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PARTE ÚNICA ❤️

El catorce de febrero, para muchos, es una fecha destinada a aquellas parejas de enamorados que desean festejar su amor de una manera especial. Para otros, es un fatídico día en el que la vida les grita en la cara que están solos y sin pareja; sí, lastimosamente, esta fecha también es el día en que ocurren más suicidios a causa de la anterior mención.

Por esta misma razón, Taehyung se sentía el alfa más afortunado del mundo por poder pasar este día tan especial junto a su lindo omega, Hoseok, quien había estado a su lado desde que ambos estudiaban en la secundaria.

La forma en la que se conocieron fue bastante peculiar, puesto que no fue como en las películas cliché donde la chica se tropezaba con el chico y éste le ayudaba a recoger sus libros, al contrario, fue algo más... Gracioso.

Flashback

Era el primer día de clases y un apurado Hoseok corría por los pasillos en busca de algún indicio que le dijera que no estaba perdido. Desafortunadamente, esa mañana ocurrieron varios sucesos que le hicieron llegar a la hora justa a la escuela y para su mala suerte, él aún no la conocía. Por esta misma razón, no sabía dónde quedaba su aula y empezaba a caer en desesperación al ver los minutos pasar.

O al menos así era hasta que divisó a un chico castaño en medio del pasillo, escuchando música a través de sus auriculares. No dudó ni un segundo en acercarse a él y cuando lo hizo, supo de inmediato que se trataba de un alfa.

El olor a menta con pino inundó sus fosas nasales. Tuvo que retener el suspiro de fascinación que quiso salir de sus labios y se obligó a sí mismo y a su lobo a comportarse. Más aún cuando vio la mirada severa que aquel alfa le estaba brindando.

—¿Necesitas algo?— preguntó con una voz tan grave que Hoseok se vio obligado a retener la respiración por un segundo.

¿Qué le pasaba? ¿Había amanecido más hormonal que de costumbre o era que su celo estaba a punto de llegar? No lo sabía con exactitud, pero debía decir algo pronto antes de que ese alfa empezara a creer que tenía problemas o algo por el estilo.

—Yo... Estoy perdido— logró decir —¿Sabes dónde queda el aula H101?

El castaño pareció pensarlo un segundo, miró hacia una dirección para después señalar un largo pasillo. —Es por ahí. Subes la escalera del final, giras a la derecha y por ahí la encuentras.

Los ojitos del omega brillaron y una bonita sonrisa de corazón se esbozó en su rostro. Hizo mil reverencias antes de agradecer formalmente y salió corriendo en la dirección que el alfa le había señalado.

«Ou, no le pregunté su nombre». Se golpeó internamente por haber olvidado hacerlo, pero estaba bien, seguramente lo encontraría más seguido de ahora en adelante.

Subió las escaleras y dobló a la derecha, tal cual le habían indicado, pero se detuvo en seco al ver que esa zona de la escuela estaba cerrada por alguna remodelación y en realidad no había ningún aula cerca.

Tuvo que tomarse unos segundos para asimilar todo esto y cuando cayó en cuenta de lo que había pasado, su anterior alegría se transformó en verdadero enojo y con sus puños cerrados por éste mismo, bajó de nuevo las escaleras para ir en busca de ese estúpido alfa que le había hecho perder aún más de lo que ya estaba.

Al bajar, lo encontró en el mismo lugar, riendo junto a un grupo de amigos, posiblemente de lo que acababa de hacer con él. Eso sólo lo hizo enfurecer más, tanto que sin detenerse a pensar en que esto posiblemente era una mala idea, se acercó a paso rápido hacia ellos y sin mediar palabra, le propinó una fuerte cachetada al castaño.

Lo único que se escuchó fue el golpe seco y algunos "Uhh" haciendo eco por parte de los demás alfas.

—¿¡Qué mierda te pasa!? ¡Sabes que estoy perdido, voy tarde a clases y me haces perder a propósito! ¡Eres un idiota!— el pelinegro comenzó a golpearlo con fuerza en el pecho y unas cuantas veces en la cabeza, provocando que el castaño tuviera que encogerse en su lugar para tratar de disminuir la fuerza de los golpes.

—¡Hey, hey, tranquilo!— el mejor amigo del castaño, un alfa llamado Namjoon, trató de calmar al omega —Eso es algo que hace siempre con los nuevos, no te lo tomes personal.

—¡Pues me vale madres! Ya llegué tarde a la primera hora y todo por su culpa— apuntó con verdadero enojo al castaño.

