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Capítulo 31 «Desastre aprovechado»

Chris

Me estoy volviendo loco con tantos preparativos. Esto ha sido una locura después del almuerzo. Ni siquiera he podido ver a Allison desde el mediodía. Ya es casi la hora del baile y tuve que pedirle a Javier de favor que la trajera.

Me siento el peor novio del mundo, pero entre la insistencia de mi madre, el lloriqueo de mi hermana, y el constante trabajo que Emma me ponía para ni siquiera llegar al primer escalón, estoy completamente frustrado. Ya voy por la segunda copa de champán y las ganas de ver a mi chica van en aumento.

Las puertas se abren y miro con desespero a través de mi máscara. Resoplo frustrado al ver que son los chicos entrando con emoción. Allison no está entre ellos y casi gimo.

Desde que la conocí hace un año atrás, mi mundo se tornó patas arriba. Todo se volvió muy confuso para mí. Lo nuestro fue algo progresivo y rápido, pero era inevitable no encontrar a esa enana de carácter fuerte y bravucón en cada chica que miraba. ¿Estoy desquiciado? Es posible. Pero el amor que siento por ella me sobrepasa.

—¿Nervioso? —pregunta Emma.

—Un poco —contesto sin apartar los ojos de la puerta.

Mis amigos se detienen cerca de la escalera para hablar con Talia y Cameron.

—Todo va a salir bien, Christopher. —Pasa su mano por mi brazo y me aparto.

—Emma, tengo novia.

—¿Y eso qué? Antes no te interesaba. ¿O ya olvidaste lo bien que lo pasábamos mientras eres el novio de Alice? Eso no te detuvo de meterte en mi cama —su respuesta hace que la mire y veo como enarca una ceja por encima de su máscara.

—Es verdad, pero Allison no se lo merece.

—Chris, hay miles de chicas que se mueren por estar a tu lado o pasar al menos una noche contigo. ¿Por qué ella? Es una chica simple, de bajos recursos y malos gustos.

—Ese es el problema, Emma. Ella puede ser la chica más sencilla del mundo...

—Tú lo dijiste, Christopher Gray. Es una...

—Y aunque fuera un humano normal, quiero que tengan algo claro tú y mi madre. Ninguna chica es común y corriente. Todas tienen su belleza y esencia personal.

—Pero...

—Emma, yo elegí a Allison. ¿Te quedó claro? Sus defectos hacen que la ame cada día, y sus virtudes hacen que complemente conmigo. Para mí, eso es suficiente. —Ella frunce los labios y noto como su mentón se contrae.

—Deja que veas a Allison —interviene Brenda y dejo escapar el aire que no sabía que contenía—. Está preciosa.

—Yo opino lo mismo —añade Alice y aparta a Emma a un lado sin mucha delicadeza. Esta última la fulmina con la mirada—. El vestido le queda fantástico.

—Oh, sí. Hace que sus atributos se noten aún más —añade la pelirroja con sorna.

—Cuando la veas te vas a quedar encantado —aumenta Lilith en tono despectivo mirando hacia Emma y la miro asombrado.

La niña de ojos azules está aprendiendo a soltar indirectas muy directas. Frunzo el ceño al ver su cabello ahora rubio.

—Nos vemos después, Christopher. —Emma besa mi mejilla deteniéndose más de lo normal y se retira con paso firme.

—No sé cómo la aguantas —comenta mi hermano mientras toma una copa de champán de un camarero que pasa por nuestro lado.

—Yo tampoco —contesto mirando hacia la puerta una vez más.

—Ya va a llegar —indica Lilith con dulzura, como si escuchara mis pensamientos y pasa su mano por mi brazo con cariño—. Ella y Javier están de camino.

Las puertas se abren mis labios se curvan en una sonrisa instantánea cuando la veo.

—No tengo que voltearme para saber que el amor de tu vida entró por la puerta —comenta Brenda divertida y le da un sorbo a su copa de champán.

Pestañeo varias veces sin creer lo hermosa que está mi chica. El vestido azul contrasta maravillosamente con su suave piel. La máscara oculta parte de su rostro, pero la reconocería hasta en la oscuridad. El tiempo se detiene para mí y escucho los latidos de mi corazón en mi cabeza.

