Capítulo 9 «La otra parte de la historia»
—Raquel tenía un hermano. Su nombre era Dorian —continúa explicando la profesora—. Cuando su madre murió, él se reveló en contra de su hermana, proclamando que era muy débil. Además, culpó a Raquel por la muerte de su madre, ya que con su poder podría haberla salvado. El dolor y la venganza ennegreció su corazón y los ojos de Dorian se volvieron grises. Desde entonces, la guerra entre los hermanos y sus descendientes no ha parado.
—¿Cuando una persona se enoja, los ojos se le ponen grises? ¿Es en serio? —pregunta, Talia, con escepticismo.
—No, señorita Sprouse. Si eso fuera así, muchos de los aquí presentes serían así. —La iluminación en la estancia vuelve como al principio—. El elemento está conectado al corazón de cada uno de ustedes. Si una persona olvida lo que es amar, reír, llorar, y en su vida reinara el odio, rencor o sentimientos negativos tan profundos, pues su corazón se congelaría y se le tornarían los ojos grises. ¿Algo más?
—Si una persona se vuelve tan fría de esa manera, ¿existe la posibilidad de salvarlos? —pregunto con curiosidad.
Los ojos color café de la profesora recaen en mí y durante unos minutos reina el silencio.
—No existe ninguna prueba o evidencia que demuestre esa posibilidad. Una vez que eres convertido en Cold, no hay vuelta atrás. Muy bien, la clase terminó. Nos vemos la semana próxima. —Todos se levantan de sus asientos menos yo. En esta historia, algo no me gusta
—Brenda, espérame afuera. —Ella asiente y me levanto para acercarme a la profesora—. ¿Puedo hacerle una pregunta? —Asiente con lentitud—. Si la historia fue hace tanto tiempo, ¿quién la escribió? Literalmente, casi nadie vivió para contarlo.
—¿Cómo están tus padres? —Frunzo el ceño por el cambio de tema y ella sonríe ampliamente por mi gesto. Sus ojos color café brillan con emoción y cruza los brazos en su pecho al recostarse en la mesa—. Eres idéntica a ellos. Les extraño ¿sabes? Nanneth y Steve eran los mejores amigos que una persona podía querer y necesitar.
—Ellos están bien.
—Eres una persona muy sagaz, Allison. Respondiendo a tu pregunta. Raquel fue la persona que lo escribió. También tenemos en los archivos un diario de Dorian. Fuimos recopilando detalles y sucesos. De ahí se formó la historia. ¿Algo más?
—Eso es todo. Muchas gracias. —Salgo de allí, pero aún tengo mis dudas—. Brenda, ¿dónde está la biblioteca?
—¿Cuál? —pregunta, rebuscando en su mochila.
—¿Cómo que cuál?
—Allie, cada torre es una biblioteca con contenido de un elemento. ¿A cuál quieres ir?
—Esas torres miden al menos 20 metros de alto —opino, subiendo los escalones—. ¿La torre del medio tiene tanta información? Ese elemento no es tan usual como el resto.
—A esa biblioteca nunca he entrado. —Un estómago gruñó y no fue el mío.
—Hola, chicas —interviene Lilith—. ¿Van hacia el aula de física? —Brenda asiente y yo hice una mueca de asco.
—Después de esto tenemos química —añade Tom acercándose a nosotras.
—Historia, física y química en un día. ¡Uy, sí! ¡Qué emoción! —comento con ironía.
—Allie, no es tan malo —defiende Brenda sonriendo.
—Hazme el cuento mañana cuando te levantes con dolor en todo el cuerpo después de nuestra sesión de la mañana en el entrenamiento y luego los sesos derretidos por las mil fórmulas en las materias que tenemos ahora. —Todos abren los ojos aterrorizados por mi comentario—. ¿Ven? A esas caras me refería.
En la cena todo estuvo tranquilo. Tom nos contó sobre la investigación que llevaba a cabo. Algo de convertir el aire en agua. Es mucho más complicado que eso, pero para las personas como yo... con esas sencillas palabras me explicó lo suficiente.