Éste le brindó una sonrisa cuadrada para tratar de contentarlo, pero no funcionó, algo raro ya que todos los omegas a los que les había hecho la broma y después les había sonreído, siempre olvidaban el asunto y se iban como si nada hubiera pasado.

Al ver que el omega no iba a ceder así tan fácil, no le quedó de otra más que agachar la cabeza bajo la incrédula mirada de su grupo de amigos. —Lo siento, es sólo una costumbre que tengo. Me gusta dar las direcciones mal para que la gente llegue tarde a su destino... Pero creo que esta vez me pasé.

Hoseok enarcó una ceja y lo miró con una expresión incrédula. —Ah ¿En serio? No me digas— rodó los ojos —¿Sabes qué? Mejor púdrete, puedo encontrar mi aula yo solo.

Se dio media vuelta para empezar a caminar hasta que la voz del castaño alfa lo detuvo.

—Gira a la derecha por este pasillo, allí encontrarás las aulas "H"— Hoseok lo volteó a mirar enojado, por lo que rápidamente añadió —Esta vez es cierto, te lo juro, sino es así, tienes todo el derecho de golpearme.

Soltando un bufido, volvió a rodar los ojos y siguió las indicaciones del castaño. Para su fortuna, esta vez había sido verdad y tras ofrecer una disculpa al profesor del área, entró a su salón y atendió las clases que le tocaban ese día.

«Tonto alfa, pudiste haberte ahorrado la cachetada»

Fin del flashback

Después de aquel incidente, Taehyung empezó a sentir cierta curiosidad por aquel omega agresivo que le había abofeteado. No era que fuera masoquista ni mucho menos, pero aquel pelinegro tenía algo que le llamaba la atención y lo hacía querer saber más acerca de él.

Era por esto que, conociendo su aula, al día siguiente se acercó a ésta para esperarlo y así ofrecerle una disculpa más formal. Cuando el omega llegó, le brindó una mirada de pocos amigos y se dispuso a entrar al salón, pero la mano del castaño sobre su brazo, lo detuvo.

—¿Qué haces? Suéltame— forcejeó hasta hacerse soltar.

—Sólo quería ofrecerte disculpas,— el alfa desvió su mirada hacia el credencial de estudiante del omega y sonrió un poco —Jung Hoseok.

El susodicho bajó la mirada y tapó inútilmente su credencial. Torció la boca y miró el del castaño para después pronunciar: —Kim Taehyung.

Éste le sonrió amigablemente antes de volver a hablar. —Es un gusto. Como te decía, quiero pedirte disculpas por el inconveniente de ayer y como prueba de mi honestidad, te traje esta ofrenda de paz— sacó de su bolsillo un llavero con un muñequito bastante peculiar.

Una figurita de color lila con máscara de caballo azul, cabello morado y nariz de corazón rosa.

Hoseok se quedó mirándolo con atención, tratando de disimular la sonrisa que quería esbozarse en su rostro. Okay, ese alfa tenía un punto.

Tomó el llavero y lo guardó en su maletín para después dirigirse al castaño. —Muchas gracias, acepto tus disculpas— y tras decir esto, entró al salón con el corazón latiendo a mil por hora.

No era el único que tenía taquicardia en ese momento.

Después de aquello, Taehyung empezó a frecuentar más seguido el salón del omega, tanto, que ahora Hoseok estaba acostumbrado a verlo en la entrada, a la hora del descanso y al medio día, cuando era hora de salir. Muchas veces, el mayor se ofrecía a acompañarlo hasta su casa y él, como el buen muchacho educado que era, lo aceptaba porque pensaba que sería descortés rechazar su invitación.

De esta manera, pasó un mes. La época de la primavera había llegado y los cerezos comenzaban a florecer, asimismo, los sentimientos de Taehyung por aquel bonito omega de hoyuelos perfectos, se hicieron más fuertes. Cualquiera pensaría que era demasiado apresurado decir que alguien podría enamorarse en un sólo mes, pero él y su lobo no mentían, ambos sentían una conexión especial con el pelinegro y no querían esperar más tiempo para hacérselo saber.

Fue de esta forma que el castaño citó al menor en el parque más cercano a la escuela después de clases. Para Hoseok fue extraño que el mayor no se ofreciera a acompañarlo en su trayecto a casa y más aún, que lo citara en un parque; eso sólo lo hacía ponerse nervioso. Aún así, aceptó la invitación y a las dos en punto, llegó al lugar acordado.

Su corazón se aceleró y sus ojitos brillaron de emoción al ver al alfa sentado en una de las bancas del parque, bajo un árbol de flor de cerezo, con una carta en una mano y un lindo ramo de rosas en la otra.

