Capítulo 51 «Promesas»
Chris
Faltan unos días para cumplir los 18 años. Me siento nervioso, angustiado, pero sobre todo, muy preocupado. Allison ha estado un poco extraña en estos días. Aunque la preparación de la fiesta de mi cumpleaños la tiene bastante ocupada.
—Christopher —mi madre interrumpe mis pensamientos—, ¿todo bien?
—Pensando en la fiesta del fin de semana. Allison ha estado un poco ocupada.
—Me lo imagino. —Sonríe con sorna—. Demasiado trabajo para una chica que no sabe nada de...
—Mamá, ya basta. ¿Cuál es tu problema con ella? No te ha hecho nada.
—¿Nada? Esa chica arruinó tu vida y la fiesta de tu hermana.
—No me lo puedo creer. —Me levanto de la silla de mimbre con fuerza—. ¿Hasta cuándo, mamá?
—No entiendo por qué me hablas de esa forma.
—Y yo no entiendo cuál es tu problema con Allison. —Cruzo mis brazos en el pecho—. No la conocías y ya estabas en su contra. La fiesta de Celine es otra historia.
—¡Casi te mata!
—¡Allison me salvó, mamá! —exclamo furioso, y ella se sobresalta dando un pequeño brinco en su lugar—. Jessie Carmington me apuñaló por la espalda con piedra roja y Allison me salvó. Me devolvió a la vida. Entiéndelo de una vez
—¡Estuviste en esa situación gracias a ella, Christopher! —Se levanta de su lugar con ímpetu—. ¿No lo entiendes? Todo por esa estúpida McKenzie.
Me acerco a ella como león enjaulado. Pego mi rostro al suyo lo más que puedo y hablo con los dientes apretados, intentando contener la rabia que burbujea en mi interior:
—Mucho cuidado como hablas de mi novia cuando estoy presente, mamá.
—No sé qué viste en ella cuando tienes tantas muchachas que se mueren por estar a tu lado.
—Ahí está la diferencia. —Me separo con gesto hosco—. Ella no se me lanzó como el resto. Al contrario. Me encaró y me dijo que me apartara de su camino.
—Pero claro que lo haría, Christopher. Eso fue una táctica para que te interesaras en ella.
—Estás ciega. Al no estar interesada en conocer a la chica que yo amo —hago énfasis en el yo—, no la conoces, mamá. —Me acerco y tomo sus manos entre las mías—. Cuando regresé a Elements¸ a ella le gustaba alguien más. Podías verlo en su mirada cuando ponía sus ojos en él. Allison es dulce, pero al mismo tiempo viva y decidida. Le gustan los retos y da la vida por sus amigos. No me gustan algunas las cosas de ella o lo bueno que me ha mostrado. Amo todo de Allie. —Ella niega con la cabeza—. Inténtalo, por favor. Hazlo por mí. —Se aleja de mí como si mi tacto quemara.
—Estás tan enamorado de esa muchacha que ya no sabes lo que dices.
—¿Alguna vez amaste a papá? —Sus ojos miran hacia el jardín—. ¿Alguna vez le dijiste "te amo" a ese hombre que ha estado a tu lado durante tantos años? —Aprieta sus labios y cierra sus manos en puños—. Mamá, yo le amo. No recuerdo haber sentido esto por nadie. Ni siquiera por Talia. Me hace sonreír el solo pensar en esa persona que tanto intentas denigrar y pisotear con todas tus fuerzas. Y saber que puedo perderla hace que el corazón se me comprima de tristeza.
—Por Dios, Christopher. Esa muchacha ha envenenado tu cabeza.
—No, mamá, al contrario. Allison me abrió los ojos a un mundo que no conocía. Los amigos, el amor, el valor de los pequeños detalles y la unidad entre nosotros. Es verdad que me he vuelto un sensiblero y romántico cursi en el último año... pero vale la pena. Dale una oportunidad. Solo una.
—Ella no sabe nada de nuestros gustos, historia o...
