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Capítulo 37 «Hallazgo importante»

A la mañana siguiente regresamos al colegio. Estoy de mejor humor y Chris me apoya mucho, pero el ambiente en el colegio sigue tan lúgubre como el día anterior. Las miradas de los estudiantes no son nada discretas y los comentarios son mucho peor que antes, por lo menos aquellos que llegan a mis oídos.

—No sé si llorar o reír —digo avergonzada.

—¿Lo dices por lo de Karen? —asiento a la pregunta de Brenda.

—Puede que haya sido un poco exagerado convocar a los estudiantes para decirles solo unas palabras, pero si ella no lo hacía, todos seguirían matándote con la mirada por lo ocurrido en el cumpleaños de Celine —añade Talia.

—¿Pasó algo con Eliza por el artículo de la fiesta? —pregunta Chris.

—Ni idea —contesta Brenda mientras se encoje de hombros—. Solo espero que le hayan dado una buena lección por chismosa.

En el camino alguien choca mi hombro. Es Emma. Mira por encima de su hombro y sonríe de soslayo. Si Chris no me agarra por el brazo, la hubiera dejado calva y le borraba esa sonrisa de lagarta descarada de la cara. El aire se violenta por las enormes ventanas y el cabello golpea mi rostro.

—No pierdas tu tiempo —dice Javier al ver mi rostro enrojecido—. No lo vale.

Chris aprieta mi mano con suavidad y entramos al comedor. Las mesas están colocadas a ambos lados del comedor porque una pequeña plataforma con un podio está en el centro. Imagino que por la pequeña reprimenda de Karen en el día de ayer mientras yo estaba en casa.

—Ayer la directora Karen me dio un poco de miedo —comenta Lilith—. Si alguien seguía circulando rumores de lo ocurrido en la fiesta, sería expulsado durante un mes del colegio.

—Ella quiso arreglarlo, pero aun así hay quienes siguen haciendo de las suyas, y los rumores de pasillos no se detienen.

—Estoy un poco cansada de esto —murmuro yo. Dos segundos después siento los brazos de Chris a mi alrededor.

—Verás como todo terminará pronto —asegura Javier.

Emma pasa frente a nosotros y sigue con su maldita sonrisa triunfal hasta salir del comedor con su pedido de la barra. ¿Será que soy la única que nota su otra cara? Mis pensamientos son cortados cuando veo a la directora atravesar las puertas en nuestra dirección con paso lento pero firme.

—Allison, no era necesario que vinieras —dice, mirándome con ojos de perro empapado—. ¿Chris no te dio mi mensaje?

—Sí, y se lo agradezco mucho. Solo le pido un favor. —Hace una leve inclinación de cabeza—. No me mire de esa forma. Con lástima. No lo soporto. Solo es algo pasajero. En un mes nadie se acordará de esto.

—Eres muy valiente, muchacha —añade ella y muestra sus perfectos dientes por la cálida sonrisa—. Necesito que se reúnan con Isaac en el laboratorio al salir de aquí. Están exonerados de las clases. No se preocupen por eso.

—Me preocupa grandemente que este año lo pasemos en los pasillos y no

aprendamos nada —murmura nuestra enana Lilith, ahora rubia.

—Lo que ustedes aprenden este año, lo saben desde hace tiempo. De todas formas, al salir de su reunión con Isaac, pasen por mi oficina. Ahí les entregaré una carpeta a cada uno con la información esencial de este semestre. Christopher, lo siento mucho. Al estar en último año...

—No te preocupes, Karen —interrumpe mi chico—. Lo entiendo y te agradezco lo que hiciste por Allison.

—Era mi obligación y deber como directora del colegio y amiga de Allison. No se demoren. Creo que Isaac encontró algo.

Unos minutos después atravesamos las puertas del laboratorio. La mesa metálica ya no está. Todo está tan pulcramente limpio que el olor a lejía me hace cosquillas en la nariz.

Esta vez, varias pantallas están empotradas en la pared. Debajo, hay una mesa con varios teclados y miles de cables esparcidos por todo el suelo del lugar.