Se acercó a él con las piernas temblando y como pudo, se sentó a su lado, aún pensando en qué decir ante tal sorpresa tan deslumbrante. Afortunadamente, el alfa se le adelantó y de una manera tan delicada que lo conmocionó, colocó el ramo de rosas sobre el regazo del pelinegro.

—¿Te gustan?— fue lo primero que pronunció, todo lo que había practicado se esfumó de su mente por los nervios.

Hoseok asintió lentamente, perdido ante la belleza de aquellas flores que descansaban sobre su regazo. Con movimientos suaves y cuidadosos, acarició los pétalos y una bonita sonrisa se estableció en su rostro.

—Me encantan, Tae. Están preciosas— trató de no sonreír tanto, pero le era imposible. Tanto él como su lobo se sentían emocionados.

El alfa sonrió abiertamente al tiempo que dirigía una de sus manos a los finos cabellos del omega y los acariciaba con sutileza, transmitiéndole una corriente eléctrica que le recorrió desde la espalda baja hasta la nuca.

—Hobi— pronunció aquel apodo que atinó a colocarle cuando entraron en confianza, acto que le hizo sonreír un poco —Este... Bueno, yo... Quise darte este pequeño detalle para que sepas lo importante que te has vuelto para mí en tan poco tiempo— le tomó de las manos —Pero aparte de las rosas, quiero que leas la carta que escribí para ti.

Ver a un alfa sonrojado por estar dando un detalle no era algo usual, por lo que Hoseok aceptó la carta y le brindó una bonita sonrisa de corazón antes de abrirla.

Al hacerlo, lo primero que percibió fue el olor a menta y pino provenir del papel, algo que verdaderamente le fascinó. Acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja y procedió a leer el contenido que, con tanto amor, Taehyung había escrito la noche anterior.

«Para Jung Hoseok, el omega más lindo que he visto en mi vida.

La primera vez que te vi en el pasillo de la escuela, quise hacerme el gracioso y jugarte la misma broma que le hacía a todos; algo que no terminó muy bien, a decir verdad. ¿Pero sabes algo? Aquella cachetada que me diste ese día me hizo poner mis ojos en ti, porque cuando no te dejaste contentar tan fácilmente, supe que eras un omega diferente a los demás y eso llamó por completo mi atención.

Ese día, cuando salí de clases, quise recompensarte el mal momento que te hice pasar y decidí buscar en el centro algo digno de tu atención. Fue entonces cuando lo vi en aquella tienda de detalles para pareja; un llavero de un muñequito extraño que a simple vista me pareció raro, pero que después de examinarlo por un par de minutos, intuí que sería el indicado. Y no me equivoqué. Al día siguiente cuando te lo ofrecí y vi cómo luchabas por no sonreír, supe que había hecho una buena elección.

Mi lobo se sintió cómodo contigo, tanto que te sorprenderían las muchas charlas que he tenido con él por las noches acerca de ti. Tal vez suene apresurado decirlo tan pronto, pero cada momento a tu lado ha sido de los mejores en toda mi vida y no sé si estés de acuerdo conmigo, pero me gustaría poder seguir creando bellos momentos contigo y poder tener el honor de llamarte mi omega.

Por eso, ahora mismo quiero preguntarte... Jung Hoseok ¿Me darías el honor de ser tu novio?»

Cuando el pelinegro terminó de leer aquella bonita confesión de amor, una lágrima de felicidad se hallaba rodando por su mejilla. Claro que Taehyung no sabía el verdadero motivo de su llanto, por lo que no pudo evitar preocuparse.

Preocupación que desapareció al momento de ver al menor lanzarse a sus brazos al tiempo que pronunciaba innumerables "Claro que sí" contra su cuello. En ese instante, se sintió el alfa más afortunado del mundo.

El contacto de aquel abrazo los llenó de regocijo. Ninguno de los dos quería separarse y no tenían porqué hacerlo, querían disfrutar de este momento tan especial lo más que pudieran. Algunas flores de cerezo caían lentamente, algunas iban a parar al césped, otras a la acera y unas cuantas a la banca donde se hallaban sentados.

Ambos se separaron por unos cuantos centímetros para admirarse mutuamente y perderse en los ojos contrarios. En ese instante, una flor de cerezo descendió con lentitud hasta posarse en la bonita nariz del omega, dándole una apariencia más preciosa de la que de por sí, ya poseía.

