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Capítulo 26 «Peleas y secretos»

Chris

Lo que tengo de apuesto, lo tengo de idiota. ¿Qué me importa lo que hace Allison y a dónde va? Mi novia esperando en las gradas y yo preocupándome por otra. Si es que soy idiota. Pero es que tampoco puedo evitarlo, porque en verdad me preocupa lo que ella haga cuando no la veo.

Allison y Jack llegan sonrientes unos minutos después. Las heridas de mi contrincante están completamente curadas. Este se acomoda a mi lado y Allison va con los chicos a las gradas de atrás. Intento concentrarme, pero... me siento impotente. Me molesta la sencilla razón que le curó a él y no a mí.

«¿Por qué no se ofreció? Christopher, fuiste el vencedor. No seas cínico», me reclamo mentalmente.

Han pasado varias batallas y todas han sido muy fuertes. Varios chicos terminaron malheridos. Mi estómago se revuelve cuando finalmente llega el turno de Allison contra Emily. Ambas son buenas, pero he visto el poder de la primera desde lo lejos en los entrenamientos con mi hermano. Su poder es concentrado y limpio. Sabe lo que hace y puede dominar hasta tres elementos al mismo tiempo si está aburrida.

Las chicas salen hacia la arenera y la algarabía del público es tanta que mis tímpanos pueden reventar de un momento a otro. Los directores de los colegios se levantan de sus asientos para aplaudirles. Brenda, Lilith y Talia gritan como descocidas mientras Javier, Tommy y mi hermano silban hacia ella con animosidad. Los Varázs saltan al muro de las gradas haciendo gestos y sonidos de felicidad. El público grita su nombre con fuerza y sonrío.

—¡Allison! ¡Allison! ¡Allison!

Personas que nunca la han conocido gritan su nombre con orgullo. Ella se ha ganado el respeto más allá de los muros de Mary Weathers y Elements. Emily eleva un dragón de fuego rojo y amarillo, y el de Allison es color violeta. Ambos dragones recorren lo alto de las gradas en una carrera paralela. Al llegar al centro se funden en uno solo, estallando en destellos dorados y violetas hacia el público. Las muchachas se dan un apretón de manos y la lucha comienza.

—¿Por qué tiene que llamar tanto la atención?

—Ella no lo está haciendo, Emma. Es una chica que le gusta tratar a todos por igual y no como cucarachas —intercede Thiago, en tono mordaz

—¿Y a ti quién te preguntó? —protesta mi prometida con molestia. Él se encoge de hombros y se gira hacia adelante.

—Era una pregunta abierta.

—¿Tú que tienes últimamente? Siempre estás alterado —espeta ella irritada ante mi intervención y suspiro.

—¿Yo? Pero si estoy súper relajado.

Escucho un grito y miro hacia la arenera con preocupación. Allison ha rodado por la arena. Mi corazón se paraliza y trago en seco. Hago el amago por levantarme, pero Javier se coloca en el muro frente a nosotros de un salto y aprieta sus manos con fuerza. Ese gesto me detiene en el asiento. Meeko, a su lado, está esperando la mínima señal para lanzarse hacia Allison.

Cuando logra levantarse, Emily lanza esferas de fuego enviando a Allison contra el muro y termina con el rostro en la arena elevando un poco de polvo. El silencio se hace en el Coliseo al ver que no hay movimiento de la usuario vida.

—Oh, no —murmura Thiago, levantándose con lentitud de su asiento.

Mi corazón late desbocado, queriendo salirse de mi pecho. No sé qué hacer cuando veo el conteo regresivo con números de fuego en lo alto del coliseo. De un instante a otro, el cuerpo de Emily choca con el muro por una fuerte ráfaga de aire. Abro los ojos, perplejo, cuando veo a Allison levantarse, tambaleante, pero con una sonrisa en los labios. El Coliseo cobra vida por el bullicio de los allí reunidos. La batalla comienza una vez más cuando Emily se levanta y tuerce su cuello.

—Y después dice que solo iba a utilizar el mismo elemento de su oponente. Está haciendo trampa —protesta mi prometida, pero no le presto atención.

—Ugh, esto tuvo que doler —murmuro aliviado.

—McKenzie es de goma —comenta Thiago en tono orgulloso—. No sé cómo logra levantarse después de tantos golpes. Emily está dando todo en la arena y Allison solo sonríe.

—Escuché por una persona que tiene una voluntad de acero —argumento al sentarme.

—No entiendo —habla Emma alterada.

—¿Qué es lo que no entiendes? —pregunto exasperado por su alteración innecesaria.

—¿Por qué la admiran tanto, Christopher? Eso es lo que no entiendo.

—Una persona como tú no lo entendería, Emma —rebate mi primo, cerrando sus manos en puños.

—Déjala, Thiago. La boda la tiene muy alterada —interviene Alice, y asiento hacia ella en agradecimiento

—Relájate, Emma. Allison solo está haciendo su trabajo —intermedio para tranquilizarla, pero logro todo lo contrario.

—¿Te gusta de nuevo? —pregunta y pongo los ojos en blanco, agobiado por tu constante palabrería—. Es eso, ¿verdad?

—Solo me resulta una chica curiosa —me defiendo, y ella se levanta de su asiento con impulso hacia las escaleras—. Mujeres. Nadie las comprende.

La batalla termina y Allison es la ganadora por pocos segundos. Levanta a una adolorida Emily de la arena y eleva el brazo de su contrincante como si ambas fueran ganadoras. El público grita eufórico y yo me uno a ellos.