—Eso son solo conjeturas y trabas que pones tú misma. —Mi teléfono comienza a sonar—. Solo te pido que lo intentes. Solo una vez. —Tomo el móvil y sonrío al ver de quién se trata—. Hola, pequeña. ¿Todo bien? —Frunzo el ceño al escuchar su voz quebrada por las lágrimas—. No te preocupes. Ya nos las arreglaremos. Mientras estés conmigo, no tengo ningún problema. Te quiero. Y no te preocupes. Todo va a salir bien. —Termino la llamada, pero a pesar de la mala noticia, me siento bien.
—¿Qué pasó?
—Al parecer, la fiesta del domingo fue cancelada. Están intentando hacer cambios, pero tienen poco tiempo.
—Te lo dije, Christopher. Esa chica es una irresponsable. ¿Cómo puede ser posible eso? Si Emma y yo estuviéramos al frente del evento, esto no hubiera pasado
—Mamá, yo fui el primero en decirle que no quería fiesta. Solo algo íntimo, pero ella por agradarte, quiso tomar el mando de la situación.
—¡Y mira como terminó! Al final lo arruinó todo. Cada vez eliges peor a tu pareja, Chris. Emma hubiera...
—Deja a Norrington fuera de esto. Ella solo estuvo de pasada en mi vida. Allison llegó para quedarse. Por más que lo intentes, no le daré el puesto que le corresponde a la mujer que amo a otra más.
Niega con la cabeza ante mis fuertes palabras y sale de mi habitación.
—No, mamá. Nunca había elegido tan bien —murmuro y sonrío hacia el cielo
Dos días después...
—Feliz cumpleaños, Christopher —exclama mi madre entrando a mi habitación y abriendo las ventanas.
—Hola, mamá —protesto, cubriendo mi cabeza con la manta—. Todavía es muy temprano.
—Claro que no. Mi hijo mayor cumple los 18 años y no vas a pasar el día entero acostado, ya que su tonta novia arruinó la celebración. —Me siento en la cama de sopetón.
—Mamá, si quieres que mi día contigo no comience en una discusión, evita los comentarios mordaces en contra de Allison al menos en mi presencia. —Sus ojos negros me taladraron y frunce los labios.
—Está bien. —Da dos palmadas y la puerta de mi habitación se abre. Katie entra con una mesa rodante y Emma detrás de ella.
—¡Felicidades, Chris! —Se acerca a mí y besa mis mejillas con euforia—. Toma. Espero que te guste.
Me entrega una caja de regalos y se sienta en mi cama. Paso la mano por mi cara para espabilarme un poco. Abro la pequeña caja con un lazo azul y en el interior hay un reloj. Enarco una ceja hacia el obsequio, pero para no hacerle el feo, sonrío con falsedad.
—Gracias, Emma. —Los relojes tan grandes y extravagantes no me gustan.
—Querida, dejemos que Chris desayune en paz —insiste mi madre.
—¿No prefieres que te acompañe?
—No te preocupes. Seguro que tú y mi madre tienen cosas que charlar.
Emma asiente y ambas salen de mi habitación. Katie, la amiga de Allison, deja la bandeja a mi lado y le guiño un ojo.
—Gracias —gesticulo, y se retira de mi habitación cerrando la puerta.
Carraspeo lo más alto que puedo y las puertas de mi armario se entreabren un poco. Hago gestos con la mano y Allison corre hacia mí en puntillas.
Mi chica se había colado en la habitación a la medianoche para entregarme una parte de mi regalo de cumpleaños. Allie cayó encima de mí con peso y la empujé tan fuerte por el susto a esa hora de la noche, que cayó de la cama. Su sonrisa fue lo único que me detuvo de quemarla viva. ¡Qué susto me dio! La sudadera que tengo en estos momentos al igual que ella, estaba en una pequeña bolsa que reconocí al instante. Eran las que Javier tenía el día que ella desapareció.
Le mandé un mensaje a Katie en la noche que prepara desayuno para dos. No pasó nada, pero estar entre los brazos de ella la noche entera pasó a ser mi segunda mejor sensación, después de sus besos, claro está.
—Tengo que agradecerle a Katie. Si ella no me hubiera llamado, tu madre nos encontraba en la cama y hubiera comenzado la Tercera Guerra Mundial. Nada más de pensarlo se me eriza la piel.
—Eres mi chica, pequeña. —Acaricio su rostro mientras me deleito en sus ojos verdes—. Nada ni nadie me hará cambiar de opinión. Además, a esta altura de mi vida, me vale poco lo que piense Alexa Gray.
