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Capítulo 2 «Mala idea»

Estoy nuevamente frente al enorme bosque mágico que rodea el colegio y sus alrededores. Hace un año estaba aterrorizada de lo que me esperaba al otro lado. Ahora, estoy contenta de pasar tiempo más entre las paredes del colegio Elements con la esperanza que las aventuras no terminen nunca.

—Está todo listo —dice Chris abrazándome—. Todas las maletas están en su lugar.

—Llámanos, por favor —ruega mamá—. Tener noticias tuyas una vez a la semana me volvía loca. No quiero recordar el año pasado.

—Y el día que no llamabas te encontrabas en enfermería. Se volvía loca ella y me volvía loco a mí —añade mi padre con sorna y mamá le golpea con el codo en las costillas—. Auch —protesta masajeando el lugar del impacto.

—Nos vemos en Navidad —dice Ellie abrazándome—. Saluda a los chicos de mi parte.

Me mira con sus ojos verdes enrojecidos de llorar por última vez y se sube al auto sin mirar atrás. Mi corazón se encoge al verla en ese estado.

—Ten cuidado y no hagas ninguna locura —aclara mi madre.

—Anne, eso ni siquiera tú te lo crees. Sabes que el apellido McKenzie significa problemas. Viene en la sangre.

—Steve, no estás ayudando mucho, ¿sabes? —protesta mamá. Mi padre pasa su brazo por los hombros de ella y la atrae hacia él.

—Allie, cuídate y trata de no morir este año. —Papá me guiña un ojo y chocamos puños por el lateral.

—¿Lista, pequeña? —pregunta Chris y asiento. Mis padres suben al coche y se retiran. Parte de mi corazón se va con ellos—. Hora de comenzar el show.

Media hora después me encuentro revolcada en el suelo. Brenda se me había lanzado encima con mucha fuerza. No sé si estaba emocionada por verme, por pasar de año o sobrevivir al primero. Yo creo que son las tres opciones. Todas son válidas.

—Yo también te extrañé —digo sonriendo. Chis nos ayuda a levantarnos del suelo—. ¿El resto ya llegó?

—Sí. Ustedes fueron los últimos. Les estamos esperando en la oficina de Rebeca.

—¿Ocurre algo? —pregunta mi chico y frunzo el ceño.

—No sabemos aún —responde Brenda, encogiéndose de los hombros—. Ella nos citó allí y dijo que apenas ustedes llegaran se dirigieran a su oficina.

—Dejo el equipaje en tu habitación y me reúno con ustedes. —Chris besa mi sien y se retira con mis maletas azules.

Media hora después estamos reunidos en la oficina de la directora. Nada ha cambiado en este lugar. Nuestras mascotas están en el suelo revoloteando sin parar. Me resulta un poco gracioso ver un hámster, un mapache, un suricato, un jabalí, un lobo, un oso panda y un par de ardillas voladoras que no levantan una cuarta del piso en completa armonía.

Mis amigos cambiaron mucho en estas vacaciones. Es increíble como notas los cambios cuando pasas mucho tiempo sin ver a una persona. Talia y Cameron están un poco bronceados. Lilith tiene más curvas que el año pasado y creció un poco. Brenda subió un poco más de peso también y tiene el cabello negro más largo. Tommy... sigue siendo Tommy.

—Espero que no hayan desempacado —declara la directora Carlisle—. Necesito de su ayuda.

—¿Qué ocurre, Rebeca? —pregunta Austin preocupado.

—Karen los necesita en su colegio este año —responde con voz trémula.

—Dime que estás de broma —protesta Talia con voz non grata.

—A nosotros no se nos perdió nada por allá —añade su novio a la defensiva con los brazos cruzados en el pecho.

—El año pasado fue muy incómodo con los chicos de Mary Weathers alrededor del colegio —comenta Tommy—. Sin ofender, Chris.

Mi chico niega con la cabeza restándole importancia.

—Si la directora Smith nos necesita, debe ser muy grave —intervengo—. ¿Qué pasó? ¿Para qué nos necesita?

—¿Recuerdan lo que pasó en la prueba final? —La piel se me eriza de solo recordar a ese enorme animal—. Imagínense que uno como ese ataque el colegio al menos una vez al mes.

—Eso es terrible —añade Lilith con voz temblorosa.

