Capítulo único
Tomados de la mano paseábamos por el mall que hay en el centro de la ciudad; ya se acercaba la navidad y todo estaba decorado con bonitos adornos navideños. En el centro estaba el enorme árbol de navidad y todos hacían sus compras.
Estábamos a un mes de que llegara la navidad y los dos nos miramos y nos sonreímos con complicidad y cariño.
—¿Has pensado que te gustaría de regalo, ternura?
—No la verdad. Me basta con tenerte a ti, tú eres mi regalo único y especial — Layne me miró todo derretido y enternecido y sonrió y me abrazó.
—Oh, mi niña hermosa. Eres tan tierna.
—Mi amor — yo también lo abrasé y me le quedé viendo con mimo y cariño. Layne me sonrió y acarició mi mejilla.
—Mi niña mimada. Me tienes loco por ti.
—Mi Layne.
—Te amo.
—Y yo a ti.
Los dos nos sonreímos, reímos felices y nos dimos un corto y dulce beso en los labios.
Sin soltarnos de la mano, llegamos a una tienda y vimos un enorme osito de peluche, blanco, sentado tras el vidrio. Tenía un listón rojo en su cuello y yo sonreí con emoción y quedé encantada.
—¡Mira, amor! Es un tiernito osito de peluche — Layne sonrió con ternura.
—Si, es muy grande. Se ve muy bonito y tierno — mis ojos brillaron.
—Es demasiado hermoso. Me encanta — Layne más me sonrió y me miró con cariño.
—Tus ojos brillan por tu adoración por los ositos de peluches, lo que me resulta muy tierno — le sonreí con pudor.
—¿En serio? ¿No te parezco una niña por gustarme los peluches? — él me miró enternecido y volvió a sonreír.
—No, mi vida, al contrario. Me resultas muy dulce, y más me gustas y te amo por eso, y por tantas otras miles de cosas — mi corazón latió con felicidad y le sonreí con atisbo.
—¿Entonces, podemos entrar a la tienda y acercarnos a ver el osito? — me contempló con amor.
—Claro, mi amor, vamos.
Le acaricié su barba y los dos nos sonreímos con chispa y entramos a la tienda.
Busqué de inmediato el lindo y gigante oso blanco y lo vi sentado en una orilla, frente al vidrio y más sonreí. Layne también sonrió al verlo.
—¿Me podré tomar una foto con él? — Layne, dudoso, se rascó la cabeza.
—No lo sé, amor.
—Allá hay un guardia ¿Y si me la tomas sin que se dé cuenta? Cariño, en serio, quiero una foto con ese osito. Me encanta — él sonrió.
—Está bien, pero lo haremos rápido.
—Si.
Me acerqué al osito y lo vi con fascinación. Me pareció aún más bonito y tierno que cuando lo vi tras el vidrio, y emocionada, no me pude resistir y toqué su oreja y cabeza. Era extremadamente suave.
Layne viéndome fascinado junto al enorme oso de peluche, esbozó una sonrisa y acomodó su cámara fotográfica.
—Ya ternura, posa con el osito para mí.
—Si.
Le sonreí y traté de acomodarme junto al osito, pero este estaba sentado de frente al vidrio. No se veía del todo bien para la foto y miré a Layne y él me miró.
—Está de lado.
—No saldrá si te tomó la foto así con él.
—Rayos — miré de pronto al guardia y él nos estaba mirando fijamente.
Volví a mirar a Layne.
—Iré a preguntarle a ese guardia si me puedo tomar una foto con el oso — Layne otra vez me sonrió.
—Bueno, mi Margarita. Ve a preguntarle.
Le sonreí y rápido fui y me acerqué al guardia, el que me miró con detenimiento.
—Hola — Layne llegó tras de mí.
—Hola, señorita — yo le sonreí con suplica.
—¿Me puedo tomar una foto con el osito? — Layne me encontró tan tierna y el guardia me sonrió.
—Por supuesto — sonreí de oreja a oreja.
—¡Gracias!
Le agradecí y corrí de regreso hasta el osito y Layne fue tras de mí.
—¡El guardia dijo que sí!
—¡Super, ternura! Ahora colócate junto al osito, para que yo les tomé las fotos.
—Si.
Contenta y ansiosa, me acerqué de nuevo al osito, pero no sabíamos como tomar las fotos por él estar sentado frente al vidrio.