—Valent, ese no es mi campo —finalizo, señalándolo con una papa frita.
—De eso todos estamos completamente seguros. —Brenda suelta una carcajada–. Casi le echas el agua caliente a Talia encima.
—Se los juro por mi madre. Todavía no sé cómo, pero Talia siempre está metida en el medio. Cada vez que hago algo, siempre termina encima o cerca de ella —me justifico.
—Eso es algo parecido a, ¿cómo el aceite caliente del sartén sabe dónde estamos parados? —por ese comentario de Brenda, reímos a carcajadas.
—En casa, a mí siempre me... —Un fuerte campanazo me interrumpe. El murmullo en el salón sube de tono casi al instante—. ¿Qué estará pasando? —La campana no deja de sonar. Las puertas del comedor se abren de un portazo.
—–Todos los estudiantes —habla la directora Rebeca—, diríjanse a sus habitaciones y no salgan de ahí hasta que se les avise. —El silencio reinó—. Vayan...ahora.
Todos comienzan a correr en estampida en dirección a la puerta principal. Me voy a levantar, pero Brenda me agarra del brazo.
—Como te metas ahí, vas a terminar como alfombra de piso —habla Lilith.
Cuando quedaban pocos, nos levantamos de nuestros asientos y salimos de allí. La directora cierra las puertas y se dirige hacia el lado contrario. Al verla, me detengo y doy dos pasos para seguirla.
—¿Qué haces? —pregunta Brenda. Tom y Lilith se habían ido hacia las escaleras.
—¿No tienes un poco de curiosidad? —comento, señalando con la cabeza por donde se había ido la directora.
—¿Y pensabas irte sin mí? —Entrelaza su brazo con el mío—. Vamos. Esta va ser nuestra primera aventura en "Elements". —Niego con la cabeza sonriendo. Brenda está loca de remate.
Con mucho sigilo, seguimos a la directora cuando salía del instituto por la puerta principal en dirección al bosque. Al sentir el aire en mi rostro, lo supe y me detuve.
—¿Qué ocurre? —pregunta Brenda.
—Algo no está bien —contesto, mientras seguimos nuestro camino por la planicie alumbrada solamente por la luz de la luna—. En nuestro camino no vimos ningún profesor. ¿No crees que es algo raro? Puedo sentir que algo está pasando y no me parece que sean arcoíris y unicornios. Puedes regresar si...
—¡Ni hablar! —me interrumpe—. No pienso dejarte sola. –Seguimos caminando y nos adentramos en el bosque—. Este lugar es un poco aterrador de noche. Oye... ahora es que verdaderamente lo siento. —Se agacha y toma entre sus dedos un poco de tierra—. Algo está pasando. —Se levantó del suelo y deja caer la tierra—. ¿Dónde está la directora?
—Maldita sea.
—¿Qué hacemos? Casi no puedo ver en esta oscuridad.
«Piensa, Allison, piensa rápido», me digo mentalmente mientras me detengo por un instante y luego recordé la frase que dijo papá cuando veníamos de camino hacia acá. «Confía en tu instinto. Ese nunca te falla».
—¿Allison?
Miro detenidamente a mi alrededor y el aire azota mi rostro una vez más.
—Por ahí —contesto, caminando hacia la izquierda.
—¿Estás segura?
—No. Es solo una intuición
—¡Dios mío, voy a morir!
—Mira que eres dramática, Clark —susurro por lo bajo y ella me golpea el brazo. Después de tanto caminar, vislumbro un claro más adelante—. Escondámonos detrás de esos sauces
Lo que estamos viendo es puro poder de elementos. Hay un grupo de personas reunidas. Entre ellos está la profesora de Historia, Camille; y su esposo el profesor de Defensa, Brad. También está la enfermera, la secretaria Clarissa y Hugh. Sus manos están extendidas hacia adelante. Entre todos ellos forman una cúpula enorme.
Las ramas salen de la tierra formando las paredes de una celda. El techo es de un fuego abrazador y el aire azota dentro y fuera de la cúpula. Las ramas de los árboles se mecen con brusquedad. Corrientes de agua fluyen hacia adentro en dirección a algo en su interior. Era un estudiante de tercero.
