Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13 «Desesperación»

Chris

Los gritos de Allison atraviesan las paredes de la enfermería. Esto no puede estar pasando nuevamente. No de nuevo. Todos están ansiosos y yo no encuentro que hacer. Estoy a punto de perder la cabeza. Paso la mano por mi cabello y cara con irritación.

Las chicas se han librado de los auriculares, pero es en vano. La cara de terror de ellas al escuchar los gritos de Allison, retumban en nuestros oídos como si estuviéramos a su lado.

Austin retiene a Brenda contra a su pecho, y con cada alarido de dolor de Allison, abraza más fuerte a su chica. Talia se sobresalta en los brazos de Cameron al escuchar los gritos. Me siento como un perro enjaulado. Javier está recostado a la pared con la cabeza gacha y los brazos cruzados en el pecho.

El aire no llega a mis pulmones, siento que me asfixio, y la impotencia en mí aumentó cuando veo al mapache frente a la puerta tocándola con su pata.

—¡Maldito mapache! —Voy por él, pero alguien golpea mi mentón.

—Como te acerques a Meeko, juro que rompo la promesa que le hice a Allison en nunca golpearte hasta el cansancio, Gray —reclama Javier con las manos cerradas y el mentón apretado.

Cuando casi me voy a golpes con él, Austin y Cameron me detienen, agarrándome fuertemente por los brazos. Intento zafarme como puedo, pero su agarre es fuerte.

—Por su culpa Allison está ahí dentro sufriendo. —El grito de mi chica retumba en mis oídos nuevamente.

—¡Detente ahí, Gray! —interviene Tony, molesto como nunca le había visto, y vuela hasta quedar frente a mí—. Allison lo hubiera hecho por cualquiera de nosotros. Ginger también está herida. Gracias a tu arranque de furia en contra de la bestia, a mi hermana se le quemó parte del pelaje... ¡y la mitad de la cola! —la ardilla espeta furioso. Las chicas ahogan un grito y yo me paralizo—. Mi hermana está gravemente herida, y la única que puede curarle ¡está dentro de esas paredes! —Allison grita nuevamente y mi cuerpo tiembla.

«¿Qué he hecho?», pienso avergonzado.

—¿Me ves culpándote por eso? No. Esa cosa casi mata a Meeko en el jardín central y ella le lanzó una bola de hielo para que le dejara tranquilo. ¡Mira cómo está el mapache! —Dejo caer mi mirada en el animal cerca de la puerta y noto como seca una lágrima—. Él también está sufriendo, cabeza de chorlito con una sola neurona a media función. Necesito que todos se calme. ¡Todos! —Asiento y me dejo llevar por el peso de mi cuerpo.

Cameron y Austin me dejan libre y yo termino de rodillas al suelo. Mi vista comienza a nublarse porque mi corazón ya no aguanta tanta opresión. Un nuevo grito de Allison hace que mi cuerpo se estremezca. Algo húmedo rueda por mi rostro. Una lágrima. He sentido tristeza y desilusión, pero ese sentimiento de perder a alguien importante es tan indescriptible que me desgarra por dentro.

Reconozco que, desde su entrada en mi vida, el viejo Christopher Gray desapareció por completo. Sus sonrisas, locuras y respuestas tajantes han formado parte de mi vida en los últimos meses que he pasado y disfrutado a su lado. Miles de sentimientos pasan por mi cabeza cuando en estos momentos, pero solo uno llena mi mente ahora: la desesperación, esa que es mala compañera en tiempos de angustia.

Algo peludo y mullido toca mi rostro. Mis ojos humedecidos por las lágrimas apenas pueden divisar claramente al mapache de Javier. Limpio mis lágrimas y veo que sus ojos negros también están cristalizados.

—Perdóname, compañero —murmuro con voz quebrada. Este abre sus patas hacia mí sacándome una amarga sonrisa. Bajo la cabeza y me abraza por el cuello—. Ella va a estar bien. Es una McKenzie.