—Es mejor que salgas y me la tomes desde afuera, cariño.
—Pero se verá el reflejo del vidrio.
—Es que es la única forma en que se vea todo el osito.
—Tienes razón. Iré a tomártela desde afuera — en eso, yo volteé y vi que el guardia me miró y me hizo una seña de que girará el osito.
—Puedes voltearlo. Hazlo rápido — me dijo el guardia por lo bajo y los dos con Layne sonreímos.
—Hazlo, ternura.
—Ok...
Rápido, tomé como pude aquel enorme osito y traté de girarlo con mucho cuidado, para no pasarlo a llevar, ni arruinarlo y lo acomodé, enfocándolo a la cámara de mi atento y tierno esposo, Layne.
—Ahora si.
Le dije más que contenta, Layne me sonrió; yo me arrimé al osito y lo abrasé, y él feliz me tomó un par de fotos junto al enorme oso de peluche.
Yo sonriéndole junto al osito, Layne me fotografiaba y me veía sonreírle tan plena y me amaba con todo su corazón.
<< Amor verte tan feliz. >>
<< Que seas feliz. >>
<< Te amo demasiado, mi dulce Margarita. >>
Al cabo de tomarme las fotos, yo le sonreí y miré una vez más al osito y toqué su cabeza, sus orejas, nariz y colita y después nos marchamos.
Al salir de la tienda, el guardia me preguntó si me había podido tomar fotos con el osito y yo le sonreí feliz y Layne me sonrió con ternura. Le respondí al guardia un si muy contenta y le agradecí de igual forma, para después irnos con mi esposo.
Veíamos la televisión, cuando salió un comercial del mismo tierno osito de la tienda, el que me resultó muy emotivo, porque el niño, dueño del aquel osito, lo extravió por accidente en el aeropuerto. El osito triste, pasó a manos de muchos niños, de varios países, hasta que uno de ellos, en Noruega, lo tomó en sus brazos y miró que tenía una etiqueta, en donde salía su nombre "Mateo". El niño vio que el osito estaba muy triste y decidió devolverlo a su antiguo dueño con papá Noel y después de treinta años, el que había sido siempre su dueño, ahora convertido en un adulto y con familia, vuelve a tenerlo en sus brazos y lo abraza con mucho cariño.
Yo con los ojos llenos de lágrimas al terminar el comercial, Layne me miró y tomó mi mano con cariño y sonrió tierno.
Días después...
Contento, lo miró en sus brazos y esbozó una enamorada sonrisa y pensó en mí...
Yo preparaba la cena, sentí la puerta y me asomé al living y Layne llegó sosteniendo un tierno y bonito osito de peluche, blanco. Era exactamente igual al oso gigante, que habíamos visto en la tienda, pero este era de tamaño normal.
Yo le sonreí perdidamente y con emoción y Layne me vio con amor y cariño.
—Lo compré para ti, mi vida.
—Oh, amor mío — me sonrió.
—Sé que te gustan mucho los ositos de peluches y quise traerte este. Es muy bonito y hasta tiene su overol y playera con rayas negras, como en el comercial. Es el mismo — me le quedé viendo con dulzura. Layne me provocó tanta ternura que volví a sonreírle de nuevo.
—Oh, mi Layne.
Lo abrasé fuerte, con todo mi amor, y él derretido, sonrió tras mi espalda y me amó con locura.
—Mi niña. Sabía que te gustaría.
—Mucho. Me encanta, tú me encantas.
—Jejeje.
—Mi amor — sus ojos brillaron y me pasó aquel lindo y tierno osito de peluche.
—Ten. Tienes que colocarle un nombre — le sonreí con emoción.
—Ya le tengo uno. Se va a llamar Mateo, como en el comercial.
Layne río, yo también, y los dos riéndonos, yo abrasé con todo aprecio al osito y él me contempló con fulgor y me amó perdidamente.
—Muchas gracias, mi vida. Este osito es muy especial para mí.
—Lo sé. Solo tú te mereces esto y mucho más — suspiré.
—Layne mío — acarició mi mejilla.
—Te amo, ternura.
—Y yo te amo a ti, Layne mío.
Nos besamos apasionadamente, amándonos aún más y nos abrazamos fuerte.
Éramos muy felices juntos.
FIN.
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