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Capítulo 16. Decisión

6 de octubre (29 días desaparecida)

En otras noticias, tenemos información importante del caso Irina Steinberg, se ha sabido que Vladimir Engels, presunto novio de la desaparecida chica está vinculado a una red sexual de videos pornográficos con seis personas del más alto mando de la ciudad, incluyendo a un posible miembro de la mafia rusa. Se conoce que Irina participó obligatoriamente a estos videos, por lo que mañana mismo se le procesará para mandarlo a juicio y darle una condena que se espera sea de más de veinte años. Por el momento, no se conoce aún el paradero de la chica ni tampoco se ha dado conocer a un nuevo sospechoso.

Eric Henderson apagó el televisor mientras Vivian estaba a su lado, abrazando su brazo, estaba acurrucada con una sábana de algodón bastante caliente y no parecía querer moverse de ahí. Ella suspiró cuando aceptó todo lo que Eric le confesó, finalmente tuvo la valentía de decirle que trabajaba en el caso de Irina Steinberg, que esa era la razón por la cual todo esto lo tenía tan absorto de sus obligaciones en casa; de lo único que Eric se reservó fue de decirle que conocía a Irina y que la cicatriz fue por haberla salvado una primera vez.

—Si me lo hubieras dicho antes, las cosas hubieran sido diferentes —Eric se sorprendió de la voz compasiva de su novia —Creo que es el caso más complicado que has tenido, ¿Cómo te sientes al respecto?

—Cansado —inhaló aire y lo expulsó con pesadez, recargó su cabeza en la de Vivian, llevaba tiempo el no descansar ni estar un rato con Vivian hablando de las cosas que pasaban entre él y el trabajo. —Estoy agotado física y mentalmente, no es sencillo todo esto, hay una presión bastante grande en mí y no puedo...

—Eric —lo interrumpió ella, incorporándose para verlo a la cara, mordiéndose el labio —¿Ellos saben que dejarás el caso en tres meses?

Eric tenía el rostro sosegado pero evidentemente se puso algo rígido cuando Vivian volvió a tocar el tema sobre dejar su trabajo.

—No, aun no, estoy dejándole poco a poco el trabajo a Derek para que no sea nada difícil para él tomar mi lugar, aunque dudo que se lo den, seguro podrán a otro en mi lugar, es joven y querrán a alguien más preparado.

Vivian notó el cambio de voz en Eric, se notaba más melancólico y apagado y de inmediato Vivian no quería sentir que era su culpa que el ánimo de su novio descendiera hasta por los suelos, ella no era estúpida pero el remordimiento funcionaba de diferente manera con ella, quiso desviar a Eric del tema.

—Oh Eric, debes odiarme por hacerte hacer esto, no quiero verte infeliz pero la realidad es que ahora te veo y no hay forma de sacarte todo ese estrés de encima, no quiero verte así cada vez que tengas un caso nuevo —atrajo el rostro de Eric hacia ella y lo obligó a mirarla a la cara y le susurró con voz suave, acercándose más a él de poco a poco —Quiero que estés conmigo cuando te necesite, ya no puedo más con tus ausencias.

Eric le acarició la mejilla a Vivian con dulzura, había olvidado lo suave que era la piel de su novia y también lo profundos y brillantes que eran sus ojos cuando se encendían en excitación, no recordaba la última vez que sentía el espacio y el tiempo para ellos dos solos; la atracción hacia Vivian todavía estaba palpitando en el corazón de Eric, lo había mantenido callado por tanto tiempo y volvió al fin a resplandecer ya que pudo darse la oportunidad de olvidarse por un día del caso de Irina porque se lo merecía, vivir de nuevo, abrir sus ojos y darse cuenta que ahí estaba ella y que la amaba, no quiso olvidarse de eso.

—No te odio Vivian y tienes razón, no quiero volver a pasar por estas ausencias, te hacen daño y no me di cuenta de eso. Perdóname. —le pidió con suavidad, sonriéndole despacio e inclinándose para presionar sus labios sobre los de ella.

Y en un instante, Vivian respondió con unas ganas desenfrenadas el beso tierno que Eric le daba pero a él no le importó que Vivian fuera impaciente, incluso ruda, ella temblaba debajo de la sábana pero no de frío, estaba tan inquieta de placer, de aquel mismo que la pobre mujer se contenía porque no tenía a Eric con ella nada de tiempo. Eric jadeaba porque apenas y Vivian lo dejaba respirar, ella se puso encima del regazo de Eric, manteniéndose prisionera de los labios y de las manos de su novio que le acariciaban la espalda y los glúteos.

Ambos se habían reprimido mucho, y Eric apenas se daba cuenta de las ganas descomunales con las que Vivian podía mantener a raya este éxtasis, se preguntó como ella podía manejarlo o como era que lo ocultó por este tiempo. Las manos de Vivian temblaban de desesperación cuando le quitó a Eric la camisa y también cuando desabrochó el botón de los pantalones; Eric dejó caer la espalda de Vivian sobre el sofá y le quitó de un jalón los leggins que ella traía puestos y metió las manos por debajo de la sudadera de Vivian, amoldando sus pechos, gozando de la textura suave y blanda de ellos.