—¿Qué pasó aquí? —pregunta Tommy maravillado. Es el lugar perfecto para él.

—Isaac —llamamos todos en diferentes momentos.

—Por aquí —contesta, elevando uno de sus brazos detrás de unos servidores al final de su laboratorio—. Voy en un momento.

Minutos después, sale nuestro profesor de Historia con su vestimenta jovial. Vaqueros, sudadera arremangada hasta los codos, zapatillas vans, el cabello despeinado y con una taza de café en la mano. Adiós a la bata de técnico de laboratorio y las gafas graciosas.

—¿Qué pasó con la mesa y los equipos de investigación científica?

—Larga historia, Lilith —contesta él en tono cansado, cayendo en la silla frente a las pantallas.

—¿Para qué son? —pregunta Cameron señalando con el mentón hacia la pared.

—Descubrí que todos los animales que han estado atacando el colegio, son animales desaparecidos—contest,a dejando la taza de café encima de la mesa y frunzo el ceño—. Ahora se los explico.

Sus manos viajan de forma veloz en uno de los teclados. En las pantallas comienzan a aparecer miles de documentos dispersos.

—Los animales que han estado atacando el colegio han sido robados de zoológicos de todo el mundo.

—¿Cómo rayos terminan en Inglaterra? Transportarlos hasta aquí no es nada fácil —opina Tommy.

—Un tigre o un toro no se pasa por el aeropuerto como si nada —añade Javier.

—Una llave mundial —murmuro por lo bajo.

—¿Dijiste algo? —pregunta Chris y niego con la cabeza desechando la absurda idea.

—Aún no lo sé. Pero lo más preocupante es esto. —Aprieta una tecla y trago en seco al ver unos ojos gigantes de pupilas amarillas.

—¿Eso es un dragón? —pregunta Brenda exaltada.

—Lo robaron hace unos días desde Rumania —respondió Isaac—. Tuve que hacer maravillas para colarme en la base de animales de los colegios Elements.

—¿Me permites un momento? —pregunta Tommy.

—Todo tuyo —contesta el profesor, moviendo la silla de cuero a un lado.

El chico de viento estira sus manos hacia adelante y estas comienzan a moverse velozmente por el teclado.

—Por Dios, Isaac, este programa para hackear está caducado —se regodea Tommy—. Tienes que hacer una entrada forzada.

Miles de imágenes y sitios web se abren y cierran a la vez en las pantallas en cuestión de segundos.

—Debes colocar a este pequeño en el interior. De esa forma el acceso es más rápido e invisible. —Para mí, Tommy está hablando en mandarín, pero Isaac asiente interesado sin perder el hilo de lo que ocurre. Entre nerds se entienden—. Listo.

Muchas fotografías e informes de animales desaparecidos aparecen en cascadas en todas las pantallas.

—¿Todos esos se evaporaron de la nada? —pregunta Talia en tono preocupado—. Nosotros solo hemos visto el 0,5 % de ellos en solo tres ataques.

—No me creo que todos sean robados para algo tan ruin como mezclarlos— protesta Lilith en susurros y acaricia sus brazos.

Tommy se quita la sudadera y se la coloca a ella por encima de la cabeza. Nuestra enana sonríe y asiente en agradecimiento.

—Y estos solo han sido en el último mes —habla Isaac—. Muchas gracias por la ayuda, Tommy. Agilizaste los servidores. Uno de ellos casi se me quema por estar sobrecargado.

—A mí me sigue preocupando ese bicho gigante que se robaron hace poco. —Brenda hace alusión al dragón.

—Para esa cantidad de animales, se necesita un lugar bien grande —añade Cameron.

—Ya busqué, pero no encontré nada —inquiere Isaac y le da un sorbo al café—. No hay un lugar lo suficientemente grande para ocultar esa cantidad de animales, y tener un dragón rojo de esta magnitud no es fácil mantenerlo en silencio.

—¿Qué pasa... si el lugar es bajo tierra? —pregunta Talia.

