
Capítulo 23.-
La segunda vez que se vieron tras reencontrarse fue en la cafetería de la Universidad, sus ojos topándose brevemente entre la multitud de personas antes de que Taehyung tomase fuerzas para atravesar el espacio hasta el menor, que le dedicaba una sonrisa tímida, casi incómoda, desde donde se encontraba. Taehyung no pensó en qué dejaba atrás a sus amigos, tampoco pensó en que Jungkook iba acompañado de su propio grupo, lo único que existía para él eran los ojos que seguían sus pasos, la mano que deseaba tomar y los labios que aún seguía sin atreverse a besar.
.- ¡Hyung, qué...!
Su mano atrapó la de Jungkook justo antes de que el menor tuviese la oportunidad de escapar y esconderse. Taehyung no iba a tener miedo, no de los profundos sentimientos que parecían haberse anclado en su corazón y revoloteaban en su pecho cada vez que los bonitos y brillantes ojos de Jungkook le miraban, no iba a temer de los estragos que causaba en él la sonrisa tímida ni los besos suaves que ya habían enloquecido sus labios.
.- No te vayas – dijo lo suficientemente alto para que no sólo Jungkook le escuchara – Estoy listo para dar todo por ti, dije que vivieras a través de mi amor y lo decía en serio.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, algo de miedo asomándose en las constelaciones maravillosas que habitaban en sus oscuros ojos: .- Tae, esp...
Kim Taehyung negó, cortando sus palabras mientras soltaba su mano para atreverse a atrapar sus mejillas entre sus palmas, dedicándole una sonrisa de disculpa antes de inclinarse en su dirección. No iba a tener miedo de ser quién es por primera vez en años, no cuando es la primera vez que no se ciñe al papel del hijo perfecto que sus padres añoraban tras la muerte de Seokjin.
No más miedo, incluso sí eso significaba aceptar que Jungkook iba a destrozar su corazón algún día en el futuro.
.- Déjame demostrarte que lo digo en serio – susurró, tratando de obviar las miradas curiosas de su alrededor y centrarse en el suave carmín que bañaba las mejillas del menor - ¿Me dejarías, Jungkook?
No hubo palabras para responderle, su cuerpo entero pidiéndole que acortase toda la distancia y se fundiera en un abrazo con el cuerpo más delgado y débil del estudiante de medicina. Quería borrar el tiempo que pasaron separados, las preguntas, los sin sabores y las pesadillas que parecían haber acosado a Taehyung por ese tiempo. Jungkook sólo, sólo quería sanarlo como Taehyung le había sanado antes.
.- Está bien.
No era una casa demasiado lujosa, aunque tampoco distaba mucho de cómo solía imaginar que era el hogar de alguien como Taehyung: un barrio agradable, vecinos que saludaban al topárselo en la calle, un amplio jardín y ventanales que hablaban de un cálido lugar al cual volver tras un largo día en la realidad. A simple vista, aquella casa era todo lo contrario a lo que Jungkook se había visto forzado a llamar hogar por toda su vida.
Taehyung guardó silencio durante los pocos minutos que llevó abrir la puerta y entrar, fue entonces que Jungkook descubrió que la bonita imagen de la casa por fuera en un barrio bonito no era más que la fachada para el silencio absoluto que había dentro de sus paredes: un tenso silencio que los absorbió mientras dejaban sus cosas en el recibidor, paredes blancas sin ningún tipo de adorno, repisas llenas de polvo sin ningún marco de fotos en ellas.
Pensó, inevitablemente, que incluso su casa lucía más como un hogar.
No, no se parecía en nada a cómo había imaginado qué sería el hogar para el tipo de persona que era Kim Taehyung. El tipo de persona que estaba tan rodeado de amor que le resultaba imposible no desprenderse de parte ese sentimiento brindando a los demás aquello. ¿Dónde estaba la calidez que el mayor emanaba? ¿Dónde estaba el cariño que se desprendía de sus sonrisas y toques? ¿Dónde estaban los abrazos y palabras de bienvenida que no debían faltar en el hogar de alguien que merecía ser tan amado como Tae?
