Cuando Izuna atraviesa las puertas que lo llevan al jardín exterior, se muestra confundido con la alta gama de colores en el anochecer. La niebla es blanca, las luces son cálidas, las estatuas son espeluznantes. No recordaba que su hogar fuera así alguna vez.

Bueno, es normal que ésto no le resulte familiar, después de todo su alma ha estado  vagando por el mundo mortal por más de treinta siglos.

Cuando camina sus pies no sienten el suelo ,solo el manto frío que cubre su cuerpo. La capa de parca ha vuelto, así como sus alas, Izuna detiene su cuerpo y procede a extender una de sus manos

La guadaña aparece y brilla con su habitual imponencia, es imposible no sonreír cuando la vuelve a ver

- Has estado inactiva por un buen tiempo
¿Me has extrañado vieja amiga?

Habla a la guadaña, como resultado esta enseña un brillo aún más intenso. Izuna no puede evitar sonreír aún más y atraerla hacia el tanteando el filo con sus pálidos dedos

La acción es lenta y fluida, hipnotizante para el repentino espectador

- Es un arma leal, ni siquiera permitió que la puliera después de que te fuiste.

La gruesa voz lo estremeció y detuvo todo movimiento casi al instante. El aire circundante se volvió aún más gélido mientras que la neblina frente a el se ha vuelto más espesa

Ha pasado más de tres mil años desde que lo ha escuchado hablar. Sin embargo, no tembló cuando sucedió, tampoco se sintió diferente, solo sintió que su lengua se volvía amarga y las palabras un poco difíciles de pronunciar

Después de todo el castigo de Gabriel pudo haber sido efectivo, los tres mil años lejos de Madara, NO, el abandono de Madara si pudo haber influido en sus emociones.

Quizás en un pasado hubiera saltado y corrido a abrazar a Madara del cuello, feliz por haber escuchado a este dirigirle la palabra. Pero ahora todo es diferente, todo es diferente ahora.

En este momento por alguna razón solo desea no estar aquí con el, quizás aún no se sienta preparado para lidiar con Madara.

-  Bueno, al menos alguien si logró extrañarme.

Izuna responde suelto viendo por última vez a su arma antes de volver a guardarla. Cuando voltea encuentra a Madara de pie a cinco pasos de él. Permanece de pie viendo hacia algún lugar y enseña su perfecto perfil, las manos las oculta en los bolsillos de sus pantalones, su camisa es blanca al igual que su piel, su cabello negro lo trae recogido en una coleta alta.

Cuando Izuna lo vé sufre un ligero pinchazo en el corazón, el dolor es como el piquete de una abeja, tan hermosa y dolorosa

- Es bueno que regresaras, tus labores como moira  se han estado acumulando.

Madara lo mira y sus ojos son los mismos que hacía tres mil años atrás. No hay nada en ellos, Izuna sonríe y se pregunta amargamente¿ Siempre lo vieron así?

El asiente en confirmación luego da media vuelta y se retira de allí. Los fantasmas custodios le dan la bienvenida con reverencias, posteriormente Izuna se pierde en el Interior del castillo; y Madara detrás, sin perderlo de vista en ningún momento.

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Sasuke asiente feliz cuando su amigo angel de cabellos dorados le extiende el papeleo

- Es el revoque del castigo divino, aprobado por el arcángel Miguel, éste tratado permite a tu padre permanecer con su título de moira y le otorga de regreso todos sus privilegios como tal. Me alegro mucho por ti Sasuke.

El angel de cabellos dorados sonríe cerrando los ojos sin prever que el otro se lanzara a sus brazos

- Gracias Dobe, gracias a ti podré estar con mi padre

Naruto enrojeció de vergüenza, todo el cuerpo de Sasuke es pequeño y frío, pero aún así inexplicablemente lo hacen sentirse muy caluroso

- Las leyes fueron modificadas, desde un principio las leyes de Dios no debieron ser tan severas. Culpa a Gabriel, siempre ha sido un frívolo.

- Pero aún así, de no ser por ti nadie hubiera intervenido en éste asunto, en verdad te lo agradezco.

Sasuke se separa y lo mira con ojos brillantes como las estrellas, es imposible para Naruto pensar que alguien tan cálido como Sasuke pertenezca a las moiras. Naruto peina los cabellos negros de Sasuke y los deja detrás de su oreja. Se pregunta

¿ Cómo es que a Sasuke decidieron otorgarle las alas negras y no las alas blancas? 

