Capítulo 32 «Curas por amor»
Ya tengo tres de los seis ingredientes para completar al hechizo. Tres más y esto terminará completamente. Necesito romper la conexión que tenga Chris con Emma. Estoy segura que ella lo orquestó todo. Primero deshacerse de Celine al ser la menor de los Gray, Chris morirá en pocos meses y Cameron en menos de dos años. Si Emma logra casarse con el mayor de los Gray y los otros dos hermanos mueren, ella manejaría la fortuna a su antojo, y ni Alexa o Héctor podrán impedírselo.
Cedric tenía razón. Emma tiene el corazón tan negro que no sabe el daño que podría causar su "amor" por Chris. ¿En serio? ¿Matar a Celine? Solo es una niña. Esa chica está completamente loca. Necesita ser encerrada en un psiquiátrico con camisa de fuerza.
Después de cambiarme la camisa ensangrentada, guardar el corazón y hacer las honras fúnebres al líder de la manada, nos sentamos en el mismo lugar.
—¿Qué ocurre?
—La imagen de Cedric no se me quita de la cabeza, profesor.
—Cuando yo lo hice también me impresioné. Al menos, tú lo has tenido mucho más fácil que yo.
—Eran tiempos distintos, Isaac.
—Ya puedo notarlo. No tienes que recordármelo todo el tiempo.
—¿Austin ha dado señales de vida?
Niega con la cabeza y sonríe antes de añadir:
—El pobre debe de estar comiéndose los libros de la biblioteca buscando el cuarto ingrediente. —Le empujo por el hombro juguetonamente.
—¿Qué te cuesta decirme? Eres un mal amigo, ¿sabías?
Me saca la punta de su lengua y sonrío.
—Allison, al fin te encuentro —interviene Chris al bajar frente a nosotros en una tabla de fuego.
—¿Todo bien?
—Necesito de tu ayuda. Es Emma. —Frunzo los labios en señal de disgusto—. Por favor, Allison. Se ha quejado del dolor desde que llegamos.
El profesor interviene antes de dar mi respuesta:
—Pues se lo tiene bien merecido por mostrar tan poca piedad en el torneo. Es más, ¿por qué debería de hacerlo? Emma no se detuvo a pensar en ningún momento en el dolor de Allison cuando casi la hierve como un pollo en la arenera.
—Porque soy así, Isaac. No me gusta ver a nadie sufrir. Ni siquiera a las personas que han intentado matarme desde que llegué al colegio. —Chris fue a protestar, pero levanto la mano para detenerlo—. No intentes defenderla porque es en vano. Nos vemos después, Isaac. —Con la mirada le pido silencio sobre el tema de Ginger y este gruñe al comprenderme.
Al llegar a la habitación, escucho las quejas de dolor de Emma, tanto del producido por la pelea como del ataque de los animales. Los cinco directores me dieron un buen sermón por la actuación de ellos. Regaño que le trasmití a los Varázs cuando llegué a Mary Weathers. La reprimenda por su arrebato fue un poco fuerte, pero en el fondo me alegré por la forma en que me defendieron.
—¿Qué hace ella aquí? —pregunta Emma con los dientes apretados. Tiene varias quemaduras en los brazos, así como mordidas y cortes en las piernas—. ¡Fuera de la habitación!
—Emma, solo estoy haciéndole un simple favor a Christopher.
—¡Mentirosa! No quiero deberle nada a la ex de mi prome...
—Si te preocupan mis sentimientos por él, no te preocupes. Mi corazón ya está sellado. No siento nada por Chris. Como bien dije, esto solo es un favor que le estoy haciendo como amiga. Nada más. ¿Quieres dejar de sentir dolor o no? Puedo irme por donde mismo vine —pregunto en tono irónico.
—No quiero nada que venga de ti —replica muy molesta, y seguido a eso, gime de dolor.
—Emma, detente —interviene Chris en tono cansado—. Allison, ayúdame.
Mi corazón da un ligero salto. Son las mismas palabras con las que me suplicó Cedric.
—¿Tienes una bañera? —Asiente con lentitud—. Llénala con agua y sumerge a Emma en ella. —Cuando su silueta se pierde en el cuarto de baño, me acerco a Norrington con carácter amenazante—. Se lo que le hiciste a Cedric y a su manada, y también que estuviste detrás del secuestro de Celine, maldita loca. Vas a pagar bien caro todo el daño que has hecho. Esto lo hago por Christopher, porque si fuera por mí, dejaría que sufrieras dolor hasta que se te curara de manera natural. Ten eso en cuenta.
Me alejo de ella de forma casual, pero sus ojos azules me atraviesan con dardos de rabia. Unos minutos después, Chris la carga en sus brazos y la sumerge con delicadeza en la tina.
—¿Necesitas algo más?
«Paciencia, porque si pido fuerzas, soy capaz de matarla a penas toque el agua», pienso, mientras niego con la cabeza hacia él.
Cuando mis manos tocan el agua, cierro los ojos y dejo salir un poco de magia curativa. Las heridas se van curando poco a poco. La hinchazón en sus facciones se reduce hasta que el bonito rostro de Emma queda como nuevo, así como sus piernas y brazos. Saco las manos de la tina y las seco con una toalla que tengo cerca.
—¿Sientes dolor en el interior o alguna molestia? —pregunto hacia ella y niega con la cabeza—. Ya puedes sacarla de la bañera.
—Allison —Chris me agarra por el brazo cuando salgo del cuarto de baño. Cierro los ojos al sentir miles de mariposas revolotear en mi estómago. Respiro profundamente y le miro—. Gracias. Te lo agradezco mucho.