.- ¿Tus padres no están en casa? – se atrevió a preguntar cuando observó al mayor dirigirse hacia las escaleras – No quisiera ser... descortés.
Taehyung se giró a mirarle con una sonrisa suave: .- Mi padre llega del trabajo muy tarde, así que no te preocupes por eso.
La obvia omisión de su madre causó curiosidad en el menor, sabía que estaba presente en la vida del estudiante de medicina porque lo había escuchado nombrarla en contadas ocasiones. Sin embargo, nada en aquella casa hablaba de una familia: no había fotografías, no había decoración y el segundo piso no parecía muy diferente al primero: un pasillo con puertas cerradas que hablaban de cómo el silencio reinaba en aquel lugar.
Todas parecían ajenas a excepción de una: cientos de letreros la adornaban, descoloridos en algunos bordes, víctimas evidentes del tiempo.
Sin embargo, no fue la puerta que Taehyung abrió antes de darle paso a su habitación. Aquella permaneció cerrada e imperturbable, casi imponente en sí misma. Jungkook guardó silencio, adentrándose en la habitación que reflejaba perfectamente lo que era el resto de la casa, Taehyung fue incapaz de mirarlo a los ojos cuando fue evidente que los tonos pálidos de las paredes vacías hablaban de una habitación donde no había vida.
.- Siéntate dónde te parezca más cómodo – le indicó con voz suave, su mano mostrándole el asiento del escritorio junto a la cama perfectamente arreglada.
La timidez le sobrecogió brevemente antes de decidirse por la cama, pensando en que el mayor se sentaría a su lado y, estando juntos, aquel frío asolador de aquella casa podría desaparecer: .- Sí...
La cama estaba perfectamente tendida, una colcha blanca cubriéndola por completo y una solitaria almohada del mismo color adornando la cabecera de madera oscura. Sus manos acariciaron la tela con lentitud, incapaz de alzar la mirada para encontrarse con la de Taehyung, que permaneció de pie frente a él aguardando en silencio por una reacción que Jungkook se sintió incapaz de darle por un largo rato.
.- ¿N-no vas a.. sentarte?
La pregunta flotó tímida, murmurada en una voz tan baja que de no ser por el silencio que reinaba, Taehyung no la hubiese escuchado en lo más mínimo. Su respuesta fue sentarse a su lado, apenas y dejando espacio entre sus cuerpos mientras sus manos atrapaban en un agarre firme, pero amable la mano de Jungkook que jugueteaba con las costuras casi invisibles de la colcha. Fue entonces que sus ojos se encontraron.
Entonces no hubo preguntas ni reproches por las casi eternas semanas separados, ni por las razones no dichas que, dentro de esa habitación, parecían no importar en lo más mínimo. Jungkook retuvo el aire dentro de su pecho cuando los ojos de Taehyung se cerraron lentamente, su rostro inclinándose en su dirección y provocando en él un anhelo casi enfermizo que erizó la piel de sus brazos, su mano aferrándose a las de Taehyung antes de él mismo cerrar los ojos, de entregarse por completo a algo que sólo podía causarle miedo.
Fue un beso suave, sin buscar ir más allá que demostrarse mutuamente que existía una oportunidad para los dos.
Jungkook se permitió vivirlo y sentirlo sobre su piel, las yemas de los dedos de Taehyung acariciando con suavidad su mejilla mientras el beso se prolongaba sin intentar profundizarlo, tan sólo sus labios encajando como piezas exactas de un rompecabezas. Las emociones sobrecogiendo sus corazones por lo qué significaba encontrarse en brazos del otro luego de tantos ires y venires.