—¿Cuánto tiempo ha pasado esto? —interviene Javier frunciendo el ceño.

—Hasta ahora, solamente en las vacaciones. Karen tiene miedo que un ataque ocurra con los estudiantes en el interior.

—Ellos tienen estudiantes bien preparados —comenta Chris en tono serio—. ¿Por qué necesitaría de nosotros? —A él, como a ninguno de nosotros, tampoco nos agrada la idea.

—Nosotros matamos uno hace unos meses —responde Lilith.

—Pero eso fue pura suerte —aclara Cameron, con el mentón apretado.

—Nadie sabe de estos ataques. Ni siquiera el Ministerio Elements —explica Rebeca—. Sabe que ustedes son precavidos y son los mejores de este colegio. Me lo pidió de favor. Si ustedes se niegan, lo aceptaré.

—Salí de esa escuela para no regresar jamás, Rebeca —insiste Chris, molesto.

—No creo que sea adecuado —insiste Javier negando con la cabeza.

—Esa idea no me gusta —recalca la pelirroja.

—Yo concuerdo con Talia —secunda Brenda y gimo por lo bajo.

Entiendo a mis amigos. Una de las razones por las que no quieren ir es Alice Winter, ex de Chris y Javier, y también prima de Brenda. A pesar que el ataque de hielo que recibí el año pasado en el campo de entrenamiento fue provocado por Jessie Carmington, las cosas entre Alice y ellos no terminaron muy bien que digamos.

—¿Qué ocurre? —pregunta Ginger con curiosidad al ver la discusión entre mis amigos y la directora.

—Necesitamos ir a Inglaterra y nadie quiere ir —contesto, apesadumbrada.

—¿Y por qué no? —pregunta Tony con inocencia y suspiro.

—Es un poco complicado de explicar. Chicos, si ustedes no van, yo sí —añado finalmente y todos los ojos se posan sobre mí como si me hubieran salido dos cabezas.

—Tú no vas a pisar el suelo de Mary Weathers —ordena Chris en tono molesto y lo atravieso con la mirada más mortífera que puedo.

—Necesito hablar contigo... afuera. —Ambos salimos de la dirección y cerramos la puerta a nuestras espaldas—. Eres mi novio, no mi marido, Christopher Gray. Esas son dos cosas muy distintas. Y aún si lo fueras, no puedes decirme lo que debo o debo hacer en frente de todos. —Mi chico aprieta los labios en una línea fina—. Karen fue una de las personas que me apoyó desde que llegó al colegio y me defendió cuando los padres pedían mi cabeza. Le debo este favor. Si tú y el resto no desean ir a Mary Weathers para no verle la cara a Alice Winter, lo entenderé. Solo es una chica más y mis problemas con ella no pueden interferir en lo que Karen necesita.

—Ese no es un simple colegio privado de usuarios, pequeña. Hazme caso esta vez.

—Entonces cuéntame para poder entender. —La duda asalta sus ojos oscuros fijos en mí.

—Vas a ir lo quiera o no, ¿verdad? —Asiento decidida y él suspira derrotado—. Mira que eres cabezota. Iré contigo. —Sonrío con amplitud y le abrazo.

—Gracias, gracias, gracias.

—Las cosas que hago por ti. —Besa mi cabeza y acaricia mi espalda antes de separarse de mí—. Vamos. Hay que hacerles entrar en razón a ellos. —Entramos a la oficina de Rebeca y las discusiones entre ellos se habían elevado mucho más.

—¡Chicos! —grito dando por concluida la discusión—. Yo y Chris vamos a Inglaterra.

—¡Sí! Vamos a Inglaterra, vamos a Inglaterra —gritan las ardillas al unísono y comienzan a danzar en círculos agarradas por las patas, hasta que se detienen de repente—. ¿Dónde queda Inglaterra? —preguntan al unísono y resoplo divertida.

—¿Estás de broma? —espeta Cameron, exasperado—. Chris, ¿cómo se te ocurre aceptar esta locura? —Mi chico solo se encoge de hombros.

—No me lo puedo creer —añade Talia en tono molesto.

—Les voy a decir lo mismo que a Chris —intervengo—. Si ustedes no quieren ir porque se sentirán incómodos en otro lugar o por no verle la cara a Alice Winter, lo entiendo. Karen me ayudó mucho desde que llegó al colegio y se lo debo. Yo me siento en compromiso con ella. —Por el rabillo del ojo veo como Rebeca suspira con alivio.

