Gleestory 1: Sexy and I know it
Canción: Sexy and I know it
Artista original: LMFAO
La cantan David Martínez y los Chicos de New Directions en Glee.
Aparece en el episodio 12 de la 3º temporada, se llama The Spanish Teacher.
@RinnieMad y @MissHG
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-¡Mena! –Exclama la directora de mi instituto, una señora rolliza e intensa, al verme cruzar la puerta de su despacho- Tengo una duda acerca de tu club de baile, siéntate, por favor.
“Mi club de baile”. Odio cuando lo llama así, teniendo en cuenta que hay veinte personas que bailan a diario conmigo. La tonta directora debería estar orgullosa de nosotros.
Se me ocurrió la idea el año pasado, porque me encanta bailar, y parece que a mis compañeros también. Reuní cien firmas a favor de hacer un club de baile y me presenté en este mismo despacho, acorralando a la directora para que aceptase. Tal vez, la “obligué” un poco a crear el club, y por eso me odia. Nos dejó el aula más pequeña y oscura que pudo encontrar, y creo que tardé una hora en encontrar el enchufe para conectar la música, a ver, ¿Quién narices pone un enchufe en el suelo? Pero eso no me amedrentó, con ayuda de mis dos mejores amigos, Carlota y Gonzalo, pude organizar el mejor club de baile de España. Literalmente, somos los ganadores del campeonato más importante del país.
-¡Mena Acevedo! –Grita la directora, provocando vibraciones en su papada- ¿Me estás escuchando?
-Sí, sí, -miento- claro.
-Entonces, ¿hay plaza para el alumno nuevo en tu club de baile?
Espera, espera, espera. Esto promete.
-En realidad, y pido disculpas por adelantado, -suelto de pronto- no estaba escuchando.
La directora suspira y me mira con odio.
-Uno de los alumnos de intercambio que vinieron el curso pasado se ha mudado a España, y ha solicitado plaza en este centro. Es un alumno brillante y estaríamos encantados de admitirle, pero sus padres me han comunicado que solo quiere acceder al instituto si puede unirse al club de baile. El problema es este: tengo entendido que las plazas ya están cubiertas.
-Sí, están cubiertas y hay lista de espera. –Contesto, muy seria, aunque por dentro estoy diciendo “¡Ja! La vieja gorda se queda sin su niño perfecto”- Creo que será difícil hacerle un hueco.
-Es una pena, porque igual te acordabas de él, James es un alumno realmente…
¿James? ¿¡JAMES ALIAS EL BUENORRO!? Por supuesto que me acuerdo de él, aunque solo estuvo un par de días, robó muchos corazones. Y lo sabe. Paseaba por los pasillos como un dios griego, y la gente se apartaba a su paso.
-¡Espere, he dicho difícil, no imposible! –Exclamo, cortando la frase de la directora- Ya sabe, señora, que no queremos perdernos a un alumno tan competente.
Ni a sus bíceps, claro.
Unas semanas después…
Me encuentro sentada en la cafetería cuando entra la directora, seguida de un chico esbelto, con el cabello rizado color chocolate y los ojos marrón cálido. Es el chico más sexy que he visto en mi vida, y para rematar, es James. La directora le señala nuestra mesa y se va. Para entonces, todas las pijas ya están revoloteando a su alrededor.
-Virgen santísima, -dice Carlota- que bueno está. Se parece a George Shelley.
-¡Me lo pido! –exclamo, y me doy cuenta de que Gonzalo también lo ha exclamado.
Nos miramos a los ojos durante varios segundos, hasta que rompo el silencio.
-Que gane el mejor.
-Lo haré, -dice Gonzalo, mientras me guiña un ojo- mi instinto no me falla nunca.
-Pues esta vez sí, me ha llegado todo tipo de rumores. –Contesta Carlota- Mírale, como liga con esa muñequita de plástico.
Me giro y veo a James hablando con una pija, que hace una mueca y me señala. Veo al hombre de mi vida caminar hacia mí y se me para el corazón.
