Capítulo 47 «Última oportunidad»
Ha pasado más de una semana y no he conseguido ninguna prueba en contra de Emma. La boda de Chris y Cameron es este sábado y me estoy quedando sin tiempo. Fui citada a declarar en el caso que Héctor está haciendo contra Emma, así que debo verlo para prepararme psicológicamente. Tomo la llave transportadora y voy a la mansión Gray.
—Allie, ¿qué haces aquí? —pregunta Katie, al verme salir de la habitación de Cameron.
—Necesito ver a Héctor. ¿Sabes dónde pueda estar?
—Lo dejé hace unos minutos en su despacho en una llamada telefónica. Ten cuidado con Alexa. Hoy anda de malas pulgas y eso que la tonta de Emma también está por los alrededores.
—¿Todo bien?
—Creo que es por la boda de Chris y la hurraca. —Mi rostro se ensombrece al recordar—. Oye, todo va a pasar.
—¿Cómo lo sabes?
—Obviando el hecho que seas el usuario vida de este siglo, eres Allison McKenzie, mi mejor amiga y la chica más valiente que he conocido.
—Muchas gracias, reina. —Ambas sonreímos—. ¿Cómo está Kane?
—Ya lo conoces. Te manda saludos. Dice que quiere probar contigo algo nuevo que encontró para vencerte.
—Ya quisiera él. Salúdalo de mi parte.
Me retiro en dirección al despacho de Héctor, pero en el camino escucho la voz de Alexa acercarse y atravieso la primera puerta que veo. Maldigo por lo bajo al ver que es la habitación de ella y Héctor. El picaporte de la puerta se gira, así que me oculto en el armario rápidamente, dejando la puerta medio abierta sin que se note, y rogándole a Dios que no se le ocurra cambiarse de ropa porque estaría en muchos problemas. Esto me pasa por venir sin permiso y por metiche.
—Estoy desesperada por la boda del sábado —protesta Alexa.
—Tranquila, suegra. Verás que la semana pasará volando.
—Ya quisiera. Los días cada vez son menos aguantables en esta casa. Desde que esa muchacha se metió en la vida de los Gray, todos mis planes se han roto de uno en uno.
—¿Te refieres a Allison?
—¿Quién más si no, querida Emma? Esa muchacha hace que mi sangre hierva. Me pasa lo mismo con su madre.
—Siempre quise saber por qué odias tanto a las McKenzie, Alexa. Sé que son mujeres sin ninguna cultura o educación —Cierro las manos en puños arrugando el citatorio en el camino—, pero has sido muy cruel, suegra, y eso me gusta.
—Emma, te lo voy a contar porque eres de toda mi confianza y el fin de semana vas a ser mi nuera finalmente. La madre de Allison vino un día a ver a mi marido y me encontró con mi amante. —Aprieto mis labios para ahogar mi exclamación—. Mía siempre ha tenido una cercanía especial con Héctor, y ver aquello la traumatizó por completo. Ella y yo peleamos, pero al ser un prófugo del Ministerio Elements, estaba invadiendo propiedad privada. Se fue de allí sin dejar rastro y meses después nació Celine.
Abro los ojos al comprender todo. «A eso se refería mi madre cuando hablé con ella. Dijo que era un recuerdo muy doloroso. Héctor no se merece esto», pienso mientras tomo una bocanada de aire.
—¿Celine no es una Gray?
—Con mucho dolor, debo reconocer que no, querida —responde Alexa, con un poco de pesar.
—Yo soy buena, pero tú eres mejor que yo. —Ambas sonríen a carcajadas como si hubieran contado una buena historia—. Tú le arruinaste la vida a la madre de Allison y yo a su hija.
—¿Las gotas están funcionando? —la pregunta de Alexa me hace fruncir el ceño, dando paso a la confusión.
—Todo va de maravilla. Nadie sabe que le pongo el hechizo de amor que encontré en uno de los libros de tu biblioteca. Chris nunca se daría cuenta porque soy la novia perfecta y comprensible. Nada que ver con la idiota de Allison McKenzie.
