Capítulo 40 «El colgante»
Ya es sábado y la preocupación es visible en la cara de todos. Hoy es el próximo ataque y aún no tenemos ni rastro del zoológico fantasma. La actitud agria de Thiago regresó, pero no se escuchó ningún rumor de lo ocurrido en el aula de tercer año. No tengo ni idea de cómo lo consiguió la directora Smith, cosa que me causa cierta intranquilidad.
Las ventanas de cristal de todo el colegio fueron repuestas. Gracias a mis gritos de aquel día, todas las ventanas se quebraron. Algunos estudiantes resultaron con heridas leves. Me sentí muy mal por Karen. Cuando vi a Ginger y Tony en aquel estado, perdí la cabeza. Ahora comprendo la relación de la que hablan ambos.
—¿Todavía nada? —pregunto ansiosa.
—No se ve nada por ahora —habla Lilith por el intercomunicador.
Ella estaba en el aire junto a Tommy. Ambos han estado buscando por las alturas desde hace media hora.
—¿Creen que llegará uno hoy? —pregunta Brenda—. A lo mejor nos confundimos y....
El grito de Lilith nos interrumpe. Antes que nuestra amiga terminara en el suelo, Tommy la toma entre sus brazos y ruedan ambos por el césped, quedando inconscientes. Sobre nuestras cabezas vemos una sombra gigante.
—¡Tommy! —exclama Javier y corre junto a Talia hacia nuestros amigos en el pavimento, pero la bestia cae entre ellos y un Tommy abrazado a Lilith.
Frente a nosotros tenemos un tigre de dos cabezas, las alas son de águilas, en las patas tiene garras de halcón, y en la cola un aguijón de escorpión. Es al menos dos veces más grande que el anterior. Mi cuerpo se paraliza. Si mueve el aguijón un poco más, puede lastimar a Tommy o Lilith y ambos siguen inconscientes.
—Brenda, con mucha cautela y sin hacer el menor ruido, aleja a Tommy y Lilith de su lugar. Esa cosa puede hacerles daño en cualquier momento —ordeno
—¿Cómo quieres que haga eso? —susurra, a pesar de hablar por el intercomunicador.
—Improvisa —contesta el profesor Isaac.
—Chris, Cameron, cuando Tommy y Lilith estén a salvo, uno le dispara a la cola y otro a las alas. Talia, Javier, caminen lentamente hacia atrás. Yo me encargo de las cabezas de esa cosa. Profesor, necesito de su ayuda.
—No hay problema, Allison.
—¿Todos listos? —El silencio es su respuesta—. ¿Brenda?
—Ya les coloqué ramas debajo de sus cuerpos —responde y la bestia ruge.
—A la cuenta de tres. ¡Tres! —exclamo
—La madre que te parió, Allison —maldice Chris por el intercomunicador.
Brenda saca a los chicos de escena, Chris y Cameron van por las alas y la cola, Talia y Javier salen de allí con tablas de agua y fuego hacia atrás, y yo me encargo de las cabezas. Pero sin importar lo que hagamos, a esa cosa no le pasa nada.
—¿Por qué no se muere? —protesta Talia y le apunta hacia las alas ayudando a Chris en el camino.
El profesor Isaac se encarga de ayudar a Cameron con la cola, pero el mutante solo se enfurece más. Lanza un rugido hacia mí y su magnitud es tan grande que ruedo por el pavimento junto a Javier. La bestia eleva sus alas lanzando a Chris y a Talia hacia los árboles. Mueve su cola y casi pincha a Cameron. Lanzo una esfera de hielo a la cabeza y solo logro enfurecerlo más.
La bestia corre hacia nosotros levantando sus garras y cuando casi toca a un Javier inconsciente, intervengo lanzándole agua directamente a la garganta y se eleva hacia arriba, no sin antes rasgar la parte delantera de mi camisa y rasguñarme el pecho.
No siento nada por la adrenalina, pero estoy tan enojada conmigo misma por querer hacerme una héroe de Marvel que le lanzo una flama de fuego que poco a poco va cambiando de color: verde menta, azul celeste, rojo vivo, marrón claro y termina tornándose violeta brillante.
El rugido de dolor de la bestia choca con fuerza en mis oídos, pero no detengo el poder que sale de mí hasta que finalmente se desvanece, dejando una nube de humo y cenizas como único rastro. Caigo sentada con un sonoro puff en el suelo por el cansancio.
—¿Qué me perdí? —pregunta Javier, recuperando la consciencia.
—Te perdiste la mejor parte —contesta Chris, acercándose, tocando la parte trasera de su cabeza—. Allison lo mató.