—También lo pensé —responde el profesor—. He buscado en muchas bases de datos. No puedes meter un dragón bajo tierra. La explotaría. —Isaac abre los ojos bien grandes—. Talia, eres un genio.

—¿En serio? —dice ella asombrada—. Gracias.

—Isaac, ¿tendrías la amabilidad de contarnos la cadena de pensamientos que se está formando en tu cabeza? —pregunta Brenda en tono preocupado—. El saber que esa cosa anda suelta me tiene un poco nerviosa.

—Los dragones rojos viven cerca de volcanes, son destructivos y les encanta el oro —explica el profesor mientras teclea con velocidad—. Tenerlos bajo tierra es un gran error a no ser que estén cerca de su hábitat natural.

—Déjame ver si entendí. ¿Estás buscando volcanes? —añade Austin.

—Los más cercanos a Inglaterra —responde Isaac.

—Yo digo que eso es una búsqueda sin sentido —insiste el bibliotecario sin esperanza—. Tiene que haber un volcán con miles de personas trabajando bajo tierra para controlar esa cosa y el resto de los animales. Eso sin contar que necesitan un laboratorio cerca para hacer las mutaciones.

—Hay varias preguntas difíciles de responder —insiste Isaac, sacando las manos del teclado—. ¿Cómo los roban? ¿Cómo los transportan? ¿Cómo los mantienen alimentados? ¿Para qué los mutan? ¿Por qué atacan el colegio?

—Yo tengo respuesta para las dos primeras preguntas —intervengo y las miradas de todos recaen en mí.

—Ilumíname, porque me estoy quedando sin sesos buscando soluciones reales.

—La llave mundial —contesto y todos me miraban como si me hubieran salido dos cabezas—. Chicos, les hablo de la llave que tiene Chris para movernos por el mundo sin necesidad de pasaje. —Sus expresiones de confusión cambian radicalmente—. Chris ¿cuántas de esas llaves existen?

—Ni idea. Tengo que preguntarle a Karen.

—Existen 6 llaves —contesta el profesor.

—¿Cómo sabes eso? —pregunta Javier.

—Ofendes a tu profesor de historia, León. Las 6 llaves fueron creadas con magia de usuario vida. Raquel necesitó despojarse de un poco de poder, por lo que eligió seis llaves. El objetivo era que sirvieran para salvar pueblos y ciudades del caos o guerras inminentes.

—Existen cinco colegios Elements esparcidos por el mundo y cada director tiene una —comenta Austin.

—Eso significa que hay una de esas llaves perdida —concluye Brenda—. Dudo que un director se rebaje tanto como para atacar otro colegio.

—Y si la teoría de Allison es cierta, el ladrón tiene la última llave, y en malas manos, ya ven lo que puede pasar —completa el profesor.

—¿Cuántas personas saben que esa cosa existe? —pregunta Cam señalando con el mentón hacia el dragón rojo en la pantalla.

—Muy pocas —contesta Isaac—. Voy a cotejar las personas que tienen acceso a esa información

—Esperemos que con esto adelantemos algo —insiste Brenda—. Este fin de semana es el siguiente ataque. Profesor, no debería haber enseñado esa cosa. Ahora tengo pánico. ¿Y si es el siguiente mutante?

—Brenda, tienes que tranquilizarte. —Austin acuna el rostro de su novia entre sus manos.

—¿Cómo quieres que me tranquilice? Esas cosas son inmensas.

Me acerco a la acobardada asiática y tomo una de sus manos. El pánico de Brenda pasa de su cuerpo al mío. Ella frunce el ceño y sus ojos café recaen en mí.

—¿Cómo hiciste eso? —pregunta confundida.

—Solo quise quitarte el pánico. Lo descubrí en la fiesta del sábado.

—Eres fantástica, pequeña —añade Chris y me abraza.

Un carraspeo interrumpe nuestra felicidad: Isaac. Yo sabía que era Dorian, pero tenía que cuidar mi tapadera frente a los chicos.