«Uno de los diarios de Dorian está aquí. Lo teníamos muy cerca y no lo sabíamos. Dios mío, ellas no saben que eso no es un simple hechizo y que la vida de Chris corre peligro», pienso aterrada al pensar que estas inconscientes lo están matando sin darse cuenta.
—Por cierto, el secuestro de tu hija salió perfecto, pero Allison logró encontrarla aún no sé cómo. El inspector Williams no quiere decirme nada al respecto. Ha estado un poco extraño en estos días.
—Presiónalo un poco. Verás que rápido habla.
«No me lo puedo creer. ¿Alexa estuvo detrás del secuestro de Celine? ¿Qué le pasa a esta mujer? ¿No tiene corazón? Es su hija menor», pienso estupefacta, mientras respiro con profundidad para evitar una catástrofe en la mansión. La pequeña brisa que atraviesa la habitación en ese momento sirve como advertencia.
—Tuve que moverme rápido —explica Emma, mientras escucho como cierra unas ventanas—. Cedric estaba pidiendo el dinero que acordamos, así que tuve que encargarme de él. Rastrearlo no fue fácil, pero logré mi objetivo. El único problema es que fue hacia Allison y dijo mi nombre. Al parecer, el pobre infeliz murió.
—Todo salió bien. Pero pusiste en riesgo la vida de Celine, Emma. Casi me da un infarto cuando la vi llegar en esas condiciones a la casa. Nuestro trabajo en la cabeza de Celine contra la McKenzie iba muy bien hasta que justamente ella apareció a salvarla. Desde ese entonces no reconozco a mi propia hija. Pero no te preocupes. Es tu palabra contra la de esa estúpida McKenzie. No tiene pruebas de nada.
«¿Cómo pueden arruinarle la vida a una persona por simple placer?», pienso ofendida mientras controlo la bilis en mi interior.
—Yo no estaría tan segura. Las veces que Allison me ha confrontado, estaba muy segura de lo que hablaba.
—No seas tonta, Emma. Somos mujeres refinadas que nunca se rebajarían a algo tan ruin. Ese laboratorio me costó muy caro, jovencita. Gracias a Dios, nadie sabe nada y todo quedó ahí, porque Héctor podría matarme.
—Tienes razón. Nadie sabe que el ataque de Allison en su propio colegio fui yo. Que Alice y Thiago estaban bajo mi hechizo y que el día que esa idiota desapareció y la llevamos al laboratorio, fui yo la que le golpeó por la cabeza. Pero fue pura suerte que estuviera en la ciudad.
«¡Oh. Dios. Mío! La causa de todas mis desgracias desde que entré a Elements ha sido Emma y Alexa le ha ayudado», pienso estupefacta.
—Gracias a Dios que ninguno de los dos recuerda nada o estaría en un gran problema. Envenenar poco a poco a Allison en su café mañanero fue muy difícil. Colarme en la cocina era un martirio todos los días esperando su orden. Hasta arriesgué mi pellejo en los Juegos Elements secuestrando al animal raro.
—Fue una excelente idea lo de la carta. Pero tenías que haberlo hecho sin Talia presente, Emma —le reprende la matriarca de los Gray—. Su uniforme se arruinó por completo.
—¿Qué querías que hiciera? Allison no se separa de sus amigas. Era en ese momento o nunca. Alexa, si Héctor se entera que las dos estamos detrás de la pérdida de memoria de Christopher, no me casaría el sábado y sería tu divorcio definitivo. Esto podría llevarnos a la muerte. Lo sabes, ¿verdad?
—Querida Emma, yo y Héctor hemos tenido muchos problemas. Es verdad que tuve un pequeño desliz porque me sentía abandonada ya que su trabajo le quitaba mucho tiempo, pero le amo y amo a mis hijos más que a nada. No voy a darle el divorcio.
—Los amas tanto que estás obligando a Chris inconscientemente a que se case conmigo, y tu hija menor ni siquiera sabe que por sus venas no corre la sangre de su adorado padre. Cameron fue el que mejor parado salió.
—Sin importar esas pequeñeces, yo los quiero, pero no podía dejar que Christopher siguiera con esa muchacha. Yo sería la burla en la sociedad y no puedo permitirlo. —El sonido de un teléfono corta su conversación—. Es Ramsey. Ya está aquí con tu vestido de novia.
