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Capítulo 12. Engaño

1 octubre del 2008 (24 días desaparecida)

Eric Henderson reía o al menos pretendía hacerlo cuando Vivian, Daphne e Isaac estaban contando una vieja anécdota de cuando los tres estaban en la universidad, lo que Eric no quería era ser grosero, si disfrutaba la convivencia con sus amigos pero no podía dejar de ver la televisión que estaba en la sala todavía encendida en el canal de las noticias, habían mencionado a Irina e  Isaac, Daphne y Vivian habían escuchado nada, Eric fue el único que lo percibió y esperaba ver que tenían que decir al respecto cuando saliera la nota.

—Oye Eric, ¿Cómo va el trabajo? —le preguntó Isaac para lograr sacarlo del trance en él que Eric estaba, fue una manera ingeniosa de Isaac de traerlo de vuelta a la conversación.

Eric entró a la conversación de nuevo, sonriendo con timidez, todos en la mesa lo observaban y Vivian estaba un poco avergonzada y molesta al mismo tiempo con él por dejarla a ella sola con Isaac y Daphne.

—Excelente, de hecho tengo mucho trabajo —respondió con entusiasmo, le gustaba la idea de poder contarles que su trabajo lo hacía feliz, claro, mientras le durara.

—¿Tienes nuevo caso? Vaya, claro que eso debe tenerte ocupado, por cierto, ¿Han visto toda esa propaganda de la chica esa que desapareció? ¿Irina Steinberg? Creo que así se llama, pocas veces veo la tele pero todos hablan de eso.

—Sí, yo si la he visto —comentó Daphne con los ojos un poco dilatados —Dicen que el novio se la llevó, que seguro le pagó a alguien para secuestrarla y matarla, la madre está haciendo lo posible para hundirlo en la cárcel.

—Ayer salió de la cárcel —prosiguió Isaac no solo diciéndoselo a Daphne, a todos en general. —¿De verdad creen que le haya hecho algo a la chica?

Inmediatamente todos callaron pues en ese momento la televisión los había interrumpido, se escuchó el nombre de Irina Steinberg en las noticias y todos contemplaron la pantalla, el presentador dijo que el día de ayer se había hecho una huelga en el parque más concurrido de la ciudad por parte de la campaña de Encontremos sana y salva a Irina Steinberg, los miembros pasaron hambre un día completo junto con la madre, Patricia Steinberg, para que pudieran encerrar a Vladimir Engels, o exigiéndolo más bien.

—Miren eso —apuntó Isaac con la mano, estaba indignado de que tanta gente hubiera pasado hambre, pareció también molesto —Es algo descabellado hacer algo así, ¿Por qué no pelear mejor legalmente para que vuelvan a encerrar al tipo?

—Llegan a esas alturas porque no les queda otra opción —replicó Daphne —Estoy segura de que ya lo intentaron.

—Deben estar desesperados —añadió Vivian sobrecogida de ver a la gente pasando hambre, tragó saliva con dificultad —No me imagino el dolor de la madre, no saber dónde está tu hija, no quiero estar en su lugar, creo que hace lo posible, yo lo haría, soy capaz de entenderla.

—Eso es cierto, ustedes son padres, deben entenderlo —indicó Isaac con media sonrisa, viendo a Eric y Vivian uno a la vez —¿Qué harían ustedes en una situación así?

Vivian jadeó de horror, movió la cabeza muchas veces como para quitarse la escena de la cabeza y se puso a temblar.

—No quiero ni imaginarlo, llegaría a hacer lo posible para encontrarlo, tal vez lo que ha hecho esa mujer sea un buen ejemplo, lucharía por justicia y por encontrar a mi hijo sano y salvo.

Como Eric no respondió los tres contemplaron al hombre que se sintió amenazado a decir algo, Vivian ya lucía consternada pero se concentró en ocultarlo bebiendo de su vaso, fulminó a Eric con la mirada y entonces él se vio obligado a hablar.

—Estoy de acuerdo con Vivian, Charlie es importante para nosotros, es nuestro hijo, haríamos todo lo que está en nuestras manos para traerlo de vuelta a casa, lo que sea. —carraspeó y entonces agregó otra cosa con tono más emotivo —Haría lo que fuera por Charlie.

Vivian sonrió de oreja a oreja, acercó su mano a la de Eric y le dio un apretón, luego se inclinó hacia su novio y pegó su cuerpo al de él mientras Daphne e Isaac veían la escena.

—Por cierto, ¿Dónde está nuestra ahijado? Queremos verlo, le hemos traído un obsequio.

—Lástima que no tiene edad para ir a la boda —se carcajeó Isaac. —Sería genial que asistiera.

