Capítulo 04: "Sorpresa"
Al parecer y gracias al cielo, los únicos que se dieron cuenta de la conexión inmediata entre paciente y psicólogo fueron ellos mismos. El padre de Jungkook se mantenía ajeno a la situación mientras se sentaba en uno de los asientos y examinaba con cuidado el lugar.
Era un consultorio bonito, espacioso e iluminado, producto del gran ventanal que daba directo a la calle. Había varias estanterías con libros y una que otra plantita pequeña decorándolas. También estaban los diplomas de graduación y reconocimientos del profesional presente, enmarcados y distribuidos estratégicamente por las paredes del espacio. Sin mencionar el clásico sofá donde los pacientes se recostaban para hablar de sus problemas con confianza; el sofá era de color azul.
Después de unos segundos de silencio, la voz del padre de Jungkook irrumpió el estado de trance en el que éste estaba para dirigirse al pelinegro.
—Doctor Kim ¿Podemos proceder?— el aludido asintió de inmediato, rompiendo la conexión visual que había hecho con el castaño.
—Por supuesto ¿Qué los trae a mi consultorio?— se sentó en su escritorio y cruzó sus dedos por encima de la mesa mientras ponía su completa atención en el hombre frente a él.
—Pues verá, esto es algo vergonzoso para mí, pero es la razón por la que vine aquí con mi hijo. Espero que guarde completa discreción y pueda ayudarme— Seokjin asintió de inmediato.
—No se preocupe, lo que pasa y se dice en este consultorio, no sale de aquí. Puede decirme lo que sea con total confianza. Solo tengo una pregunta, quien necesita mis servicios ¿Es usted o el joven?
El hombre de inmediato señaló con la cabeza a Jungkook —Mi hijo es quien los necesita— el pelinegro asintió e hizo un ademán para que prosiguiera —Bien, la razón por la que traje a mi hijo aquí es porque... Es homosexual y quiero que usted lo cure.
La cara del psicólogo se transformó en un poema bastante confuso ante aquella declaración. Desvió su mirada al joven a su lado y torció su boca en una mueca. Ahora entendía los moretones.
Sin embargo, supo disimular muy bien su descontento con la situación y volvió a hablar con profesionalismo.
—A ver si entiendo. Usted quiere que yo cure a su hijo para que deje de ser homosexual ¿Cierto?— el hombre asintió y Jungkook sintió que se iba a morir de la vergüenza. No obstante, su verdadero temor apareció cuando el pelinegro volvió a hablar —Muy bien, deje todo en mis manos. Voy a necesitar que se retire durante las sesiones, ya que es una política de privacidad.
El tipo asintió convencido y agradecido —Está bien ¿Cuánto tiempo durará la sesión?
—Hoy, a lo mucho, una hora. El resto seguirán durando aproximadamente tres horas debido a que el proceso es algo lento y necesita tiempo y dedicación. Usted no se preocupe, yo me encargaré de todo— dicho esto, le guiñó un ojo amistosamente.
Jungkook miró suplicante a su progenitor para que no lo dejara allí, pero éste no se mostró compasivo con él y se fue tras avisar que volvería en una hora.
Una vez estuvieron solos, el menor se armó de valor y alzó su cabeza para ver al hombre de bata frente a él.
—De una vez le advierto que no voy a dejar que me manipule como le venga en gana. Yo reconozco que soy gay y eso no tiene nada de malo— se levantó y cruzó de brazos para mirar al psicólogo de manera desafiante.
Éste se quedó callado unos segundos, con su ceja arqueada y una mirada que terminó por poner nervioso a Jungkook.
Mierda ¿Por qué tuvo que abrir la boca?
—¿Qué te pasó en la cara?— preguntó, aunque ya se imaginaba la respuesta.
—¿Qué le importa?— alzó la barbilla de manera altanera —No quiera fingir que le interesa mi bienestar, conozco sus trucos para manipular la mente de las personas y créame que conmigo no van a funcionar.
Seokjin se sentó de nuevo en su escritorio y lo miró sereno —¿De qué hablas? Yo solo quiero entablar una conversación contigo. Me fue fácil empatizar con tu problema porque te entiendo, mi padre también me golpeaba cuando tenía tu edad.