El tiempo pareció detenerse en ese momento. Taehyung llevó sus manos a las mejillas contrarias y tras percibir un brillo de aceptación en los ojos del pelinegro, unió sus labios en un beso que hizo explosiones en los corazones de ambos. Con algo de timidez, empezó a moverlos y a disfrutar de la suavidad de los belfos contrarios. El aroma a caramelo y almendras proveniente de su novio se hizo más fuerte, volviéndole loco. Con algo de valentía, introdujo su lengua dentro de su cavidad bucal y lo abrazó más fuerte sin llegar a lastimarlo.

El pequeño gemidito que soltó el menor, le hizo inflar el pecho orgulloso. Ambos se quedaron disfrutando de los labios contrarios hasta que el aire les hizo falta y tuvieron que separarse a regañadientes. Juntaron sus frentes y se permitieron reír libremente, demostrando con ese gesto lo felices que se encontraban.

Aquel catorce de febrero fue el inicio de una linda relación entre alfa y omega.

Ahora, seis años después, la primavera regresaba más hermosa que la última vez para embellecer las calles de Seoul. Como era costumbre en estas fechas, los locales estaban decorados con corazones de colores rojo y rosa, algunas tiendas vendían chocolates, ramos de rosas e inclusive cartas prescritas para acompañar.

Taehyung caminaba por las calles con aparente tranquilidad, viendo las flores de cerezo caer y sonriendo por esto, pues aquellas le recordaban la tarde en que se llenó de valentía para pedirle noviazgo a su omega.

Imagino que se preguntarán ¿Qué aconteció con esta pareja durante los años transcurridos? Muy bien, se los contaré.

A pesar de que el alfa y el omega habían decidido formalizar una relación pese al poco tiempo que llevaban de conocerse, su relación había resultado siendo una de las más envidiables de toda la escuela. Los demás estudiantes los veían caminar tomados de la mano y muchas veces, darse muestras de cariño en público. No le daban mucha importancia al hecho de que les lanzaran miradas de envidia, pues ellos no prestaban atención a nada más que no fueran ellos mismos y con eso eran felices.

Debido a que aquel era el último año de preparatoria, ambos decidieron planear con tiempo cómo querían celebrar su graduación una vez ésta se llevara a cabo. Habían decidido salir a cenar con sus familias a una hora temprana para después tener un tiempo a solas como pareja.

A pesar de que, para ese punto, ambos llevaban cerca de diez meses de noviazgo, ninguno conocía a la familia del otro, por lo que esa cena no sólo sirvió como celebración para los recién graduados, sino que también fue el motivo perfecto para que las familias Kim y Jung se conocieran e interactuaran.

Durante la cena, ambos chicos se sonreían de manera cómplice al notar lo bien que se habían llevado sus padres. Ambos padres alfas parecían mejores amigos hablando de deportes y las madres omegas parecían comadres hablando de cosas vergonzosas que les sucedieron a sus hijos cuando eran bebés.

Llegado un punto de la conversación, Taehyung se inclinó hacia Hoseok para susurrarle bajito.

—¿Así que cuando eras bebé te comiste un gusano?

Sobra decir que el sonrojo de bochorno que atacó a Hoseok fue abismal.

—¡No me lo alcancé a comer! Mi mamá lo quitó de mi boca antes de que lo tragara— explicó avergonzado —No le hagas caso a mi mamá, siempre busca cómo dejarme en ridículo.

—Me agrada— se sinceró ante la incrédula mirada del menor —Quiero decir, mira lo bien que se llevan mi mamá y ella, seguro serán buenas amigas.

Hoseok desvió su mirada hacia ambas omegas y asintió con pesadez. —Supongo que sí. Esto es contraproducente, pero lo aceptaré.

Taehyung rió abiertamente y se permitió disfrutar del resto de la velada. Algunas veces, tomando la mano de su omega por debajo de la mesa para brindarle calor y decirle de alguna forma que se preparara para lo que acontecería esa noche.

Cerca de las diez de la noche, los padres de ambos chicos se despidieron con la promesa de volver a reunirse en una ocasión pronta. Fue en esta oportunidad que Taehyung aprovechó para pedirle permiso a los señores Jung para que lo dejaran llevarse al pelinegro a pasar la noche en su casa. Claro que los señores no vieron dobles intenciones en su petición y accedieron con la condición de que les devolviera a su pequeño temprano en la mañana.

Una vez llegaron a la casa Kim, los padres de Taehyung anunciaron que saldrían para dejarles pasar un rato solos, por supuesto, ellos no iban por ese lado, pero la parejita no iba a desaprovechar.

Lo primero que Taehyung hizo apenas Hoseok cruzó la puerta de su habitación, fue estamparlo contra la puerta para empezar a comerle la boca. Con sus ojos cerrados, ambos se dispusieron a retirar las ropas contrarias mientras a tientas luchaban por llegar a la cama.