.- Eres precioso... - suspiró Taehyung sobre sus labios cuando rompieron el contacto, su aliento mezclándose con el del menor antes de abrir los ojos y tomar algo de distancia entre sus rostros – Nunca, nunca había conocido a alguien que causase en mí lo que tú, Jungkook.
Sus ojos se cristalizaron con ligereza, sintiendo que las palabras del mayor se convertían en una balsa que por años había añorado para no ahogarse en el mar que parecía querer tragárselo entero: .- No puedo... no puedo prometerte nada.
Estaba siendo brutalmente honesto con esas palabras: Jungkook no podía asegurarle una vida juntos, no podría decirle que el vacío que habitaba en su interior y parecía desaparecer todo a su alrededor por momentos, se llenaría de la nada. Iba a entregarle su para siempre, hasta dónde sea que este durase, pero Taehyung tenía que entender que había una parte de sí mismo que sólo deseaba acabar con el dolor que por años había permeado su vida.
.- Ya te perdí una vez, así que aceptaré... - susurró como si fuese un preciado secreto que sólo el menor era digno de escuchar - Aceptaré lo que decidas mañana o en un mes o incluso en diez años, pero Jungkook... no voy a perderme la oportunidad de amarte hoy.
Lo que sus palabras realmente decían, lo que su corazón estaba aceptando, Jungkook jamás pensó escucharlo.
.- Tae...
.- Estar sin ti fue doloroso, me redujo a la nada – confesó con un vaho de tristeza bañando su tono de voz, su gesto angustiado – Pero es incluso más doloroso pensar que no voy a tenerte jamás por miedo a sufrir en algún momento. Quiero estar así contigo cuantas veces me lo permitas, quiero tomarte de la mano y verte sonreír. Yo sólo... no quiero estar sin ti. Aprenderé a aceptar lo que tu corazón desea, pero no me niegues la posibilidad de amarte... por favor...
El ruego en su voz pareció un puñal abriendo una herida profunda en el pecho de Jungkook. ¿Por qué Taehyung le había elegido? ¿Qué había hecho tan bueno en su vida para tener una oportunidad cómo la que el mayor le ofrecía en ese momento? Jungkook siempre había evitado las relaciones, el querer demasiado a alguien y el ser querido por otros. ¿Cómo no pudo evitarlo con Taehyung? ¿Por qué no lo rechazaba...?
Era injusto para Taehyung que aceptara sus sentimientos, el mayor no merecía vivir con la idea de que Jungkook podría abandonarlo en algún momento. ¿Cómo podía él hacerle eso a una persona que sólo se había esforzado por hacerlo feliz? Sin embargo, se encontró a sí mismo inclinándose para atrapar los labios del mayor en un beso tan suave con el aleteo de una mariposa: era injusto, pero Jungkook ya no podía renunciar a él.
.- ¿Eso es un sí? – preguntó temeroso el mayor cuando se alejó de sus labios.
Jungkook le dedicó una sonrisa tímida, sin saber muy bien qué hacer o decir: .- Lo es...
Recibió entonces una amplia sonrisa de parte del mayor, quien se enderezó en su lugar sin alejarse por completo de él. Jungkook no pudo evitar sentirse extraño, queriendo tener una vez más sus labios sobre los de Taehyung, tan juntos que nada ni nadie pudiese separarlos; incluso sintió aquella necesidad en su piel, electrificando su cuerpo cuando la mano del mayor jugueteo con sus dedos ligeramente.
.- Hoy es un día especial para mí, Jungkook porque... hoy es el cumpleaños de mi hermano mayor – murmuró de pronto Taehyung, bajando la mirada a sus manos juntas sin querer ver la duda que se asomaba en los ojos del menor – Hace... mucho tiempo que este día no lo celebro o algo por el estilo, pero esta vez quería que...
Jungkook, por su parte, no hizo más que esperar por las palabras que parecían acumularse en el pecho del mayor, que respiraba un poco más rápido cuando lo que decía se apagó entre sus labios. Taehyung nunca había hablado de un hermano mayor, en ninguna de las conversaciones breves que tuvieron sobre su familia había aparecido y no dejaba de resultar extraño que lo hiciese entonces.