¿Saben ese momento donde comienzas a pensar tu vida pasada y no la recuerdas? Esa noche en el baile de invierno donde conocí a Allie, marcó un antes y un después, dejando atrás una vida llena de locuras y desenfreno. En este corto tiempo, ella me enseñó que el macho alfa no es aquel que tiene varias mujeres a su alrededor, sino el que logra mantener feliz y segura una sola durante mucho tiempo.

Mientras camina hacia mí, sus labios se curvan en una bella sonrisa tímida. La sangre deja de correr por mi cuerpo. El vestido se mueve a su aire, las luces de las arañas del techo iluminan su vestido y es como si varias estrellas se hubieran estrellado en su pecho.

Camina del brazo de Javier con mucha seguridad y la cabeza en alto. Obviamente, todas las personas se giran para ver quién es la chica que viene del brazo de mi mejor amigo. Ella es la envidia de todos en el salón. ¿La mejor parte de todo esto? Es mi novia y solo mía.

—Hola —murmura Allie al llegar junto a mí.

Tommy tuvo que empujarme un poco para moverme del lugar. Mis pies están anclados al suelo y yo sonrío con nerviosismo como si fuera un chico de primaria.

—Estás preciosa—digo tomando una de sus manos.

—Por hoy hice mi obra de buena fe. Te dejo en buenas manos, McKenzie. —Javier palmea su mano y se aleja un poco de nosotros con los chicos.

—¿Te gusta lo que ves? —Muerde su labio inferior y me acerco a ella.

—Me encanta lo que veo. Tanto, que estoy celoso —contesto y acaricio su mejilla.

—¿Por qué lo estarías?

—No te fijaste, ¿verdad? —Brindo mi brazo y comenzamos a caminar por el salón.

—No sé a lo que te refieres.

—Eres muy ingenua, pequeña. —Toco la punta de su nariz con mi dedo índice y ella sonríe—. Cuando caminabas hacia nosotros, todos los rostros se giraron para verte, aunque esa máscara oculta lo mejor de ti: tus ojos.

—¿De verdad? —Sus mejillas se tiñen de rosa.

—Eres hermosa, pequeña. Eres la única que no lo nota. Es bueno ser humilde, pero el exceso es malo.

—A penas me estoy adaptando... a esto. —Señala disimuladamente con la mano a nuestro alrededor—. Tanto de esto, me abruma.

—Lo sé, y eso me encanta de ti. —Me detengo y acuno su rostro entre mis manos—. Te quiero como no puedes imaginarte.

—Yo también te quiero, Chris.

—Christopher, ven. —Mi madre nos separa y entrelaza su brazo con el mío—. Tengo que presentarte a unas personas que vinieron desde Alemania para verte.

—Madre —Con mucha caballerosidad, aparto su brazo del mío y me acerco a mi chica—, ya basta. Allison es mi novia, y tienes que respetarla como tal.

Mi madre frunce los labios y luego muestra su sonrisa para las personas non gratas.

—Vamos, queridos.

Camina frente a nosotros con paso firme. Escucho el suspiro de Allison a mi lado y me giro hacia ella.

—Sígueme la corriente y todo estará bien. Estas personas son importantes, pero no te dejes abatir. Sé tú misma. —Entrelazo nuestros dedos—. Yo estaré para apoyarte.

Alexa Gray está rodeada por todas las personas del consejo Elements. Entre ellos está la directora Rebeca Carlisle. Puedo reconocerla detrás de una máscara y un elegante vestido.

—Hola, Allison —dice Rebeca con alegría, y la abraza con fuerza.

—Hola, directora Carlisle —responde mi pequeña en tono dulce—. Me alegra verla nuevamente.

—Hola, querida. No te reconocí con esa máscara. Estás preciosa. —Esa es la voz de Karen.

—Directora Smith, es un gusto verla —digo yo, aliviado que ambas estén aquí.

—Señoras y señores, esta es la chica de la cual Karen y yo siempre le hablamos —presenta Rebeca.

La sonrisa de mi madre se congela. Karen y Rebeca alaban las buenas virtudes de mi chica y ella solo sonríe con timidez. Creí que sería más difícil, pero se metió en el bolsillo a todas las personas del consejo en un instante.

—¿Ella es la hija de Erick y Mía? —pregunta Ashley, la directora de la escuela en América del Sur. Rebeca y Karen nos miraron a ambos y la sonrisa burlona de mi madre aparece una vez más.