—Si tú vas, yo también —anuncia Brenda y se coloca a mi lado, ganando que su novio ponga los ojos en blanco—. Talia, Cameron, ¿aguantarían un año entero ustedes solos con Lilith y Tommy? —La pareja mira a Brenda asustados y niegan con la cabeza fervientemente. El miedo por estos chicos es peor que cruzar el Océano Atlántico y pasarnos un año entero en Mary Weathers—. Listo. Ya son cinco los que van.

—Si ustedes van, yo también —inquiere Lilith con voz dulce—. Nunca he ido a Inglaterra.

—Si vamos en primera clase yo también me apunto —añade Tommy hacia la directora Carlisle.

—Hecho. Señor León, solo queda usted.

Todos le miran esperando su respuesta. Sus ojos conectan con los míos.

—Por favor —gesticulo y suspira derrotado.

—Está bien —contesta él finalmente, y el grito que rome la tensión no es de nosotros, sino de las mascotas.

Todos brincan y bailan en el suelo por la noticia. Nosotros nos quedamos perplejos al ver aquello. El más gracioso fue Pumba, el jabalí de Chris, sentando en el suelo mirándonos y moviendo la cola muy rápido.

—¿Podemos llevarlos? —pregunta Lilith acariciando el lomo de su lobo negro, y la directora asiente. Abre uno de los cajones de su buró y nos entrega un sobre color marfil.

—Estos son sus pasaportes. Nadie debe enterarse de esto. ¿Entendido? Solo son simples estudiantes de intercambio. —Todos asentimos—. Además de ustedes, irán dos más. Lester Parker y Eliza Shelton.

—Ah, no. Bájele al calor de la chimenea que estamos en verano —intervengo—. Si esa metiche va con nosotros, Karen tendrá que buscarse otro equipo de respaldo.

—¿Tu discurso de hace un rato se fue por la borda por el simple hecho que Eliza va? —comenta Chris con ironía y resoplo.

—Eliza es un incordio como persona, Gray —me defiende Brenda—. Está en los lugares más escurridizos, y cuando tiene algo nuevo que contar, lo describe más exagerado de la cuenta. ¿O ya olvidaron como el colegio se enteró sobre su relación? —Cierro tan fuerte mis manos en puños que los nudillos se tornan blancos.

A la mañana siguiente después que Chris se me declaró románticamente en la torre de Fuego cuando veíamos la Aurora Boreal, Eliza publicó un artículo exagerando más de la cuenta. Poniéndome en una situación muy vergonzosa. En ese momento, para todos, yo ya no era virgen.

Actualmente, Chris ni siquiera se me ha insinuado de esa manera y eso que llevamos más de medio año siendo novios. Se podrán imaginar mi cólera al leer eso una vez que salí de la enfermería. ¿Cómo se enteró Eliza? Aún no lo sé. Fatídicamente, ella se confundió de champú y terminó sin cabello. Lloró desconsoladamente por días, pero eso era lo mínimo que le tocaba por decir semejante barbaridad.

—Por favor, no me hagas recordar eso —comenta Javier.

Cuando se enteró, León se fue a golpes con Chris en el patio del colegio. Yo salí volando por los aires y terminé con una buena contusión en la cabeza.

—¿No puedes enviar a alguien en su lugar? —pregunta Austin esperanzado.

—Lo siento, chicos. Karen fue muy explícita. Eran ustedes, Lester y Eliza. La razón no me la dijo. Todos van a entrar a Mary Weathers como estudiantes de intercambio, pero solo ustedes saben la verdad detrás de esto. ¿Algo más? —Negamos con la cabeza, ahora menos excitados por la noticia—. En media hora nos vemos en el comedor. Pueden retirarse. Allison, necesito que te quedes. Tengo un asunto que tratar contigo.

—Voy por tus cosas. —Chris besa mi cabeza—. Nos vemos abajo. —Asiento y él sale por la puerta detrás del resto con los hombros tensos.

Una vez cerrada la puerta, me coloco al lado de la directora Rebeca. Mira a través del cristal de la ventana en su oficina detrás del buró y sus hombros caen.

—Tengo una misión para ti. Localizamos a Dorian en Europa.

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