Esa noche, Taehyung le hizo el amor a Hoseok hasta que cayeron rendidos por el cansancio. Su esencia quedó atrapada en las paredes de látex que prevenían un cachorro y una marca temporal salió a relucir en el blanquecino cuello del omega. Tanto el castaño como el pelinegro sabían que esto último les causaría problemas el día de mañana, pero por el momento, no le darían mayor atención al asunto.

Ahora sólo querían dormir y fundirse el uno en el otro.

Tal y como lo habían pronosticado, al día siguiente los señores Jung pusieron el grito en el cielo al ver una marca en el cuello de su hijo, claro que era una temporal, pero aún así era evidencia de que su pequeño había perdido la virginidad la noche anterior.

¡Su pequeño bebé no era más su pequeño bebé!

Eso era motivo suficiente para que el padre del pelinegro tratara de arrancarle los ojos a Taehyung. Tal fue el enojo que, sino fuera por la intervención de los padres de Taehyung, el pobrecito hubiera terminado estéril. Gracias a la Madre Luna, el asunto no pasó a mayores y todo fue perdonado; eso sí, las salidas fueron más difíciles de aceptar desde ese momento en adelante.

Los siguientes años pasaron realmente rápidos, a decir verdad. Después de graduarse, la parejita optó por inscribirse a la universidad de Seoul, uno para estudiar Bellas Artes y el otro Danza. No hace falta la aclaración de quién escogió qué. Para su buena suerte, ambos fueron aceptados y fue así cómo sus vidas quedaron aún más unidas de lo que ya estaban.

Los cuatro años que duraba la carrera de danza fueron entretenidos, más aún cuando Taehyung iba a las presentaciones de Hoseok y gritaba más fuerte que nadie cuando su novio terminaba de bailar. Se sentía orgulloso de su omega y estaba seguro de que esto sólo era la punta del iceberg de su talento, sabía que el pelinegro podía dar mucho más y tenía toda la vida para demostrarlo.

Un año después de graduarse, le llegó el turno al castaño de hacerlo. Hoseok se sentía maravillado cada vez que iba a las exposiciones de arte que mayormente, eran protagonizadas por las pinturas de su novio. Le parecía increíble que había estado al lado de un artista todo este tiempo y apenas se percató cuando vio la primera obra del alfa.

Transportándonos al ahora, apenas habían pasado dos meses desde la graduación de Taehyung y la pareja había tomado la decisión de mudarse juntos. Sentían que ya era justo y sabían que no se arrepentirían de hacerlo; se amaban con locura y esperaban pasar el mayor tiempo que pudieran, juntos. Aunque sabían que esto no sería muy posible debido al trabajo de Hoseok como coreógrafo de trainees y el de Taehyung como profesor de arte en una prestigiosa escuela privada.

Amaban sus trabajos, no se vaya a pensar que no, pero a veces les gustaría tener más tiempo para los dos. Sus encuentros básicamente se trataban de ver una película por la noche y después de eso, hacer el amor hasta quedar agotados. Les gustaba su rutina, pero después de un tiempo, comenzaban a sentir que algo les hacía falta para ser completamente felices.

Hoseok lo sabía y por eso estaba seguro de que su detalle de San Valentín para Taehyung sería el más especial de todos.

La llegada de las siete en punto de la mañana fue el detonante para que la molesta alarma arrebatara a Hoseok de los cálidos brazos de Morfeo. Luego de apagarla, el pelinegro se estiró en la cama y después se sentó en el colchón para darle los buenos días a su novio.

Novio que, al parecer, había salido hacía mucho tiempo.

Su confusión se hizo más grande cuando vio el lado frío de la cama donde se suponía, debía estar Taehyung, siendo mínimamente ocupado por un pequeño sobre de color rosa, uno que estaba impregnado de las feromonas del alfa. Sin esperar nada, lo tomó entre sus manos, sacó la carta que contenía y la leyó.

«Hobi-ssi, mi lindo omega.

Lo siento por haberte dejado solo y más en el día de nuestro aniversario, esta mañana salí temprano porque necesitaba ir a un lugar muy importante. Por favor, sigue con tu día normalmente pero a las dos en punto, te espero en el puente de los candados.

Te ama, tu alfa»

Cuando terminó de leer, no pudo evitar esbozar una linda sonrisa. Está bien, si su alfa lo esperaba a esa hora en ese lugar, allí estaría. Con tal, también tenía tiempo para organizar su sorpresa.