—¿Qué rayos están haciendo? —Brenda lo había reconocido. Su nombre es Mat. También del elemento Tierra.
—Ni se te ocurra salir —le regaño, agarrándola por el brazo—. Por algo deben de estarlo haciendo.
—Pero le están torturando, Allison —protesta, furiosa.
—No, Brenda. Se supone que...
—¿Dónde está? —esa es la voz de la directora Rebeca—. Te he preguntado una cosa, Mat. ¿Dónde está?
—Nunca vas a encontrarla, Rebeca —responde el estudiante.
—Brenda, ese no es Mat –murmuro.
—¿Pero de qué estás hablando? —pregunta ella con voz molesta.
—Escucha su voz —insisto.
—Mat, es mejor que hables ahora —habla Camille con voz grave.
—Por tu bien, ¡dime dónde está! —espeta la directora intentando controlarse.
—¡Nunca! —gritó Mat y veo un destello de sus ojos. El grito siguiente a eso fue desgarrador.
Una nube de fuego cayó sobre él. Abrazo a Brenda con todas mis fuerzas. Mi camisa comienza a mojarse por las lágrimas de ella. Los gritos de dolor de Mat llegan a mis oídos y siento como mi cuerpo quiere desfallecer ante las súplicas de él. Yo apenas puedo soportarlos. Después... surgió la calma. Miro por encima del hombro de Brenda aguantando las ganas de vomitar por el olor a carne quemada. La enorme cúpula había desaparecido.
—¿Cómo vamos a explicarles esto? —preguntó la secretaria con voz temblorosa. La directora baja la cabeza por unos instantes y sus hombros caen derrotados, pero añade:
—Aarón y Daniela son fuertes. Pero tenemos que decirles la verdad. —Intenta mantener su postura fuerte.
—¿Te has vuelto loca, Rebeca? —gritó Clarissa—. ¿Qué vamos a decirles? ¿Qué su hijo se volvió un monstruo? ¿Qué casi mata a dos estudiantes hoy? —Ahogo un grito en la garganta y Brenda se abraza a mí con más fuerza.
—No voy a mentir. No otra vez. —Todos bajan sus cabezas—. Hemos sufrido demasiado por culpa de esto durante años —dice señalando el cuerpo inerte de Mat—. Hemos luchado codo a codo. Dos de los nuestros murieron por este lugar y su muerte no fue en vano. Se lo debemos.
«¿De quiénes estarán hablando?», me pregunto.
—Los estudiantes no están a salvo —recalca, Hugh cruzándose de brazos—. Los de tercero y segundo apenas pueden llegar a un nivel como este. Tenemos alrededor de 100 o más chicos de primer año. Hay que sacarlos de aquí, Rebeca.
Dejo a Brenda agachada detrás del sauce y camino hacia ellos.
—¡Ni hablar! —espeto y todos se giran hacia mí.
—¿Qué estás haciendo aquí, Allison? —inquiere Camille.
—Desde que la directora nos mandó a la habitación, sabía que algo andaba mal
—Regresa ahora mismo a la...
—Discúlpeme, señora Clarissa, pero no pienso irme de aquí hasta que me expliquen qué está pasando. —Me cruzo de brazos.
—Eres una incompetente —suelta el profesor de Rendimiento, mi primera clase del día. Está muy molesto.
—Es idéntica a sus padres. No pueden negarlo —recalca el profesor Brad cruzándose de brazos.
—¿Y bien? ¿Van a explicarme? Coincido con lo que la directora dice. Los padres de Mat necesitan saberlo. No sé qué les habrá pasado, pero puedo decirles una cosa: las verdades a medias y las mentiras no traen nada bueno.
—Buen consejo, señorita McKenzie —interviene la directora finalmente—. Por favor, lleven a la señorita Clark a su habitación. —Abro los ojos grandemente—. Dudo que pueda caminar al ver lo ocurrido en este lugar. Hugh, Jackob, por favor, encárguense del cuerpo. —Todos asienten. Cuando Camille y Brad pasaron por mi lado, les veo sonreír.