—Al fin seré la esposa de Christopher. —Da un leve chillido de emoción—. Lástima que sea por poco tiempo.
Una punzada atraviesa mi corazón al escuchar las últimas dos palabras.
—Disfruta de tu esposo y después de su dinero y comodidades. Solo tienes una condición. Necesito un nieto de Christopher. Así que aprovechen el primer mes de casados y luego pónganse en función. Vamos, querida. No puedo esperar a ver la belleza que tienes por vestido.
Después de escuchar como la puerta se cierra, dejo escapar el aire que no sabía que contenía y abro mis manos para que la sangre fluya de nuevo a mis dedos antes de arruinar completamente el citatorio. Agudizo el oído, pero no escucho nada. Así que, con mucho sigilo, salgo de mi escondite.
—No puedo creer que ambas sean tan crueles. ¿Escuchaste todo?
—Y también está grabado. Lo siento mucho, Allison.
—Yo no soy importante, profesor, pero esta noticia va a chocarle a Héctor con mucha fuerza —digo, con un hilo de voz—. Mi madre tenía razón. Yo solo lo escuché y el corazón se me partió en dos. No quiero ni imaginarme cuando ella vio a Alexa en.... Dios. No puedo hacerle esto a Héctor, Isaac.
—Pero ya tienes la prueba que necesitas, Allie. El caso de Emma será oficial y Chris no podrá ni querrá casarse con ella. Héctor debe saberlo. Merece la verdad. Regresa a Mary Weathers y aquí conversamos con más calma.
Tomo una larga bocanada de aire, doy dos vueltas al cerrojo y aparezco en el laboratorio del colegio. Mi cuerpo se deja llevar y caigo con peso en la primera silla que veo.
—No sé qué voy a hacer. —Dejo caer mi cabeza entre las manos, mientras un nudo se aloja en mi estómago haciendo esta agonía mucho peor—. Esto es una pesadilla, Isaac. ¿Cómo pudo hacerle eso a alguien como Héctor o a sus propios hijos?
—Ya lo sé y no quisiera estar en tus zapatos. —Se arrodilla frente a mí y le da un ligero apretón a mi rodilla—. Si hay algo que me enseñaste es que las verdades se dicen de frente. Te duelan o no.
—A veces me arrepiento de tener ese lema en mi vida.
—Te toca esta vez.
—¡Puedo dividir una familia con esa grabación! ¿No lo entiendes? —protesto, con las lágrimas a punto de salirse de mis ojos.
—Héctor te dijo que esa familia ya estaba rota desde hace mucho tiempo. Deja que él decida qué hacer con esa información. Si se divorcia o si le dice la verdad a Celine, depende de él. Una vez dijiste. "Me gusta que me digan la verdad. Yo decido si me duele o no". Te toca ponerlo en práctica. Aunque duela, siempre es necesaria la verdad, Allie.
—Esa decisión es muy difícil, Isaac —digo y suspiro con profundidad—. Tengo que pensarlo. De todas formas, Héctor me dijo que tenía otras pruebas que me ayudarían en el caso.
—¿Cuándo tienes pensado hacerlo?
—Aún no he decido entre el viernes o el sábado —contesto en tono triste —. Lo que escuché hoy me ha dejado muy abrumada.
—Dame el citatorio. —Más que petición, lo toma de mis manos sin poder negarme—. Yo se lo entrego a Héctor. Respira un poco y piensa lo que vas a hacer. Hice varias copias de la grabación por precaución. Toma un poco de aire y piensa con claridad. Solo tenemos esta oportunidad. Posiblemente la última.
Emma está detrás de todo lo que me ha pasado desde que entré al mundo de los usuarios Elements. Ahora tengo la evidencia que declara mi inocencia y todos los cargos contra mí podrán ser retirados. Puedo terminar con esta pesadilla, pero no a costa del dolor ajeno. El rostro feliz e inocente de Celine surge en mi mente. Esto será un duro golpe para todos los Gray. Cameron y Christopher adoran a su hermana. ¿Cómo puede una madre hacerles eso a sus hijos?
