Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24 «Mansión Gray»

Llega el viernes y mis nervios se hacen notar en mi cuerpo entero. Sudo más de lo normal y el dolor de cabeza es mucho peor, aunque intento disimularlo. He preparado la maleta todos los días y siempre cambiaba la ropa de su interior. Es solo un fin de semana, pero voy a tener demasiados ojos encima. Ha sido la peor semana de mi vida, sin contar cuando llega mi amigo Andrés cada mes, y que gracias a Dios, se me quitó ayer en la tarde.

No quiero meter la pata, pero tengo la certeza que Alexa Gray está esperando la mínima oportunidad para cortarme la yugular. Este fin de semana es para mostrarles a todos la chica con la que está su hijo mayor. Solo espero hacer un buen papel y enorgullecer a mi chico y a mis amigos.

—Todo va a salir bien —insiste Chris, abrazándome.

—¿Por qué eso no me reconforta? —Siento el retumbar de su sonrisa en mi espalda.

—No me lo puedo creer. Tú que te enfrentaste a colds, el solsticio de invierno, y a dos mutantes en menos de un año, ¿estás temblando porque vas a pasarte un fin de semana con mi familia?

—No es solo un fin de semana y lo sabes —murmuro por lo bajo—. ¿A quién engaño? Estoy completamente asustada. ¿Y si no les caigo bien? ¿Y si meto la pata?

—Si no les gustas, es su problema. Eres mi novia y te quiero por tu forma de ser. En cuanto a la segunda pregunta, todo el mundo tiene derecho a equivocarse. —Me gira por la cintura y levanta mi mentón. Sus ojos negros pueden leer claramente el terror en los míos—. No te preocupes. Además, dudo que ocurra algo. Las chicas siempre van a estar contigo al igual que los chicos. Austin debe de estar a punto de llegar.

—¡¿De verdad?! Brenda se va a poner muy contenta.

—Lo sé. Desde que Austin regresó a Elements, ella tiene el moco caído. Quise darle una sorpresa.

—Le va a encantar.

—¡Allison! —La puerta de mi habitación golpea la pared a mis espaldas—. No te lo vas a creer

—¿Qué? —pregunto, sonriendo hacia Brenda.

—¡Austin está aquí! —chilla emocionada y con los brazos hacia arriba en señal de victoria. Sonrío de soslayo y ella achina sus ojos, analizándome—. Tú lo sabías.

Me señala con el dedo y levanto las manos en señal de defensa.

—Me acabo de enterar hace unos segundos antes que entraras por la puerta.

—Entonces es cosa tuya o de tu hermano. —Señala hacia Chris—. ¡Gracias! —Corre hacia nosotros y los tres caemos al suelo—. Dios, Christopher, eres el mejor cuñado del mundo. —Todos sonreímos.

—Espero que yo también reciba un abrazo tan caluroso y emocionante como ese —habla una voz desde la puerta. Una que extrañaba mucho.

—Austin. —Mis labios se curvan en una sonrisa. Nos levantamos del suelo y abrazo a mi amigo con fuerza—. Como te extrañé. —Apoya su mentón en mi cabeza y masajea mi espalda como siempre.

—Yo también. Los extrañaba a todos.

Me separo de él y soy reemplazada por Brenda fundiéndose ambos en un abrazo cariñoso. Los ojos color café de la asiática adquieren ese brillo de felicidad cuando tiene a su chico cerca.

—Te extrañé, mi vida —musita él.

—Yo más, Austin —contesta ella en tono dulce.

—Chicos, me va a dar un coma diabético por tanta dulzura entre ustedes —se burla Talia desde la puerta de mi habitación y el resto de mis amigos entra.

—Bienvenido, Austin —añade Cameron y ambos chicos golpean sus puños por el lateral.

—Ya llegó el cerebrito. ¡Qué poco duró mi puesto de señor inteligente! —comenta Tommy con ironía.

—No seas así —increpa Lilith golpeando la nuca de Valent, y este protesta, masajeando el lugar del impacto—. Me alegro verte nuevamente, Austin.

—Ya es hora de irnos. Nos espera un largo fin de semana en la mansión Gray —interviene Javier desde la puerta.

—¿Es tan grande como para que le llames mansión? —pregunta Tony con curiosidad.

—Cuando lo veas con tus propios ojos, responderás tu pregunta —responde Cameron.

—¡Qué bien! Al fin llegaste, Austin. Como Brenda siguiera llorando por los rincones por tu ausencia, me iba a pegar un tiro —comenta Javier divertido.

—Eso no es cierto, ¿eh? —rebate la asiática señalando hacia su novio.

—Pero si yo no he dicho nada —refuerza él y sonríe.

—¿Abrazo de Team Piña? —propone Lilith.

—No saben cómo les extrañé —dice el bibliotecario bajo la capa de abrazos.

—No fuiste el único, cerebrito —comenta Tommy con ironía y todos sonreímos.

Mis amigos ya están completos. Con ellos a mi lado todo está bien. ¿Qué puede salir mal?

