes podían ser los otros restantes del grupo, le dijo que él se intercambiaba videos con el propio Vladimir y que desconocía los restantes miembros. Al ver que hablar con Sam sería tiempo perdido, solicitó hablar con Trevor Schuster, un ex cliente de Vladimir, del que también solo pudo conseguir absolutamente nada, él tampoco tenía idea de los miembros del grupo; le recomendó que intentaran hacer hablar a Vladimir ya que él siempre mantenía a sus miembros con un estricto anonimato, era el único que conocía la lista.
No había avanzado nada, todo estaba igual, Eric fue hacia su oficina con la ira contenida, tenía la mandíbula tensa y muchos que se cruzaban en su camino trataban de disimular que no lo veían pasar; entró a su oficina donde Derek estaba esperándolo pero frenó en la entrada cuando vio que no estaba solo, Patricia estaba con él y a juzgar por los ojos letales de la mujer y su expresión despreciable que lanzó hacia Eric, supo que se había enterado de los videos filtrados.
—Derek, ¿Puedes esperarme afuera? Necesito hablar con la señora Steinberg.
Derek de inmediato salió, no fue necesario que Patricia hablara, la mujer estaba ya enrojecida y lágrimas estaban ya inundando sus ojos, Patricia estaba luchando contra el coraje y la tristeza al mismo tiempo.
—¿Cómo pasó esto? —le preguntó con la voz temblorosa, todavía lo miraba con desprecio. —¿Cómo permitió que esos videos pudieran circularse? Ahora todo el mundo los está viendo, todo el mundo pensará que es una puta, una ramera.
Eric no supo que decir en esos pocos segundos, creyó que era mejor que la voz de Patricia aun resonara por la oficina.
—Trabajamos con los medios, esos videos no están circulando en televisión pero todavía estamos buscando al culpable de quien pudo haberlos puesto en internet —le explicó Eric con voz solemne pero muy baja —Estoy buscando a quien lo hizo, Patricia, creo que el culpable está en el grupo de Vladimir, es lo más probable.
—¿Y que esperas para detenerlo? —le preguntó con tono ácido, acercándose más para desafiarlo —¿Cuánto tiempo quieres perder?
Eric cerró la puerta y se posicionó cerca de su escritorio, entendía la frustración de Patricia pero la mujer no entendía que no solo buscaba al paradero de su hija, ahora también a quien la expuso ante el mundo y no era nada sencillo tener una presión de esa gran magnitud mezclado con problemas personales.
—No tenemos a todos los miembros del grupo detenidos, solo a dos y de hecho vengo de hablar con ellos y no tienen idea de quien pudo haber sido, Vladimir nos dio una lista falsa, ni siquiera sabemos el nombre del mafioso ruso que él mencionó y que ahora es sospecho de la desaparición de Irina.
Patricia gruñó en silencio, Eric veía como la mujer estaba a punto de entrar en un colapso por el coraje que recorría sus venas, empezó a llorar y Eric supo que aquello era por pura frustración, al menos ella tenía una manera de desahogarse mientras que Eric lo único que podía hacer era lamentarse.
—Esos videos...—no terminó de hablar, el llanto la interrumpía —¡Todo el mundo los ve! ¿¡Cómo crees que me entere?! ¿Cuándo pensabas decirnos que los videos fueron filtrados? Dimitri no esta aquí ¿Sabes porque? Justo ahora quiere venir a golpearte la cara.
—¿A mí? ¿Ahora soy yo el enemigo?
—Él confió en ti.
—Yo no fui el que los tomó y los subió a internet, además, no tengo acceso a esos videos, el riesgo de que se pudieran dar a conocer era enorme, no todos los miembros del grupo están detenidos y como ellos aun conservan ese material...era de esperarse que algo así sucediera.
Patricia le clavó los ojos, en un principio Eric le temió a la mujer, pensó que le lanzaría una cachetada cuando se acercó con pasos acelerados, quedándose muy cerca de él.
