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Capítulo 28 «Cambio de reglas»

Antes que los rayos del sol atravesaran la habitación, ya estoy enfundada en la ropa que había utilizado en el Torneo del examen final en Elements.

—¿Qué ocurre? —pregunta Tony, bostezando y estirando sus patas hacia arriba.

—Tengo un presentimiento extraño. No sé lo que puede ser. Estoy inquieta desde hace rato —respondo, cayendo con un sonoro puff en la cama.

—Seguro son los nervios —opina Ginger, con voz grogui—. Necesitas tener mucho cuidado en la competencia, Allie. No sabemos que sorpresas pueden traernos estos juegos el día de hoy.

—¿Ya estás lista? —pregunta Brenda, adormilada rascando su cabeza—. ¿Estás preocupada por la competencia de hoy?

Asiento mientras acaricio mi pecho por la opresión alojada en él. Mi amiga se acerca y me abraza por los hombros para darme aliento.

—Verás que todo irá bien.

—Eso espero, Brenda. Eso espero. —Mi estómago ruge y todos sonreímos.

—Ni siquiera con preocupaciones, su estómago deja de hacer ruido —comenta Tony en tono juguetón y saco la lengua.

Gruño cuando llego al Coliseo. La sensación que tengo desde que me levanté aún no se ha esfumado y eso comienza a frustrarme.

—Hay un cambio, muchachos —explica Isaac cuando entramos en el habitáculo y gimo por lo bajo.

«Ya sabía yo», pienso.

—¿Qué ocurre? —pregunta Liam, un chico rubio de ojos azules de viento.

—Lucharán por parejas y su pareja será designada por los directores de los colegios.

«¿Parejas designadas?», pienso y luego caigo en la cuenta cuando las palabras de Syryna vienen a mi cabeza. "Deja que el destino juegue sus cartas y utilízalas a tu favor". Sonrío y niego con la cabeza. «¿Destino, Syryna? ¿En serio? Si la noticia es buena, no entiendo por qué sigo con esa mala sensación»

—¿Cuándo sabremos quiénes serán nuestras parejas y los contrincantes? —pregunta Emma, mirando con aburrimiento su perfecta manicura. El profesor mira su reloj y responde:

—En este preciso momento. Salgamos a la arenera.

El Coliseo está a rebosar de personas. Creo que hay más que el día de ayer. Esta vez, en el centro del techo acristalado cuelgan cinco pantallas gigantes formando un pentágono de cara a cada sección del Coliseo.

—Buenos días, queridos estudiantes. Llegó el segundo día de los Juegos Elements. ¿Alguno está emocionado? —pregunta la directora Carlisle, y el público grita eufórico, provocando que ella curve sus labios en una sonrisa amplia

—Veo que las expectativas no han disminuido, Rebeca —comenta Karen divertida—, y eso es bueno, porque la competencia de hoy será mucho mejor.

Los silbidos y gritos del público no tardan en llegar.

—En el día de hoy comprobaremos si los chicos tienen la capacidad para luchar y cuidar la espalda de su compañero al mismo tiempo —explica Erika, y el público se sume en el silencio dando paso a murmullos ininteligibles.

—Quedan ocho competidores por colegio y solo cuatro pasarán a la siguiente ronda. ¿Quiénes serán los ganadores? —pregunta la directora del colegio en América del Sur y se encoge de hombros—. Nadie lo sabe.

—Las parejas fueron decididas al azar —explica Rebeca, y ahogo una sonrisa apretando los labios con fuerza.

—Aquí les presentaremos las parejas del día de hoy —añade Benjamín, el director de Australia—. Esperemos que sean a gusto de los espectadores. En las pantallas aparecerán los estudiantes designados. Por el colegio Landsports. —La pantalla del colegio australiano se ilumina y aparecen las fotos de los chicos por parejas y sus oponentes

—Colegio Black Forest —indica Erika, la directora en Alemania y la pantalla de su colegio se enciende con los rostros de los seleccionados.

Esto es peor que los Juegos del Hambre cuando muestra los rostros de los caídos.

—No puede faltar Elements —enfatiza Rebeca y todos los estudiantes del colegio mencionado grita, emocionado al ver las parejas del día de hoy.

—No te apasiones mucho, Rebeca —indica Joanna, la directora en Brasil, con zalamería—. Mis chicos también son muy buenos, y te lo pienso demostrar.

La pantalla de Capoeira, el colegio en Brasil, muestra los candidatos y aprieto los labios. La lucha de esos chicos ayer fue letal. En verdad son muy buenos.

—Y finalmente, ¡Mary Weathers! —exclama Karen con efusividad.

Nuestro colegio casi salta a la arenera al ver los candidatos y sus contrincantes. Sonrío por la algarabía cuando los rostros aparecen, pero esa misma sonrisa se esfuma al instante. Miro hacia mi pareja de combate y sus ojos negros chocan con los míos. Sonríe con amplitud mostrando los hoyuelos en sus mejillas que tanto me gustan. Trago en seco el ver la encerrona de Rebeca.