—Ya lo sé, pero sigue siendo tu madre. No lo olvides.
Su estómago ruge con fuerza y Pumba chilla. Mi carcajada es inevitable. Me levanto de la cama y cierro la puerta con seguro por seguridad.
—Mejor desayunamos.
Cerca del almuerzo ella se retira. Mi madre quería que almorzáramos junto a ella y otras trescientas personas de las cuales solamente conozco a seis: Cameron, mi padre, Talia, Celine, mi madre y Emma. Después de eso no supe más de Allison y si soy sincero... le extraño mucho. Es verdad que ha pasado casi un año desde que la conozco, pero cuando no estoy con ella el tiempo se me hace eterno.
Entrada la noche me preparo para la cena con mi pequeña y mis amigos. Después de su sorpresa a la medianoche, yo esperaba la cena con ansias.
—¡Chris! —Mi hermano irrumpe en mi habitación y le miro asustado.
—¿Qué pasa? —Dejo la corbata media hecha y me acerco.
—Es Allison. —Abro los ojos y el miedo me inunda al instante.
—¿Dónde está?
—Vamos.
Cierra la puerta de mi habitación y de su bolsillo saca una de las llaves transportadoras. Sus manos tiemblan mientras adentra la llave en el cerrojo. Abro la puerta cuando la de dos vueltas, desesperado, y salgo disparado al otro lado.
—¡Sorpresa! —grita una multitud y freno tan rápido que caigo de bruces contra el suelo.
—¡Chris! —Allison se agacha a mi lado—. Cariño, ¿estás bien? —Hago un gemido de dolor.
—Cameron, ayúdame.
Entre mi hermano y Javier me levantan del suelo. Las ardillas sacuden mi traje en la parte baja del pantalón mientras Allison arregla la corbata deshecha,
—¡Que buena caída, Gray!
—¡Cállate, León! —Finalmente miro a mi alrededor.
—Pues que siga la fiesta —grita alguien y la música sube de volumen.
Estoy en el comedor del colegio Elements. Todo está completamente adornado con guirnaldas y globos con inscripciones de "Feliz Cumpleaños", y rodeado de mis compañeros tanto del colegio en América como del Mary Weathers y los 500 invitados de mi madre.
—Ya puedes buscar a mi suegra, Cam —ordena Talia y mi hermano se retira del comedor.
Antes de irse, le doy una mirada de "Esta me la cobro más tarde" y él sonríe con picardía.
—Feliz Cumpleaños, entrenador —murmura mi pequeña de ojos verdes, captando mi atención y la atraigo hacia mí por la cintura.
—Soy el chico más afortunado del mundo.
Beso sus labios con lentitud, degustándolos y un carraspeo nos separa. El Team Piña, como lo llama Brenda, me da un abrazo de grupo.
—¿No se suponía que esto estaba cancelado?
—Tuvimos un retraso, pero logramos lo que pudimos en poco tiempo —explica la pequeña Lilith.
—¿Lo que pudieron? Esto está genial. La idea de la banda fue de Cameron, ¿verdad? —pregunto y la pelirroja asiente—. Muchas gracias, chicos.
—Vamos. —Allie entrelaza su brazo con el mío—. Es hora de saludar a todos los invitados. —Mi cara de asco le hizo sonreír—. Ya lo sé, pero sabes cómo es tu madre. Tienes que socializar antes de celebrar tu cumpleaños como un chico normal de 18 años.
—Esto va a durar al menos media hora o más, ¿verdad? —pregunta Lilith y todos asienten—. Es para dar tiempo a servir todo el catering. Estamos faltos de personal.
—¿Quién dijo eso? —interviene Katie desde la puerta del comedor—. Allie, logré traer a todos los que pude. Espero que sean suficientes.
Mi chica da pequeños saltos de alegría y abraza a su amiga en agradecimiento. Detrás de ella entra un grupo de chicos. Todos vestidos con el mismo traje de camareros.
—Muchachos, ya saben que hacer —ordena Katie y todos se dispersaron cuando ella da dos palmadas—. Feliz Cumpleaños, señor Gray.