Acaricio su lomo y su cola con lentitud intentando controlar los latidos acelerados de su corazón. La puerta se abre finalmente. Tomo a Meeko entre mis brazos y me levanto del frío suelo.

—¿Cómo está? —pregunta Brenda con la voz quebrada.

—Descansando —contesta la doctora y deja escapar un largo suspiro de cansancio. El alma regresa a mi cuerpo y noto como Meeko se separa de mí intentando ver a través de la puerta—. No fue nada fácil. Menos mal que llegaron rápido. Un poco más tarde y la hubiéramos perdido. Va a estar en enfermería el fin de semana. Después podrá seguir con sus clases, pero sin hacer ninguna fuerza. Los colmillos de la serpiente se clavaron en lugares delicados y ella necesita recuperarse.

—¿Podemos verla? —añade Javier preocupado.

—Pregunta por un tal Meeko —contesta y ella y sonrío.

—Es este —hablo, levantando al Varázs en mis brazos.

—Imagino que el mapache no habla. —Niego con la cabeza—. Puede entrar usted y el mapache. Intenten que no se mueva de lugar. Aún sigue un poco adolorida.

Ella se retira por el pasillo moviendo sus hombros.

—Eres un mapache con suerte, compañero —habla Javier y acaricia la cabeza de Meeko—. Nosotros nos vamos. Cualquier noticia, nos avisas por los auriculares.

—Cuídala por nosotros —susurra Lilith y mis amigos se van.

—Estaremos al tanto.

Javier palmea mi hombro y se retira por el pasillo. Yo me quedo en mitad del pasillo con un mapache que no me suelta y una ardilla que me odia.

—Entremos —dice Tony en tono mordaz.

Abro la puerta y la ardilla entra corriendo. Allison está tumbada en la camilla con la espalda abierta. En su piel blanca vemos cuatro agujeros. Cada uno de 1 cm de radio con el borde de color rojo. El dolor que llena mi cuerpo al verla en ese estado es insoportable. Tony sube hasta la camilla y camina con lentitud por toda la superficie. Acaricia el rostro de Allie haciendo que sus ojos verdes se abran.

—Hola —dice casi en susurros. Fue a moverse y hace una mueca de dolor.

—Ni siquiera lo intentes —le ordeno, colocando a Meeko en la silla más próxima—. ¿Cómo estás?

—Bien. ¿Meeko? —El animal la mira desde la silla con las paticas hacia arriba. Dejo escapar una sonrisa y lo acomodo al lado de la cabeza de Allison—. Hola, pequeño. ¿Estás bien? —pregunta con dulzura. El animal pasa su pata por la cara de ella—. Hace cosquillas. —Sonríe, pero su rostro se deforma con una mueca de dolor—. Me diste un buen susto, Meeko. Me alegro que estés bien. ¿Cómo está eso?

—Mejor de lo que crees —responde Tony más relajado, pero aún molesto.

—¿Qué pasa? —pregunta ella al ver el tono de la ardilla—. ¿Ginger está bien? ¿Le pasó algo?

—Sin querer la quemé —musito, apenado.

—¡¿Cómo?! —exclama y aprieta los dientes cuando se mueve.

—Estaba tan molesto que no la vi. Cuando le lancé fuego al mutante, Gin quedó en el medio.

—Oh, no —se recrimina con voz trémula—. Y yo sin poder moverme.

—Se está recuperando —responde Tony—. Mala suerte para mí. Me tendrá de criado hasta que se recupere. —Allison curva sus labios en una sonrisa y un nudo se forma en mi garganta.

—¿Cómo te sientes?

—Adolorida, pero bien. Casi no puedo sentir mis extremidades. La enfermera me inyectó algo. Dice que es temporal, pero que en un par de horas estaré bien. Las heridas no son tan profundas como ella pensaba.

