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Capítulo 3.-

Había sido un día largo.

Y mientras arrastraba sus pies por el sendero del puente, pensó en que lo único que quería era ir a casa y acurrucarse bajo las sábanas, dejar de pensar por un tiempo y sólo flotar en la inconciencia del sueño sin imágenes. Quería, sólo por esa noche, olvidar de todo y todos. Caminar por el puente se le hacía más difícil y agobiante que nunca pues en ninguno de esos años había ido al puente en esa fecha, esa fecha específica que nunca marcaba en los calendarios porque siempre la recordaba bastante bien.

Una noche como esa, hace cinco años, Jin se suicidó.

Pasó todo el día con la mente en las nubes, incluso mientras mantenía la vista fija en la pizarra durante sus clases, con la imagen de Jin sosteniéndose de las barandas del puente, con los ojos cerrados y el viento meciendo su cabello. Se lo imaginó sonriendo antes de lanzarse y por poco comienza a gritar histérico debido a eso. Lo cierto es que conciliar esa realidad seguía siendo doloroso, y en su aniversario lo era aún más.

Había pasado dos horas sentado en el cementerio, observando de lejos la tumba de su hermano mayor, incapaz de acercarse y saludarlo apropiadamente. No lo había hecho en todos esos años ni una sola vez, siempre deteniéndose metros antes de su tumba y tragándose las lágrimas, sintiéndose impotente de ver a su héroe de la infancia reducido a una simple lápida conmemorativa.

Tal vez era también la culpa la que no lo deja acercarse, la idea de nunca haberle dicho apropiadamente adiós, de haberse encerrado en su habitación para no asistir a su entierro o de esquivar las preguntas de sus padres. Taehyung sentía que no sólo lo había abandonado en vida sino que también lo había dejado a su deriva en la muerte, incapaz de decirle adiós de verdad. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo deja uno ir a alguien que amó tanto?

A lo mejor era por eso que, esa noche camino por primera vez hasta su usual banca, sintiendo que le debía eso a su hermano. Le había prometido que, mientras él pudiera evitarlo, no habría otro Seokjin que se lanzase a las aguas del Han; y aunque siempre había batallado con el impulso de caminar en esa fecha hasta el puente, esa noche no pudo evitarlo, sintiendo un cosquilleo en la punta de sus dedos y su promesa atravesada en la garganta.

.- Maldito frío – gruñó mientras soplaba sus manos en un intento de retener algo de calor pero la noche parecía más fría de lo usual y Taehyung quiso creer que no tenía nada que ver con lo que ese día significaba para él.

El día había sido lento, largo pero lento, sin ningún sobresalto o emoción más allá que la apabullante nostalgia de imaginar el rostro de su hermano en cada esquina, de escuchar su voz mientras iba a buscar algo de comer o simplemente se sentaba en silencio en el metro. Más allá de eso, que era la búsqueda usual de Jin en cualquier lugar, nada había pasado.

Hasta que distinguió la masculina figura sentada en el borde, mirando hacia abajo.

Taehyung nunca había corrido tanto en su vida como en esos segundos, sintiendo los latidos de su corazón retumbar en sus oídos a cada paso que se acercaba, la luz de las farolas le permitió distinguir el azul característico de las chaquetas de la Universidad Nacional y el metal de la muleta le cegó por unos momentos antes de llegar hasta él. Los ojos oscuros de Hoseok miraban el agua con tranquilidad y sonreía, eso fue lo que más descolocó a Taehyung, su sonrisa brillante.

.- ¿Vienes mucho por aquí, Taehyung? – fue la pregunta con la que lo recibió el chico de cabello oscuro mientras se detenía a su lado y trataba de recuperar el oxígeno.

.- ¿Q-que... q-qué haces aquí? – preguntó, apoyándose en sus rodillas mientras maldecía el haber estudiado medicina y dejar de lado los deportes, sin embargo, no despegó sus ojos del chico que, sentado en la barandilla, le miraba con una sonrisa.