—Directora, yo...
—Ha sido una irresponsabilidad de su parte, señorita McKenzie —interrumpe con voz molesta—. Hubiera sido peligroso para ambas. —Bajo la cabeza al ver que ella tiene razón. Por mi curiosidad, Brenda hubiera estado en peligro.
—Lo siento mucho —murmuro y escucho un suspiro de su parte.
—En esta vida, debes tener dos cosas presentes. Primero: la vida de tus compañeros siempre está en juego. En segundo: el instinto de cada uno es esencial, pero la prudencia tiene que acompañarlo de la mano.
—Sabía que la seguía. —Asiente lentamente.
—Mía y Erick... perdón. Nanneth y Steve hacían un buen equipo por esas mismas razones. Ambos cuidaban del otro. Steve siempre se guiaba por el instinto, pero Mía era la prudente.
—¿Qué les ocurrió? ¿Por qué nos ocultaron a mí y a mi hermana todo esto?
—¡¿Tienes una hermana?! —No sé si ella preguntó o exclamó.
—Eso no importa. ¿Qué fue tan grave como para que dejaran todo?
—Por la misma razón de Mat.
—Mat, ya no era Mat, ¿cierto?
—En efecto. ¿Has escuchado la historia de la primera lucha por los elementos? –Asiento—. Entonces debes saber sobre Dorian.
—El hermano de Raquel. La profesora Camille nos lo contó en la clase de Historia sobre él.
—Pues bien, ya lo tienes todo.
—¿Mat era uno de ellos? —Asiente con lentitud—. Pero eso es imposible. Lo conocí justamente ayer, y según tengo entendido, para que eso pase, debes estar lleno de rencor, ira, odio o sentimientos negativos como esos. Además, que la conversión es un poco lenta. Mat.... —Aún no puedo creerlo—, Mat era un chico súper agradable hasta el día de ayer.
—Y eso es lo que me preocupa, señorita McKenzie. Su evolución como un ser Cold fue demasiado rápido. Mat no apareció anoche en la cena, y esta tarde casi mata a dos chicos de su mismo elemento. Los cold se vuelven fríos, pero al mismo tiempo su poder en el elemento aumenta. Son muy peligrosos. Puedo decirte con certeza que nadie ha atravesado este bosque sin que yo lo sepa.
—Eso quiere decir que...
—... ya se encuentra dentro del colegio —decimos al unísono.
—Puede ser cualquiera —añado y comenzamos a caminar en dirección al colegio.
—Esa es mi mayor preocupación. —Entrelaza las manos detrás de su espalda—. Los cold son reconocidos por el cambio del iris, pero los de Mat seguían siendo los mismos. Nada había cambiado en él, con excepción de su comportamiento.
«Juraría que los había visto grises y que incluso su voz ya no era la de él. A lo mejor la luz y la emoción del momento me jugaron una mala pasada», me dije a mi misma
—¿Qué pasará con Brenda? Dudo que pueda dormir esta noche.
—Amelia, la enfermera, ya se ocupará de eso. —Frunzo el ceño sin entender—. No tiene nada de qué preocuparse. —Llegamos a la puerta principal del colegio—. Esta noche descanse. Mañana van a tenerla difícil con Brad. Sus órdenes son darles un intensivo a los de primero. No sabemos si esto ocurrirá nuevamente y tenemos que estar preparados. —Me acompaña hasta las escaleras en un silencio sepulcral.
—Buenas noches, directora Carlisle.
—Buenas noches, Allison. —Gira sobre en sus talones y se aleja caminando.
—Directora —Detiene sus pasos y mira sobre su hombro—, perdóneme por lo ocurrido en el descampado. Fui demasiada atrevida con usted y el resto de los profesores.
—Por mí no hay problemas y dudo que con el resto tampoco, pero... no creo que Jackob, el profesor de Rendimiento, te lo deje pasar tan fácil. —Mi cuerpo tiembla y ella sonríe—. Buenas noches, Allison.
Se aleja y no la pierdo de vista hasta que la oscuridad del colegio la oculta por completo
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