El camino hasta la casa de Chris es un poco largo. Fuimos todos en la misma camioneta. Risas, historias, y unos cuantos ronquidos de parte de Brenda hacenameno el viaje. Javier va al volante, Talia, Cameron y Lilith detrás, y al fondo están Brenda, Austin y Tommy. De copiloto vamos Chris y yo.

—En unos minutos llegamos a casa, Cam —anuncia Chris.

—Estoy emocionado por ver a Celine —añade el otro hermano. Tony y Ginger suben a la pizarra del carro y pegan las patas al parabrisas.

—¿Tienen curiosidad?

—Nunca he visto una mansión, Allie —contesta Tony.

—Pero si estamos viviendo en una.

—Pero no es lo mismo un colegio que una casa inmensa como una mansión —replica Ginger sin despegar su hocico del cristal.

—Chicos —anuncia Javier—, aquí tienen la casa de los Gray.

—Oh. Dios. Mío —musitan las ardillas al unísono.

Frente a mi tengo una enorme... No tengo ni palabras para describir la enorme mansión, castillo, palacio o como quieran llamarlo, pero eso no es una casa.

La verja principal es inmensa. Tan grande o más como la del colegio Mary Weathers. En el centro del escudo hay dos dragones dorados de espaldas y con escamas carmesí. Desde sus fauces sale fuego, sus colas estaban enredadas entre sí y hacia abajo. Ambos dragones son rodeados por un círculo de ramas de olivo.

Javier se detiene al lado de una caseta. El guardia asiente con su gorra y abre la enorme verja. Si desde afuera esto se ve increíble, el interior es mucho más alucinante.

Un inmenso jardín rodea la casa hasta donde alcanza mi vista. Muchas flores de varios tamaños salpican con sus colores los arbustos dispersos. Desde afuera se comprueba la riqueza y el poder de esta casa. Javier se adentra por un camino de piedra que termina frente a la mansión de los Gray.

Una fuente de la que brota agua está frente a la escalera de dos lados para acceder a la puerta principal. La fuente consiste en varios dragones trepando por un árbol sin ramas. En la parte más alta, seis delfines se apoyan de sus aletas traseras como si fueran a saltar hacia afuera, y de su boca salen los chorros de agua.

En la parte alta de las escaleras se encuentra Héctor y Alexa Gray. Él, de un traje gris y camisa blanca. Una sonrisa ilumina su marcado rostro, y su cabello negro tiene algunas canas sueltas. La señora Gray tiene su mirada fija en el auto de nosotros. Sus ojos negros fríos como un témpano de hielo y su mentón rígido da a entender que aquí no soy bienvenida.

Al lado de Héctor Gray se encuentra una joven de piel blanca, y su cabello negro baila con el suave viento. Un vestido corte de princesa color champán se adhiere a su cuerpo y un cinturón dorado ajusta su cintura. Sus hombros están desnudos y en su cuello cuelga una cadena de oro gruesa con un medallón en forma de flama. Sus ojos son tan fríos como los de su madre. No tiene nada que ver con sus hermanos, que tienen una mirada cálida y sincera.

Alexa Gray es imponente hasta con la ropa que utiliza. Tiene un traje de dos piezas. Una saya de tubo negra, una camisa blanca de vuelos y una chaqueta negra le da un aire de superioridad que da ganas de vomitar. Unos zapatos negros de aguja y punteras abiertas son el último toque de riquezas y extravagancia. Eso sin contar con los pendientes de plata engarzados en diamantes y su colgante va disminuyendo desde cinco diamantes hasta uno en forma de corazón. Mucha riqueza por fuera, pero por dentro está más seca que un árbol hueco.

Y finalmente, al lado de Alexa, con una sonrisa triunfal, de esas que a veces quisiera borrar de la faz de la tierra, está Emma Norrington. Sus ojos azules también están fijos en la camioneta. Un vestido azul cielo se ajusta a su silueta bien marcada. En su pecho, diferentes piedras se iluminan con los rayos del sol. Su cabello rubio tiene un peinado elaborado y sus zapatos azules combinan perfectamente con su vestido.

—¿Qué hace ella aquí? —pregunta Talia, apretando los dientes.

—Es la favorita de mi madre —responde su novio no muy a gusto con la presencia de la intrusa metiche.

—Salgamos de aquí —habla Javier finalmente—. Chris...

Ellos se miran y asiente, como si hubieran hablado por telepatía. Mi chico sale de la camioneta y yo dejo escapar el aire que no sabía que contenía. Mis amigos salen también, pero yo sigo con la mirada entre Alexa y Emma.

—Es hora, pequeña —susurra Chris agarrando mis manos en mi regazo y trago en seco cuando acaricia mis nudillos. No temas. Yo estoy contigo.

Asiento cuando besa mi nariz y salgo con lentitud del auto. Aunque las chicas me han buscado la vestimenta "perfecta", me siento un poco extraña.