No es que fuesen cercanos, porque realmente nunca se habían cruzado más allá de aquella noche en la que Jimin los unió pero Taehyung había pensado cuidadosamente en él varias veces a lo largo de las semanas, curioso por su presencia en el puente en ese preciso momento. Aquella sonrisa tan inusual le había descolocado y las preguntas respecto a ella habían dado vueltas y vueltas en su cabeza.

Hoseok no le respondió, alzándose de hombros para restarle importancia al hecho de que sus piernas colgaban en el vacío, solo tenía que inclinarse un poco y se iría de cabeza al río. Taehyung se acercó con lentitud, temeroso de todo el montaje que el chico había hecho: él sobre la barandilla, su mochila y muleta apoyados como si fuese de lo más normal y su chaqueta de la Universidad Nacional descansando junto a su cuerpo, apenas y puesta en la barandilla.

.- ¿Qué haces aquí? – volvió a preguntar, esta vez con vos más firme.

Hoseok rió con suavidad: .- ¿Por qué no me preguntas qué hacía esa noche aquí? Y entonces yo te diré que vine a lo mismo que ese chico... Jimin, ¿no?

Taehyung abrió los labios por la sorpresa, sentía que le habían golpeado en la boca del estómago con tanta fuerza que todo el aire abandonó su cuerpo.

.- ¿Venías a...?

.- Supongo que me acobardé al verte arriesgarte por él – volvió a alzarse de hombros Hoseok, su sonrisa no había desaparecido pero Taehyung notó la tristeza escondida tras ella, una tristeza tan infinita como peligrosa – No estaba listo en ese momento, simplemente lo pensé demasiado y terminé ayudándote.

.- ¿Y ahora lo estás? – Preguntó, recuperando su voz con esfuerzo - ¿Estás listo ahora?

.- ¿Qué haces tú aquí, Taehyung? – le devolvió la pregunta, su cabeza volvió a girarse para que sus ojos se encontraran – Pensé en ti durante algunos días, ¿qué hacías aquí ayudando a un chico que no conocías?

Taehyung guardó silencio, sopesando la verdad que guardaba y que por años había escondido de los ojos ajenos. Nadie, más que Rap Monster, sabía sobre Jin. Había cimentado una nueva vida sobre el recuerdo inquebrantable del suicido de su hermano, escondiendo la vergüenza, la culpa y el dolor que todavía lo atravesaban cuando pensaba en él. Nunca decía su nombre en voz alta, aterrado de que alguien lo reconociera en una conversación cualquiera.

"Ah, lo conocí", "Que triste perdida", "Tan joven y lleno de vida", "¿Sabes por qué lo hizo?", "Y tú, ¿no lo harás también?", "¡¿Cómo no pensar en sus padres?!"; Taehyung había escuchado esas y muchas otras frases en los primeros años tras la muerte de Jin, de parte de sus familiares y viejos amigos, de desconocidos que se enteraban... Taehyung siempre había querido gritarles y que se tragaran sus palabras.

Al final, fue él quien se tragó sus palabras

.- Le prometí a alguien que no dejaría a nadie saltar a esas aguas – confesó, sus ojos fijándose en las pacíficas pero mortíferas aguas del Han – Se lo prometí a su memoria.

.- Ah, ¿y esa persona quería que se lo prometieras? – Hoseok no sonaba malicioso pero si curioso y Taehyung suspiró.

¿Jin hubiese querido esa promesa? ¿Jin se hubiese sentido orgulloso de su afán de ayudar? Taehyung no quería pensar en eso, no quería traer a su hermano a su memoria mientras tenía a Hoseok frente a él, a punto de saltar en cualquier momento sin que él pudiese hacer nada para detenerlo.

.- No lo sé – admitió entonces – Ni siquiera sé por qué lo hizo.

Hoseok sonrió comprensivo: .- Así que no conoces sus razones, es por eso que estás aquí... buscas respuestas.

.- Busco ayudar – refutó, a la defensiva.

.- No hay nada que puedas hacer por mí – Hoseok no sonó agresivo, su voz tenía un tono de rendición casi tangible, aunque su sonrisa no mostrará eso.