—Sí. Soy la hija de Erick y Mía Adams —respondió Allison finalmente. Todos asienten con lentitud, y un silencio incómodo desciende.

—¿Recuerdan cuando Erick y Mía fueron a Brasil? —habla nuevamente la directora de América del Sur.

—Sí, yo lo recuerdo —contesta otro. Creo que es de la escuela en Australia—. Fueron con dos de mis chicos. Es muy difícil olvidarlo. Casi queman la mitad del Amazonas.

Todos ríen a carcajadas, como si recordaran buenos tiempos. Yo abro los ojos, asombrado, la sonrisa de mi madre se esfuma de un plumazo, y la de Allison regresa mucho más amplia.

—Oh, oh, oh. ¿Recuerda cuando fueron a Alemania? —añade otra—. Dios mío. —Deja escapar una carcajada escandalosa—. Allison, tus padres son los mejores en lo que hacen. Debes estar muy orgullosa de ellos, muchacha.

—Son los mejores padres. No me puedo quejar —responde Allison, sonriendo y suspiro relajado.

Estuvimos hablando por un tiempo y las sonrisas no faltan. Yo pensé que el consejo y ministros de Elements la odiaban como mi madre había hecho parecer. Noto que es todo lo contrario y Allison está en su aire. Estuve tan entretenido que ni supe cuando Alexa Gray se fue de nuestro lado.

—No sabía que mis padres habían hecho tantas cosas en menos de tres años —dice mi chica intentando controlar las carcajadas.

—¡No puedo creer que no te contaran las travesuras que hacían en sus viajes! —protesta el director de Australia—. Y esto que te contamos, es solo una pizca de las grandes hazañas que hicieron por cada uno de los colegios.

—Estamos muy agradecidos por eso —añade Erika—. Es una lástima que se hayan retirado del trabajo tan pronto. Dale un grato saludo de mi parte cuando hables con ellos.

—Serán dados —contesta Allie y los del consejo hablan entre ellos—. Chris, voy por algo de beber. ¿Deseas algo?

—No, gracias. —Beso su frente—. No te demores.

Niega con la cabeza y se retira. Observo su caminar hasta que se perdió entre la oscuridad de las columnas.

—Hacen una linda pareja —murmura la directora Rebeca a mi lado y nos alejamos un poco—. ¿Cómo les va en... ya tu sabes?

—Aún sin respuestas. En el ataque pasado, Allison salió muy mal herida.

—¡¿Cómo?! ¿Qué le ocurrió?

—La cola de serpiente la mordió en la espalda. —A través de la máscara, veo como Rebeca cierra los ojos.

—Le dije que tuviera cuidado —protesta en tono molesto, pero lo suficientemente bajo para que solo yo la escuchara.

—Sabes lo terca que es, Rebeca. Salvando a Meeko, el mapache de Javier, terminó en enfermería.

—Una semana y ya probó la enfermería de Mary Weathers. —Niega con la cabeza y sonríe—. Esa es la huella de Allison McKenzie.

—Es una chica fantástica —añado orgulloso.

—Idéntica a los padres. Su dulzura, la cabezonería y su bravuconería natural las sacó de Nanneth.

—Pero la sonrisa, la humildad y el impulso de dar su vida antes que sus amigos, lo heredó del padre —secundo—. Ambos son fantásticos, y Ellie está en el mismo camino de la hermana mayor. Hicieron un excelente trabajo criándolas.

—¿Aún sigue con la idea de buscar a Dorian? —Asiento y ella suspira—. Mira que es cabezota.

—Tú misma lo dijiste.

—Chris, ¿no has visto a Allison? —interviene Javier.

—Fue por unas bebidas —contesto, pero los ojos verdes de mi amigo reflejan preocupación.

—Eso fue hace unos minutos, pero cuando fui por ella no la encontré —añade él en tono nervioso. Brenda se une a nosotros y sus ojos color café están alarmados—. ¿La encontraste?

—No la veo por ningún lado y comienzo a preocuparme.

—Tranquilos. Ella no puede estar muy lejos. Vamos a...

—Buenas noches a todos —dice mi madre desde la plataforma improvisada.

—Maldita sea —protesto por lo bajo—. Lo siento, chicos, tengo que estar ahí para dar el...

