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Capitulo 8

Punto de vista de Samantha.

Estaba inmóvil no podía ni tampoco quería moverme y sabía que si intentaba hablar empezaría a llorar. Estaba ahí viendo como Alex prácticamente se comía la boca con Hayley. Dolía bastante y lo peor de todo que no comprendía porque me sentía si no éramos nada. Creía que entre nosotros empezaba a haber algo.

— Lo mato — Gia hizo el amago de irse a por él pero yo le agarré del brazo y lo evité.

— No, por favor no hagas nada no me dejes sola — ella me miró preocupada y pues para entonces ya me di cuenta que estaba llorando.

— Me lo juré, si te hacía daño le arrancaba los ojos, lo siento — me dijo — Lara quédate con ella.

La rubia se acercó a su hermano al cuál le tiró la copa que tenía en la mano, el ojiverde sin entender nada la mira.

— ¿Qué mierda te pasa? — dice frotándose los ojos y cuando los abre reconoce a su hermana. — ¿Gia, no deberías de estar con Sam?

— Pues si, y estoy con ella — me señala y la vista de Alex se vuelve hacia mí y salgo corriendo de allí mientras él desesperado porque me parase grita mi nombre.

— ¡Samantha espera! — tira de mi brazo y yo rápidamente me quito, estando empañada en un mar de lágrimas.

—¡Suéltame! — le miro a los ojos y veo como se arrepiente de aquella imagen que vi. — ¿Cómo has podido Alex?

— Lo siento... yo...

— Te estas acostando con ella detrás de que sales de mi casa — le digo entre dientes.

—¡No! No es así.

— ¡No te creo!

— ¿y qué me importa? Esto es un juego. Entre nosotros no hay nada, NO TENGO POR QUÉ GUARDARTE FIDELIDAD. — aprieta los ojos y vuelve abrirlos — ni tú me importas a mí ni yo a ti. ¿O acaso te has enamorado?

— Vete a la mierda Alex. — me giro para irme en dirección contraria — tú a mi si me importabas, pero ni volviendo a nacer me enamoraría de ti.

Corrí hacia mi coche, lo único que quería era tirarme en la cama y llorar. Pero sin embargo Alex tenía razón, no tenía por qué guardarme ningún tipo de fidelidad, no éramos nada, lo que teníamos era un simple juego, Sexo sin amor. Pero yo creía que después de todo teníamos algo más que simple sexo.

Llegué a casa solté las llaves en la mesa de la entrada y tras desvestirme y ponerme más cómoda me metí en la cama, no quería llorar más pero era lo único de que tenía ganas. Miré el teléfono por si tenía algún mensaje de alguien pero ninguno de la persona esperada, lo solté, apagué La Luz y luchando conmigo misma por no llorar conseguí dormir.

(...)

El reloj sonó a las 7 de la mañana la hora de levantarme para ir a la universidad. Me levanté de la cama y me fui al baño a peinarme, cepillarme los dientes y maquillarme un poco, estaba espantosa. Luego de eso caminé hacia mi armario y cogí una camiseta de tirantes negros con un short vaquero, bajé y salí ni siquiera desayuné, ni tenía hambre.

Llegué al campus y estacioné el auto en el primer aparcamiento que vi justo al lado del coche rojo de Nicholas.

— Sam— me mira, la mirada que siempre me pone cada vez que me comprende.

— Déjalo Nick, no quiero hablar de ello — él me abraza y me acompaña hasta mi casillero y luego se va con Gisela. Yo abrí la puerta de metal con mi combinación y cojo el libro de la clase de literatura.

— cuánto tiempo — esa voz para mí era la más reconocible de todas las que me rodeaban. Cierro mi casillero y veo a un chico vestido con unos jeans negros, camiseta de mangas cortas negras, con ojos azules y rubio.

— Brandon, ¿qué haces aquí? — le sigo esperando que me suelte el discurso que sea y se vaya.

— Pues te he visto y me he dicho voy a hablarle a Sam. — yo ruedo los ojos.

— Brandon, pírate.

— Esa no es manera de tratar al amor de tu vida — yo río irónica.

— Tú no eres el amor de mi vida — siento como me empujan hacia atrás y se interponen entre él y yo.

— Vete de aquí y déjala en paz — la silueta del cuerpo que se había convertido en mi nueva adicción estaba ahí, los ojos que tanto me habían quitado el sueño le hablaban a mi ex novio. Alex.

— ¿Y a ti quien te dio vela en este entierro? — ambos se encararon. Alex a pesar de ser más bajo que Brandon no se achantaba.

— Déjalo Brandon, no merece la pena — me interpuse entre ellos dos poniendo mi mano sobre el pecho de Brandon. Alex desconcertado me miraba sorprendido por haberme puesto del lado del rubio que tanto daño me había causado.

— Nos vemos nena. — dice el ojiazul y se marcha. Yo le doy la espalda al chico que tenía frente a mí y cierro bien mi casillero.

— ¿Qué mierda haces con Brandon después de todo lo que te ha hecho? — sabía que se estaba preocupando por mi, pero eso no va a hacerme olvidar las lágrimas que solté anoche por él.

— No te importa Alex. — él sigue mirándome desconcertado mientras yo le miro indiferente.

— Claro que me importa, ese cabrón te hizo llorar muchísimo — que ironía. — Espera, ¿estás tonteando con él, que hay de lo que tenemos?

— Tú y yo no tenemos nada, solo un simple juego. No tenemos por qué guardarnos ningún tipo de fidelidad. — el se lleva las manos a su cara la frota, yo puedo ver como tiene los nudillos rojos y una herida, después me mira — además de que ni yo te importo a ti, y mucho menos tu a mi.