Daphne se levantó para traer a Charlie de su corral, lo trajo hacia la mesa donde lo sentó en su regazo y entre ella e Isaac empezaron a jugar con él por un buen rato. Vivian les ofreció postre mientras recogía la mesa, Eric le ayudó a llevarse los platos y una vez estando solos, Vivian pudo desahogarse.

—Eres buen mentiroso, ¿lo sabías? —murmuró, lavando los vasos y los cubiertos sin verlo a la cara

Eric pretendió que no lo decía por lo que dijo de Charlie pero no pudo callarse.

—¿Esperabas que me quedara callado?

Vivian lo vio de reojo.

—No, eso hubiera sido peor y te agradezco que hayas dicho algo, al menos  eso fue convincente, hasta yo lo creí.

—Vivian —suspiró con pesadez, cerró los ojos, ahí iba de nuevo, la conversación que siempre los ponía a los dos a discutir, ese tema donde Vivian era la victima resentida y Eric el malévolo hombre descarado y sin corazón —¿Empezarás de nuevo?

—¿Y porque no? —espetó, dándole la cara finalmente, tenía los ojos endurecidos y el pecho inflamado al estar respirando con mucha rapidez, el coraje le hacía utilizar el doble de aire. —Nunca veo que tomes a Charlie para jugar, o contarle cuentos, ponerlo en tu regazo, dormir con él, eres su padre, finge al menos mientras estoy yo que lo amas.

Eric se quedó inmóvil, era un aviso que mostraba que no tenía un argumento aceptable, se vieron ambos a los ojos, era una lucha visual e interna.

—A veces me pregunto si hubiese sido mejor haberlo abortado, a fin de cuentas ambos no estábamos listos, teníamos una vida buena sin Charlie, mucho mejor que la de ahora.

Eric estremeció, más tarde se petrificó cuando Vivian no apartó sus ojos de los de él por el simple hecho de poder gritarle en silencio todo el coraje reprimido que sentía hacia Eric. Él no podía mirarla pues estaba tan intimidado por los ojos de Vivian; ella se acercó al refrigerador a sacar el postre que llevaría a sus invitados y antes de que pudiera irse, Eric la tomó del brazo y la hizo retroceder.

—¿Hablas en serio? ¿Estás consciente de lo que dijiste, Vivian? —le susurró entre dientes, estaba todavía escéptico por lo que había dicho su novia.

Vivian evaluó la expresión de Eric durante unos instantes y lentamente se soltó del agarré de Eric.

—Eso era lo que tú querías desde el principio.

—No es cierto —aseguró con indignación, mientras se acercaba más a Vivian —Jamás te di esa opción, nunca lo discutimos.

—Pero si no fue necesario —dio una risa forzada—Tu reacción desde el principio lo dijo todo, tú único problema es que no fuiste lo suficiente valiente para decírmelo. No seas hipócrita, Eric y admite que desde que supiste que Charlie vendría al mundo no lo amaste y ahora solo tengo una pregunta, ¿Por qué no me lo pediste? Quizá me hubieras convencido.

Eric no respondió pero no quitó sus ojos de los de Vivian que esperaban la respuesta pero Vivian sabía que Eric no diría nada, por lo que no perdió el tiempo y mejor se fue con sus invitados; él no supo que hacer más que reproducir la respuesta que iba a darle a su novia una y otra vez hasta decirlo en voz muy baja, casi inexistente, solo para él mismo.

—Fui demasiado cobarde, esa es la verdad. —gruñó muy bajo y se ocultó la cara con ambas manos, tenia que componerse y volver hacia la reunión, respiró profundo y tomó control de la situación hasta que su celular sonó y lo respondió con rapidez al ver el número. —¿Algo nuevo, Derek?

Se sintió aliviado de escuchar la voz de su compañero, justo ahora necesitaba tener la cabeza en otra cosa que no fuera la conversación que tuvo con Vivian, sentía que el estrés estaba siendo muy poco tolerable en la casa.

—Sí, tengo buenas noticias. Tenemos la orden de allanamiento, podemos conseguir esos cd's cuanto antes.


(...)

—¿Te molesta que estemos viviendo en tu casa? —le preguntó Dimitri a Astrid, ambos estaban en la cocina bebiendo café, tenían suerte que Patricia descansara en la planta de arriba, era la primera vez que podían hablar con más privacidad, ya que Patricia parecía tenerlos a distancia.

Astrid deslizó la taza de café, no bebió, solo lo vio un largo rato, estudió poco a poco como la leche se iba separando del café, lo agitó y vio como se mezclaba y después se separaba, fue una distracción que le duró poco para ingeniárselas y responderle a Dimitri.

—No, ¿Por qué lo haría?

—Por mi madre, lo que menos queremos es incomodarte, ya debe ser difícil todo esto, ella solo está...enojada y triste al mismo tiempo.