—Ha pasado un mes y no se ha sabido nada de mi hija, ¿Qué has hecho en este mes? ¡No hay ni un maldito avance! Irina puede estar ahora siendo victima de un tráfico de blancas ¡Ella espera nuestra ayuda! Ni siquiera eres capaz de decirnos tampoco que conseguiste un asistente.
—Es mi compañero en la investigación, lo tengo a él para acelerar el proceso.
—¿En serio? —el tono sarcástico de Patricia le molestó a Eric, supo que aquella mujer no tenía derecho de criticarlo ni de presionarlo, estaba acabando con su paciencia. Comenzó a entender a Astrid Welsh y el despreció que tenia por Patricia y porque quiso trabajar por su cuenta —¿Porque creíste que con ayuda serías mucho mejor?
Se cansó de la actitud grosera y ofensiva de Patricia Steinberg, Eric tenía un límite y la mujer estaba cruzando por poco aquel límite.
—¿Viniste a acusarme y a desprestigiar el trabajo que he hecho? —le preguntó casi en un susurro, observándola con detenimiento. —Puedo soportarlo todo pero no puedes denigrar el trabajo que he hecho, entiendo que no es suficiente para ti pero hago lo que puedo, lo has escuchado muchas veces pero es la verdad, el tiempo para mi es crucial y mi vida personal también se ve afectado pero prefiero acabar lo que ya empecé.
Patricia tragó saliva, por un segundo Eric se percató d que Patricia ya no lo veía con tanta indiferencia y resentimiento, estaba quieta como una estatua, procesando las palabras de Eric con la boca formada en una línea recta.
—Espero que sea cierto lo que dices, acaba lo que empezaste, Eric, encuéntrala viva o muerta. —repuso con voz neutral, escudriñando a Eric todavía con ese aire mordaz.
Patricia salió de la oficina, dejando a Eric sumido en sus pensamientos, poco a poco comprendió porque razón Astrid empezó a tener un sentimiento de odio hacia su tía, aquella mujer era obstinada, exigente y arrogante, nunca pensó que la madre de Irina terminaría siendo una de las peores pesadillas de Eric, en sus pocos años de detective, jamás vio un caso como este ni tampoco una clase de persona como Patricia o Dimitri Steinberg.
—¿Ya se enteró, verdad? —Derek entró a la oficina, no fue difícil adivinar la razón de la visita de Patricia. —Me pidió o más bien me exigió que la hiciera pasar a tu oficina, no me dejo otra opción.
—No es tu culpa —le aclaró con tono amable, después suspiró, no solo tenía en mente la mala actitud de Patricia, sus palabras resonaba en su cabeza, le exigió terminar el caso, cosa que tal vez no sucedería —Supongo que tiene derecho de venir las veces que quiera.
—Al menos tenemos buenas noticias, me acaban de avisar que están registrando la dirección IP de quien lo filtró, puede que tengamos finalmente a un detenido.
—¿En serio? Increíble —Eric mostró una pequeña sonrisa, de verdad le agradó escuchar eso —Son buenas noticias.
—Por cierto, los datos que pediste de la computadora de Irina, ya los tienen listos, no lograron encontrar mucho pero al menos podrán servir.
—¿Qué encontraron?
—Documentos y carpetas con fotos.
—Consigue una copia para ti y para mí, si son muchos documentos necesitaré tu ayuda, si son pocos puedes solo hacerme una copia a mí.
—Claro, hablaré con ellos para que lo tengan listo.
—Gracias por todo, Derek.
Derek asintió con la cabeza con media sonrisa, a fin de cuentas Derek se dio cuenta que el trabajo pesado se lo llevaba Eric, tener que soportar la presión de esa mujer era el trabajo más complicado de todos.
—No hay de qué.