-Hola, -dice, con un marcado acento inglés- me ha dicho la directora que me quieres ver bailar.
Asiento y me levanto, dejando la comida a medias y a mis amigos con la boca abierta. Camino hasta nuestra salita de baile y pongo el CD que me da James. Enseguida nos envuelve “Sexy and I know it” y creo que me da otro infarto.
James empieza a bailar hip-hop, con una coreografía un poco obscena y me deja con la boca abierta. Cuando termina le aplaudo, porque la otra opción es arrancarle la camiseta.
-James… -me mira y casi me muero de amor, está despeinado y le brillan los ojos, que sexy- Esta noche hay una fiesta en casa de mi mejor amiga, ¿quieres venir?
-Ehh… sí, claro. –Me sonríe y se me para el corazón por tercera vez en el día- Pero llámame Jaymi.
Esa noche, en la fiesta de Carlota.
Todos llevamos un par de copas de más, pero esta es una de las mejores fiestas en las que he estado. Ha venido muchísima gente, pero la mayoría se fue hace media hora. Solo quedamos unos pocos bailando y charlando en el salón de la casa.
-¡Ya sé! –Exclama un amigo mío- Podemos jugar a la botella.
Todos aceptamos la idea, y yo me emociono al saber que Jaymi también va a jugar. Nos sentamos todos en un círculo y la botella comienza a girar.
-¡Carlota y Aarón! –Grita Gonzalo, divertido, porque sabe que Aarón muere por mi amiga- Deleitadnos con un besito, o varios.
Aarón se inclina, medio borracho, y besa a Carlota con torpeza. Cuando se separan, todos soltamos una carcajada, porque están demasiado ruborizados. La botella gira de nuevo, y frena señalándome a mí. Alzo la mirada y me encuentro a Jaymi observándome entretenido. Carlota me da una patada disimulada y gira la botella, que frena apuntando a Jaymi. Tengo la mejor amiga del mundo, no sé cómo lo ha hecho, pero ha parado la botella adrede.
-¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! –gritan todos.
Jaymi se acerca a mí y se inclina. Sus labios me rozan con delicadeza y se mueven al compás que los míos. Cuando finalmente se separa, quiero matar a toda la humanidad y luego volverle a besar. Pero su cara refleja que el beso le ha dado un poco igual.
La semana siguiente.
-¡Hola a todos! –Exclamo al entrar en la sala donde bailamos- He preparado una nueva coreografía, este año vamos a arrasar.
Coloco a todo el mundo alrededor de Jaymi y a una bailarina bastante buena, Lucía, que serán los “protagonistas”. Pongo Fuck U Betta de Neon Hitch y empiezo a bailar. A mitad de la coreografía Lucía me dice que no puede más.
-Es muy difícil para mí, Mena, no me salen los pasos. –Dice, frotándose la frente- Deberías ponerte tú en el centro, así es como ganamos el año pasado.
Suspiro y miro a Jaymi, que está sudado y más atractivo que nunca.
-¿Votos a favor? –digo, y todos levantan la mano.
Está decidido, voy a bailar la coreografía más provocativa del mundo junto a Jaymi.
Dos días después.
La clase de física termina y yo me dirijo hacia la puerta. Al salir al pasillo me encuentro con una agradable sorpresa: Jaymi está apoyado en la pared, esperándome. Por favor, Dios, te ruego que me rapte y me convierta en su esposa. Si lo cumples no me comeré los caramelos de mi hermano pequeño nunca más.
-¡Hola! –Exclama, y se acerca a mí- Me ha dicho Carlota que ahora tenemos la misma clase.
Le saludo y miro el horario disimuladamente. Natación. Oh, esto es cruel. Por un lado, dentro de unos minutos estaré mirando a Jaymi nadar, sin camiseta y con un bañador ajustadito. Por otro lado… Yo también tendré que llevar un bañador ajustado.