Astrid asintió, no quiso parecer indiferente, en verdad quiso comprenderlo pero no podía, la actitud de su tía era cada vez más insoportable.

—No necesitas decírmelo, cualquiera podría imaginárselo, estamos en la misma situación.

—Sé porque te incomoda mi madre, es la atención, lo que hace con la campaña. ¿No te agrada? Toda esa atención que recibe de la gente y los medios, ¿Crees que pueda hacer un circo?

Astrid enmudeció, no quería que supiera que había dado en el clavo así que solo negó con la cabeza pero no sintió que luciera muy convincente, era muy mala mentirosa, uno de esos detalles es que Astrid lo intentaba, quería fingir pero solo empeoraba las cosas. Supo que falló en su actuación cuando Dimitri se disculpó con anticipación.

—Era tu campaña, lo sabemos y no queríamos hacer de tu trabajo un circo, pero mi madre estaba deprimida, no podrás darte cuenta porque la gente le ayuda, saber que todo el mundo esta para ella le esta ayudando a su depresión, hace poco perdió a su esposo y ahora a su hija, necesita de la gente, le hace muy bien estar rodeada de personas que le muestran afecto.

—¿En serio? —no quiso sonar sarcástica, así que cuando se lo preguntó fingió el interés con credibilidad. —¿Es así como sobrelleva la desaparición de su hija? ¿Con atención?

Dimitri iba a refutar pero Astrid lo hizo callar cuando ella se sentó en la silla con más formalidad, dejando a un lado la postura casi cerrada de hace un momento.

—Déjame preguntarte algo, Dimitri, ¿De verdad me quieres en la campaña?

—¿A que te refieres?

—Admítelo, soy la oveja negra en este grupo, tu madre seguro quiere que renuncie y que deje todo en sus manos y la verdad eso debería hacer, ustedes son su familia y yo necesito un descanso de todo esto.

—Yo no quiero que te vayas, Astrid, eres parte de esto, no nos dejes solos, si quieres puedo hablar con mi madre, no te causará más problemas.

—¿Y que hay de ti?

Dimitri frunció el cejo.

—Ella no influye en mis decisiones, jamás lo ha hecho.

Astrid vio que no mentía pero aun así quería encontrar una estrategia para ver si podía obligarlo a decir la verdad poco a poco.

—¿No lo hace? ¿No te dice todo el tiempo que yo tuve la culpa?

—Ella se dio cuenta de ese error y ya no piensa así, tampoco intenta manipularme, tienes una idea equivocada de mi madre, deberías darle una oportunidad.

Astrid dio una sonrisa fingida, levantándose de la silla, lo que más le hizo enojar era que Patricia había dejado hace poco de creer que Astrid tenía la culpa, no pudo soportar que Dimitri tal vez haya tenido que intervenir para hacer cambiar de opinión a su madre.

—Ya lo hago, le di la oportunidad de que hiciera lo que quisiera con la campaña pero lo mejor es que puede hacer lo que quiera con ella, es toda suya, no invadiré más su espacio. Me retiro de todo, necesitó tiempo para mí, no puedo más con esto.

Lo que Dimitri no sabía es que Astrid Welsh se retiraba de su propia campaña para poder investigar por su cuenta, sabía que era capaz de buscar información y que se la haría llegar a Eric Henderson con la confianza de que él no revelara nada; siempre supo que jamás tendría el apoyo de Patricia Steinberg ni de Dimitri Steinberg, por la simple razón de que Patricia no la quería y que Dimitri iba siempre detrás de su madre como perro faldero aunque lo negara.

Dimitri se fue tras de ella pero Astrid no se lo permitió, lo hizo frenar cuando se giró para encararlo.

—No te preocupes, no pienso echarlos de la casa, son bienvenidos. Pueden quedarse el tiempo que quieran, solo dejen de murmurar cosas sobre mí cada noche en la cocina cuando creen que estoy dormida, es insoportable.

—Astrid, no nos hagas esto, mi madre no querrá dejarte ir.

Astrid rió entre dientes, sabía porque, su circo se caería pero eso no le importó.

—Ya se las arreglará para decirle a la gente porque no estoy con ustedes, inventen lo que quieran, me da igual, estoy cansada.

Astrid subió las escaleras para ir hacia su habitación sin darle importancia que Dimitri la seguía con los ojos, se encerró en su habitación y se echó sobre la cama para intentar dormir un poco pero el dolor en la pierna se lo impedía; abrió el cajón de su mesita de noche y sacó la botella de Tylenon y se metió a la boca tres comprimidos.

Se recostó esperando que hicieran efecto pero tardaba al menos unos veinte minutos, se molestó consigo misma por no haber tomado al menos otra más durante el tiempo que perdía al esperar que hicieran efecto pero reconsideró mejor a la próxima utilizar el pedido que le había hecho  a Jessica.

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