—Los usuarios de agua no hacen eso. Eres un usuario vida, ¿verdad? —pregunta el profesor y todos enmudecen cuando cruza los brazos en su pecho—. De nada vale ocultarlo. Pude verlo perfectamente. Dentro de los mutantes hay sangre de usuario vida, Allison. Eso te convierte en la principal sospechosa.

Se levanta de la silla y Chris se coloca frente a mí.

—Si tocas a mi novia, el laboratorio va a salir por los aires junto al invernadero, y de ti solo quedarán las cenizas.

—Tranquilo, papá oso —comenta Isaac con burla levantando las manos en señal de rendición—. Allison, ¿alguna vez te han sacado sangre fuera del colegio? Piensa, por favor.

—El año pasado, pero esa muestra ya no existe —responde Javier.

—¿Estás segura? —pregunta Isaac hacia mí y asiento, convencida.

—En primer año, Jessie Carmington realizó un ritual para sacar el corazón de Raquel del sarcófago —relata Lilith—. Vertió la sangre de Allison a su alrededor.

—¿Toda? —insiste el profesor—. La sangre de un usuario vida es la más fácil de replicar. Con una gota de sangre es suficiente.

—Ella tenía el tubo de ensayo del laboratorio de Amelia. Cabe la posibilidad que la utilizara toda en ese momento —añade Tommy—. Pero es posible que

guardara una parte en algún lado o se la entregara a alguien más.

—Isaac, ¿existe alguna leyenda o algo relacionado con Raquel en Mary Weathers?

—¿Por qué la pregunta, Allison?

—Según Karen, la primera bestia que atacó el colegio solo rompió la estatua de fénix y la segunda bestia las rompió todas. En el último ataque, dejó el ave fénix como última, pero se entretuvo con Meeko.

—Hay muchas leyendas, pero se dice que los cimientos de la casa de Dorian están en este lugar. —Frunzo el ceño, confundida—. En ese tiempo, el mundo no era como ahora y los mapas de antes no eran tan exactos. Otras teorías dicen que hay sangre de Raquel en la tierra donde están las estatuas y que por eso el césped siempre está de color verde, incluso en verano u otoño.

—¿Qué conseguirían con buscar en los cimientos de la casa? —recalca Talia—. No me digas que tenemos que encontrar otro sarcófago.

—No, pero están buscando el amuleto de él —responde el profesor pasando la mano por su mentón como si hubiera pensado en voz alta.

—¿Para que querrían un amuleto? —añade Brenda

—Para encontrar el sarcófago de Raquel —contesta Austin en susurros.

—Pero es en vano —interviene Javier—. Allison derritió el corazón de Raquel el año pasado.

La carcajada sin sentido de Isaac nos deja un poco descolocados.

—Si ustedes creen que Raquel concentraría su poder y alma en un solo lugar, están muy equivocados —dice él con sorna—. Era demasiado inteligente para eso. A pesar de ser joven, era una buena estratega. Austin, en su colegio deben estar los diarios de ella

—Algunos fueron robados —responde mi amigo e Isaac golpea su frente—. Mi

padre murió cuando yo era un niño. Es posible que buscaran los diarios en la

biblioteca, pero al no encontrarlos, fueron a por él.

Las últimas palabras del bibliotecario fueron casi un susurro. Aun después de tanto tiempo, la pérdida le duele. Brenda le abraza al notar la tristeza en su chico.

—Lo siento mucho. No lo sabía —añade el profesor avergonzado.

—Tenemos que concentrarnos en encontrar ese amuleto —opina Lilith.

—Estamos obviando un pequeño detalle —digo.

—¿Cuál? —preguntaron algunos.

—Una de esas cosas nos atacó en el Torneo y estábamos completamente lejos de aquí.

—Allison tiene razón —secunda Javier—, y si nos ponemos a pensar, cada mutante es mucho más fuerte que el anterior.

—Están buscando la bestia perfecta —añade Cam—. La pregunta es, ¿para qué?

—Quieren arrasar el lugar para encontrar un amuleto maldito —responde Isaac, con resentimiento.

—¿Amuleto maldito? —pregunta Brenda.