.- ¿Por qué lo harás? – Taehyung atacó, sentía sus manos sudar mientras pensaba en qué decir para hacerlo cambiar de opinión sin tener que sostenerlo, porque lo más seguro es que, debido a la posición, Taehyung sería arrastrado con él al vacío - ¿Acaso la vida no es suficiente?

.- Jamás lo será – fue la escueta respuesta de Hoseok - ¿Ves mi pierna?

Taehyung asintió, fijándose en el yeso que todavía cubría su pierna y lo obligaba a usar la muleta mientras Hoseok la alzaba un poco, con evidente dificultad. Parecía doloroso para el chico, su sonrisa había desaparecido y la tristeza era más evidente que nunca para Taehyung.

.- Mis piernas eran lo más preciado que yo tenía, lo que me alejó de malas decisiones y me enseñó nuevas oportunidades – le contó el de ojos más oscuros - Me quebré la tibia en siete partes en un accidente, jamás podré volver a bailar.

.- Pero...

.- El baile era mi vida, Taehyung – le habló como si fuese un niño - Era mi boleto de salida, ¿entiendes eso?

Taehyung quiso entenderlo, realmente quiso entender cómo sus piernas podían cobrar tal importancia para él, cómo dejaría de vivir solo por no poder bailar pero no lo entendía, simplemente no podía hacerlo y mucho menos aceptar la resolución de Hoseok al estar ahí sentado. Nunca había amado algo tanto como para pensar que no había vida después de ello.

.- ¿Y no piensas en los demás? – Preguntó ahora con lágrimas - ¿Acaso te olvidas de quienes te aman? ¿Tus padres...?

.- Nadie va a extrañarme – Hoseok se alzó de hombros, luciendo cansado.

.- ¿Estás seguro de eso? – Taehyung no quería rendirse, no quería darle la razón.

Hoseok guardó silencio, sus ojos meciéndose en el cielo oscuro y vacío de estrellas mientras suspiraba, aquella infinita tristeza se alejó solo por un momento, como si hubiese recordado algo que lo hacía realmente feliz, que le llenaba el pecho de aire. Taehyung quiso saber quién o qué era pero guardo silencio, esperando.

.- Kookie – susurró al fin, su voz sonando suave y melancólica – Kookie va a extrañarme.

Los latidos de su corazón se dispararon: .- ¿Q-quién es Kookie?

.- Mi hermanito – le confesó, girándose y mostrándole sus ojos brillantes de amor y orgullo y Tae quiso llorar – Mi preciado hermano menor... Kookie.

Taehyung sintió su corazón quebrarse en miles de trozos mientras observaba el rostro contraído por la tristeza de Hoseok, que murmuraba el nombre de su hermano como un mantra que le calmaba antes de volver a fijar su vista en el oscuro manto del río. Quiso sostenerlo, gritarle e insultarle mientras sentía todo su cuerpo temblar, la descarga de emociones era demasiado para él.

.- Él va a odiarte – dijo con dureza, sin pensar – Va a odiarte el resto de su vida, viviendo con peguntas y culpa.

.- Lo sé – fue todo lo que dijo Hoseok, sin moverse un solo ápice – Tendrá todo el derecho a odiarme.

.- ¿Y aun así lo harás? – Preguntó, incrédulo - ¿No dices que es tu preciado hermano? ¿Cómo puedes condenarlo a una vida con esa carga?

Sabía lo que se escondía tras su pregunta, el dolor que residía en su propio corazón: ¿cómo podía decir quererlo pero aun así abandonarlo? Era lo que había querido preguntarle a Jin cada día tras su muerte, viviendo con la duda incansable.

.- Kookie lo entenderá – fue la respuesta de Hoseok – Él entendería que yo no podía vivir de esta forma porque no sería yo, no sería el hyung que tanto adora.