— anoche me dijiste que yo a ti si te importaba — antes de que continúe la frase le interrumpo.

— "importabas" en pasado, por lo que eso significa que ahora ya no. — le echo una sonrisa irónica y le doy la espalda pero él toma mi brazo.

— Siento mucho lo de Hayley y lo que pasó anoche.

— Que lo sientas no va a hacerme olvidar las lágrimas que dejé en la almohada.

— ¿Por qué lloraste? No hay sentimientos entre nosotros. — tardó unos segundos en darse cuenta. — Sam, ¿sientes algo?

— Eh eh echa el freno macareno. — pongo las manos al frente para que se calme. — Que me doliera verte ayer con Hayley, no significa que me haya enamorado de ti ni que sienta nada. Además te enamoras de una persona cuando compartes momentos increíbles y no solo la cama, Así que no me he enamorado, ni en mil años Morgan. — y ahora sí que le doy la espalda y me voy lejos de él. Me siento en una de las mesas que hay en el patio dado que no encuentro a ninguna de mis amigas, tienen que tener una resaca increíble. De repente siento una presencia a mi lado y miro quien es, una parte de mí quería que fuera Alex, otra decía que si lo veía le iba a mandar a la mierda. Para mí suerte era Ariadna. — Hey nena.

— Hola. — su cara estaba realmente preocupada.

— ¿qué te ocurre? — le pregunté.

— Anoche cuando te fuiste, Apareció Jairo y yo no tenía con quien volverme a casa. Entonces se ofreció él muy amable en todo momento, llegamos a mi casa y al despedirme nos besamos — por cada palabra que escuchaba pensaba en lo mal que esto le sentaría a . — la temperatura fue aumentando entramos en casa y empezamos a tocarnos, y ya sabes llevo tiempo sin novio y sin hacer nada no pude más y nos acostamos... y ahora me siento fatal por Niki.

— Hey oye. No pasa nada, entiendo que te sientas mal, Nicole es una muy buena amiga. Pero era Jairo quien debía de guardarle fidelidad no tú— tomo sus manos. — además se nota que estás arrepentida y no tiene por qué volver a suceder.

— Estoy enamorada de Jairo. — mis ojos se abrieron como platos.

— ¿Qué? ¿Desde cuando? —digo en puro shock.

— Pues desde siempre — lleva las manos a su cara. — Dios soy una mala amiga.

— Hey no — rodeó mis brazos en sus hombros y la abrazo — Una no elige de quién enamorarse.

— Tienes razón — la intriga por saber qué hacia Jairo allí me comía.

— ¿Y qué hacía Jairo allí?

— Pues cuando te fuiste Alex se volvió totalmente loco y empezó a golpear mesas sillas y rompió un cristal. También comenzó a gritarle a Hayley que si te perdía era porque era tonto y había preferido la tentación, y que toda la culpa era suya, golpeó a un camarero — mientras me contaba todo eso yo estaba un poco flipando. — Gia no podía controlarlo y llamamos a los chicos, rápidamente llegaron Jairo, Nick, Jason y Pablo. Y se calmó un poco, ellos evitaron que se lo llevaran arrestado por agresión, y desorden público.

Mientras Ari me contaba todo eso la campana de clases sonó. Yo me dirigí a mi clase de literatura si, a esa que comparto con Alex. Llegué a la clase y me pareció bastante raro ya que siempre suele llegar de los primeros a esta clase. Jairo llega a los pocos minutos de mí y se sienta a mi lado.

— ¿Cómo se te ocurre? — él me mira sin entender. — acostarte con Ariadna imbécil. Que tienes novia.

— Las cosas entre Niki y yo no estaban bien. Además había soportado mucha tensión tratando de que no arrestaran a Alex.

— No le des la vuelta a la tortilla —le digo — y no le eches la culpa a Alex.

— no se la estaba echando a Alex, te la estaba echando a ti. — yo me sorprendo y me ofendo.

— ¿a mi por qué?

— cuando te fuiste Alex enloqueció.

— Cierra la boca Méndez, sino quieres que te la cierre yo a manotazos — le golpeo el hombro. — habla de lo que sabes.

— Sé que lo viste con Hayley.

La profesora llegó y Alex no había aparecido, de hecho no lo hizo en toda la clase; eso me tenía un poco ida, ¿cuál sería el motivo por el que no asistió si vino?. La campana del fin de la clase sonó al final de la hora. Tenía que encontrarlo.

Fui hacia su casillero y lo encontré hablando con Nicholas.

— Alex, ¿Podemos hablar un momento? — paró su conversación con Nick.

— Os dejo solos — dice Nicholas haciendo el amago de irse.

— No hace falta Nicholas. — digo antes de que se vaya. — solo será un segundo.

— Es mejor que lo haga — me sonríe y luego mira a Alex. — Loco, tranquilo ¿vale? — Alex asiente y luego Nicholas se va dejándome sola con el ojiverde.

Alex dirige toda su atención hacia mí y me pongo nerviosa mientras trago saliva.

— Se acabó el juego, es lo peor que pudo pasarnos a ambos, es mejor que nos alejemos. Que mantengamos las distancias. — y antes de que pudiera decirme nada me giré en dirección contraria a él sintiendo su mirada fija en mí y luego escucho un fuerte golpe en el casillero que me asusta pero trato de ignorarlo.

— ¿QUÉ? ¿NUNCA HABÉIS VISTO A UNA PERSONA FURIOSA? — le oigo gritar y salgo corriendo pero siento como toman mi brazo. Me giro y veo a Brandon.

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