—es inútil pensar en eso, pero si te sirve para no preocuparte con mis habilidades, nadie puede comentar nada.

—Eso me tranquiliza.

—me alegro, además eres especial agradezco haberte vuelto a ver desde aquella vez.

—¿Qué vez?—comentó mirándolo con duda.

—nada importante, algún día te contaré—comentó y sonrió—si es que quiero.

—no seas así Shiro—comenté haciendo una rabieta—eres malo.

—vamos, te presentaré unos conocidos—comentó mientras se reía.

—okey.

×××

—Que cansancio—comente tirándome a mi cama.

La fiesta seguía, pero decidí volver unas horas antes por el sueño junto con Shiro quien ya se encontraba en su cuarto. Mi compañera de cuarto todavía no había vuelto, así que me encontraba solo.

Me acosté y apagué la luz para poder dormir, pero mi cerebro empezó a pensar y había tantas cosas quedaban inconclusas, aun cuando intentaba utilizar mis recuerdos pasados.

Suspiré con frustración y susurré-extraño el pueblo.

Aunque fue algo imprevisto, ese pueblo se volvió mi hogar, había muchas cosas que extrañaba, en especial el árbol llorón, la gente lo solía ignorar y eso era lo mejor, aun con la historia era un lugar tranquilo y sereno, perfecto para pensar y descansar, extrañaba las tardes descansando y ahora que sabía lo cerca que estaba la guerra no podría estar tranquilo.

Lo único bueno de todo esto es Shiro...

Me sorprende lo mucho que he cambiado en estos años, al principio buscaba solo sobrevivir y ahora estoy intentando algo con el protagonista...