Eric iba a volver a su trabajo cuando su celular vibró en un mensaje de texto, el número no estaba registrado por lo que no supo de quien podría tratarse aunque de todas maneras lo leyó.
¿Te reclamó lo de los videos, verdad?
Eric no dudó en responderle a Astrid.
Sí, cree que fue mi culpa pero traté de explicárselo, ¿Cómo sabes que acaba de irse? ¿Estás afuera en la cafetería?
Segundos después ella respondió.
Bingo
Eric miró hacia la ventana que daba hacia la calle y directamente a la cafetería de enfrente, no pudo vislumbrar a Astrid pero supo que ella estaba dentro. Salió de la oficina y fue hacia el ascensor donde tuvo la suerte de conseguirlo abierto y disponible pues alguien estaba saliendo, en menos de dos minutos ya estaba cruzando la calle para ir a la cafetería.
Entró y en seguida buscó a Astrid, pudo detectarla porque por mera casualidad ella estaba en una de las mesas que Eric escogía cuando traía su trabajo aquí, ella también lo vio y no fue necesario llamarlo para que él se acercara para hablar con ella.
—Supongo que no es necesario preguntar como sabes que tu tía estuvo en mi oficina, la estás siguiendo.
Astrid se apretó los labios para ocultar una sonrisa divertida.
—La verdad, es que escuché todo lo que le dijo a Dimitri, estaba claro que iba a venir a reclamarte, por eso la seguí pero necesitaba saber que te dijo. ¿Te amenazó con traer a Dimitri para que te golpeara?
—Algo peor, denigró mi trabajo y eso para mi es pasarse del límite. Por cierto, tengo buenas noticias, creemos que podemos registrar la dirección IP de la persona que subió el video y los ingenieros lograron sacar información de la computadora de Irina.
—¿Tienes nueva información —los ojos de Astrid se dilataron, por un segundo total expresión abandonó el rostro de la chica —¿Qué encontraste en los archivos que te acaban de entregar? ¿Algo bueno?
—Todavía no los leo, apenas me los van a entregar, si me encuentro algo interesante te lo haré saber.
—Gracias, es importante para mí.
Astrid y Eric se vieron unos cuantos segundos uno al otro hasta que Astrid le echó un vistazo a su reloj de mano y Eric notó lo apresurada que se comportó, recogió su bolsa y se acabó el último trago de chocolate que tenía en una taza transparente.
—Debo irme, llegaré tarde al trabajo.
—Astrid —Eric la frenó incluso antes de que tuviera oportunidad de pararse. —¿Puedo hacerte una pregunta?
—¿De que clase de pregunta estamos hablando? —preguntó Astrid, paralizada.
—Personal. —respondió con firmeza, fijando sus ojos a la chica, no quiso infundirle miedo ni nerviosismo pero era algo que necesitaba saber y no iba a dejarla ir tan pronto.
Astrid desconfiada, ladeó un poco la cabeza, tuvo la sensación de que la pregunta sería algo de la boda o de Vivian, podría ser que su novia le haya calentado la cabeza con estupideces. Ella esperó a que soltara la pregunta, estando callada.
—¿Por qué te estás hiriendo las muñecas?
El rostro de Astrid palideció, no pudo evitar que de un segundo a otro la chica se pusiera colérica, su semblante cambió, los ojos de Astrid ahora contemplaban con enfado a Eric, adquiriendo una fuerza conforme pasaba el tiempo.
—¿¡Que!? —inquirió Astrid, con las facciones crispadas —¿De qué estás hablando?
Eric suspiró.
—Muéstrame las manos —le pidió con suavidad. Astrid llevaba una chamarra grande y gruesa que le cubría incluso las manos casi por completo, creyó que era mejor si la agarraba desprevenida del brazo y se lo mostraba a ella. Pero ella pareció leer su plan porque metió las manos por debajo de la mesa.
—No voy a mostrarte nada —masculló, malhumorada.
—¿Por qué no?
—Porque no quiero.