—¡Ay, no! —protesta Lilith—. La palabra aventura hace que Brenda se vuelva loca.

La aludida achina los ojos por el comentario de Lilith, pero niega con la cabeza al final.

—Me encantan las aventuras, pero esto se está volviendo un poco tenebroso. Más si hay un dragón de por medio.

—¿Recuerdan la historia de Dorian y su insistencia en encontrar una forma de romper la Ley de los primogénitos? —asentimos a la pregunta de profesor—. Se dice que después de la muerte de su segundo hijo, Dorian se alejó de todo y de todos. Su hija menor siguió con la guerra en contra de sus primos y su tía. Pero cada día que pasaba, se alejaba más de su pobre padre entristecido y lleno de dolor. Se preocupó grandemente y le hizo un amuleto. Nadie sabe la verdadera forma, pero se cuenta que ella se metió a sí misma en el amuleto para nunca apartarse de su padre. Dorian casi pierde la cabeza. Sus hijos habían desaparecido uno detrás del otro. Por eso le llamó el amuleto maldito. La guerra entre los hermanos terminó y desaparecieron cada uno por su lado.»

—Ese amuleto debe ser muy valioso, pero al mismo tiempo, un recuerdo muy doloroso —habla Lilith en tono lastimero y miro hacia el profesor con disimulo.

Sus ojos se han cristalizados. No debe ser nada fácil recordar la muerte de sus hijos unos siglos después.

—Déjame resumir todo hasta ahora —interviene Brenda—. Hay un loco, o loca, que tiene una llave mundial. La utiliza para robar animales y mutarlos con el fin de arrasar el colegio Mary Weathers, para encontrar un amuleto maldito y de esta forma encontrar otra fuente de poder de usuario vida y dominar el mundo. ¿Me dejé algo fuera?

—Creo que no —responde Austin y besa la mejilla de su novia—. Buen resumen, cariño. Creo que resumimos todas las preguntas de hace un momento. Tenemos que dividirnos. De esa forma cubrimos más terreno. Tenemos pocos días para el siguiente ataque y no sabemos cuál será la otra combinación.

—¿Qué fue del amuleto? —pregunto para presionarlo un poco.

—Nadie sabe —responde Isaac y regresa su mirada a las pantallas. Frunzo los labios al ver mi cometido esfumado—. A este paso me quedo sin pelo antes de los 30.

—Seguirías siendo guapo sin cabello—opina Lilith y cubre su boca al notar su metedura de pata.

Aprieto los labios para que la carcajada en mí no brote al ver el rostro desencajado de Tommy.

—Es mejor que regresemos —interrumpe Chris—. Ustedes no tienen clases, pero yo sí y deben pasar aún por la oficina de Karen a buscar la información de su semestre.

—Eres un aburrido, hermano —protesta Cam con sorna.

—No me queda mucho tiempo, Cam —rebate Chris y la mirada de su hermano se ensombreció—. Quiero terminar con esto de las mutaciones y ayudar a Allison para romper la maldición de los primogénitos

—¡¿En serio?!

—No puedo creer que lo olvidaras, pequeña —habla él y me besa la sien—. Estamos en esto juntos. Además, nunca había visto a mi madre tan alterada. Eso es bueno.

—¡Christopher! —le regaña Talia y este se encoge de hombros.

—Mi hermano siempre ha querido ser la oveja negra de la familia —añade Cameron—. Lástima que mamá lo defienda y Chris siempre sale ganando.

—¿Estás celoso?

—¿Yo? Jamás. Ese paquete es tuyo. Yo estoy lejos de los problemas familiares y mi madre nunca pelea. Por tanto, te dejo esa batalla a ti solo.

—¡Qué mal hermano eres! —dice Chris aparentando dolor en su voz.

—Dudo que sea peor que tú —rebate Cameron y ambos hermanos Gray ríen a carcajadas.

—¿Ustedes siguen con la idea de romper la ley de los primogénitos?

—Dos de los nuestros están metidos hasta el cuello por esa ley, profesor —habla Javier—. Esa idea nunca se nos quitará de la mente.