—¿Dónde está? —insiste Javier, mirando a su alrededor y sentándose de sopetón.
—Esta niña lo incineró de tal manera que no dejó ni para el entierro —responde Talia con sorna.
—Buen trabajo, Allison —me adula Isaac, sonriendo, pero esta se paraliza.
Miro hacia abajo. Mi colgante está visible y la camisa un poco destrozada.
—¡Joder, qué dolor de cabeza! —habla Lilith tocando su nuca.
—¿Estás bien? ¿Te dañaste? —pregunta Tommy preocupado, pero ella niega con la cabeza y nuestro amigo suspira aliviado.
—Tommy, estás herido —habla nuestra enana, acariciando el rostro magullado de nuestro amigo.
Tommy no se aguanta más y la besa. Ella se paraliza por un instante, pero cierra sus ojos dejándose llevar por los sentimientos que tenía ocultos todo este tiempo.
—¡Viva! —grita Brenda dando palmadas alegres.
—Al fin. Me tenían harta de tanto esperar —habla Talia con sorna.
Los chicos se separan al percatarse del público que los rodea. Las mejillas de Lilith están sonrojadas y Tommy baja la cabeza, avergonzado.
—Se habían demorado demasiado —añade Cameron abrazando a su chica pelirroja.
—Ahora me siento falta —protesta Javier—. Soy el único soltero.
—Yo puedo ayudarte con eso, guapo —dice Ginger con sorna y todos reímos.
—Uno menos, muchachos —habla el profesor en tono un poco serio—. Allison, vamos a curarte eso.
—No es nada, profesor.
—Allison, necesito verte "eso" —hace hincapié en la última palabra.
—Chicos. Nos vemos después.
Chris frunce el ceño al ver la insistencia del profesor y le guiño el ojo. El niega con la cabeza y se retira con el resto de los chicos no muy seguro de lo que está pasando. Lilith y Tommy entrelazan sus manos, Cameron abraza a Talia por la cintura y Javier se va apoyado entre Brenda y Chris. Este último da una mirada antes de retirarse con mis amigos por el borde del colegio
—¿Qué ocurre profesor?
—¿Dónde conseguiste eso? —Señala hacia mi pecho con el mentón.
—¿Por qué la pregunta?
—Porque ese es mi amuleto, Allison, y recuerdo perfectamente haberlo lanzado al mar unos años después que la guerra terminara.
—¡¿Qué?! —no sé si pregunté, exclamé o hice las dos cosas al mismo tiempo.
—¿Dónde lo conseguiste, Allison?
—Tranquilo, ¿ok? Soy un usuario vida, Isaac. Y este es uno de los objetos que Raquel hechizó para retirarse. Es un poco extraño porque ella me dijo que había sido un regalo para ella tallado por ti.
Sus labios se amplían en una amarga sonrisa.
—En sí, ella no mintió. Ese delfín lo hice yo mismo cuando tenía 17 años. Me ayudó a hacerlo. Ashley buscó una piedra amatista del Monte Halo. Se dice que las piedras de ese lugar son eternas. No porque tengan poder o algo por el estilo, sino porque su color nunca cambia, a pesar que el tiempo corra. Mi hija hizo un Ritual Perpetuo y se transportó al colgante.
—Si ella hizo eso por ti, ¿por qué lo llamas maldito?
—Perdí a mis hijos uno a uno, Allison. Un padre nunca está preparado para esa situación. Es muy doloroso.
—Pero se quedó contigo, por Dios. Es posible que aún esté aquí —insisto tocando el colgante con la punta de los dedos—. ¿Por qué lo lanzaste al mar?
—Ella quería mucho Raquel y ambas adoraban el mar.
—Esa no es razón para separarla de ti, Dorian. Por esa razón, Raquel pensó que se lo habías dado. Si yo fuera Ashley, juro que te mataría si te volviera a ver. —Su carcajada es lo siguiente que escucho.
—Ashley era buena estratega como su tía, pero nunca me haría daño. —Enarco una ceja con escepticismo—. ¿Qué? Conozco a mi hija, Allison.
—Han pasado siglos desde que se vieron. Ashley debe de estar como loca y con ganas de salir de aquí. Por cierto, ¿cómo hizo para meterse aquí? Digo, si sigue aquí.
—Ni idea. Y ojalá pudiera verla de nuevo. Ustedes se llevarían muy bien, ¿sabes?
—¿De verdad?
—De mis tres hijos, ella era la más cercana a mí. Era la viva imagen de su madre en cuanto a dulzura y alegría, pero tenía el carácter de todos nosotros juntos. Apenas pudo luchar en contra de su tía y primos. Siempre se opuso a la guerra entre las familias. Y siempre desconfió de la persona causante del inicio de la guerra. Era muy inteligente.