—Casi te pierdo, pequeña. No hagas eso —ruego, mientras acaricio su mejilla.

—No podía dejar que le hiciera daño a Meeko. Lo hubiera hecho por cualquiera.

—¿Aunque tu vida dependiera de ello?

—Soy un usuario vida, Chris. Para mí, cada vida vale la pena. Imagínate la de los Varázs. —Meeko acaricia el cabello de Allison con suavidad y ella sonríe.

—No puedo perderte.

—He sobrevivido a cold, envenenamientos, ataques de hielo, y al orgullo elevado de mi novio. —Sonrío de soslayo sin separar los labios—. ¿La mordida de una serpiente mutante? Bah, eso no es nada.

—Es hora de descansar, pequeña —musito, al ver como sus ojos comienzan a cerrarse—. Te quiero.

—Te quiero, Christopher Gray —susurra con los ojos ya cerrados. Espero unos minutos hasta que su respiración se vuelve lenta y constante.

—Vamos, chicos. Tenemos que dejarla descansar.

Bajo a Meeko de la camilla y Tony baja volando. Cuando llego a la puerta, el mapache se queda mirando la cama de Allie.

—Va a estar bien, compañero. —Sus ojos negros recaen en mí—. Es un hueso duro de roer. Vamos. —Con paso lento sale de la enfermería, no sin antes mirar hacia atrás una última vez—. Allison es muy cabezota.

—Tengo entendido que esa es una de las cosas que más te gusta de ella —añade Tony de mejor humor mientras caminamos por el pasillo.

—Es cierto. —Fue inevitable que una sonrisa no apareciera en mi rostro—. Oye, perdón por lo de Ginger.

—A mí no. Díselo a ella.

—Me preocupa Allison, Tony.

—Preocuparse por ella está sobrevalorado, Gray. Viene en el paquete. Cuando se trata de proteger a sus amigos y familia, no piensa con coherencia

—No puedo evitarlo. Le quiero y no puedo perderla.

—No vas a perderla, Chris. Te lo digo yo. Te ama demasiado.

Meeko se agarra a mi pierna y me detengo.

—¿Todo bien? —Él niega con la cabeza y me agacho—. ¿Estás preocupado por Allison como yo? —Asiente, con lentitud. Acaricio su cabeza y detrás de su oreja —. Ella va a estar bien. Ya la escuchaste. Ha sobrevivido a peores cosas que esta. Es una chica dura. —Lo tomo en mis brazos y me levanto—. Tony, ¿dónde está Ginger?

—Bruno la llevó a nuestra habitación.

Subimos las escaleras en el ala de las chicas. Dos pequeños toques y la puerta fue abierta por Brenda.

—¿Puedo pasar? —Ella se pone a un lado y entro a la habitación. Encima de la cama de Allison está Ginger.

Balton, el lobo negro de Lilith está acostado cerca de la cabeza de la ardilla. El conejo de Brenda la mira desde la otra cama y Pumba está parado en dos patas mirando hacia Ginger con la cola caída. Dejo a Meeko en la cama, me siento en el borde de la misma y acomodo a Pumba sobre mis piernas. Este se sienta en sus patas traseras pero su cola cuelga entre mis rodillas. Está tan triste como yo. Tony sube a la cama y se acerca a su hermana cuando esta abre sus ojos.

—¿Cómo estás? —pregunto apenado.

—Preparada para una parrillada ¿Cómo está Allison?

—Está descansando —contesto, apenado—. Se va a quedar en enfermería todo el fin de semana. Al parecer los colmillos perforaron en lugares delicados, pero no fue muy profundo.

Ginger y Brenda suspiran aliviadas.

—Menos mal —murmura la asiática sentándose en su cama con un sonoro puff.

—Perdóname, Ginger. Estaba tan cegado que no te vi.

Hace señales con su pata para quitarle importancia.