—¿Allison? —pregunta Chris, y levanto mi cabeza cortando mis pensamientos mientras camino por el pasillo—. ¿Qué pasa?
Mi vista está nublada por las lágrimas y siento que me voy a romper en cualquier momento. Mi mentón tiembla con pensar en lo terrible que es Alexa y lo asombroso que son cada uno de sus hijos y esposo.
—¿Puedo... abrazarte? —Asiente confundido a mi petición—. Gracias.
Sus brazos me rodean y comienzo a llorar. Me he vuelto muy sensible en estos días. Los sollozos rompen mi pecho por dentro y las palabras de Emma y Alexa rasgan mi alma en tiras finas. Toda mi vida, desde que comencé en Elements, todas mis desdichas han sido ocasionadas por esas dos mujeres cargadas con dolor, amargura, rencor y celos.
—¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando? —Apoya su mentón en mi cabeza y me aprieta con más fuerza a su pecho.
—Solo abrázame. Es lo... único que ne... necesito —suplico, entre sollozos y lágrimas.
Mi cuerpo cede por el agotamiento y ambos caemos al suelo. Recuesta su cuerpo a la pared y yo me dejo envolver en sus brazos otra vez, sobre sus piernas, como una niña pequeña. Así hacíamos en casa después de una película de romance que terminaba de forma triste.
—No sé qué está pasando por tu mente, pero todo estará bien. Si es algo relacionado con Javier, solo tienes que hacer lo correcto. Nadie te puede obligar a nada. Toma una decisión que te haga sentir en paz.
«Gracias, Chris. Me ayudaste y no sabes cuánto. Ruego a Dios que me perdones tú y toda tu familia cuando sepan la verdad», pienso con pesar mientras su olor, ese que tanto me encanta, comienza a calmar mis penurias.
—¿Ya estás mejor? —pregunta, luego de varios minutos, rompiendo el delicioso silencio que había entre ambos. Acaricia mi espalda y asiento sin decir palabra—. ¿Quieres hablar de eso?
—No, gracias. —Me separo cuando estoy mucho más calmada—. ¿Cómo estás para la boda? —Sorbo mi nariz e intento respirar.
—Normal. Mi madre y Emma se están encargando de todo. —Sus ojos negros me observan, vacilantes. La preocupación es notable en ellos, así que sonrío levemente—. ¿En verdad estás bien?
—Lo estaré.
Sorbo mi nariz una vez más y él seca el rastro de mis lágrimas en las mejillas con lentitud. Cierro los ojos por el suave tacto y para que no note en mi mirada lo mucho que le extraño. Cuando se detiene, abro mis ojos y nado en su mirada oscura penetrante.
—¡Que seas feliz, Chris! Te deseo lo mejor. —Me levanto con prontitud y él también—. Gracias por el abrazo —digo las palabras caminando hacia atrás con una sonrisa en los labios.
Me giro para caminar con prisa al laboratorio del profesor al ver la mirada de confusión en Christopher.
—¿Todo bien? —Isaac frunce el ceño al verme llegar—. ¿Chris te hizo llorar de nuevo? —Sube las mangas de su camisa hasta los codos con rabia—. Este chico se las verá conmigo. Javier no está, pero puedo darle par de palizas a ese mocoso por...
—No, Isaac, al contrario. —Sorbo mi nariz una vez más y sonrío—. Salí de aquí a llorar y Chris solo me abrazó. Me ayudó bastante, ¿sabes?
—Ah, ya —murmura, no muy convencido, mientras arruga la nariz.
—Necesito que el sábado le lleves la grabación a Héctor. Por más que me duela, tú tienes razón. Él se merece saber la verdad.
—Entiendo. Acabo de mandarle el citatorio por correo electrónico.
—¿Necesito algo más? —Este asiente—. ¿Puedes hacerme un último favor?
Unos días después, el inspector Williams me contacta para decir que mi caso estaba cerrado por falta de pruebas y que había encontrado la manada de Cedric. Estaba dispersa, pero con mucha conversación logramos reunirla y entrego el colgante que Cedric me dio antes de morir.