Ante esa declaración, los ojos del menor se abrieron con total sorpresa —¿A usted también? ¿Por qué?
—Por lo misma razón que a ti— el castaño se quedó boquiabierto —A mí me golpeó una vez contras las escaleras y me rompió la nariz.
Jungkook se volvió a sentar, completamente conmovido por la situación de su psicólogo —Debió ser muy feo el dolor. A mí me golpeó contra el suelo y me ocasionó varios moretones en todo el cuerpo, pero no llegó a romperme algo, eso debió ser horrible.
—En efecto, lo fue.
Seokjin lo miró compasivo, pero sonrió orgulloso de sí mismo para sus adentros. Había conseguido que el menor le dijera lo que le había ocurrido sin que éste se sintiera obligado o se diera cuenta. Tal vez Jungkook sí tenía razón al decir que eran unos manipuladores de primera.
—¿Por qué no me das la oportunidad de conversar contigo? Te prometo que no voy a ser demasiado invasivo si tú no lo quieres— Jeon lo miró receloso, pero al final terminó por aceptar. Con tal, él había tenido la confianza de revelarle su orientación sexual y ahora se sentía seguro, pues sabiendo que su psicólogo también era homosexual, tenía la seguridad de que éste no lo manipularía para que dejara de serlo.
Teniendo esto en mente, accedió a recostarse en el sofá con la mirada en el techo y sus manos entrelazadas sobre su estómago. Soltó un pequeño suspiro al ver a Seokjin tomar asiento en un sillón más pequeño a su lado.
—Muy bien, primero que nada. ¿Cómo te gustaría que te llamara? ¿Algún apodo o prefieres ser llamado por tu nombre?
—"Kook" está bien. ¿Es correcto que también lo llame a usted por algún apodo?
—Si te sientes más cómodo, no tengo ningún problema.
—Entonces lo llamaré "Jin"— finiquitó, soltando una risa nasal al cabo de unos segundos —Lo siento, es que esto es algo nuevo para mí y me da risa estar acostado en uno de estos sofás.
Seokjin lo acompañó en su risa, dejando a Jungkook algo extrañado y risueño al haber escuchado aquello como un vidrio siendo limpiado.
—Está bien, Kook. Dime ¿Cuántos años tienes?
—La próxima semana cumpliré dieciocho— Seokjin se atragantó —¿Usted qué edad tiene?
—Tengo veintisiete.
Ambos se quedaron en silencio por un largo tiempo, sintiendo el peso de la diferencia de edad combatir contra la tensión que sintieron al verse.
Ambos desviaron la mirada por unos segundos, Jungkook con un ligero cosquilleo en todo el cuerpo y Seokjin con su labio inferior siendo presa de sus dientes. ¿Y ahora qué se supone que debía decir? Se supone que el profesional era él.
—Amm, yo...— volteó a ver al castaño, quien ahora tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas —Soy gay, pero nunca he besado a un hombre.
Ante esto, el pelinegro se ahogó con su saliva. ¿Acaso eso había sido una propuesta indecente o estaba malpensando las cosas? Miró al chico jugar con sus dedos mientras miraba hacia otro lado y fue ahí cuando se dio cuenta de que su mente no le estaba jugando sucio. Realmente el chico era un desvergonzado.
—¿Con qué fin me dices esto?— decidió preguntar al cabo de unos segundos. El castaño lo miró sorprendido y abrió su boca para responder.
—P-pues... Usted dijo que conversáramos. Creí que sería una buena idea mencionarle eso.
—Comprendo, pero ¿Por qué elegiste decirme precisamente eso? De todo lo que pudiste haberme dicho, escogiste ese dato ¿Por qué?
Jungkook pareció entrar en pánico al no saber qué responder. Díganle paranoico, pero estaba casi seguro de que aquel hombre estaba jugando con su juicio como todo un manipulador profesional, podía sentirlo. Pero ¿Cómo le iba a responder aquella interrogante? Sería demasiado vergonzoso decir que se había sentido atraído por esos labios carnosos y que estaba probando suerte para poder probarlos. Ante la perfecta imagen de su psicólogo mirándolo desde arriba con esa expresión seria, se olvidó por completo de su gusto por Taehyung.
Al final no respondió más que unos titubeos ininteligibles. Seokjin comprendió lo que pasaba por la manera en que el chico se le quedaba viendo los labios y su respiración se volvía ligeramente más errática. Decidido a resolver sus dudas, miró la mesita del otro lado del sofá, más específicamente el libro que reposaba sobre ésta. Tanto fue el tiempo que se le quedó mirando, que Jungkook también volteó a ver.
—¿Necesita el libro?— Jungkook lo miró fijamente y por un segundo, Seokjin se quedó hipnotizado por esos adorables ojos de Bambi.
—Sí, pero ya lo tomo. No te preocupes— se estiró sobre el sofá para tomar el dichoso libro, haciendo que su rostro quedara a escasos centímetros del de su paciente. Bajó la mirada para verlo y se le quedó mirando los labios, haciendo que inevitablemente, Jungkook se relamiera ansioso.
Fue entonces ahí que sus dudas fueron resueltas con éxito.
—Te mueres por besarme ¿No es así, Kook?— el susodicho sufrió un horrible sonrojo por el bochorno. Sus ojos se abrieron hasta más no poder y se halló negando con su cabeza.
—C-claro que no... No porque sea gay, me van a gustar todos los hombres— se sentó sobre el sofá y lo miró con el ceño fruncido —No entiendo el propósito de esto. Usted no va a tratar de cambiarme, entonces ¿Por qué le dijo a mi papá que seguiríamos viéndonos? ¿A hacer qué? Porque hasta el momento, lo único que ha hecho es comerme con la mirad-... Ugh— sus ojos se cerraron de golpe cuando los labios del mayor se posaron sobre los suyos y empezaron a moverse de inmediato.
Ante esta situación, lo más sensato que cualquier persona normal haría, sería apartar al psicólogo y gritar por ayuda, pero no, Jungkook tenía que corresponder torpemente a su primer beso mientras guiaba sus manos a los anchos hombros del contrario y se sostenía de éstos.
Al final, decidirse a probar suerte fue la mejor idea que se le pudo ocurrir, pues gracias a eso, ahora estaba siendo sometido contra el sofá mientras los labios del mayor succionaban los suyos propios y las manos ajenas acariciaban su cuerpo sin pudor alguno.
—Para esto— murmuró el pelinegro contra sus labios. Jungkook no entendió a qué se refería hasta que los besos se dirigieron a su cuello y comenzó a recibir chupones —Para esto le dije a tu padre que te atendería. No voy a "curarte", por el contrario, voy a enseñarte lo increíble que se siente estar con otro hombre... Claro, si tú estás de acuerdo.
El castaño lo miró a los ojos atontado por los recientes besos, guió sus dedos a la zona de su cuello que había sido besada por su psicólogo y asintió sin pensarlo dos veces.
Esto sería divertido.
Tal y como lo había dicho, el padre del castaño volvió al consultorio una hora después, encontrando a su hijo sentado frente al escritorio mientras hablaba con el profesional. Tras preguntarles cómo les había ido, el menor respondió con un "Bien" a medias, mientras que Seokjin le dio a entender que todo iba bien y que no tenía porqué preocuparse.
Después de despedirse, el chico vio el guiño disimulado que el pelinegro le dio, segundos antes de que la puerta del consultorio se cerrara.
Mientras se dirigían al auto y durante todo el viaje a casa, Jungkook fue interrogado por su padre acerca de lo que había pasado y lo que el psicólogo le había dicho. Él solo respondía con monosílabos y evasivas que su progenitor entendió como una clara idea de "No quiero hablar de eso", por lo que decidió callar, sintiéndose un poco más aliviado porque su hijo estuviera recibiendo ayuda.
Cuando llegaron a casa, Jungkook corrió a encerrarse en su cuarto para marcarle a Yoongi. Apenas éste contestó, habló lo más bajito y entendible que pudo.
—Tenías razón, hyung. El psicólogo está para comérselo.
©AlejaDeMin
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