Mientras tanto, Taehyung caminaba entre los árboles de cerezo, buscando entre las tiendas la que tanto anticipaba ver desde que salió de casa. Después de una larga caminata, fue cuando la vio. Una tienda de color blanco y ventanales gigantes lucía en letras grandes el nombre de su negocio.

«Ángeles»

Entró al lugar emocionado. Tras saludar a una encargada y decirle exactamente lo que quería, ésta lo llevó hacia una de las vitrinas para enseñarle algunos modelos. Fue entonces cuando sus ojos se posaron directamente en uno de ellos y supo de inmediato que era el indicado para su omega. Sacó una tarjeta de crédito en la que había estado ahorrando dinero especialmente para esto y después de que le empacaran el artículo en una cajita pequeña, salió del establecimiento con una enorme sonrisa cuadrada y el corazón latiéndole a mil.

Hoy era el día.

Mientras esperaba al pelinegro, Taehyung veía a las parejas pasar sonrientes mientras disfrutaban de su día. Le parecía algo lindo y esperaba que él también pudiera pasar el resto del día así con su novio. Todo dependía de la respuesta que él le diera.

Miró su reloj de muñeca una vez más, exactamente cuando dieron las dos en punto de la tarde; en ese instante, alzó la cabeza y vio a Hoseok caminando a paso apresurado hacia él. Una vez estuvo a su lado, se sostuvo de él unos segundos para recuperar el aliento.

—¿Llegué a tiempo?— cuestionó agitado al tiempo que se incorporaba. Sólo ahí, Taehyung vio la cajita rosa pálido que su novio traía en mano.

Con una sonrisa, asintió. —Por supuesto que sí, eres el omega más puntual que he conocido.

Hoseok se sonrojó un poco por el halago y le miró expectante. —Pero bueno ¿Por qué dijiste que me esperabas aquí? ¿Qué ocultas, Kim Taehyung?— preguntó de manera "amenazante" aunque de amenazante no tenía nada.

El castaño abrió los ojos en grande, no pensaba que el pelinegro fuera directo al grano. Gracias a la Madre Luna, él tenía su as bajo la manga.

—¿Por qué la prisa, cariño? Tenemos todo el día. Vamos a comer algo primero, lo que más te guste.

Hoseok iba a refutar, pero ahora mismo se le antojaba un helado de mandarina y limón, y no iba a desaprovechar la oportunidad.

—Está bien.

Llevó la cajita en una mano, segura contra su pecho y con la otra, sujetó la mano de su alfa para no perderse entre las personas. El puente estaba algo lleno a esa hora, por lo que Taehyung quería esperar; no quería ser empujado por personas mientras le daba su sorpresa a su omega.

Tras comunicarle al mayor su deseo de comer helado, éste accedió de inmediato y comenzaron a caminar hacia una heladería cercana. Cuando llegaron a una, el primero en entrar fue el menor, quien de inmediato se pegó a la vitrina para ver si tenían el sabor de helado que él quería. Al comprobar que así era, le dejó la tarea a Taehyung de pedir los helados mientras él buscaba una mesa.

—¡Por aquí, alfa!— alzó su mano para hacerse ver por el castaño, quien tenía una bandeja con dos copas de helado.

Una vez llegó hasta donde él, se sentó y le pasó con cuidado el helado de mandarina y limón mientras que él empezaba a degustar el de vainilla y café. Ambos se dedicaron a disfrutar en silencio por un par de minutos hasta que el alfa no aguantó más con la curiosidad y decidió preguntar.

—¿Qué llevas en la cajita?— señaló la que se encontraba reposando en la mesa.

Y como si fuera una especie de advertencia, el menor la tomó y la acercó más hacia él de manera protectora.

—Es una sorpresa, pero no te la daré hasta que me digas porqué me citaste en el puente.

—¡No es justo! Quiero verla ahora— inconscientemente, hizo un puchero por la frustración.

—Entonces dame tu sorpresa ahora— condicionó con una sonrisa triunfante al ver que Taehyung se cruzó de brazos y bufó.

—Bien, esperaré.

Hoseok arrugó la nariz divertido y se dispuso a continuar disfrutando de su helado hasta que un alfa que se hallaba buscando mesa, se acercó a él de manera espontánea.

—Hola, lindo ¿Cómo estás?

Tanto Taehyung como Hoseok, arrugaron el entrecejo por el atrevimiento de aquel desconocido. El castaño iba a decirle que se fuera y los dejara en paz, pero el menor se le adelantó y le hizo un ademán para que lo dejara hablar a él.

—Hola, estoy bien, gracias.

El chico sonrió de lado y le ofreció su mano, la cual Hoseok no aceptó. Al percibir el rechazo, el alfa carraspeó un poco y trató por otro lado.