—Si no tuvieras nada que ocultar lo harías. —esperó a que lo hiciera por voluntad propia pero eso no la hizo cambiar de opinión, entonces fue claro. —No quieras engañarme pero se que estás cortándote las muñecas, no te dije nada en la boda para no arruinarte el día...
—No quieras cambiar la versión de la historia, Eric —le insistió con una apariencia burlona —Tu novia te lo contó, si hubieras visto las heridas justo ese día me hubieras reclamado. ¿Qué más te dijo de mí además de las cortadas? ¿Qué otra cosa me encontró de extraña?
No quiso decirle que a Vivian le pareció una chica rara con problemas emocionales y que sentía lastima por ella, por lo que desvió las preguntas.
—¿Por qué lo hiciste? Me dijiste claramente que estabas rehabilitada que no existía la posibilidad de recaer, ¿Te está pasando lo mismo con tu adicción a los analgésicos? Puedes decirme cualquier cosa, no voy a decírselo a nadie, te lo prometí.
—Por favor —Astrid resopló y se levantó de la silla —¿De verdad pensaste que me iba a creer esa pendejada? ¿Confiar que un detective mantendría un secreto?
—Esto no involucra a Irina, esto es entre tu y yo, estoy queriendo saber lo que pasa contigo como amigo, por favor, confía en mí.
Astrid lo contempló con los labios apretados, hubo algo en ella, la sensación más extraña que pudo haber experimentado antes, luchaba internamente por decirle la verdad pero también para engañarlo y alejarse de él. Abrió la boca pero no salió ningún sonido, no pudo luchar contra ella misma en ese momento.
—¿Necesitas ayuda? Solo pídela—le susurró Eric, la sinceridad se podía sentir en sus palabras y su rostro.
—¿Para que si no puedes arreglar nada? Nadie puede, ya me acostumbre a la vida que tengo, miserable, deprimente, vacía y sin sentido y no es por la razón de Irina, hay cosas que cambiaron en mi vida en el pasado y la convirtieron en mierda.
—Cuéntamelo, puedo ser la compañía que necesitas. Hablar con alguien te hará sentir mejor y yo no te juzgaré, ya lo sabes.
De nuevo, Astrid luchaba con ese sentimiento que la reprimía, quiso quedarse, contarle todo lo que tenía dentro, poder gritar, llorar, lamentarse, pero no pudo, ni siquiera sabía porque no quiso quedarse para contárselo.
—Gracias pero no necesito a alguien más que finja que le importan mis problemas, estoy rodeada de esa clase de gente—intentó mostrarse indiferente cuando pasó a un lado de Eric pero él no se dio por vencido.
Se fue detrás de ella, no la tomó del brazo, simplemente atrajo su atención siendo sincero.
—A mi me interesa porque sé que a ti también te interesan los míos, me lo dijiste, te gusta escuchar los problemas de los demás para olvidar los tuyos. Si te importa estaré disponible cuando no solo necesites hablar, también para un consejo desde el punto de vista de mi criterio personal y no como detective.
Ella se giró hacia él, Eric se dio cuenta del cambio de humor y de expresión en Astrid.
—Gracias —dijo, observándolo detenidamente —Pero yo se que lo mejor que puedes hacer ahora es concentrarte en tu trabajo y no en mí.
—Puedo con ambas cosas, mi vida laboral y mi vida personal y hablamos de que tu no eres parte de mi trabajo.
Ella negó con la cabeza con lentitud pero rió entre dientes, parecía que se burlaba de Eric pero tan solo eran sus pensamientos los que le parecían graciosos.
—Creo que no entendiste mi intención desde un principio, Eric. No voy a convertirme en un problema más para ti, ya vi que tienes suficientes.
Ella se fue hacia la puerta sin ningún freno de Eric porque la verdad él no pudo discutir contra eso o simplemente le permitió que se fuera porque era lo que ella quería.
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