«¿En serio, Syryna?», pregunta mentalmente y Rebeca me mira sin dejar de sonreír. «¿Tenía que ser Christopher Gray mi pareja?», me guiña un ojo con picardía y resoplo.

Niego con la cabeza y miro hacia mis amigos en las gradas. Están tan asombrados como yo.

—¡Qué comiencen los Juegos Elements! —exclaman los directores al unísono y los gritos ensordecen. Con lentitud regresamos a nuestra puerta de salida y yo sudando frío.

—Esto va a terminar muy mal —murmura Thiago, cerca de mi oído y gimo por lo bajo—. Trátame con cariño, ¿quieres? No quiero terminar tan demacrado frente a mi novia. —Sonrío y le empujo por el hombro juguetonamente.

—Anda pesado.

Emma pasa por mi lado y me empuja con fuerza por el hombro, cortando la buena vibra.

—¿Y esta que tiene?

—¿No es obvio, cariño? —contesta Thiago, hacia su novia—. Está molesta porque le tocó contigo y no con Chris. —Ambos sonríen y suspiro—. Por cierto, que mala suerte tuviste.

—Dímelo a mí —sisea Alice, con resignación cuando su novio la atrae hacia él por los hombros—. Ella no sabe hacer las cosas por pareja. Está adaptada a que las hagan por ella.

—Thiago, prometo llevarte suave —asegura Chris, y el aludido pone los ojos en blanco—. ¿Estás lista?

—Siempre, entrenador —digo contenta, con la esperanza que la lucha desbloquee los recuerdos que tiene de mí.

—Toma. —Me brinda una botella con un líquido color ámbar y enarco una ceja.

—¿Ya quieres envenenarme? —pregunto sonriendo y le doy un sorbo.

Así como entra a mi boca, sale disparado... a la cara de Chris. Después de toser, río a carcajadas mientras él aún tiene los ojos cerrados.

—Esto sabe asqueroso, Chris.

Gruñe mientras limpia su rostro con un pañuelo que le brinda el profesor.

—Lo que tú digas. Tómatelo.

—No pienso hacer eso. Sabe horrible. —Extiendo la botella hacia él—. ¿Cómo puedes tomarte eso?

—Es muy bueno para nosotros y la competencia es de media hora. Thiago tiene mucha experiencia, y Steve, a pesar de estar en primer año, sus habilidades como usuario de fuego son avanzadas. —Enarco una ceja—. Es la verdad. Vi la pelea de ayer con Charlie.

—Siempre has tenido buen ojo en los combates. Cuando llegaste a nuestro colegio me ayudaste mucho a mejorar.

—¡Chris! —le llama Emma.

Luego de un ademán con la cabeza, se retira trotando hacia su prometida.

—¿De verdad crees que la selección fue al azar? —pregunta Isaac.

—No lo creo, profesor. Me parece que tu Nana tuvo algo que ver —respondo en susurros—. ¿Localizaste la manada de Cedric? —Niega con la cabeza y resoplo—. ¿No puedes darme otra pista del siguiente ingrediente? —Hago un puchero con los labios para convencerle.

—Concéntrate en tu pelea de hoy. —Resoplo al ver que mis métodos no surten el mismo efecto que en casa—. Después nos encargamos de eso. —Gruño por lo bajo y asiento, no muy convencida—. Allison, Chris, Thiago y Steve, su pelea abre los juegos. —Abro los ojos y veo como Thiago traga en seco—. Buena suerte.

—Voy a necesitarla. —Chris me entrega la botella y me hizo tomar la mitad del contenido. Asqueroso.

—Compañera —Se coloca a mi lado y sisea—, ¿podrás seguirme el ritmo?

—¿Disculpa? —protesto, en tono ofendido—. Me insultas, Christopher Gray.

—Creída.

—Prepotente.

—No vas a dejarme ganar, ¿verdad?

—Sería como cambiarme el apellido, y eso nunca va a pasar —rebato, divertida al ver que tenemos una buena sintonía como antes.

—Chica lista.

—Una última cosa, Allison. El público pidió que pelearas con todos los elementos.

—Eso lo haré solo si ellos están de acuerdo, profesor —digo, señalando a los muchachos con el mentón—. ¿Ustedes están de acuerdo? —Chris, Thiago y Steve se miran entre sí y asienten—. Bueno, hora de jugar, muchachos.

Salimos los cuatro hacia la arena y me encojo cuando escucho los gritos tan altos y exorbitantes del público. Estandartes y pancartas se mueven de un lado a otro. Chris y yo nos colocamos a un lado mientras Thiago y Steve lo hacen frente a nosotros al otro extremo.

—¿Lista? —Asiento a la pregunta de Thiago, y lanza el primer ataque.

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