Un vestido con flores blancas y negras marca mi delgada cintura y se adhiere a mi cuerpo tonificado hasta la mitad del muslo. Unos zapatos de Christian Louboutin negros sin mallas de puntera fina y tacón delgado. Los pendientes plateados engarzados en diamantes y el colgante que me regaló Javier el año pasado son la única joyería que estoy utilizando con un pequeño maquillaje realizado por Lilith. Me decante por el cabello suelto y el aire sopló a mi alrededor.

No temas. Estamos contigo —susurra la voz de Raquel en mi cabeza

Cuidamos tus espaldas, cariño —añade Syryna, y sin razón alguna, sonrío.

—Así me gusta —musita Chris.

Me atrae hace él por la cintura con una mano. La otra acaricia mi mejilla y me da un beso de esos que hace que olvide hasta el lugar donde estoy.

—Chicos, por favor —susurra Talia a mi lado y ambos sonreímos.

—Déjalos, cariño —añade Cam—. Deja que mi madre se retuerza de furia en su interior al ver lo feliz que es mi hermano con la mujer que él eligió.

—¡Chist! —interrumpe Lilith—. Eso es de mala educación.

—Vamos, chicos —dice Javier con sorna—. La guerra comienza una vez que toquemos el primer escalón. Me pido las palomitas. Este año soy espectador.

Todos reímos a carcajadas.

—Hola, madre —anuncia Cameron saludándola con la mano en alto. Alexa solo sonríe de soslayo.

—Mis hermosos hijos —saluda Héctor bajando las escaleras con los brazos abiertos.

Chris y Cameron se alejan de nosotros y van hasta él para unirse en un cálido abrazo paternal. El amor de este padre por sus hijos me recuerda tanto a los míos que mi corazón se encoge.

Cuando les conté a ellos la gran noticia que pasaría un fin de semana con los Gray y mis amigos, se pusieron felices pero al mismo tiempo se preocuparon. Saben que la relación suegra-nuera no es la mejor. Solo pude prometerles que lo intentaría. Ellos me aconsejaron que lo hiciera como quisiera, pero que nunca cambiara. Chris se enamoró de mí como soy y nada ni nadie puede cambiarlo.

—¿No saludas a tu suegro, muchacha? —pregunta Héctor sonriendo hacia mí. Cameron y Chris se colocan a cada lado de su padre.

—Hola. —Con timidez me acerco a él y sus brazos me atraen a su pecho. Huele a campo y hierba cortada. Me aparta y perfila mi rostro minuciosamente.

—Bienvenida al infierno Gray —comenta él, bromeando.

—¡Papá! —exclaman ambos hijos sonriendo y Héctor deja escapar una sonora carcajada. Es una sonrisa escandalosa y sincera. Sus ojos negros me miran divertidos y yo sonrío atemorizada.

—La estás asustando —interviene Chris atrayéndome a él por la cintura.

—No la escondas, Christopher —habla Alexa desde lo alto de la escalera. Su voz se escucha fría y atronadora—. Déjame saludar mi nuera. —Mis ojos verdes recaen en la prepotente de mi suegra.

Chris entrelaza su mano con la mía y subimos las escaleras. Tengo a Celine frente a mí. Sus ojos negros me miran con la misma frivolidad de su madre y de Emma. Levanta su mentón y Emma enarca una ceja. Aprieto la mano de Chris y mi chico besa mi sien con suavidad.

—Celine, te presento a mi novia y la mujer más maravillosa que se ha cruzado en mi camino.

Aliento de paz entra por mi nariz y recorre todo mi cuerpo. Celine ni siquiera mueve sus labios. Alexa se acerca a mí y me da dos besos en el aire en cada mejilla. Emma solo se quedó en su lugar.

—Pequeña, esta es mi hermana Celine, la luz de mis ojos.

—Un gusto conocerte, Celine —hablo con timidez y sonrío.

—Al fin llegas, hermano —habla finalmente la menor de la familia.

Sus ojos negros adquieren ese brillo cuando quieres a alguien y la sonrisa en sus labios es sincera. Me aparta sin mucho disimulo y abraza a su hermano con calidez.

—¿No hay abrazo para mí? —interviene una voz a mis espaldas.

—¡Cameron! —chilla ella, feliz. Nos atraviesa y cae en los brazos de su hermano.

—Claro. El hermano favorito y predilecto —protesta Chris con ironía.

—¿Estás celoso, Christopher? —se burla Cameron y Celine sonríe con amplitud.

—¿Celoso yo? ¡Ja! No me hagas reír, hermano. Vamos a entrar que las chicas están agotadas.

—Celine —grita Talia desde abajo.

La aludida baja los escalones lo más rápido que puede y se reúne con las chicas. Al menos con ellas es sincera y les saluda.

—Christopher, es mejor que entremos —habla Alexa, sin apartar sus ojos de mí.

—Vamos, pequeña. Este lugar te encantará.

«¿Por qué rayos tengo esa corazonada que todo va a terminar muy mal?», pienso mientras trago en seco.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro