Capítulo 5.-
Para su cumpleaños número 16, Jin recibió de sus abuelos una pequeña caja recubierta de terciopelo negro. Taehyung, que sólo tenía 12 años en ese entonces, le persiguió por todo el largo pasillo mientras le insistía que le mostrara el contenido de la misteriosa caja pero Seokjin se atragantó con las risas y se negó a dejarlo ver, ambos baja la atenta mirada de sus padres y sus abuelos, que comentaban con gracia lo unidos que eran ambos hermanos.
Que mentira tan grande había sido esa.
Si hubiesen sido unidos... si Seokjin realmente le hubiese considerado alguien de confianza y digno de sus secretos, tal vez Taehyung no hubiese tenido que escabullirse en su habitación unos meses después, no hubiese tenido que revolver los objetos de su hermano hasta encontrar la pequeña caja, escondida en el fondo de un cajón solo para saber qué ocultaba. Si hubiesen sido unidos, Seokjin le hubiese mostrado el pequeño collar de plata de donde colgaban un par de alas de ángel de reluciente plateado.
Por supuesto, el Taehyung de 13 años no se preocupó por el secreto sino por el reto.
Y era sólo ahora que el Taehyung de 21 años no dejaba de pensar en cómo su hermano le había ocultado tanto desde tan temprano, tal vez desde siempre. Era ahora, desde hace cinco años para acá, que no dejaba de pensar que su relación entera se había basado en la mentira circunstancial de que ambos se confiaban todo, de que lo eran todo para el otro. Porque si eso hubiese sido mínimamente real, entonces Seokjin no se hubiese matado.
No lo habría dejado colgando en la oscuridad.
.- Hey... Hey, Tae – la voz ronca se su hermano lo abstrajo del sueño mientras se removía en su cama, sin ánimos de saber para qué su hermano lo despertaba a mitad de la noche – Así que estás muy dormido, pequeño mentiroso.
.- Déjame dormir, hyung~ - lloriqueó dándose la vuelva en la cama, dándole la espalda al mayor.
.- Ah, pero Tae... - su hermano rió bajito mientras le empujaba hacia el fondo, justo contra la pared y su gruesa espalda tomaba lugar en su cama - ¿Vas a dejar a tu hermano mayor morir de frío en la oscuridad de tu cuarto? Que cruel eres, Taehyungnie.
Taehyung gruñó sin darse la vuelta, sintiendo como Jin se acomodaba mejor bajo las sábanas de su cama, sus dedos tamborileando sobre su espalda en un ritmo mudo que sólo el mayor conocía.
.- ¿Vas a dejarme morir de frío, Tae? – preguntó entonces con voz seria.
La voz que usaba cuando Taehyung se portaba mal y ni siquiera sus padres podían detenerlo, la misma voz con la que se enfrentaba a su padre cuando hablaban del sueño de su hermano mayor de estudiar actuación. Era la voz de un Seokjin mucho mayor de lo que era en realidad, y era también, un tono al que Taehyung le tenía miedo.
.- No – fue lo que susurró, aún sin girarse para encararlo.
.- ¿Qué dijiste?
.- No lo haré – respondió con la voz un poco más alta y firme – No dejaré a mi hyung morir de frío en la oscuridad.
Entonces la risa escandalosa de Seokjin se filtró en su sistema mientras su hermano se enderezaba, sentándose como un resorte en su cama y su mano revolvía su cabello. Taehyung estuvo a punto de quejarse de la caricia pero tan efímera como llegó, se fue. Su hermano se levantó de la cama de un salto silencioso y Taehyung pensó que se había marchado luego de unos segundos sin escuchar nada, ni siquiera la puerta abrirse y cerrarse de nuevo.
.- Hyung tampoco te dejará – rompió entonces el silencio, su tono seguía siendo serio pero Taehyung descubrió una emoción más camuflada en él, aunque no podía reconocerla con precisión - ¿Me crees, Taehyungnie?