—Soy Lee Kihyun, un gusto. ¿Te gustaría salir a dar una vuelta?— miró de reojo al castaño que estaba a punto de sufrir un tic nervioso por el enojo —¿O tu hermanito no te deja?

Un golpe en la mesa lo hizo sobresaltarse en su lugar. Taehyung se levantó dispuesto a encararlo, pero la mirada de advertencia que le dio su omega, lo hizo detenerse. El pelinegro por su parte, se puso de pie con elegancia y le dio la cara al chico que estaba molestando su día.

—No quiero dar una vuelta, muchas gracias. Estoy celebrando mi sexto aniversario con mi alfa y te agradecería que nos dejaras en paz.

Sólo esas palabras bastaron para que el chico soltara aire decepcionado y después de disculparse mínimamente, se perdiera entre las personas de la heladería.

Taehyung se quedó estático en su lugar y sólo reaccionó cuando vio al omega sentarse de nuevo y continuar comiendo como si nada hubiera pasado. Él imitó su acción, pero no pudo quedarse en silencio por mucho tiempo.

—¿Cómo...? ¿Por qué...? ¡Ah!— se mordió la lengua por no saber cómo formular su pregunta.

Hoseok lo miró compasivo y le tomó la mano por encima de la mesa. —¿Por qué actué de esa manera?— Taehyung asintió —Bueno, porque tenía que hacerle saber que ya tengo un alfa y no me interesaba conocerlo. Los alfas por lo general, tienden a resolver las cosas de manera agresiva y esto casi nunca termina bien, por eso decidí resolverlo yo. Míralo— apuntó con su cabeza hacia una mesa del fondo donde se hallaba sentado el muchacho de antes —Está sereno. Entendió por las buenas que yo no estaba disponible y lo aceptó con madurez.

Taehyung miró al chico y después a su novio, no pudiendo entender la inteligencia y la madurez de su omega. Se atrevía a confirmar que Hoseok era mucho más maduro que él y le avergonzaba en cierta manera, pero, por otro lado, estaba orgulloso de ser el alfa de un omega tan independiente y listo como él.

Contrario a la reacción que el pelinegro esperaba obtener de sus palabras, vio cómo su novio empezaba a reír libremente. Iba a preguntar qué era tan gracioso, pero calló al presenciar cómo el contrario alzaba la mirada y lo veía con ojos llenos de cariño.

—No sabes cuánto te amo.

Y en ese momento, sus mejillas se convirtieron en dos tomatitos.

La tarde comenzaba a caer para este punto. Los rayos del sol emitían tonalidades naranjas y rosas, dándole un aspecto melancólico a aquel puente donde las parejas iban a sellar su amor eterno. Taehyung y Hoseok no eran la excepción.

Hace unos minutos, el mayor de ambos llevó al menor a escoger un candado para sellar su relación de manera más especial. Según la leyenda, si una pareja de enamorados iba al puente, cerraba un candado en él y tiraba la llave al río, su amor duraría para siempre, pues éste sólo terminaría cuando aquel candado se abriera de nuevo.

Por esto mismo, Hoseok se decidió por el candado color negro en forma de corazón que tanto le había llamado la atención. Después de comprarlo, ambos caminaron hasta la mitad del puente y escogieron un lugar para situarlo, pero justo cuando Hoseok iba a poner el candado, Taehyung lo detuvo.

—Espera.

El menor lo miró confundido y retiró el candado. —¿Qué sucede?

—Yo... Quiero darte mi sorpresa de San Valentín antes de que sellemos nuestro amor para siempre— el pelinegro pudo ver un ligero sonrojo en las mejillas del contrario, por lo que accedió con una sonrisa cálida y sostuvo el candado junto a la cajita que reposaba en sus manos.

El alfa tuvo que tomarse unos cuantos segundos para tomar aire y pensar muy bien en las palabras que diría. Una vez se sintió listo, acarició la mejilla del más bajo antes de profesar:

—Jung Hoseok, mi precioso omega. Todos estos años que he pasado a tu lado, me he esforzado por hacerte saber cada día lo mucho que te amo. Verte cada mañana al despertar, compartir nuestro día, llamarte cuando estás ensayando y escucharte regañarme por interrumpirte, tomarme fotos graciosas con el único fin de hacerte reír, llenarte de besos cada que te veo y abrazarte con fuerza cuando me pongo sentimental... Todo esto hace parte de la felicidad que me brindas y estoy seguro de que mi pensamiento no cambiará en los próximos veinte, treinta o setenta años. Por esto mismo, me gustaría seguir viviendo experiencias bonitas a tu lado y esforzarme por hacerte feliz cada día de aquí en adelante. Así que, con todo lo que te he dicho, quisiera preguntarte...— sacó de su bolsillo la cajita de terciopelo azul que compró en la mañana y bajo la mirada estupefacta de Hoseok, apoyó una rodilla en el suelo y abrió la cajita, dejando a la vista un anillo de oro blanco con un pequeño diamante incrustado en el centro —¿Te gustaría casarte conmigo?