Las puertas se abren nuevamente y una asombrada Alexa entra de la mano de mi hermano, y seguido a ella, Emma y Celine. Las tres con cara de estupefacción. Miro a Allison y ella se muerde el labio inferior.
—Vamos, antes que ella me rapte —susurro en su oído y caminamos por el inmenso comedor saludando y conversando con todos.
Allison se mueve con destreza y facilidad conversando y sonriendo con los invitados. Su vestido rojo es espectacular. Corte de princesa, pero los hombros y encima del pecho está cubierto por una tela transparente bordeada de piedras del mismo color del vestido que se iluminan con la luz de las arañas colgantes del techo del comedor. En la parte trasera de su espalda, el tatuaje del ave fénix es visible.
Me siento orgulloso de mi novia por el esfuerzo que está haciendo para obtener la aprobación de mi madre, pero la mejor parte de esto es que ella no pierde ese toque de delicadeza y sencillez que tanto me gusta de su personalidad.
—Buen trabajo, Allison —habla mi madre, pero el tono no me gusta mucho—. Aunque yo hubiera preferido...
—Alexa —interviene Emma con amabilidad— Es la primera fiesta preparada por Allison. Dale un poco de crédito. La muchacha se esforzó. Además, si a tu hijo le gusta, es lo importante, ¿verdad? —Sonríe y Allison asiente—. Muchas felicidades, Chris.
Norrington nos hace el favor y se lleva a mi madre hacia el lado opuesto.
—¿Escuché mal o Emma te defendió? —pregunta Tony, estupefacto. Sonrío al verlo con una pajarilla alrededor de su cuello.
—No, hermano. Escuchaste perfectamente —habla Ginger mirando por donde se había ido mi madre y su acompañante—. Aunque yo sigo sin creérmelo.
—Ya paren, ustedes dos —interviene Brenda—. Por bien o por mal, nos quitó a la vieja bruja por un tiempo. Sin ánimos de ofender, Chris.
Sonrío por las ocurrencias de esta chica asiática descerebrada.
—Chris, tengo que ir a...
—No. —Le detengo y ella frunce el ceño, confundida—. La última vez, te dejé durante unos minutos y apareciste cantando con el... —Calla mis palabras colocando un dedo en mis labios.
—Estoy en mi ambiente y mi terreno. —Sonríe y sus ojos verdes brillan de felicidad—. Aquí no pueden tocarme. Ahora vengo.
Me da un beso en la nariz como le hago yo a ella casi siempre y se aleja. Trago en seco al ver el movimiento del vestido acorde a su cuerpo.
—Mi niña está creciendo —murmura Isaac a mi lado y le abrazo—. Feliz cumpleaños. La mesa de regalos está a tope. Tanto, que necesitamos de otra. Son demasiados.
Señala con el mentón hacia dos mesas completamente llenas de regalos.
—Mi mejor regalo tiene un vestido rojo hermoso esta noche, profesor. —Ríe a carcajadas y niega con la cabeza—. Me alegro que haya venido.
—No me lo perdería por nada. Estoy contento que la recuperación de Allison haya sido rápida.
—Es una chica fuerte.
—Digna de su elemento. —Levanta su copa hacia mí y se retira.
Camino por el salón en busca de los chicos. Tengo que agradecerles todo su esfuerzo.
—Menos mal que conseguimos hacerlo todo a tiempo —habla Brenda detrás de una columna y me acerco con cautela aprovechando la semioscuridad—. ¿Ya saben quién fue?
—Estamos en eso, pero es difícil. Nadie quiere hablar —añade Javier, en tono serio.
—Alguien quiso fastidiarnos la fiesta de Chris y tenemos que averiguar quién fue —reclama Lilith y aprieto los labios.
—No me sorprendería que fuera Alexa —comenta Tommy—. Digo, entre ella y la otra se pusieron de acuerdo para romperle el vestido a Allison en la fiesta anterior. No dudo que quisiera hacerla pasar vergüenza de nuevo. —Cierro mis manos en puños.
«No puedo creer que mi madre haya hecho eso», pienso mientras evito quemar todo a mi paso por la rabia que choca dentro de mí.
—Yo no creo que Alexa sea capaz de arruinarle la fiesta a su propio hijo con tal de dejar a Allison mal parada. ¿O sí?