Su espalda encajó con el colchón mientras ahora sus ojos buscaban la silueta de Seokjin en la oscuridad de la habitación. La sombra de su espalda ancha se proyectó sobre la pared cuando un breve halo de luz inundó su vista, su hermano ya estaba en la puerta, dándole la espalda tal y como minutos atrás, Taehyung lo hizo con él. Las sombras bailaron ante sus ojos y no tuvo tiempo de responderle para cuando la puerta ya se había cerrado, dejándolo sumido en su silencio propio.
Si, unidos no era una palabra que ahora Taehyung pudiese utilizar para definirlos. En cambio, mientras miraba el techo de su habitación con completa concentración, podía pensar en muchas palabras del estilo de "falsa" o "traicionera" pero nunca unidos, ni confianza ni ningún término relacionado a esos dos, porque todo habían sido mentiras y secretos.
Esos eran términos que ya no podía relacionar nunca más con Kim Seokjin. No sólo por la culpa que albergaba sobre sí mismo sino por la ira que aún lo abrumaba cuando los recuerdos de su hermano eran demasiados para sobrellevarlos. ¿Kookie se sentiría así también? ¿Había sido por eso aquel "te odio"? Lo cierto es que no había podido dejar de pensar en aquel chico, ni en sus ojos vacíos.
¿Así lo veían también a él? ¿Era eso lo que reflejaba su mirada cada aniversario o cada cumpleaños que Seokjin no celebraba? Taehyung había probado mirándose fijamente en el espejo pero lo único que consiguió fue comenzar a notar aquellos pequeños parecidos, que si bien no era muy evidentes, estaban ahí y le recordaban que un día, tuvo un hermano mayor al que deseaba emular y enorgullecer.
.- Te odio – probó la frase mientras se sentaba y fijaba sus ojos en su escritorio, donde un pequeño marcó rosa mostraba una foto de un Seokjin de seis años, sosteniéndole en brazos y sonriendo para la cámara – Te odio... - volvió a murmurar pero no había fuerza en su voz.
No había fuerza en nada.
.- Te odio – saboreó las letras mientras se levantaba y caminaba hasta el marco, notando la pequeña cadena oxidada de donde colgaba un ala de ángel y que adornaba justo el lado donde el rostro de Seokjin estaba – Jin... te odio.
El parque permanecía vacío a esas horas del alba pero para Taehyung no había mejor momento para celebrar su existencia que ese. Justo entre el fin de la noche y el inicio de un nuevo día, del día que se celebraba su nacimiento. Ahora tenía 16 años y se sentía con el mundo en la punta de sus dedos, sólo tenía que estirarse un poco y sería suyo. Suyo al completo.
.- Aquí estás – la voz suave de Seokjin le sobresaltó mientras el mayor tomaba lugar en el columpio junto al suyo, vestía aun la pijama pero sonreía en grande para él – Pensé que habías decidido escapar de casa para armar tu propio club con juegos de azar y 16 mujerzuelas... ya sabes, porque tienes 16.
Jin rió por su propia broma y Taehyung pateó el suelo, apenas y sonriendo.
.- Tus bromas siguen siendo como las de un anciano – comentó sin mirar a su hermano mientras se impulsaba y se alzaba sintiendo el frío aire decembrino golpear su rostro.
.- Deberías respetarme más – fue todo el regaño que Jin murmuró antes de impulsarse también y mecerse a su lado.
No habían estado juntos en esos columpios desde que tenían 10 y 13 años, cuando el mayor decidió que ya era demasiado grande como para esos juegos infantiles a los que Taehyung lo arrastraba cada vez que pasaban frente al parque. Desde ese entonces, Tae había ido solo a los columpios cada madrugada del 30 de diciembre, para celebrar en silencio su llegada al mundo.
.- Te has dado cuenta que ambos nacimos en diciembre – mencionó con curiosidad Jin cuando ambos ya solo se mecían ligeramente – Eso quieren decir que a papá y mamá les gustaba hacerlo en...
.- ¡Cállate! – chilló antes de que su hermano pudiese terminar, ofuscado de solo pensar en sus padres de esa forma – No quiero saberlo ni pensarlo ni nada...
Jin rió ligeramente y pronto el silencio volvió a instalarse cómodamente entre ambos. Fue entonces que un destelló le cegó brevemente mientras la luz del sol iluminaba los rincones del parque y la mano siempre segura de Seokjin dejaba a la vista el dije de un ala de ángel frente a sus ojos. Taehyung no tuvo tiempo de comprender qué estaba pasando ni de preguntar dónde estaba el dije gemelo, cuando Seokjin ya se había puesto de pie a su lado.
.- ¿Recuerdas el regalo de los abuelos hace unos años? La cajita negra que no te dejé ver... lo estuve guardando para dártelo en el momento adecuado – sonrió su hermano, tendiéndole la cadena - Feliz cumpleaños, Taehyungnie.
En aquel instante, no encontró la fuerza para preguntar dónde estaba el ala faltante, queriendo creer que su hermano la conservaba y aquellos dijes eran sólo una muestra más de lo profunda y cercana que era su relación. Una mentira más de las que se dijo a sí mismo y a las que se aferró tanto pero que reventaron en su cara tras su muerte.
Porque aquel dije nunca más volvió a aparecer.
Aun cuando luchó contra sus padres y revolvió todas las cosas de Seokjin, cuando lanzó su ropa fuera de los cajones y desordenó su escritorio en su búsqueda. En la búsqueda de una pista que le permitiese creer que conocía a su hermano, que sabía quién había sido Kim Seokjin pero no había nada, nada más que la habitación lúgubre de un chico muerto.
De alguna manera, ahora estaba seguro de que Jin lo había decidido para cuando esa madrugada llego, que no había atisbo de duda en él cuando, ambos sentados en los columpios, le extendió la cadena con el dije colgando fuera de su mano, sonriéndole como si nada pásese por su cabeza. Ahora, cinco años después, podía ver con claridad que ese había sido el último momento compartido realmente con su hermano.
Y el dije faltante, o estaba enterrado en las profundidades del Mapo o alguien más, alguien completamente desconocido para él, lo llevaba en el mundo.
Así que está vez si tomó impulso y se encaminó hacia la salida, el sol de la tarde inundado el pasillo mientras trataba de calmar el ritmo agitado de su corazón. Llevaba casi tres meses sin ir hasta el puente del río Mapo, agobiado por todo lo que significaba ese lugar ahora. No sólo la imagen que su mente había creado de Seokjin colgando de las barandillas sino el recuerdo real de Jung Hoseok saltando a las aguas.
Había querido, con todas sus fuerzas, escapar de esas pesadillas.
Sin embargo, los últimos días no había dejado de pensar que tal vez podía encontrarse con aquel chico, Kookie, en el puente. Tal vez podía rozar su mundo con la yema de sus dedos y tratar de cumplir con la promesa que sin saber, sería tan importante para Hoseok. Era también, la necesidad de sacarlo de su cabeza.
Dejar de pensar en el dolor que podía estar atravesando.
.- ¿Tae? – la voz soñolienta de su madre le detuvo cerca de la cocina, recordó entonces que era domingo y sus padres estaba en casa.
.- Dime, mamá.
.- ¿Vas... vas a salir? ¿A-a dónde vas, amor? – había duda en su voz, miedo tal vez, porque desde que su hijo mayor había hecho eso, siempre había miedo en ella.
Taehyung se giró y le sonrió con confianza: .- Iré a comprar algunas cosas para la universidad, mamá.
También, desde que Seokjin lo había hecho, Taehyung terminaba todas sus frases con un mamá, como si eso le confirmase a la mujer que todavía seguía en el mundo con un propósito, que seguía siendo una madre y había alguien que todavía la necesitaba.
