Capítulo 45 «¿Siempre fuiste tú?»
Allison
El dolor detrás de mi cabeza es horrible y puedo sentir los latidos de mi corazón en la sien. Abro los ojos lentamente y miro a mi alrededor. Estoy rodeada de animales y me espabilo inmediatamente. El zoológico escondido.
Rugidos, ladridos y el sonido de las alas son más entendibles a medida que agudizo mis oídos. Estoy encerrada en una jaula de barrotes niquelados. Me siento un poco débil, pero con ayuda de los barrotes me levanto del suelo.
—¿Dónde rayos estoy?
A un metro de mí duerme una pantera negra y a mi izquierda un leopardo de las nieves. Gimo por lo bajo porque esta es una especie en extinción.
—Al fin despiertas. No creí que demorarías tanto tiempo tirada en el piso. Estuve a punto de echarte agua para despertarte.
—¿Fuiste tú todo el tiempo? —Niego con la cabeza, aún sin creérmelo.
—Ya sé. Demasiado inteligente de mi parte el haberlos engañado todo este tiempo.
—¿Por qué? Nunca te hice nada.
—¿No hiciste nada? —Enarca una ceja con escepticismo—. Me quitaste lo que siempre he querido.
—¿Todo esto es por Chris?
—Por Chris, Javier y por Jessie —contesta con los dientes apretados.
—¿Jessie? ¿Qué tiene ella que ver en todo esto?
—Carmington era mi amiga en tu colegio, además que vigilaba la relación entre tú y la persona que más amo. Por mucho tiempo intenté sabotear lo de ustedes.
—Tú lo orquestaste todo —digo susurrando—. Jessie casi me mata el año pasado por tu culpa.
—¡Bingo! —Su carcajada hace que mi cuerpo tiemble—. Cuando ella me dijo que había visto frente a sus ojos un usuario vida, no me lo pude creer. Tuve mucha curiosidad sobre ti y presioné a Karen para adelantar nuestro viaje a vuestro colegio. Te conocí y comprendí el porqué de su frustración. Lástima que saliste ilesa de ese ataque.
—¿Ilesa? Casi me muero en la enfermería.
—¡Deberías de haber muerto! —añade con rabia y se pega a los barrotes—. Cuando escuché que estabas estable, me carcomió la rabia por dentro.
—¿Por qué le estás haciendo esto a ellos? —pregunto señalando a los animales—. No me digas que también te quitaron el amor de Christopher y Javier.
—Necesitaba atraerte al colegio de alguna forma. Estuve ideando una forma que no me delatara y como ves... funcionó. Probé la llave y transporté a mi primera obra maestra directamente a tu Torneo. Un par de ataques al colegio Mary Weathers y antes de comenzar el curso, estabas en suelo londinense.
—Estás loca —añado con seguridad—. Pero la teoría de Isaac y su amuleto puedo descartarla —murmuro bien bajo para que no escuche.
—Sí, Allison. Estoy loca por Chris. Lo amo desde el momento en que lo vi y cuando desaparezcas, caerá directamente a mis brazos. Javier ya está en el pasado.
—Tú no lo amas. Estás obsesionada con él.
—La obsesión es amor, querida.
—La obsesión es uno de los sentimientos más corruptos que existen. ¿Es que no lo entiendes? Olvidas tus metas, pensamientos, y estás tan enfocada en esa obsesión que no comprendes lo que te rodea, la familia o los amigos, por esa idea fija que te domina. La obsesión solo trae dolor y tristeza cuando el sentimiento no es correspondido.
—Olvídalo, Allison. No entenderías.
Mi vista comienza a nublarse. Todo empieza a darme vueltas y caigo de rodillas al suelo por la debilidad de mis piernas.
—Dos o tres días así y desapareces del planeta, querida McKenzie.
—¿Qué quieres decir?
Mi cabeza comienza a martillear con fuerza y mi rostro se contrae aguantando el dolor interno. Aprieto la sien con los dedos, pero solo empeora mi malestar.
—Los dolores de cabeza y debilidad, ¿verdad? —alardea—. Si Thiago no pudo matarte con la maseta, y las bestias tampoco lo consiguieron, tenía que intentarlo de otra forma.
—Me envenenaste —aseguro—. Jessie también lo intentó, pero no funcionó.
—Eres muy inteligente, Allison. Bendito ese café tuyo en las mañanas. Buena idea la de cambiar a veces, por cierto.
