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Capitulo 11 - Tan Fácil

Punto de vista de María.

Me levanté a eso de las nueve de la mañana y abrí mi armario para vestirme. Cogí una camiseta roja y unos pantalones negros, me agarré el pelo en una coleta y salí de casa hacía la de Cris, pues ayer no nos vimos en todo el día y tengo ganas de verla.

Al llegar a la casa de los Colón Arista, la puerta me la abrió Cris medio dormida, no lo podía creer le repetí mil veces anoche que hoy quedaríamos.

— Ay lo siento. Olvide que habíamos quedado— yo suspiro y ella se hace un lado para que pase. — pasa, me ducho y nos vamos.

Asiento mientras Cris se aleja por las escaleras y voy hacia la cocina donde está la señora Daysi preparando algo de desayunar.

— Hola — digo cuando llego a su lado.

— Hola Cariño — me dice sonriente. — ¿Quieres algo de desayunar?

— No, gracias. No tengo hambre — le devuelvo la sonrisa y ella sigue cocinando y mi mente viaja hasta Erick, me pregunto si seguirá durmiendo o en cualquier momento puede aparecer bajando las escaleras. El teléfono suena y Daysi deja de cocinar para coger el teléfono.

— Debe ser Erick — dice yendo por el teléfono— este chico está cogiendo la costumbre de no dormir aquí. — Agacho la cabeza y siento como un pequeño punzón en el pecho al saber que no durmió anoche aquí y que quizás pasó la noche con Jess. — ¿Pero está bien?

El tono de preocupación de la señora me preocupó a mí, ella cortó el teléfono y su cara era de preocupación.

—¡Cris! — chilló — ¡Cristina! — la rubia enseguida bajó al salón totalmente vestida y terminada para nuestra quedada.

— ¿Que pasó mamá? — dice la chica.

— Tú hermano que está en el hospital porque ha tenido un accidente por conducir borracho y la policía lo quiere detener por desorden público — conforme las palabras de la mamá de Erick salían más alucinaba yo.

— ¿y qué hacemos aquí? Vamos a por el — dice Cris.

— ¿Puedo ir? — ambas me miran y asienten y salgo con ellas hacia el coche de la mamá de Erick y nos dirigimos al hospital. No podía evitar sentirme culpable, y no tenía ni idea de por qué. Al llegar las tres bajamos y entramos al hospital.

— Señorita venimos por Erick Brian Colón Arista. — la recepcionista del hospital miró en el ordenador y nos dio la información de donde se encontraba el cuarto de Erick. Christopher, Joel, Richard y Zabdiel estaban ahí. — ya podéis contarme los cuatro que ha pasado.

— Erick ya tuvo problemas en el Green y tiene la entrada vetada pero anoche decidió volver a ir pero tenemos contactos allí y nos avisaron de que Erick había llegado borracho y enloqueció al llegar allí — contaba Chris mirándome.

— Voy a pesar a verle — dijo Daysi y yo me senté al lado de Chris.

— ¿fue a verte ayer? — me dice Cris.

— Si, pero no imaginé que haría eso.

— Pasa que no te das cuenta que Erick está loco por ti — dice Zabdiel y yo bufo.

— No empieces Zabdiel. — le digo.

— Te cierras en banda — yo ruedo los ojos.

— Cada vez que le rechazas pierde los papeles como si hubiera perdido alguna parte de su alma. — dice Joel. — y yo solo lo veía así en secundaria cuando le gustabas.

— Si el juego era, el que se enamora pierde, para mí que habéis perdido los dos — salta el dominicano de pelo rubio teñido.

— Dejad el tema ya. — dice Cristina al verme la cara de desagrado. Estaba claro que yo no tenía nada claro de lo que sentía por Erick, pero el juego ya no se llevaba a cabo y no sabía que era lo que más extrañaba, si las noches de pasión que competíamos o estar con él. Quería entrar a verle pero tampoco sabía qué hacer o como reaccionaría solo quería asegurarme de que estaba bien. Daysi salió del cuarto asegurándonos a todos que él estaba bien y se fue a hablar con el médico.