Según me dijo el inspector, Jason fue la mano derecha de Stan, por lo que la manada está en buenas manos. Pero, de todas formas, sigo siendo la líder. La marca en mi muñeca ya curó, pero el profesor explica que el proceso de sucesión ya esté en mis venas y es irreversible.
Al llegar el sábado, todos se encuentran en la mansión para la fantástica boda. Los hermanos Gray se casan. Es una lástima que no esté presente en la boda de Cameron y Talia, pero si lo que planeé no funcionaba, no aguantaría ver a Chris decir el famoso "Sí". Quemaría todo el lugar para evitar ese desastre.
Muevo mis hombros en círculos mientras observo el lago Elements frente a mí, el lugar donde comenzó todo. Las caídas en el hielo y las risas que traían consigo, el resfriado y la noche hermosa en la que él se me declaró en la Torre de Fuego. Sacudo mi cabeza, porque solo son eso: recuerdos.
Tomo una bocanada de aire para que las lágrimas en mis ojos no salgan y comienzo el proceso. Coloco el bowl de Arthur Carrington en la tierra y saco el frasco con las lágrimas de unicornio y las vierto.
—Las lágrimas derramadas por los hijos. —Tomo las plumas de la lechuza y las empapo con las lágrimas—. Estas representan la sabiduría para superar la pérdida.
De una caja con hielo, saco el corazón de un hombre lobo dado por voluntad propia. No pude evitar que una lágrima recorriera mi rostro.
—No te merecías morir de esa forma, Cedric. Pero gracias a ti, nadie tendrá que necesitar fuerzas para recordar a sus hijos con dolor y angustia.
Dejo el corazón en el recipiente y Tony saca la piedra de la bolsa. Hace una pequeña abertura con la garra y la coloca dentro del corazón.
—Aquí está la Tanzanita que les entregó Jeremy cuando fueron a Ciudad Crystal. Esto representa la necesidad de escuchar a la generación siguiente —explica mi amigo rojizo.
—Por último, el canto de sirena —añade Ginger, tomando la perla entre sus patas con mucho cuidado—. El sonido más sublime para recordarnos que no estamos solos y que la vida son simples notas musicales en una enorme obra sinfónica, donde depende de nosotros darle el final que merecemos.
La coloca en el bowl y ambas ardillas dan algunos pasos hacia atrás. Sorbo mi nariz y las lágrimas corren por mi rostro sin parar. Ya es inaguantable lo que está ocurriendo dentro de mí. ¿Para qué retenerlo?
—Puedes hacerlo, Allie —añade Tony, pero él también tiene sus ojitos negros cristalizados.
—¿Saben que... los qui... quiero mucho? —digo entre sollozos.
—Somos insoportables —añade él intentando sonreír, pero seca una lágrima suya con la cola.
—Pero también inigualables —recalca Ginger, y sonrío entre lágrimas—. Es hora, Allie. Nosotros estamos contigo. Siempre lo estaremos.
Asiento mientras tomo una bocanada de aire. Cierro mis ojos y dejo que el aire me envuelva. Las diferentes voces de la naturaleza me dicen que no lo haga, que el sacrificio es demasiado grande, pero me niego a mí misma y abro los ojos. Elevo las manos a ambos lados de mi cuerpo, mientras agua del lago acaricia mis brazos y piernas.
La tierra eleva el bowl de Arthur hasta mis rodillas y fuego consumidor surge dentro de él, elevándose hasta mi estatura. Cerca del lago se abre una línea oscura que comienza a expandirse hacia ambos lados en forma de triángulo sin separarse del extremo más alto. El velo ha sido abierto y el agua que recorre mi cuerpo explota en gotas de rocío a mi alrededor.
—Tengo miedo —digo con voz quebrada, porque en verdad no quiero morir.
—Estamos contigo —asegura Ginger, con voz triste y sorbo mi nariz.
Rodeo nuestros cuerpos con fuego violeta por precaución dando paso a que muchos recuerdos lleguen a mi mente.
Cuando conocí a Brenda, Tommy volando por encima de mi cabeza, las constantes agresiones y sonrisa de Talia y Cameron. La sencillez y ternura de Lilith, la sonrisa sincera de Javier y el abrazo cálido del amor de mi vida. Ese chico de ojos negros y hoyuelos hermosos que me enamoró al besarme de forma imprevista. Las sonrisas de mis padres y el cariño de mi hermana menor.