—¿Cómo se llamaba su madre?
—Marina.
—Bonito nombre
—Ella era hermosa, así como su nombre.
—¿Te volviste a enamorar, profesor?
—Sí, pero nunca olvidé a mi primera esposa. Ella es el amor de mi vida, ¿sabes? Han pasado más de 3000 años, pero su recuerdo sigue en mi mente.
—Por esa razón quiero romper la ley. No quiero ni imaginarme el perder a Chris.
—Allison, olvídate de eso. Hagas lo que hagas, uno de los dos va a salir perdiendo
—Cuando a un McKenzie se le mete una idea en la cabeza, es muy difícil hacernos cambiar de opinión. Ya te lo dije. Mejor regresemos. Chris debe estar preocupado y quiero saber cómo están Lilith y Tommy.
—¿En serio? ¿Acaso no los viste? A esos dos se los olvidó el golpe... de golpe —añade con ironía y ambos sonreímos—. ¿De verdad estás bien?
—Sí. Solo fue un rasguño —contesto y comenzamos a caminar hacia el colegio.
—Debes tener mucho cuidado, Allison. El arranque de furia de hace unos días me deja casi sin estudiantes. Y escuché de boca del profesor Weller que casi matas a uno de ellos. Si no es por Karen, estuvieras ahora mismo en un juicio.
—¿Cómo lo hizo?
—No lo sé. Solo puedo decirte que el chico tiene unas marcas muy feas en el cuello desde aquel día. Es un milagro que su madre no apareciera por aquí.
—Mató a mis Varázs, Isaac. Se merecía algo peor.
—Puedes decidir entre la muerte y la vida, pero eso no te da el derecho para hacerlo por tu propio juicio. Se necesita años de entrenamiento para que puedas tomar la decisión correcta. Esto puede desencadenar sucesos inimaginables.
—Ya lo sé. Pero me da un poco de coraje.
—En esta vida nada es justo, pero a todos les llega su momento.
—Saliendo un poco de este tema, una pregunta ronda mi cabeza desde hace unos días. ¿Se puede dominar la voluntad de un Elements?
—Sí. Teniendo los ingredientes adecuados y las palabras correctas, es posible.
«Lo que me temía», pienso preocupada.
—¿Por qué la pregunta?
—Solo una curiosidad que tengo. —Asiente, no muy convencido, pero seguimos nuestro camino hasta entrar al colegio—. ¿Han encontrado algo de... ya tú sabes?
—Tommy y yo hemos estado analizando posibles lugares o erupciones recientes en tierra, pero aún no tenemos nada.
—Ya vencimos a uno. Si vienen más, pues los seguimos matando, aunque me duela, porque son especies que se están perdiendo.
—Allison, tengo una pregunta. ¿Cuándo se desplegó tu poder por primera vez? Te hablo como usuario vida.
—Creo que fue cuando salvé a Austin en la capilla. Creo que fue el mismo día que llegaron los de Mary Weathers a nuestro colegio. No estoy muy segura porque terminé inconsciente en enfermería.
—¿Recuerdas la fecha?
—Deme un momento. —Tomo el móvil y busco el calendario.
—Intenta saber que luna había ese día. —Al encontrar la fecha, el profesor suspira—. Como pensé. Luna nueva.
—Hay algo que no coincide. El día del solsticio de invierno era luna llena.
—Pero el día del solsticio no es normal. En un día como ese, la magia se vuelve un poco... loca.
—Y el día del Torneo creo que también era Luna nueva.
—Si no fue por la luna nueva, esa cosa voló hasta allá por eso. —Señala el colgante nuevamente con el mentón.
—Ahora que lo pienso, esa cosa se enfrascó mucho en mí. Yo creí que era por el pedazo de hielo que le lancé a la cabeza.
—Estaba detrás del amuleto y si estamos en lo cierto, el próximo vendrá por ti. Esa era la razón de que rompieran todas las estatuas o se enfrascara en la de fénix. La sangre tuya corre por sus venas y te están buscando a ti.
—¿Por qué mi vida no puede ser normal? Viviendo con mi familia, rodeada de gatos y una granja. Yo nunca pedí esto —protesto con dolor.
—Fuiste elegida por mi hermana, Allison. Cuando eso pasa, la vida de cualquiera es anormal. Nos vemos después. Voy al laboratorio a ver si el buscador encontró algo nuevo.
—Avísanos si encuentras algo nuevo. —Asiente y se retira.
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