Vivian gimió sobre la oreja de Eric en lo que él succionaba de su cuello, dejándole marcas de sus labios y mordiendo el grosor de su piel delgada, Vivian se retorcía de un deleite que le era enfermizo y que comenzaba a dolerle, unas ganas delirantes por hacer el amor con Eric que le arrancaban el alma. El deseo en ambos era palpitante, se podía sentir vibrar el ambiente y por supuesto Vivian no era la única que aclamaba placer, ya era momento de que los dos finalmente conectaran, que la fusión de sus cuerpos llegara hasta el tope.

Eric introdujo su pene bien erecto en Vivian que estaba bastante lubricada, se deslizó con bastante facilidad y la embistió rápidamente sin parar, Vivian aferraba sus uñas a la espalda de Eric en lo que amortiguaba lo más que podía los gemidos que quebraban el silencio del departamento, aunque de todas maneras era difícil, no pudo contenerse y dejó correr todo el deleite del clímax. Al cabo de unos minutos, los dos no pudieron dejar de jadear, no podían callar, la satisfacción y el golpe que les dejó el orgasmo necesitaba estallar y lo dejaron escapar en un quejido profundo.


(...)

Después de haber tenido sexo en la sala, Eric y Vivian se fueron a la cocina, ambos tenían hambre así que casi a las diez de la noche prepararon sándwiches con queso crema y jamón, se la pasaron haciéndose bromas estúpidas, las mismas que se hacían cuando estaban saliendo, al parecer habían vuelto a los viejos tiempos de cuando no había nada por lo cual preocuparse, donde no existía Charlie ni la renuncia en el trabajo de Eric.

Eric contempló con atención la sonrisa de oreja a oreja que Vivian le regaló, la misma que le había conquistado de ella, incluso había olvidado como lucía.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —lo interrogó ella con ese tono encantador pero enigmático al mismo tiempo.

La sonrisa de Eric fue paciente.

—Adelante.

—Mañana es la boda de Daphne e Isaac y quería saber si ¿Vas a poder acompañarme?

Por supuesto que Eric lo había olvidado y para no parecer muy despistado respecto al tema, solo pudo sonreír lo más natural posible, aunque Vivian tenía buen radar, ella podía detectar la mentira en seguida en Eric.

—Claro que voy a ir contigo, ¿Creíste que no sería así?

—Sí, así lo creí, con eso de que el trabajo te tiene muy ocupado, estaba indecisa sobre ir yo sola o no asistir.

—No iba a faltar —repuso Eric, preparándose otro sándwich —Isaac es como mi hermano, no iba a faltar al día de su boda, no me lo hubiera perdonado.

—Ya estás volviendo a hacer el mismo—comentó ella con una sonrisa de aprobación —Vamos a ver cuanto dura la magia.

—Pues quizá deberás aprovecharlo —Eric soltó una risita entre dientes en lo que le daba una mordida a su sándwich.

Vivian se acercó y le dio una mordida al mismo sándwich, se quedaron viendo uno al otro masticando y pasándose el pedazo de pan, cuando Vivian se lanzó sobre la boca de Eric para robarle un beso que aturdió a Eric, ni siquiera lo vio venir.

—Sí que lo voy a aprovechar, nunca estás de humor para esto.

Los ojos feroces de Vivian podían revelar que clase de bestia le esperaba a Eric, pero de nueva cuenta él estaba muy de humor para tener todo el sexo que desearan esa noche pues Charlie estaba plácidamente dormido desde hace tres horas y no es por nada pero tener sexo con Vivian hacía que a Eric al menos las cosas se le olvidaran por completo y eso quería hacer por todo lo que restaba de la noche.

(...)

Astrid Welsh salía de entre una nube densa de vapor al dejar la puerta abierta del baño, acababa de darse una buena ducha ardiente, su piel estaba enrojecida y sentía una picazón que le recorría todo el cuerpo; ella se sentó en la cama y buscó una caja de analgésicos, los mismo que le compró a Jessica el día de hoy, sacó dos píldoras y se tomó ambas al mismo tiempo, luego se dio cuenta que la picazón iba en aumento en un lugar en específico, sus manos.

Vio sus heridas que estaban ya mejorando pero que todavía se veían raras, el agua caliente las había dejado sensibles, si las presionaba ardían como el infierno, recordó lo que le dijo Eric Henderson y fue a buscar unas vendas nuevas; no recordaba del todo cómo las había puesto pero hizo su torpe intento de enrollarlas igual que él pero no lo logró. De repente sin razón alguna comenzó a llorar en silencio en su habitación, el estrés y la desesperación le ganaron esta vez que tuvo que descargarse, extrañaba a su padre, quiso llamarlo esta mañana y decirle que quería irse a vivir con él a ese lugar precioso que estaba cerca de la granja, verlo reparar zapatos como cuando era niña y escuchar las canciones que su padre se inventaba para matar el tiempo.

Astrid sentía que aunque esta fuera su casa ya no la sentía así, su tía y Dimitri parecían tomar cada rincón de la casa, siempre estaban haciendo llamadas y ella creía que ya no podía vagar tanto como antes, menos ahora con las noticias que se dieron en la televisión, todo acerca de los videos y la detención de Vladimir Engels tenían a Patricia Steinberg en un manojo de nervios que la pobre Astrid apenas podía aguantar.

Buscó en su mesita de noche lo que podría ser su vía de escape de esta casa de dementes, no sabía si debía ir o no pero a fin de cuentas supo que no iría sola, solo necesitaba hacer una llamada para arreglarlo.

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