—Lo importante es que Allison está bien. Meeko, por favor, deja de meternos en apuros y resuelve tu problema de curiosidad, hombre. —El mapache baja la cabeza una vez más.

—No le hables así. —Abrazo al mapache y este me abraza por el cuello—. No puede evitarlo. Allison es sorprendente. ¿A que sí, Meeko? —El animal asiente con lentitud—. Allison atrae las miradas de personas y hasta de los animales. Ojalá yo tuviera esa suerte. —Brenda sonríe y Ginger también.

—Chris, tú puedes escoger cualquier chica de ambos colegios —interviene Brenda—. Miles babean por ti.

—Ya lo sé. Pero solo tengo ojos para una enana bravucona, con lengua viperina y ojos verdes.

—¡Que adulador el muchacho! —opina Ginger y río a carcajadas.

—Así me llamó Allison la primera vez que nos conocimos —comento al recordar ese día cerca de la fuente.

—¿Cómo se conocieron? —pregunta Tony.

—Eso es historia para la noche entera —contesta Brenda, con burla.

—Tenemos todo el fin de semana —insiste Ginger.

—Ella puede contarles después —intento evadir lo más que puedo.

—Pero queremos escuchar tu versión —replica la asiática y dejo escapar un suspiro de derrota.

—Mira que eres cotilla —rebato y sonrío.

—No te hagas el demorón y cuenta de una vez, Christopher Gray.



Allison...

—Por Dios, muchacha, ¿qué pasó? —irrumpe Raquel a través de mis sueños—. Te ves fatal.

—Shh. No grites.

—¿Cómo no quieres que lo haga? Estás peor que un tomate aporreado con un mazo.

—Raquel, es una larga historia.

—Tenemos toda la noche. —Se cruza de brazos y bufo por lo bajo.

—Cazamos una de esas cosas en el colegio. Cuando fue a morder a Meeko intervine, y la serpiente de la cola me mordió. —La cara de espanto de Raquel es digna de los Grammy—. Ese es un resumen de lo ocurrido.

—Allison, debes tener cuidado. Recuerdas que no hay dos como tú, ¿verdad? —Pongo los ojos en blanco y resoplo.

—Hemos hecho varios avances. Los animales son mutados. Después que cortan lo que necesitan, lo inyectan en otro. La sangre es de color verde. Isaac tiene que hacerle más pruebas.

—Intentas cambiar de tema pero... Un momento. ¿Isaac? ¿Quién es Isaac?

—Es el profesor de Historia del colegio Mary Weathers y uno de los profesores que se enfrentó a esa cosa en las vacaciones. Es también de entera confianza de Karen.

—Ah, ya. ¿Cómo es? —Enarco una ceja—. No me mires así.

—Es joven. Tiene 26 años, cabello castaño claro, piel trigueña, ojos negros, y un cuerpazo de infarto. Eso sí, es muy inteligente, y el contenido de sus clases lo hace divertido y jovial.

—¡Qué pedazo de tío! Ya me lo estoy imaginando.

—¿Quién fue la que cambió de tema ahora? —digo con sorna cruzándome de brazos.

—No me tientes, Allison McKenzie. No me tientes. ¿Cómo te sientes?

—Adolorida, destrozada, pero bien. Recuperándome en la enfermería. —Una sonrisa ladina aparece en sus labios.

—No sé cómo te las arreglas para siempre terminar en enfermería en la primera semana de clases —dice con sorna y yo sonrío al razonar sus palabras—. No tienes remedio, Allison McKenzie. Siempre dejando rastros por donde pasas.

—No es mi culpa que los problemas me busquen al otro lado del mundo. A veces creo que soy un imán para ellos. —Ambas sonreímos.

—Yo no lo dudaría. La prioridad es tu recuperación en este momento. Utiliza tu poder, y el collar te ayudará un poco. Ten cuidado.

—Siempre, Raquel. Siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro