Capítulo 35 «Fiesta de compromiso»
La entrada y salida de carros, y el murmullo de varios sirvientes, logran despertarme el domingo en la mañana. Me asomo al balcón y parpadeo perplejo ante el movimiento ajetreado en la planta baja.
Muchos entran y salen con flores y piezas de carpas hacia el jardín trasero de la casa. Miro hacia la fuente, y a mi mente llega otro recuerdo. Un corazón de agua. Suspiro con pesar al no saber de dónde provienen. Para no martirizarme más con los vagos recuerdos que últimamente me atacan, bajo las escaleras.
—¿Qué ocurre?
—Llegaron esta mañana por orden de Allison —contesta mi padre, mientras le señala la puerta trasera a un joven y entramos al comedor—. Los dejé entrar por una nota que ella misma envió con Katie, la chica del servicio.
—Solo queda esperar a que esta fiesta sea tan buena como Cameron y Talia se merecen —comenta mi madre con veneno—. Ojalá y ustedes no se arrepientan de haberle dado a esa muchacha tanta responsabilidad.
—Mamá, de verdad, ¿no te cansas nunca? — protesta Cameron y se levanta de la mesa molesto, dejando su desayuno a medias.
Talia se disculpa en susurros y va detrás de su novio. Suspiro profundamente y también me retiro agotado de tanta lucha y pleitos al comenzar la mañana sin haberme sentado a la mesa al menos. Es el día de mi hermano. No se merece esto. Con cuidado me acerco a la habitación de Cam para disculpar a mi madre y escucho la discusión que tiene con Talia.
—Estoy cansado. ¿Hasta cuándo seguiremos con esta farsa?
—Camero, cariño, debes tranquilizarte. Allison nos necesita. Solo nos quedan tres más y esta pesadilla terminará pronto —recalca ella con voz quebrada—. De solo pensarlo, mi corazón se encoje de dolor, pero al mismo tiempo sé que esto pasará pronto y ella volverá a ser feliz como antes. Debemos ser pacientes.
—Lo siento, Talia. Lo siento, cariño. No tienes la culpa de lo que está pasando.
—Yo estoy tan frustrada como tú, Cameron, pero tenemos que esperar. Nos casamos en menos de dos meses, y si en un par de semanas, Allison lo logra, Christopher finalmente quedará libre de Emma.
—Eso espero. Si no conseguimos que mi hermano recapacite y recuerde el amor que sentía por Allison, podemos perderla para siempre. Ella puede decir lo que sea, pero se está derrumbando por dentro y eso me preocupa, porque no lo dice y tampoco lo demuestra.
—Nuestra amiga es fuerte. Ahora nos necesita más que nunca. Aun no entiendo por qué ese odio de tu madre hacia las McKenzie. Allison es cabezota y testaruda pero nunca le haría mal a nadie.
—Yo tampoco comprendo. Completemos la cura, y todo acabará. De momento, olvidemos todo esto. Es nuestro día y nos toca disfrutarlo.
Me retiro al escuchar la leve sonrisa de mi cuñada y gruño por lo bajo. Cameron sabe más de la cuenta. Al llegar la noche aún no hay noticias de Allison. Eso sí, todo quedó espectacular.
El champagne es un Louis Roederer Cristal Rosé. Unas botellas muy difíciles de conseguir. Cada una se eleva a 500 euros, tengo entendido. Y en mi casa hay cerca de 200 botellas de ese champagne. Sí, es un número extremo. El catering fue tan exquisito que mi madre se asombró de su calidad.
Un conjunto de carpas blancas está alrededor de una plataforma baja. La alfombra blanca impoluta adorna el césped recién cortado desde la entrada de las carpas hasta la plataforma improvisada. Detrás de dicha plataforma, se encuentra una banda de música clásica, y más atrás, una mesa de DJ. Sonrío. Allison dio en el clavo en cuanto a los gustos de mi hermano.
Debajo de cada carpa hay dos mesas adornadas con tulipanes rojos, los favoritos de Talia, y entre cada adorno hay una tarjeta dorada con el nombre grabado del invitado en letras rojas. Todo está iluminado, pero también lo suficientemente bajo para dar un poco de privacidad en las pláticas. Estoy sorprendido por el nivel de detalle en cada espacio. Allison dejó todo bien planificado.
—Todo perfecto, pero de la anfitriona de la fiesta no hay noticias —insiste mi madre y pongo los ojos en blanco.
—Alexa, no se te ocurra hacer un comentario como ese frente a Cameron y Talia. Es lo único que te pido —recalca mi padre con voz grave.
—Mamá, llevemos la fiesta en paz, por favor —intervengo—. Nada de discusiones delante de ellos.