—Hablando de eso —interrumpe Austin—. Estuve analizando los ingredientes que dio para romper ese hechizo y finalmente di con uno. No fue nada fácil. A Dorian le gustan los acertijos al igual que su hermana.

—¿Cuál fue el que encontraste? —pregunta Lilith con curiosidad y sonrío de soslayo al ver los labios fruncidos del profesor.

—La lágrima del ser más puro —responde Austin—. En ese caso se refiere a un unicornio.

—¿Tenemos que conseguir la lágrima de un unicornio? —no sé si Brenda exclamó o preguntó, pero hasta para mi parece absurdo—. Están extintos hace siglos. No es que veas caballos con un cuerno en la frente todos los días y los vendan en las ferias.

—El ave fénix también y mi sangre sirvió para sacar la piedra rosa del sarcófago de Raquel —añado y fijo mis ojos en Dorian.

—Hasta hace unos minutos, yo creía que los dragones estaban extintos y el

ministerio tenía uno en su cámara privada —dice Talia con ironía.

—Ahora que lo dices, Jessie necesitó escamas de un dragón para el primer ritual —deduce Tommy.

—Sí, pero eran de un dragón negro—aclara Lilith.

—Esa cosa tiene las escamas de la cola y las patas de color rojo —dijo Brenda señalando a la pantalla—. ¡Ay, Dios! ¿Hay más dragones ahí fuera?

—Déjenme ver si entendí—habla Isaac, separándose finalmente de la mesa—. ¿El ataque a su colegio y el ataque de los mutantes están relacionados? ¿Es lo que creen?

—Es posible —secunda Cameron—. El año pasado buscaban el sarcófago de Raquel, pero destruimos la gema a tiempo. Si lo del amuleto es cierto, la persona que tiene la llave también quiere el poder absoluto al igual que Jessie.

—Dijiste que mi sangre es la más fácil de replicar —Isaac asiente—. La muestra de mi sangre desapareció al día siguiente de ser tomada. Existe la posibilidad que Jessie no estuviera trabajando sola y le dio un poco de la muestra a su contacto en Inglaterra.

—Ustedes dijeron que Jessie no tenía más familia —aclara el profesor.

—Pero pueden existir amistades con el mismo fin u objetivo —recalca Brenda.

—Al no terminar su trabajo en nuestro colegio, comenzaron aquí —Chris termina mi idea.

—Jessie era una persona muy reservada —añade Tommy—. Creo que tampoco tenía redes sociales

—Tenemos que hacer algo —insisto—. Yo no puedo ni acercarme a sus padres. Después de... matarla, no pueden verme ni en pintura. Solo espero que Jessie no le haya dado mi nombre a esa persona o estoy en un buen problema.

—Si ese fuera el caso, ya hubiera hecho algo en tu contra —opina Lilith—. Aunque en este momento, medio colegio te odia por ser la novia de Chris y la otra parte por la fiesta del sábado de los Gray.

—Enana, no estás ayudando —le regaña Javier y ella baja la cabeza, apenada.

Mi pecho se aprieta y el corazón se encoge de solo recordar las palabras de Lilith.

—Olvidémonos de esa historia. Tenemos un gran problema —comenta Javier—. Este sábado es la próxima luna nueva, lo que significa que el colegio va a estar bajo ataque, y si no ponemos el acelerador en este asunto, Mary Weathers puede ser un montón de escombros el domingo en la mañana.

—Tommy, quédate con Isaac en el laboratorio y busquen un lugar lo suficientemente grande —ordeno—. Austin, necesito que regreses a Elements y encuentres, aunque sea un pequeño rastro de los unicornios o alguna magia que se compare a ellos. Talia, Cameron, ustedes tienen mejores relaciones con las personas de este colegio que yo. Con cautela, averigüen si alguien conocía a Jessie Carmington o se relacionaba con ella.

—Este semestre lo pasamos más afuera del colegio que en su interior —opina sonriendo el mediano de los Gray.

—Eso no es ningún problema, ¿verdad? —insiste Chris y su hermano niega con la cabeza.

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