—¿Por qué, Alice? ¿Jessie estaba bajo tu control aquel día en el campo de entrenamiento? Y estoy completamente segura que Thiago está en el mismo estado.
—En realidad, eso fue ideado por ella. Cuando Chris me atacó, pensé que había notado la familiaridad entre ambas, pero me equivoqué. Te estabas metiendo por sus ojos y en un par de meses ya eran novios oficiales.
Los gestos de sus manos me causan controversia y sus ojos se mueven de forma extraña.
—No lo hice a propósito. Chris es un chico increíble. Tú misma lo dijiste aquel día.
—¡Te dije que los cuidaras, no que te enamoraras! —exclama histérica y el grito truena tan fuerte en mis oídos que necesito cubrirlos con mis manos.
—¡No fue intencional! Me advertiste que no todos eran buenos en el colegio —añado casi sin aire porque no me llega a los pulmones—. No solo te referías a Jessie, sino también a ti. Jugaste con los sentimientos de ella hacia Javier y estás usando a Thiago por lo ocurrido con Emma.
Deja escapar una carcajada cruel y aprieto mi pecho por el dolor punzante que lo atraviesa.
—Lo de Thiago y Emma fue mi culpa, corazón.
—¿Cómo?
Con ayuda de los barrotes me levanto del suelo y me apoyo en ellos ya que mis piernas casi no responden.
—Mi relación con Chris estaba un poco mal así que me acerqué a Thiago para darle celos. Pero todo salió mal... a medias. La parte mala es que Gray rompió conmigo y estaba tan despechado que enamoró a Emma. Ella terminó la relación con Thiago por Chris, pero este la rechazó porque se dio cuenta que estaba enamorado de mí. Así que aproveché nuevamente y nos dimos una oportunidad. Pero apareciste tú.
«Eso no puede ser verdad. Él me dijo que en su corazón solo estaba Talia. ¿Me mintió entonces? Imposible. Él no me haría eso», niego con la cabeza por tan estúpido pensamiento.
—Pero se acabará pronto.
—Te estás olvidando de un pequeño detalle —rebato con las últimas fuerzas que me quedan y ella enarca una ceja—. Mis amigos no van a parar hasta encontrarme.
—Cuando encuentren tu cadáver, te aseguro que van a detenerse. —Su macabra carcajada hace que rechine mis dientes y agarro con fuerza los barrotes.
—Alice, si muero, esto puede ser una catástrofe para todos. —Tomo una bocana.
—Nos vemos, Allison.
Frunzo el ceño al ver como sus ojos cambiaron de color cuando se despide y da una última mirada antes de salir por la puerta.
—¿Cómo voy a salir de aquí? ¿Cómo puedo avisarles?
Recuesto mi espalda a los barrotes y con lentitud me deslizo hasta el suelo. Mis piernas están tan débiles que no pueden sostener mi cuerpo. Un rugido fuerte hace que me sobresalte
—El dragón está aquí. Una razón para avisarles donde estoy y decirles la persona que está detrás de esto. Piensa Allison, piensa en algo. —En mi mente surge una idea un poco loca y toco el colgante con los dedos—. Dorian. Espero que esta noche venga a verme.
Por el excesivo cansancio me quedo dormida y me despierto después cuando golpean con fuerza los barrotes. El dolor de cabeza aumenta con cada golpe del bate de Thiago.
—Buenas noches, Allison. ¿Tuviste un dulce sueño? —Sonríe de soslayo con malicia.
—¿Qué está pasando contigo? —murmuro y toso al sentir mi garganta carrasposa—. Tú no eres así, Thiago.
—No sabes nada de mi —añade y ríe con amargura.
—Ninguna persona puede ser tan cruel. ¿Quién te hizo esto?
—No me hicieron nada. Bueno, sí. Me abrieron los ojos sobre la clase de persona que es Christopher Gray.
Deja el bate en el suelo y eleva sus manos hacia adelante, apuntándome. En mis piernas y manos se forman grilletes de agua y me levanta a unos centímetros del suelo.
—¿Thiago? —Ocultar el temor en mi voz fue imposible—. ¿Qué estás...?
El dolor atraviesa mi cuerpo por las extremidades de forma veloz y mi garganta arde por el grito que brota de ella. El agua caliente quema mi piel y gimo de dolor. Mi vista se nubla al instante por las lágrimas y aprieto los dientes por temor a morderme la lengua en el trayecto.