—Chris tiene razón, suegra. Es el día de tu hijo y tu nuera —insiste mi prometida—, pero que Allison no aparezca cuando casi todos los invitados llegaron, no está bien.
—Emma, te pido el mismo favor que a mi mujer —reitera mi padre en tono mordaz—. No se les ocurra hacer comentarios hirientes. Estos muchachos quieren a Allison McKenzie, y como escuche un comentario negativo en contra de ella, sea quien sea, esa persona se va de la fiesta.
—Hola —saluda mi hermano y palmea mi espalda. Tiene un traje de dos piezas negro con camisa blanca y corbata color crema—. Wow. Allison lanzó la casa por la ventana con esto.
—Esta fiesta es increíble —añade Talia, mirando a su alrededor.
Su vestido color rojo brillante corte de princesa deja sus hombros desnudos. En el borde de arriba y en el dobladillo del vestido tiene detalles en forma de flamas doradas.
—¿Dónde están los chicos? —pregunta mi hermano alargando su cuello, intentando mirar por encima de las casi quinientas cabezas.
—Están en la mesa cerca de la plataforma —contesta papá y ambos asienten—. ¿Desean sentarse en una mesa separada o con ellos?
—Prefiero con ellos —contesta Talia.
—Katie —la joven amiga de Allison, se acerca luego de terminar de hablar con uno de los camareros—, por favor, necesito que asignen dos sillas más a la mesa de los muchachos. —Ella asiente y se retira.
—¿Dónde está Allison? —pregunta Celine, mirando a su alrededor.
Mi madre oculta la sonrisa detrás de su copa de champán. Voy a responder cuando una voz melodiosa me interrumpe
I got this feeling inside my bones.
I goes electric, waving when I turn it on.
All through my city, all through my home.
We're flying up no ceiling when we're in our zone
La voz de Allison proviene de todos lados. Los invitados elevan su cabeza con curiosidad. Un foco de luz aparece desde la plataforma iluminando una silueta encima de una nube. Allison canta a viva voz mientras baja con lentitud hasta poner los pies sobre el escenario.
Su vestido negro está cubierto de rayos azules oscuros como si fueran ramas irregulares mientras una sexy abertura en su vestido muestra su pierna izquierda. Su pecho está cubierto por miles de piedras en forma de estrellas mientras sus guantes blancos tienen el mismo diseño del vestido. Maquillaje sencillo y buen ritmo es lo único necesario para sacar de sus asientos a todos los invitados sin importar su edad y comenzar a cantar la canción de Justin Timberlake.
Cameron y mi hermana siguen paralizados en su lugar como es lo normal. Su amiga había desaparecido con un completo extraño, por lo menos para mí, y Talia tiene la fiesta de compromiso de su vida. Los labios de mi padre se ensanchan en una amplia sonrisa y mi madre casi rompe la copa de champán en su mano por la rabia.
Sonrío de soslayo. Pocas veces le he visto en ese estado, y lo gracioso del caso, es que lo estoy disfrutando. Alexa Gray no es una persona que refleje mucho sus sentimientos, ni siquiera con sus hijos, y con la sola presencia de Allison McKenzie, la matriarca de los Gray es capaz de incendiar todo a su alrededor.
Una vez que Allison termina de cantar, todos aplauden su vivacidad y espontaneidad. Talia y Cameron tenían razón. Como anfitriona y organizadora de eventos, es muy buena.
—¡Buenas noches a todos! —exclama ella, contenta—. Espero que hayan disfrutado este inicio de velada. Es una noche especial. Dos de mis amigos se comprometen finalmente.
La risa del público no demora en llegar al ver la emoción en sus palabras.
—La pelirroja que se compromete hoy, con uno de los chicos más dulces del mundo, me odiaba cuando llegué a Elements, pero hoy se ha convertido en una amiga hermosa e incondicional. Insoportable, pero incondicional.
La carcajada de mi hermano llega hasta mis oídos y veo que por el rostro de Talia corre una lágrima.
—Si me preguntan, no tengo ni idea de cómo esos dos terminaron juntos, pero hacen una pareja explosiva. No sé si me entienden. Cam, Talia, les deseo todo el amor y la felicidad que este mundo les pueda brindar. Les quiero, chicos.
Los ojos de mi hermano se cristalizan por las lágrimas, mientras su prometida toma una bocanada de aire. No soy yo, y se me ha formado un nudo en la garganta.
—Para una noche animada, se requiere música animada. ¿Están de acuerdo conmigo? —Todos los invitados aplauden y silban a su favor.
El DJ en la mesa de atrás comienza a hacer su magia. Allison baja de la plataforma improvisada, entrelaza su brazo con el de Javier y ambos se dirigen hacia nosotros con el resto de los muchachos detrás.
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