—Pero la única forma que todas esas personas cancelaran justamente un par de días antes es porque alguien de mucho poder les amenazó o les ofreció más dinero, Austin —analiza Talia, jugando con una flama de fuego en su mano.
—Es la fiesta de Chris —intercede mi hermano—. Dejemos este asunto para después. Sea quien sea, lo encontraremos y le haremos pagar el mal rato que tuvimos. —Me pego a la pared dejando que la oscuridad me cubra más y me alejo, consternado
«¿Mi madre le arruinó el vestido a Allison en la fiesta de Celine? No me lo creo. Ella no puede llegar a tanto, ¿verdad?», respiro profundamente y niego con la cabeza por ese pensamiento.
Abro y cierro mis manos para relajar la tensión en ellas. Tengo los nudillos blancos de presionar con fuerza. Paso la mano por mi rostro como si eso pudiera eliminar la conversación de los muchachos.
—Buenas noches a todos —habla mi chica desde una plataforma improvisada al final y todos se acercaron a ella.
Yo me quedo en el mismo lugar cerca de la ventana esperando que el aire de la noche me calmara.
—Es un placer celebrar con ustedes el cumpleaños de una persona especial para mí.
La poca iluminación va descendiendo y solo ella queda iluminada por un foco de luz nítido. ¿En qué momento pasó esto? ¿Cuándo comencé a cambiar por el amor de una chica? ¿En qué momento me di cuenta que a su lado mi felicidad está completa?
—Una persona que me apoyó en los momentos más duros y luchó a mi lado las peleas más fuertes. Una vez dijimos que estaríamos en las duras y en las maduras, y así lo ha cumplido hasta ahora. Muchas felicidades, entrenador.
Sonrío y el alivio va recorriendo mi cuerpo con lentitud, aplazando los últimos cinco minutos al olvido. La fuerza y la seguridad con la que ella habla hace que mi corazón salte de la emoción.
—Yo era feliz cuando entré al colegio Elements, pero cuando un chico me besó cerca de la fuente y terminó empapado por su impertinencia, mi vida mejoró y mi alegría aumento considerablemente. —La multitud ríe a carcajadas. Mi vista comienza a nublarse por las lágrimas y un nudo se forma en mi garganta—. Te quiero, Chris. Con amor, para ti.
Unos acordes conocidos comienzan a sonar. Las pantallas se iluminaron a cada lado del escenario mostrando la letra de la canción "I want to spend my lifetime loving you" de Tina Arena y Marc Anthony.
Ella cierra sus ojos verdes y comienza a cantar. Al suave tiempo de la canción, Allie mueve su cuerpo sin despegar las manos del micrófono. El público grita y vitorea emocionado su nombre una y otra y otra vez. Sonríe levemente y abre sus ojos verdes. Estos me buscan en la penumbra del comedor hasta que chocan conmigo.
El tiempo se detiene para mí. Solo somos ella cantando y yo. En el coro es cuando verdaderamente entiendo lo que quería decirme. Ella quiere pasar el tiempo de vida que me queda amándome. Canta sin apartar su mirada de mí. Esas palabras encierran todos mis miedos e inseguridades.
No tengo ni idea de cómo ella lo hace, pero Allison es capaz de ver a través de mis ojos y mi alma como nadie lo ha hecho jamás. Ni siquiera mi familia. A su lado puedo ser yo mismo. Mi lado casanova no lo volví a ver en el momento que ella se cruzó en mi camino esa noche.
Trajo la alegría y la felicidad que busqué en Talia y Alice con tanta urgencia. El corto afecto de mi madre fue reemplazado por el cariño de mi chica de ojos verdes, mi pequeña. Más que novia, es amiga y compañera de travesuras, emociones y aventuras. Una persona con la que puedo platicar a corazón abierto sin el temor a que me juzgue.
Saber que su apoyo es incondicional me da tranquilidad. Toda la rabia que sienta en cualquier momento, se desvanece con una mirada suya, la sonrisa tímida y ese carácter bravucón que tanto me enerva la sangre, pero que al mismo tiempo me hace sentir vivo. Es una contradicción, pero solo yo me entiendo. Después dicen que las mujeres son complicadas pero el hombre a veces es menos entendible.