Raquel, Syryna, mis profesores en Mary Weathers y Elements, Alice, Thiago, Katie como la Reina Kaliza y su esposo Kane, Dorian como mi profesor de historia y su esposa Marina. Los recuerdos son tantos que se atropellan en mi mente. No sé si me extrañarán, pero cada uno de ellos dejó una marca en mi corazón. Los querré toda la vida. Las palabras de Dorian vienen a mi mente cuando me confesó todo.
—El último ingrediente es... tu corazón. —El mundo se paraliza para mí. Eso no podía ser cierto—. El corazón del cazador. Mi hijo estaba muy enamorado y yo... maté a su chica para romper la ley. —Doy pasos hacia atrás negando con la cabeza. Me repetía que eso era imposible viniendo de él—. No aguantó la pérdida, y su odio hacia mí fue inigualable. Por mi culpa, David... se suicidó.
—Por esa razón, insististe que, de una forma u otra, me pierde. —Asiente con lentitud—. Isaac, voy a morir de todas formas.
—¿Ni aun diciéndote que vas a perder la vida, vas a dejar de buscar los ingredientes? —protesta, molesto, pero niego con la cabeza—. ¿Qué rayos pasa contigo, Allison? ¿Qué pasa con tu familia o tus amigos?
—¡Estoy pensando en ellos, Dorian! —espeto con el corazón en la garganta y aguantando las ganas de llorar—. Por eso lo estoy haciendo. Voy a morir de una manera u otra. ¿No me estás escuchando? No podré ver como mi hermana crece o mis padres envejecen porque la Ley también me atrapa. Mis amigos se casarán y yo no estaré ahí. Si muero, que sea salvando a Chris y a Cameron de una muerte segura.
—No puedo permitirlo.
—Lo voy a hacer, lo quieras o no.
—Eso es lo que más me revienta. Eres muy cabezota.
—¿Cómo puedo hacer para romper la ley definitivamente? —Frunce el ceño—. Isaac, con el amor de la chica de tu hijo, la ley se rompió unos 50 años. Quiero hacerlo de forma permanente. Sé que la hay. Dímela.
—Cuando rocíes el frasco completo de lágrimas y el velo se abra, debes entrar en él y desparecerás. Alma y cuerpo deberán ser sacrificados. Ginger y Tony desaparecerán contigo. Por eso te estoy diciendo que te detengas. Aún estás a tiempo. El precio por pagar es demasiado grande. Piensa en esas personas que tanto te quieren.
—A nosotros no nos importa —habla Ginger. entrando por la puerta.
—¿Qué hacen aquí? ¿Escucharon todo? —pregunto.
Ambas ardillas asienten y yo trago en seco. No sabía todo lo que estaba perdiendo hasta que las tengo frente a mí.
—Si por ese sacrificio, ningún chico tendrá el miedo a morir, entonces lo hacemos —recalca Tony, y ambas ardillas se toman de las patas. Un nudo se forma en mi garganta y la vista se me nubla por las lágrimas.
—¡Están locos! Todos están mal de la cabeza —protesta Isaac derrotado y las ardillas caminan hacia nosotros.
—Son nuestros amigos y familia, profesor —añade Ginger y ambas suben a la mesa—. El sacrificio habrá valido la pena.
—Yo me encargaré que los recuerden —termina por decir el profesor, en tono resignado.
—¿Cómo? —preguntamos las ardillas y yo al unísono.
—Lo escribiré. La mente puede ser borrada, pero las palabras son eternas. Es más —toma su móvil—, déjenme sacarles una foto.
—Y después dices que nosotros estamos mal de la cabeza.
—Tony, mejor calla —reclama su hermana, mientras saltan a mis muslos.
Sonreímos a la cámara como si la vida siguiera y todos seríamos felices en un futuro no tan desolador.
—Vamos, mis ardillas favoritas. Hora de salvar al mundo una vez más —digo interrumpiendo el hermoso recuerdo.
—¡Allison! —exclama una voz conocida a mis espaldas y me giro con lentitud—. No lo hagas, pequeña.
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