—Me alegra mucho que todos se hayan reunido esta noche tan especial en mi casa por los 14 años de mi hija menor, Celine. —Frunzo el ceño confundido. Se supone que yo daría el discurso de bienvenida—. Esta noche, en conmemoración a Celine, Allison McKenzie cantará algo para nosotros. Querida, puedes subir.

—¿Qué rayos está pasando? —pregunta mi hermano en tono mordaz.

—No lo sé y no me gusta —respondo alarmado—. Esto no debería de suceder.

—Chris, esto no estaba en el programa de la noche —añade Talia, aumentando mi preocupación.

—Esto no me gusta —dice Tommy.

Miro cuando Allison sube los escalones y se acerca a la banda de música.

—¿Qué rayos le pasó a su vestido? —protesta Alice indignada y fijo mi mirada.

Cierro las manos con fuerza al ver que su hermoso vestido está rajado desde la mitad del muslo hacia abajo en el lado derecho. Yo no recuerdo que fuera así.

—Eso no estaba así —dice Brenda malhumorada.

—Se lo hicieron a propósito para avergonzarla —dice Lilith con voz grave—. Aunque le queda mucho mejor así.

—Buenas noches a todos —habla mi chica desde el micrófono y las luces la enfocan. Veo sus mejillas rosadas y sus ojos enrojecidos.

—La hicieron llorar —decimos yo y Javier al unísono.

—No sé cómo lo logra, pero parece muy tranquila —añade Tommy con los brazos cruzados.

—Es un placer estar con ustedes en esta noche —sigue con su discurso—. Muchas felicidades, Celine. Deseo de corazón que siguas cumpliendo muchos años más. No importa la ocasión o el lugar —Sus ojos verdes chocaron con los míos—, si estás rodeada de tu familia y amigos, el mundo puede acabarse, y aun así resistirías las adversidades.

—¡Vamos, Allison! —exclama Cameron y los chicos silban a su favor.

—¡Vamos, pequeña! —grito y aplaudo con fuerza. Ella solo sonrió y asintió.

—Para una noche especial, una canción especial. Maestro, por favor —dice ella y la música comienza a sonar. Me sorprende que se decantara por esa y comenzó a cantar.

—Adoro esa canción —comenta Alice—. No sabía que Allison sabía cantar.

—Nadie lo sabía —contesta Brenda.

Todos se acercan a la pista y comienzan a bailar "Sway" de Michael Bublé. Yo me quedo en el mismo sitio.

En primer lugar, admirando la valentía con la que mi chica está enfrentando todo esto. A pesar del desastre ocurrido en su vestido, siguió adelante. En segundo lugar, porque no sabía que cantara tan bien y con buen ritmo. Y en tercer lugar porque sus ojos no se apartan de los míos.

Miro a mis amigos y todos están tan asombrados como yo. Mi padre se acerca a Rebeca y la saca a bailar. Mis amigos le siguen a él y bailan al son de la voz de mi pequeña valiente.

La firmeza y sonrisa de Allie me dan a entender que a pesar del problema, sigue adelante y saca provecho a la situación. Ella está disfrutando de esto. Pero si la conozco lo suficientemente bien, le va a cobrar bien caro a quien sea que le haya echado a perder el vestido. Aunque coincido con Lilith en algo. La vista de su pierna es muy sexy. Demasiado sexy. Mi novia termina de cantar y todos gritan eufóricos.

—Otra. Otra. Otra —grita el público y ella sonríe.

—Les agradezco que les gustara, pero la verdadera fiesta se encuentra en el patio trasero. —El público protesta desilusionado—. La familia Gray les agradece que hayan sacado un poco de su tiempo para celebrar el cumpleaños de Celine. Muchas gracias.

Ella deja el micrófono en su lugar y yo troto hacia la tarima. La ayudo a bajar los escalones y me deleito en sus ojos verdes. Estos están inyectados en sangre, pero tiene ese brillo singular que los caracteriza.

—Estuviste fantástica —murmuro acariciando sus nudillos con el pulgar.

—Tuve un pequeño inconveniente —dice mirando hacia abajo—, pero todo salió bien.

—Fuiste muy valiente.

—Soy una McKenzie. Viene en el paquete. —Ambos sonreímos y beso su nariz.

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