Pumba salta en su lugar y menea la cola con alegría. Meeko se abraza a Timón emocionado y las ardillas hacen círculos tomadas de las manos. Balton, el lobo negro de Lilith casi sale disparado de alegría de su asiento.

Tres batallas más y Emma no aparece. Eso me estaba empezando a preocupar.

—¿Thiago, me acompañas? —susurro.

—¿Qué ocurre?

—Emma no ha llegado y se fue hace casi una hora.

Asiente y bajamos las escaleras en silencio.

—Ya lo sé todo, Emma. —Esa la voz de Allison.

Yo y Thiago nos detenemos a pocos metros, pero lo suficientemente cerca para escuchar.

—¿Qué es lo que sabes, McKenzie?

—Estuviste detrás de todo desde el principio. La pérdida de memoria de Alice y Thiago, poner a Celine en mi contra, arruinar la fiesta de cumpleaños de Christopher al robar la lista y cancelar nuestros pedidos. También aliarte con Alexa Gray para arruinar mi vestido en el cumpleaños de la menor de los Gray y que Emily perdiera a propósito en la arenera. ¿Sigo? Porque esto puede tomarme el día entero y no parar.

—No me hagas reír.

—¿Por qué no me asombra que ni siquiera lo niegues? ¿Sabes lo bueno de todo eso? Te salió mal la jugada, querida. Alice y Thiago están libre de tus garras, la fiesta de Christopher fue un éxito, gracias a Dios. Celine está de mi lado y Emily está feliz.

—No tienes ninguna prueba de eso, Allison. Solo estás celosa.

—Estar celosa significa que tienes algo que yo no. Tengo familia y amigos de verdad, personas de las que careces. Y por más que quieras echarlo a perder, en el fondo, sabes que Christopher nunca será tuyo completamente.

—¿Cómo te atreves? —Emma levanta la mano, pero Allison la detiene antes que impactara en su cara.

—Sabes que tengo toda la razón. —Suelta la muñeca de mi prometida con fuerza y ambas rechinan los dientes—. Juro por cada Gray y mi hermana, que encontraré la prueba de la pérdida de memoria de Christopher.

Emma suelta una carcajada casi maléfica.

—Allison, estás pasando mucho tiempo con el tonto bibliotecario. Te ha llenado la cabeza de puras fantasías.

—Antes de hablar de Austin, enjuágate la boca, Norrington. Vi lo que ocurre dentro de Christopher. Sus ojos son demasiado transparentes para ocultarlo. Si es lo que estoy pensando, ten mucho cuidado. Lo que sea que le estés suministrando es peligroso y él no duraría más de un año —explica con seguridad.

Miro a Thiago y él está tan asombrado como yo.

—¿Y tú como sabes eso? A mí me parece que lo de Chris es tu culpa para hacerte la víctima —rebate mi prometida, señalándola con el dedo.

—Las personas que amo me preocupan, Emma. Eso es una cosa que me diferencia de ti. Chris no está siendo el mismo de antes. Héctor y Cameron lo saben.

—Chris no es el mismo porque conociste una parte falsa de él. Entiéndelo de una vez. Desde que está conmigo, es muy feliz. Así que, no se te ocurra acercarte a mi chico, o puede irte muy mal.

—¿Peor? ¿Qué puede ser peor? La peor parte ya la viví, Emma. ¿Acaso no te duele que Chris muera? —pregunta Allison con voz quebrada, como si estuviera a punto de llorar.

—Va a morir de igual manera, Allison. Supéralo y déjalo en paz.

—¿Acaso te estás escuchando? No tienes corazón, y si acaso lo tuvieras, sería tan frío como el de un cold.

—Amo a Chris, Allison

—¿Amar? No sabes lo que significa esa palabra cuando solo piensas en ti y en tu propio beneficio. Más te vale cuidarlo cuando yo no esté.

«¿Cuándo no esté? ¿A dónde va?», pienso preocupado.

—Cuida tus movimientos, Emma. Estoy al pendiente de ti. Lo que sea que le des a Chris para que me olvide, detente. Puedes perderlo y no necesariamente por la ley. Es la última vez que te lo advierto —espeta Allison y se retira subiendo las escaleras.

Thiago y yo nos ocultamos en la oscuridad para que ninguna de las chicas nos viera.

—Las cosas entre ellas no estaban bien, pero no creí que la situación fuera tan grave —murmura mi primo con extrañeza—. Allison es una chica que pocas veces pierde la paciencia ya que su temperamento influye de forma directa con el ambiente y ha sabido controlarlo con el paso del tiempo.

—¿A qué se refería cuando decía que ella no estaría? ¿Allison tiene un año de atraso o algo así? —pregunto más para mí que para él.

—¿Por qué no le preguntas a Emma?

—¿Es en serio? Hasta puede negar que discutió con Allison hace solo unos minutos, Thiago. No tiene sentido preguntarle. Ya la conoces

Ambos subimos las escaleras. Emma me recibe con una sonrisa como si nada hubiera pasado. Miro a mi primo y este se encoge de hombros como si tampoco comprendiera el cambio de actitud.

—¿Dónde estabas?

—Di una vuelta. Me dolía el trasero de estar tanto tiempo sentado. —Asiente convencida por mi respuesta y seguimos viendo la competencia.

Saca dos botellas de agua y me brinda una abierta. Cuando voy a tomarla, algo me empuja por la espalda y la botella cae al suelo, esparciendo el contenido. Miro por encima de mi hombro con el ceño fruncido. Balton tiene sus fauces abiertas y gruñe mirando hacia el lugar donde había caído la botella.

—Maldito perro —murmura Emma molesta y me entrega su botella de agua.

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