Caminamos hasta la piscina y nos separamos en los vestuarios. Me pongo el bañador casi temblando y salgo a la piscina. Al llegar allí, la entrenadora nos manda largos de calentamiento a los que acabamos de llegar. Los hago a toda prisa y justo salgo del agua cuando Jaymi sale del vestuario. ¿Vale con que os diga que tiene el cuerpo perfecto? ¿O tengo que dar detalles acerca de sus hombros musculosos, sus pectorales y abdominales lo suficientemente marcados y sus oblicuos que le hacen ser aún más sexy? Creo que acabo de encontrar al hombre de mi vida. Justo en ese momento un idiota de mi clase pasa corriendo por detrás de mí, y como estoy tan distraída admirando el cuerpazo del inglés, pierdo el equilibrio y me caigo al agua.
¡Plof!
Salgo lo más rápido que puedo y silbo para disimular, pero toda la clase me está mirando con la boca abierta. Buena esa, Mena, ¿No puedes estar ni un día sin llamar la atención? De pronto, una voz grave y melódica me saca de mis pensamientos.
-Mena, ¿Te duele mucho el brazo? –pregunta Jaymi, preocupado.
-¿Qué? –me miro el brazo y veo un corte algo profundo que sangra- Oh, qué va, me acabo de dar cuenta.
Jaymi me mira levantando una sola ceja y me agarra del brazo que no está lleno de sangre, para que le siga. Salimos del recinto donde se encuentra la piscina y llegamos a la enfermería. Una vez dentro la enfermera me pincha una cosa que me atonta y me cose el brazo. Luego me dice que descanse y se va, dejando a Jaymi entrar.
-Hola, -dice, con las manos cruzadas encima de su pecho desnudo- ¿Qué tal?
Miro su bañador unos segundos, hasta que, con esfuerzo, aparto la vista. Creo que se ha dado cuenta.
-Creo que esta cosa que me ha pinchado la enfermera me pervierte el cerebro… -susurro, como una lunática, cosa que provoca que Jaymi se tape la boca para no reírse- ¿Me guardas un secreto, James?
-Guardé uno durante quince años.
No pienso mucho en lo que ha contestado y me encojo de hombros. Estoy muy confundida, esto es como volar.
-Me vale. –Hago una pausa dramática, y luego prosigo, arrastrando las palabras- Tu bañador me está volviendo loca, pero no se lo cuentes a Jaymi.
Jaymi se dobla de la risa, mascullando cosas en inglés y carcajeándose muy alto. Cuando consigue articular más de dos palabras seguidas, me mira, aguantando la risa. Sus carcajadas pueden con él y se vuelve a mofar en mi cara. Al final, recupera la compostura, más o menos.
-No se lo diré a Jaymi, tú tranquila.
-Gracias, guapo –balbuceé.
Al día siguiente.
-Espera, espera, espera… -digo, sin poder creérmelo- ¿Me estás diciendo que toda la escenita de la enfermería no fue un sueño?
-No lo fue –contesta Jaymi, soltando carcajadas aleatorias.
Le miro, realmente ruborizada, sin poder creérmelo.
-Dios mío, Jaymi, que vergüenza. Lo siento mucho.
Me rodea la cintura con los brazos, provocando que un escalofrío me recorra la columna vertebral.
-No pasa nada, tonta. –me susurra al oído, provocando un segundo escalofrío- Sé que soy irresistible.
Lo eres, Jaymi, y he caído a tus pies como una tonta.
La semana después.
-Está bien, el ensayo ha terminado, buen trabajo –digo, dando por finalizada la sesión de baile.
La sala se vacía poco a poco, hasta que solo quedamos Jaymi y yo. De vez en cuando seguimos teniendo nuestros “momentos”, como yo los llamo. Cada vez que lo hace, me dan ganas de raptarle y casarme con él a la fuerza. Soy así de normal…
De pronto, Jaymi se acerca por detrás y me planta un beso en la mejilla, que provoca un cosquilleo en mi tripa.
-Mena, ¿te apetece venir a mi casa a tomar un té esta tarde? –Pregunta, con su acento sexy, mientras pasa una mano por su flequillo rizado y… Basta, Mena, deja de babear.
-Claro, me encanta el té –contesto, aunque no he probado la infusión en mi vida.