Me zafo de su agarre con sutileza y asiento. No puedo formular palabras por culpa del nudo en mi garganta. Formo una tabla de fuego y salgo de allí como hoja seca que se lleva el viento de tormenta. Voy directamente al techo del invernadero por un poco de paz mental, pero una voz conocida rompe el silencio:
—Nadie te obligó a curarla, así que deja esa cara, ¿quieres?
—Lo que más me molesta es que no puedo negarme, Javier. —Se sienta a mi lado y recuesto mi cabeza en su hombro—. ¿Soy tonta por eso?
—No lo creo. Simplemente sabes perdonar y no dejas que las acciones de otros influyan en tus decisiones. Escuché una vez que, cuando perdonamos de corazón, nos damos la posibilidad de empezar un nuevo viaje. Si dependiera de mí, la hubiera dejado agonizando la noche entera.
—No creas que esa idea no me pasó por la cabeza. —Ambos sonreímos—. No podía verlo sufrir por esa hurraca. No sé si está enamorado de ella o no, solo sé que Chris se preocupa por el bienestar de Emma.
—Ve a descansar, Allie —añade Javier al escuchar mi suspiro cargado de cansancio—. Mañana es la batalla final y necesitas de todas tus fuerzas.
Después de hablar y quedarnos en un silencio cómodo, nos dirigimos a nuestras habitaciones y caigo rendida en la cama, para adentrarme en otro sueño.
—Hola, Chris.
—Cazadora. —Una sonrisa se forma en sus labios al notar mi presencia.
—Me recuerdas.
—Solo cuando te veo. ¿Por qué no puedo recordarte cuando me despierto?
—Todo lo que te estoy mostrando lo vivimos tú y yo. Una vez que me pongas rostro, todo será más fácil.
—¿Qué tienes para mí hoy?
—¿No tienes una competencia a la que asistir mañana? —Su rostro se entristece y me preocupo—. ¿Qué ocurre? —Su silencio no me gusta mucho—. Chris, aunque en este momento sea una desconocida para ti, yo existo de verdad. Puedes confiar en mí. No soy de contar secretos.
—No quiero competir mañana. Mi oponente es una persona apreciada para... —Mi corazón se detiene por las próximas palabras que imaginé que completarían esa frase—, para mis amigos y para los Varázs.
—No entiendo. ¿Tienes miedo de hacerle daño?
—No lo creo. Allison McKenzie es muy buena para controlar los elementos.
—No me digas que te estás acobardando por una chica.
—No es solo eso, cazadora. Allison es indescifrable para mí.
«Vaya. Me habían dicho cualquier cosa menos indescifrable», pienso en mi interior y asiento hacia él.
—Es contradictoria, gruñona, bravucona, pedante y hasta insoportable.
«Como sigas hablando así me desaparezco, Gray», añado mentalmente.
—Pero al mismo tiempo es agradable, tierna, valiente e incluso curó a la chica que ella más odia.
—Te sientes confundido —resumo y él asiente—. No entiendo cuál es el problema. ¿No vas a casarte en poco tiempo? —Abre la boca, pero se retracta—. Espera un momento. ¿Estás dudando de tu boda con Emma?
—No te voy a mentir. Siento que algo no anda bien —contesta, y bailo en mi interior. Lo estoy consiguiendo. La conexión entre ellos se está rompiendo. Punto para mí—. Ayer nos tocó luchar como parejas y era como si... Allison conociera todos mis movimientos y estrategias. Es más, creo que mi subconsciente tiene recuerdos de esas estrategias con ella, pero no logro recordarlo. ¿Por qué?
—Solo tú puedes descifrarlo, Chris. Yo considero imposible que te hayas olvidado de una historia con ella y aún tu subconsciente te traicione de esa forma. ¿Quieres ir a un lugar?
Cambio todo el ambiente en cuanto asiente. Una leve brisa nos golpea en lo alto de la Torre de Fuego en el colegio Elements.
—¿Cómo sabes de este lugar? —inquiere, entre asombrado y preocupado.
—Me trajiste aquí el día que te declaraste y me pedías una oportunidad para comenzar lo nuestro.
—Lo dudo mucho. —Coloca sus manos en el borde—. ¿Cuál es la historia detrás de esta torre? Esa es la única forma que tengo de saber si dices la verdad.
—Jugabas con tu hermano a las escondidas cuando eran más pequeños, entraste a la biblioteca y tiraste abajo una estantería completa, con excepción de uno de cuero oscuro.
—En verdad te enseñé este lugar.
—Nunca lo olvidé, Gray. Fue un 2 de diciembre, el segundo día de invierno en el colegio Elements. Coincidían dos fenómenos naturales muy hermosos en el cielo.
—La Aurora Boreal...
—Y la lluvia de estrellas fugaces —termino la frase por él.
—¿Quién eres, por favor? —Agarra mis hombros con suavidad y parpadea—. Solo le enseñaría este lugar a una persona que haya sido demasiado especial para mí.
—Recuérdame, Chris —murmuro cerca de su boca.
En mi mente, busco una fotografía de mi hermana para tomar la forma de sus labios y le beso. Nada ha cambiado. La sensación y el calor que me transmite es el mismo. Uno de sus brazos me atrae por la cintura y el otro por mi nuca. Mi corazón salta de alegría al ver que al menos esa parte no ha sido borrada por completo, pero como casi amanece, debo irme, así que me separo.
—¿Dónde lo he sentido antes? ¿Quién eres, cazadora? —suplica, agarrándome por el brazo.
—Recuérdame, Chris —le digo antes de desvanecerme y abro los ojos—. Recuérdame, por favor. —Suspiro, antes de caer en un sueño profundo por el cansancio de hoy.
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