En el mundo gris y triste
donde nada tiene vida,
solo hay una cosa que brilla
con un color que desafía.

Es una mariposa amarilla
que vuela libre y solitaria,
buscando una flor que la acaricie
o un rayo de sol que la ilumine.

Pero no hay flores en el desierto
ni sol en el cielo nublado,
solo hay arena y viento
y un silencio sepulcral.

La mariposa amarilla
no se rinde ni se cansa,
sigue volando con esperanza
de encontrar algo que la llene.

Pero el mundo es cruel y frío
y no le ofrece ningún consuelo,
solo le muestra su vacío
y su destino inexorable.

Un día, la mariposa amarilla
cae al suelo sin aliento,
su color se apaga y se marchita
y se pierde entre el polvo.

Nadie la llora ni la extraña
nadie la recuerda ni la admira,
solo fue una mancha extraña
en un mundo gris y sin color.