Ella asintió entonces, como si aprobase la salida y se perdió de regreso en la cocina. Así que tomó aire y se enfundó en una chaqueta delgada, tratando de animarse de caminar hasta el puente. Realmente no era muy lejos de su casa, sólo tenía que caminar media hora y la imponente figura del puente arrasaría con todo ante sus ojos.
Y tal vez, pudiese encontrar en él a quien no abandonaba sus pensamientos.
.- Kookie – saboreó el sobrenombre en sus labios, tratando de descubrir cuál era el nombre del chico mientras las calles cambiaban a su paso, convirtiéndose pronto en el metal del barandal.
Sus pies conocían el camino casi de memoria.
Como si no hubiese otro lugar en el mundo al que Taehyung pudiese ir.
Sin embargo, una sensación extraña lo embargó mientras se acercaba a su lugar de siempre, tratando de encontrarle sentido a su presencia en ese puente por primera vez de día, no oculto bajo la noche ni escudado en la idea de salvar a alguien de las aguas que pasaban por debajo sino motivado por algo más, algo que hace mucho tiempo no sentía por nada más que no fuese Seokjin.
Curiosidad... y culpa.
Una profunda culpa. Sabía en el fondo de su ser, que quería conocer al hermano de Jung Hoseok para cumplir su promesa y así redimirse, así quitarse de encima la ida de que pudo haber hecho algo más, de que pudo haberle salvado y así haber evitado en aquel simple chico, el dolor de aquella pérdida. Sin embargo, tampoco dejaba de pensar cómo sería realmente verlo, cara a cara y decirle que no había podido salvar a su hermano.
¿Cómo podría mirarlo a los ojos?
.- Ten más cuidado – la voz masculina le abstrajo de golpe de sus pensamientos mientras el dueño le esquivaba con rapidez, evitando que sus costados chocasen.
Una ráfaga de imágenes le golpeó con fuerza en cambio: cabello negro, rostro regordete y ligeramente acaramelado, y más que todo eso, una mirada vacía. Taehyung se giró de golpe, fijando sus ojos en la figura que se perdía por el camino que acababa de recorrer, su cabello meciéndose con el fresco de la tarde, una chaqueta de jean clara, jeans negros y botas café claro. Si no fuese por la espalda, incluso podría parecer a la forma en como Jin caminaba pero eso era imposible.
Jin estaba muerto y la otra persona que venía a su cabeza era...
¿Acaso era...?
.- No, no puede ser – sacudió su cabeza mientras se giraba de nuevo y retomaba su camino, tratando de convencerse de que estaba equivocado.
Sin embargo, cuando llegó a la altura de la banca de siempre, junto al teléfono de la línea de atención al suicida, Taehyung sintió toda su respiración golpearse de golpe mientras se giraba tan rápido como le fue posible, tratando de alcanzar con la vista al chico de chaqueta de jean pero no había nadie a la vista. Ya no estaba.
Se había perdido en el camino tal y como Hoseok aquella noche en que salvaron a Jimin.
Y ahora...
Ahora solo estaban él y un girasol mirando en dirección al sol, justo en el lugar donde Jung Hoseok saltó a la muerte.
¿Creían que Jungkook aparecería así de rápido? ¡Pues no! Jajaja
Bueno, he sido un poco mala, no sólo porque tardé mucho en actualizar sino porque aún no se encuentran del todo esos dos pero miren, ¡ya se chocaron! Eso es algo, ¿no?
Además, recuerden que ambos tienen mundos en ruinas, tampoco pueden colisionar así de rápido... ¿o sí?
En todo caso... cuénteme, ¿qué les pareció? ¿He sido muy cruel al poner los recuerdos de Seokjin? ¿Cómo se encontrarán esos dos? Y... ¿por qué un girasol? ¿Dónde está el otro dije?
Esperen, muchas preguntas, ¿cierto?
Bueno, siéntanse libres de odiarme y decirlo por la tardanza.
En todo caso, muchas gracias por leer.
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