Al salir del aula, camino hacia la cafetería, emocionada porque tengo una cita con mi amor platónico. Busco la mesa de mis amigos y me siento con ellos.
-Adivinad quién tiene una cita con Jaymi esta tarde –digo, nada más sentarme.
Gonzalo me mira impresionado y sé que tiene celos, pero no es justo. Él ha tenido muchísimos novios y bastantes rollos. Yo… Bueno, yo soy muy… ¿graciosa? Y he besado a dos chicos en toda mi vida. Considerando la edad que tengo, me puedo meter a monja, vaya.
-Gonzalo, no te pongas celoso, que me han contado que ayer en una fiesta estuviste con… ¿Cómo se llamaba? ¿Guille?
Gonzalo suelta una carcajada y asiente.
-Me he enrollado con él un par de veces, y no tengo tanta química como con Jaymi, créeme. Le prefiero a él antes que a ninguno. –Me saca la lengua y luego finge un gruñido- Jaymi es mío.
-Ya te gustaría, -contesto- porque le voy a raptar y será mío para siempre.
-Pues mucha suerte, me han llegado rumores de Jaymi acostándose con la mitad de las chicas del colegio. –Dice Carlota, mirándome preocupada- Ten cuidado, ¿vale?
Cojo aire para contestar que no se preocupe, pero justo en ese momento entra Jaymi, y suelto la bocanada de forma cómica. Todas las miradas se dirigen hacia él, que camina con estilo hacia la mesa de la gente “popular”, por decirlo de algún modo. Es sexy, y madre mía, lo sabe.
El día pasa rápido, en un abrir y cerrar de ojos me encuentro caminando hacia la casa del pivón más sexy que ha existido. Al llegar, me abre la puerta y me invita a sentarme en el salón de su casa. Él se sienta pegado a mí, con expresión preocupada.
-Oye, Mena, últimamente nos hemos acercado mucho y quería pedirte un favor. –Hace una pausa y me mira, haciendo que yo respire más fuerte de lo normal- Y contarte un secreto.
Por favor, que se declare, por favor. Haré lo que quieras, Dios, pero tú dame a este chico. Mañana te juro que limpio mi cuarto y llamo a mi abuela por teléfono.
-Dime, yo soy tu confidente, ya lo sabes –me estoy arriesgando a entrar en la friendzone, así que le guiño un ojo y me sonríe.
-Me gusta mucho cierta persona y quiero tu opinión antes de declararme –dice-. ¿Me ayudas con esto?
-Eh... vale, -“JAMES WILLIAM POULSTON, ¡¿DE QUÉ COÑO HABLAS?!” Grita mi yo interior- claro. ¿Quién es?
Jaymi se sonroja y me mira, con una tierna sonrisita que me da ganas de borrar a besos.
-Pues… tu amigo Gonzalo. ¿Tú crees que si le pido salir me va a mandar a la mierda?
Hay.
Un.
Corto.
Circuito.
En.
Mi.
Cerebro.
Igual me está vacilando. Sé que le encanta. Por favor que me esté tomando el pelo.
-Jaymi, Gonzalo es un tío. –digo, con un tono suave, como si hablase con un oso a punto de comerme- Que yo sepa, a ti te van las tías.
-¿Qué? No te lo había dicho porque pienso que es muy obvio, todo el mundo lo suele adivinar. –Me mira, y en ese momento me doy cuenta de que está diciendo la verdad- Mena, soy gay.
La suerte que tengo con los chicos que me gustan es la hostia. Estoy alucinando tanto que parece que me he drogado. Creo que acabaré siendo una vieja solitaria con muchos gatos, que llora por su soledad y se atormenta viendo fotos de su mejor amigo y su amor platónico casados y con muchos hijos adoptados.
Lo gracioso es que mañana a esta hora Jaymi y Gonzalo estarán saliendo. Y yo estaré comiendo mucho helado. En plan chica deprimida en una ruptura.
-Te voy a ayudar con Gonzalo, -digo, y me sorprendo a mí misma- porque me importáis mucho los dos.
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