.- Quiero honrar su memoria – fue todo lo que pudo decir, esperando que fuese suficiente para que Jungkook entendiese por qué nunca había hablado de su hermano, incluso, que comprendiese por qué su casa estaba lejos de parecer un hogar – Como sea... Quiero que tengas esto – dice al fin, estirando su mano libre antes de extender los dedos para dejarle ver el colgante, el ala de ángel brillando contra su piel.
Era lo único que conservaba de verdad de Seokjin y quería que Jungkook lo tuviera como una promesa del amor que sentía por él, de que Taehyung sería la única persona que nunca lo abandonaría y tal vez Jungkook no pudiese entender lo mucho qué significaba ese colgante porque desconocía la historia de su hermano, pero bastaba con que él entendiese que era un regalo preciado, algo que sólo podría regalarle a él.
.- Es muy l-lindo... - susurró, aceptando en la palma de su mano el brillante dije.
.- Le perteneció a mi hermano, es importante para mí que lo tengas – se atrevió a contarle y antes de que Jungkook pudiera negarse a recibirlo, su mano cerró la del menor entorno al dije, la cadena colgando de su puño cerrado – Consérvalo como una prueba de que voy a quererte sin restricción y miedo, Jungkook. Es mi promesa de dejarte ir cuando decidas que es el momento de hacerlo...
Decirlo fue doloroso, fue aceptar en voz alta que no podía controlarlo todo y que, como con Seokjin, no podría sanar el dolor de Jungkook y salvarlo. Decirlo fue comprender que su amor no era suficiente para anclar a alguien al mundo, pero era lo suficientemente valiente y estúpido como para intentar hacer que ese amor convirtiese un mundo oscuro en algo un poco más brillante, un poco más especial.
Incluso cuando hay fecha de caducidad.
.- No me quieras de esa forma – las palabras fueron firmes, los ojos de Jungkook buscando los suyos con insistencia – Quiéreme como lo haces ya, no quiero hacerte daño, Tae... lo aceptaré como promesa de intentarlo, de sanar por mí y la oportunidad de vivir esto contigo. Es mi forma de decirte que eres tú quien me ancla aquí, que estoy dispuesto a quererte también y... que sí un día decido irme, jamás tendrá que ver contigo.
Sus palabras le quebraron, convirtiéndose en la llave de aquella puerta que por tantos años había permanecido cerrada y que parecía atormentarlo en sus momentos de soledad. ¿Había sido así para Seokjin? ¿Se había tratado de que su dolor era tanto que el amor que se tenían y la vida que había compartido no eran suficientes para iluminar un poco su sufrimiento? ¿Realmente Taehyung no había sido tan egoísta como para ser una razón más en las decisiones de su hermano?
No notó sus lágrimas comenzar a derramarse por sus mejillas hasta que las manos suaves de Jungkook las secaron, una sonrisa tímida frente a sus ojos antes de que el menor se inclinase a depositar un beso sobre sus labios, lento y lleno de cariño: .- No llores, hyung... estoy aquí y yo también quiero amarte.
Había tardado con esta historia, lo sé, lo lamento, pero ya saben cómo soy. Jajaja
De todas formas, hace mucho quería llegar a este punto: ¡AL FIN! Es un punto de inflexión entre ellos, en lo que van a construir. Aunque voy a ser sincera con que no estoy del todo satisfecha en cómo quedó el capítulo, pero ya lo había reescrito tanto que sentí que no podía seguir así, debía subirlo o nunca lo haría.
Se vendrán cosas bonitas y luego cosas muy tristes, dijo la biblia.
No olviden contarme sus opiniones o qué creen que pasará. Me encantaría leerlos.
Gracias infinitas.
Posdata: ¡¿Vieron que se dieron besitos?! *Lu llora*
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