—¡Detente! —suplico con voz quebrada y la garganta reseca. Mis brazos y piernas son forzados hacia atrás—. ¡Detente, Thiago, por favor! ¡Detente, por favor!
Mis gritos deben escucharse en todo el lugar. Las lágrimas comienzan a recorrer mi rostro sin parar. Estoy demasiado débil y la magia en mi cuerpo apenas puedo sentirla. Intentar removerme solo empeora la agonía constante que atraviesa mi cuerpo. El dolor se detiene y caigo al suelo de hierro golpeando mis rodillas y mejilla
—¿Por qué haces esto? —pregunto con un hilo de voz y ante mi dolor, escucho su carcajada—. ¿Qué te hice para que desquites conmigo toda tu frustración?
—Eres la pareja Chris. Eso suficiente para mí.
Trago en seco y me levanto con torpeza. El dolor en mis muñecas y piernas es insoportable. Las marcas se han tornado rojizas y la piel un poco quemada.
—¿Eso significa que si tuvieras una pareja en este momento, ella debería sufrir por tus errores del pasado? —pregunto y gimo por mis extremidades dañadas—. ¿Eso es lo que piensas? Si esto se lo estuvieran haciendo a tu novia, ¿qué pensarías?
Con torpeza y adolorida me muevo hacia adelante hasta llegar a los barrotes. Subo con el resquicio de fuerza que me queda y veo sus ojos cambiando también de tonalidad
—¿Cómo... actuarías? No sé qué rayos habrá pasado —sigo mi discurso con voz queda.
Rechino los dientes por el ardor en mis muñecas y la piel dañada en mis piernas cerca de mis zapatos. El agua caliente atravesó mis vaqueros y el mínimo movimiento, hace que la tela roce el lugar irritado.
—No conozco el dolor que pasaste, pero yo no tengo la culpa, Thiago.
Mis piernas flaquean finalmente y caigo una vez más al suelo. Al apoyarme en las palmas de las manos, estas se raspan y mis muñecas ceden al dolor.
—Ayúdame, Thiago —digo desde el suelo—. Ayuda.
Miro hacia él una última vez antes de desmayarme.
—Allison.
—¿Dorian? —Me abraza con fuerza y me quejo por el dolor de mi cuerpo.
—¿Dónde estás? ¿Por qué en este sueño todo se mueve en tonalidades grises y blancas? ¿Qué te hicieron? ¿Quién te hizo esto?
Mira mis manos y tobillos marcados por las quemaduras. Noto como su mentón se endurece y sus ojos llamean venganza.
—No tengo ni idea de dónde estoy. Thiago está completamente loco. Y la suministradora de él es Alice
—¿Alice? Pero si ella no se ha separado de Chris en ningún momento.
—Maldita vieja.
—Tengo que decirles.
—¿Me puedes explicar cómo? Si les cuentas que Alice está detrás de todo esto, tú serás el principal sospechoso.
—¿Qué hacemos entonces?
—¿No puedes enseñarme a colarme en los sueños? —pregunto y tomo una bocanada de aire. Mi pecho arde y el constante martilleo en mi sien es insoportable.
—Eso es con mucha práctica, concentración y magia.
—Estoy demasiado débil. Es posible que no pueda aguantar otro ataque. ¿Cómo están Ginger y Tony?
—Muy mal. —Mi corazón se encoge de tristeza con esas dos simples palabras—. Lo mismo que sufriste tú, lo sintieron ellos dos.
—No, ellos no. —Las lágrimas se acumulan en el borde de mis ojos.
—Chris casi pierde la cabeza al verlos en ese estado. Fue muy doloroso. ¿No tienes ninguna de pista de dónde puedes estar? Hasta te busqué con un hechizo localizador, pero fue en vano
—Lo siento, Dorian. Solo puedo decirte que el dragón está muy cerca y estamos a varios metros bajo tierra. Ahora mismo debo estar tirada en el suelo de una jaula de hierro. Me siento muy débil físicamente y mi magia... —Detengo mis palabras cuando él baja la cabeza y temo lo peor—. Sé que me estoy muriendo.
Alza su cabeza y veo como sus ojos negros están bañados en lágrimas.
—No soy idiota. La verbena y el jengibre administrado en mis desayunos fueron matándome poco a poco.
—Tenemos que encontrarte rápido. Estoy preparando un suero para que te recuperes al menos en un 50 % y... —Detiene sus palabras y sonríe con picardía.
—Esa sonrisa me gusta —digo con voz queda.
—Creo que tengo una idea.
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