Taehyung retrocedió, ahogando un sollozo en su mano mientras negaba frenéticamente. Todo resultaba tan doloroso y angustiante que sentía que podía ahogarse con sus lágrimas en cuestión de segundos, ¿cómo Hoseok podía ser tan egoísta? Sentía que se enfrentaba a Jin, a las palabras que seguramente cruzaron por la cabeza de Jin esa misma noche pero hace cinco años.

.- Él no lo hará – aseveró, molesto - ¿Cómo podrías pedirle que te entienda si no has pensado en él al tomar esta decisión? ¿Cómo ser tan egoísta?

.- ¿Quién te dijo que no he pensado en él? – Hoseok no sonó a la defensiva, sino como una pregunta suave y lógica – He pensado en él desde que lo considere como posibilidad, ¿quién cuidaría de él? ¿Quién podría curar sus heridas? ¿Guiar su camino?

.- Nadie lo hará...

.- Él ahora es casi un adulto, admitido en la universidad – su voz brotó orgullosa, como si fuese el mayor logro del mundo - Se hizo fuerte y creció sin que yo me diera cuenta. Ya no me necesita y puede valerse por sí mismo – Taehyung tomó aire, preparado para contradecirlo, murmurar que nunca se valdría del todo solo, que lo necesitaba - ¿No se sentiría mal si yo vivo sólo para cuidarlo? ¿No sería menospreciar lo que él es capaz de hacer? ¿No sería egoísta tener que vivir de esa forma?

Taehyung sintió como lo abofeteaba con esas palabras, sintió que Jin – el Jin que siempre lo levantaba cuando caía de la bicicleta, el Jin de sonrisa amorosa que revolvía su cabello cuando hacía algo bien -, que ese Jin se detenía frente a él y soltaba su sentencia final. Eres tú el egoísta, eres tú quien pretende atarme cuando ya no soy feliz...

Las lágrimas eran asfixiantes, aterradoras.

.- ¿Por qué te afecta tanto, Taehyung? – Hoseok lo miró con una expresión confundida pero preocupada mientras él se deshacía en llanto - ¿Qué de lo que he dicho te...?

.- Mi hermano... - confesó al fin, llevándose una mano a la cabeza, tratando de detener la imagen de Jin sujetándose del barandal antes de saltar - Mi hermano se suicidó en este lugar hace cinco años... Exactamente, hace cinco años.

Hoseok aspiró con fuerza: .- Vaya, ahora lo entiendo.

.- No lo hagas, ¿qué sería de tu hermano? – Taehyung le sostuvo del codo con cuidado, sin querer empujarlo y que se fuese al vacío - ¿Cómo puedes abandonarlo? ¿Cómo cuidas de esta manera su corazón?

Hoseok suspiró, sus ojos fijándose en el agarre sobre su brazo: .- Taehyung... Kim Taehyung, si alguna vez te encuentras con Kookie...

.- ¿Ah?

.- Por favor... - Hoseok alzó los ojos, negros y brillantes, fijándolos en los suyos abnegados en llanto, le sonrió con timidez - Por favor, hazlo sonreír.

.- Lo haré, lo haré... te lo prometo – aseguró, asintiendo – Ahora, por favor, baja de ahí.

Hoseok asintió: .- Necesito la muleta para hacerlo – le pidió.

Taehyung asintió, tomando aire aliviado y se agachó, tomando el brillante metal en su sudorosa y temblorosa mano para ayudar al mayor a bajar.

.- Taehyung, lamento lo de tu hermano – escuchó el susurro suave de Hoseok mientras se enderezaba, observando al mayor sostenerse con sus manos – Y lamento hacerte cargar con esto...

Entonces, saltó.

Lo último que vio fue sus ojos brillantes y su sonrisa inusual. Taehyung gritó, el sonido perdiéndose en la oscuridad mientras lo único que resonó en sus oídos fue el chapuzón del cuerpo de Jung Hoseok en el río Han. Ese sonido lo acompañaría el resto de su vida.

 

Siéntanse libres de odiarme por esto, en serio. 

Hasta yo me odio un poquito. 

Por favor, díganme lo que sientan... no quiero sentirme solita respecto a este capítulo 

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