Como dice la canción, salvamos lo mismo la noche que el día, y sin importar lo que pase, el amor que nos tenemos vale todo lo que pagamos. Sufrimos por amor, lloramos por amor, reímos por amor, disfrutamos de la vida por amor. Aunque sabemos que en algún punto de esta vida no nos volveremos a ver, en esta y las siguientes vidas nos encontraremos por el amor que nos une una y otra vez.
Termina de cantar, pero la melodía sigue y se acerca a mí con lentitud. Mi corazón late con velocidad y el pulso aumenta con cada paso que da en mi dirección. ¿Cómo soy tan afortunado? ¿Cómo la he mantenido todo este tiempo a mi lado? En sí, la verdadera pregunta es, ¿cómo Allison me ha aguantado todo este tiempo? Yo no soy una persona fácil, pero ella con su dulzura y paciencia logró controlar y desvanecer el Chris de hace un año atrás. No hay manera de que vuelva a ser el de antes si la tengo a mi lado.
—Felicidades, entrenador —murmura cerca de mí.
La atraigo por la cintura y la beso sin importar los ojos puestos en nosotros.
Cerca de la medianoche, el colegio sigue de fiesta. La energía y las risas no han menguado. Esto sigue tan animado como al principio. O yo estoy demasiado cansado después de un día tan ajetreado o el almanaque me está pasando factura. El estómago y las mejillas me duelen de tanto reír.
—Vamos. —Mi chica agarra mi muñeca—. Falta el último regalo.
—¿Hay otro más? —Sonríe con picardía y asiente—. Pero si ya hiciste suficiente, pequeña.
—Te prometo que este es el último de mi parte por hoy. Nos vemos en un rato, chicos.
Esquivando las felicitaciones de muchos, salimos de la fiesta.
—¿A dónde vamos?
—¿No lo adivinas?
—Pero si no estamos en diciembre.
Entramos por la puerta de la Torre de Fuego sonriendo y subimos hasta la última planta
—Un lugar siempre será especial, sin importar la fecha u ocasión.
Subimos a lo alto de la torre y comienzan los fuegos artificiales. Las explosiones de colores quedan a la espalda de mi chica.
—¡Felicidades! —grita a viva voz levantando las manos hacia arriba.
La envuelvo en un abrazo y le doy varias vueltas en el aire escuchando su melodiosa carcajada.
—Soy el hombre más feliz de este mundo —declaro colocando mi frente en la de ella al ponerla en el suelo—. Te quiero, pequeña.
—Te amo, Christopher Gray. —Se acerca al bordillo de la torre y se agacha. Tomo algo entre sus manos y se acerca nuevamente a mí—. Este es mi último regalo de la noche.
Abro la minúscula caja y en su interior hay una cadena de plata con eslabones pequeños y una diminuta estrella. Sonrío con timidez.
—Es un poco femenino, pero creí que sería un pequeño detalle que nos une a los dos.
Mis ojos se nublan porque ella no sabe el verdadero significado de mis palabras ese día cuando dije que si algún día me perdía seguiría las estrellas. Ella no comprendió que estoy sin rumbo si no está. Que soy un marinero perdido en el mar. Mi estrella es ella.
—¿Chris? No te gustó, ¿verdad? Lo sabía. Sabía que...
—Allie —interrumpo su perorata tomándola de la mano—, es perfecta. —Sus ojos verdes brillan y suspira aliviada. Saco el pequeño colgante y se lo entrego—. ¿Me ayudas?
Después de cerrar el broche, me giro y acuno su rostro entre mis manos. Me deleito en cada una de sus facciones. Sus ojos verdes que me enamoran cada día dejándome embelesado, su pequeña nariz, su... Dios. Amo todo de esta mujer.
—Si algún día, no sabes a dónde correr, sigue las estrellas, y ahí te abrazaré, así como dijiste ese día.
—Es el mejor regalo que alguien pudo darme en la vida.
—Me alegro que te haya gustado.
—Te amo, Allison McKenzie.
—Yo te amo más, Christopher Gray. Nunca lo olvides.
—¿Cómo olvidarte si te tengo anclada a mi corazón? —Con esas palabras, la atraigo hacia mí y la beso dejando que los fuegos artificiales nos iluminen.
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