Naruto solo responde

- Sabes que siempre podrás contar conmigo.

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Esa noche cuando tomaron asiento a los lados de una extensa mesa  decorada elegantemente, Izuna vió los documentos al lado de sus cubiertos, sostuvo los papeles y de inmediato sus ojos se abrieron con sorpresa debido al contenido del documento que leía.

Sasuke al otro lado de la mesa rie y aplaude divertido, luego se arroja un tomate cherry a la boca, ésta estalla e inmediatamente llena de sabores las papilas gustativas. Sasuke enrojece por lo delicioso que le resulta

- Esto es...

Izuna queda perplejo, Sasuke responde:

- Es el documento que revoca el castigo de padre y reivindica su lugar entre las moiras.

- Pero...¿como?

Izuna voltea a verlo, Sasuke explica pasiente mientras un fantasma se encarga de cortar la carne por el

- Tengo un amigo, le debo un favor... No importa, siempre que sea por el bien de papá

Itachi, quien sentado al otro lado de la mesa bebe de una copa de vino, interviene y explica con tranquilidad

- Es un ángel, el sobrino de Miguel. Sasuke y el se volvieron amigos de alguna manera, todo éste tiempo ha estado buscando una manera de traerte de regreso a tú hogar.

Izuna se queda en silencio cuando escucha aquello, la explicación de Itachi esconde una cuchillada invisible. "Únicamente está de regreso gracias a Sasuke"

Es eso lo que quiso que entendiera, Izuna miró a Sasuke, su expresión algo complicada

- Entonces te lo debo niño

- Claro que se lo debes- esta vez Fue Indra el que interrumpió, el castaño se encontraba recostado en la silla, con las piernas separadas, rodando uno de los tomates cherrys de Sasuke entre la mesa y sus dedos. Indra no perdió de vista a Sasuke - Después de todo debió ser una tarea difícil para mi pequeño e inocente hermanito

Sasuke intercepta su mirada y de inmediato reajusta su posición algo incómodo

- Dejemos la formalidades ¡ papá está aquí!- Sasuke volvió a hablar, Indra sonrió - Independiente de todo, es lo único que debería importar

Itachi vuelve a beber de su copa, asiente a las palabras de su hermano. Únicamente Madara es quien permanece callado, observa con atención el documento en las manos de Izuna y posteriormente a Sasuke, tiene un mal presentimiento con respecto a éste asunto.

Después de todo el ha solicitado ese documento más de una vez y los requisitos fueron imposibles de cumplir.

La cena culminó cuando el espejo portal apareció frente a Madara e Itachi. Ambos elevaron sus rostros y vieron al frente, el espejo muestra una guerra entre barcos a mitad del Pacífico.

- ¿Piratas?

Itachi enarca las cejas, es algo extraño cuando le solicitan participar en éste tipo de redadas, después de todo, el océano es jurisdicción de Madara.

Madara mira con seriedad, aunque es poco frecuente no es extraño, el es un ente capaz de liquidar más de cien almas en un minuto. Pero cuando se trata de una guerra... En donde mueren más de miles de personas, su guadaña corta con menor rapidez

Es una guerra entre los piratas y la nabal Inglesa. Se estima que las bajas son más de 700 almas

Itachi mira a su gemelo, éste se declina a la lavor de inmediato

- Detesto el océano y lo sabes.

Esa noche dos parcas cruzan a través del portal espejo principal, Izuna los ve en silencio. Hacia tanto no hacia sus deberes como parca, es inevitable que se sienta nervioso cuando los ve marcharse

- Se supone que soy la muerte misericordiosa de los océanos, todo este tiempo sin mi - Izuna volteó a ver a las dos personas restantes de pie tras el - ¿ Quien se ha encargado de mi trabajo?

Indra miró el portal, su expresión indiferente mientras comenta con naturalidad

- Es difícil completar los requisitos para convertirse en un angel de la muerte. A Madara no le importa esas almas, además, es la era victoriana. Nadie muere pacíficamente en estos días.

Izuna mira el portal espejo, puede ver el preciso momento en el que un humano atraviesa los ojos de otro humano con una daga, posteriormente  el que fue dejado tuerto apunta con el arma al atacante y le vuela la cabeza.

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