Los ojos del pelinegro se abrieron desmesuradamente y las lágrimas no tardaron en hacer acto de presencia. Una sonrisa de completa felicidad se esbozó en su rostro y sin dudarlo, se lanzó a los brazos de Taehyung.

—¡Por supuesto que sí, alfa!— tras separarse mínimamente del abrazo, estampó sus labios contra los ajenos, demostrando en ese beso todo el amor que sentía por su ahora prometido.

El pecho de Taehyung se hinchó de alegría y su lobo empezó a corretear en círculos por la emoción. No dudó ni un segundo en corresponder al tan anhelado beso mientras que, con dedicación, deslizaba el anillo en el dedo anular de su pareja. En ese momento, pudo percibir el aumento de las feromonas del omega. El aroma a caramelo y almendras se volvió más dulce y eso lo alertó.

Pero antes de que pudiera decir algo, el menor se separó del contacto para después levantarse y limpiarse las lágrimas que se le habían escapado.

—Yo también te quiero dar mi sorpresa— le entregó la cajita con nerviosismo, por lo que Taehyung la tomó con cuidado —En verdad espero que te guste.

Se mordió el labio inferior mientras veía al alfa retirar la tapa de la caja para descubrir su contenido. Un pinchazo en su pecho se hizo presente cuando el castaño frunció el entrecejo al ver el detalle.

—Hobi... No entiendo.

De la caja sacó una camisita de algodón color blanco bastante pequeña, demasiado pequeña.

—¿Qué es lo que no entiendes, Tae?— preguntó con miedo.

El susodicho colocó la prenda en su pecho y miró al menor. —Dudo mucho que esto me quede bien. ¿Por qué la compraste tan pequeñita?

En ese momento, todo el miedo que sentía se esfumó para dar paso a la diversión que se manifestó en forma de carcajadas. Taehyung miraba confundido a Hoseok mientras éste se sostenía el estómago y luchaba por conseguir algo de aire.

—Por la Madre Luna, Taehyung— se ventiló para tratar de calmarse —En serio eres increíble.

Le entregó el candado y le recibió la camisita, tratándola con cuidado de no dañarla de ninguna forma. Bajo la confundida mirada del alfa, llevó la prenda a su vientre y la sostuvo allí, dándole una pista muchísimo más evidente.

Fue entonces que lo entendió.

—¡¿Vamos a ser papás?!— preguntó con los ojos abiertos de par en par y la emoción creciendo en su pecho.

Hoseok se dio una facepalm mental y asintió varias veces. —Sí, alfa tonto. Tengo un cachorrito creciendo aquí dentro y por eso compré la camisa— el alfa rodó los ojos divertido por el desglosamiento innecesario y no dudó en atraer a su pareja en un abrazo.

—Por la Madre Luna, Hoseok. Este es el mejor regalo que me pudiste haber dado— se alejó un poco para llevar su mano al vientre aún plano del omega y acariciarlo con cuidado y cariño —Tendremos un cachorrito, tuyo y mío— sonrió con nostalgia —¡Muchas gracias!

El menor lo recibió en sus brazos y depositó numerosos besos en su cabello castaño.

—Gracias a ti, Tae.

Ambos tomaron el candado entre sus manos y al mismo tiempo, lo cerraron en el borde del puente. Segundos después, sostuvieron la llave entre sus manos y a la cuenta de tres, la lanzaron al río, sellando así su promesa de amor eterno.

Promesa que siempre quedaría grabada y recordada en el puente de los candados.

FIN

¡Buenas tardes! :D

Se supone que esto lo publicaría ayer por ser el día de San Valentín, pero no alcancé a terminarlo a tiempo. Mantenme unu.

En fin, tarde pero seguro. Espero que les haya gustado y que el día de ayer hayan pasado un día espectacular junto a sus parejas y si no tienen, entonces junto a sus amigos y familiares.

Por cierto, admiren la belleza de portada y banner que hizo @namucat, ¡Es sencillamente preciosa!

Recuerden que los amo mucho, este es mi regalo de San Valentín para ustedes. ❤️

©AlejaDeMin

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