— Vamos pasa. Tenéis mucho de que hablar — me dice Conchi sentándose a mi lado.

— no tanto dado que soy la causante de esto. — le digo con la mirada fija al suelo.

— El culpable es Erick, por enloquecer cuando le rechazas en vez de asumirlo. — me dice suspirando. — Ha de entender que no siempre puede tener todo lo que quiere y que has tomado tu decisión.

— Es que en realidad no sé ni qué decisión tomé. Solo terminé el juego — apoyo mis codos sobre mis rodillas — pero la verdad siento que lo extraño.

— Ay amiga mía. Te gusta — yo bufo negando.

— no me gusta. Te enamoras de alguien cuando compartes momentos inolvidables a su lado y no solo la cama. — repito.

— No, te enamoras de alguien cuando no quieres que nada malo le pase, cuando el simple contacto visual te hace erizarte la piel y cuando te das cuenta que su sonrisa te causa la tuya. — entonces ya me di cuenta de que ya no hablábamos de mi, sino de ella.

— ¿sientes eso con Joel? — le digo. Y ella mira al mexicano.

— Si.

— Deberías hablar con él, está claro que él también siente.

— Y tú deberías hablar con Erick. Y entonces yo hablaré con Joel, te lo prometo. — señaló la puerta del ojiverde. Yo me levanté de mi asiento y me dirigí hacia la puerta azul Marino que había me paré frente a ella y suspiré sintiendo como mi corazón aumentaba por segundo. Coloque mi mano sobre el mango de la puerta y lo giré suavemente para abrirla. Una vez en el interior la cerré tras mi clavando la mirada en el chico que dormía sobre la camilla.

Me acerqué lentamente hasta él y le contemplé durante unos segundos, se veía tan lindo así que no pude evitar sonreír. Pasé mi mano por su cabello negro y suave y sus ojos se abrieron con dificultad rápidamente quité la mano.

— Lo... lo siento — me disculpo y él sonríe.

— No, tranquila está bien. — le devuelvo la sonrisa.

— ¿cómo estás? — le digo mientras él se reincorpora un poco haciendo una mueca de dolor.

— Mejor de lo que merezco la verdad. — ambos reímos. — Ay. No puedo reírme, duele.

— tranquilo no te rías — le toco el hombro y él me mira con ternura a la vez que me siento a su lado de la cama y rodea con su brazo mi cintura y me hace mirarle.

— extrañaba tenerte cerca. — Miré fijamente sus ojos verdes y no pude evitar que ciertas mariposas se movieran dentro de mí como si quisieran parar el tiempo y que este momento junto a él durara toda la vida.

— Erick tenemos mucho de que hablar — su mano viaja hasta mi mejilla y me acaricia haciendo que mi piel se erice — como por ejemplo que enloquezcas cada vez que estamos mal.

— Shhh — pone su dedo sobre mis labios. — tenemos que hablar de una infinidad de cosas pero no ahora. — Sus ojos se fijan en mis labios y veo que muerde el suyo inferior mientras se acerca hacía mi y los pega junto a los míos y se mueve al compás, al segundo nuestras lenguas se encuentran y siento la acidez electrizante de la saliva del beso. Nos separamos por falta de aire. — Necesitaba un poco de eso. — Nuestras frentes se unen mientras sigue acariciando mis mejillas. De repente la puerta se abre de golpe y ambos nos giramos a mirar a una chica de morena de vestido rojo.

— Erick mi amor — se acerca a él por el lado que yo estaba. Comencé a sentirme incómoda y me separé de Erick dirigiéndome hacia la puerta.

— Jessica suéltame por favor — dice el cubano mientras yo me dispongo a salir. — María yo... no tiene que irte.

— No importa tranquilo. Disfruta con ella — la rabia en mis palabras era evidente y Antes de que él emitiera palabra salí de la habitación enfadada.

— Lo siento Jessica se coló— me dice Richard.

— No es tu culpa Rich. Erick está mejor con ella — pongo mi mano en su hombro y me voy hacia la salida del hospital donde veo a Conchi y Joel hablando y sonrío, ella cumplió su promesa.

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