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Capitulo Único parte 7

– ¿Dónde dormirá Sesshōmaru?– cuestiono hacia su madre y el mencionado la miro detenidamente–Mi madre tiene la regla de que hombre y mujeres no deben dormir en el mismo cuarto hasta el matrimonio–explico rápidamente.

Sesshōmaru miro a la mujer esperando una respuesta, pero esta comenzó a reír ruidosamente.

–Esta tarde no parecías preocupada por eso–le recordó con cierto tono de picardía –Que duerma contigo, no soy una vieja anticuada–agrego ante la mirada incrédula de su hija, la mujer se alejó aún riendo–Recuerden el condón–grito a unos pasos alejados.

El la miro– ¿Dónde tienes los condones?–pregunto con burla.

Aome bufo.

–No bromees...–susurro con enojo.

– ¿Quién dijo que lo hago?–devolvió este en voz baja

Aome lo miro detenidamente– ¿Dijiste algo?–inquirió mientras se quitaba los zapatos y se arrojaba sobre la cama, el solo negó ante la pregunta–Acomódate donde gustes.

Sesshōmaru se dirigió al armario y abrió una de sus puertas, sonrió para seguidamente arquear una ceja ante los posters ocultos de un grupo de cantantes chinos o tal vez eran coreanos, no estaban seguros si eran diferentes personas o solo el mismo tipo con varios tonos de tinte para cabello.

Tomo una de los carteles para enseñárselos–BTS, EXO y Súper Junior–leyó en voz alta.

Ella le dedico una mirada avergonzada, antes de caminar hacia él y quitarle el papel de la mano–Lo siento por eso, mis- mis padres tuvieron una estudiante de intercambio en el verano. Debió olvidarlos–respondió un poco nerviosa, mientras los metía en un cajón cercano.

Detectar esa pequeña mentira hizo que el joven sonriera con cierto entretenimiento.

La morena vacilo en volver a mirarlo, pero al final se dio media vuelta y se metió en el interior del baño, busco en el pequeño armario una loción desmaquillarte y paños de algodón, el Taisho la observo su ritual desde la cama, ya que había dejado la puerta abierta, mientras él deshacía sus bultos.

Ella se puso en puntas de pie para verse la cara completa en el espejo, ya que era muy enana, él reprimió una sonrisa– ¿Un viejo habito de ballet?– inquirió curioso indicando a la postura de sus pies.

Aome se dio la vuelta y le dedico una suave mirada, se acercó a la puerta para seguidamente cerrarla con ayuda de uno de una pierna–Jamás tome ballet–respondió antes de que esta se sellara.

Minutos después salió con el rostro limpio y fresco, sin una pizca de maquillaje, también había amarrado su cabello en una cola alta, para entonces él estaba terminando de guardar las últimas de sus prendas.

Aome tumo su valija y comenzó a hacer lo mismo, pero se quedó helada cuando repentinamente él comenzó a quitarse el lazo de la corbata y después de eso siguieron los botones de la camisa, como era de esperarse las mejillas de la joven no tardaron en encenderse, desvió la vista, sin saber qué hacer, decir o cómo actuar.

–Adelante, mírame es parte del paquete–animo con una sonrisa arrogante, mientras arrojaba las prendas sobre la cama.

Ella rio nerviosamente, mientras respiraba agitada, tratando de no poner sus ojos sobre él, aunque fue inútil, detallo suavemente el color de su piel, era pálido y te daba la sensación de que también era suave, te daban ganas de querer tocarlo, pasar las manos por encima de sus hinchados pectorales que debían estar duros como roca, o tal vez pasar otra cosa que no fuera la mano -Aome carraspeo- No debía imaginarse así misma recorriendo esos abdominales con ayuda de su lengua.

Jamás volvería pensar en ello, negó suavemente antes de volver a Intentar centrarse en los suyo, pero entonces vio de reojo como este comenzaba a desabrocharse el pantalón.

Ella contuvo el aliento y sonrió ante su reacción.

– ¿Te divierte ponerme nerviosa?–tentó con la voz hecha un hilo.

Él se encogió de hombros–Si–dejo caer su pantalón.

Lo vio con el ceño fruncido–No eres tan guapo, como crees que eres–se defendió tratando de sonar indignada y haciendo el esfuerzo sobrehumano de no bajar la vista a su entrepierna, tan solo pudo apreciar por escasos segundos el color negro de sus calzoncillos ajustados.

–Entonces deja de mirarme como si fuera un trozo de carne–él dijo, y ella enmudeció, sonrió victorioso ante su mutismo, porque no podía negarse a un comentario como ese, ya que efectivamente se lo imagino devorándolo.

Los labios de la morena se fruncieron con molestia, mientras que la piel de su entrecejo se arrugaba, dispuesta a devolver el golpe.

–Tomare un baño.

Lo que fuera que estuviera pensando en decir ya no tenía sentido, no después de ver la más grata y placentera vista de su trasero moviéndose en dirección contraria, como sus calzoncillos se ceñían ajustados atrapando todo la redonda carne de sus nalgas.

Después de eso, como si fuera en cámara lenta, el termino por quitarse el bóxer antes de correr la cortina de la ducha, Aome trago saliva, sin embargo, no había ni una pizca de humedad en su boca... Bueno la humedad estaba centrada en otro lugar.

¿Por qué hacía tanto calor de repente?

Vio como la figura del apuesto y caliente acompañante se metía en la regadera, no había cerrado la puerta, pero en cambio volvió a correr la cortina de color verde.

Ella tuvo un colapso mental, como una lucha entre el bien y el mal, lidiándose en su cabeza.

Indecisa de si era correcto cerrar la puerta y terminar de arreglar las ropas en su armario o dejarla abierta, tal y como lo estaba, para tratar de esforzar la vista e intentar ver algo más.

El sonido de la regadera la saco de su ensoñación, negó rápidamente y bajo los ojos hacia sus prendas de vestir, tomo rápidamente su ropa interior y las metió dentro de uno de los cajones.

Se giró y mordió con un nerviosismo inexplicable su labio inferior, podía escuchar su propia respiración agitada a través de su pecho.

– ¿Quieres darme el Shampoo?

– ¡Sí!–respondió y maldijo en voz baja, su voz había sonado como la de una desesperada. Rápidamente cogió el recipiente y se lo paso por una de las orillas.

Sesshōmaru roso intencionalmente sus manos, peo ella se alejó en cuanto el Shampoo había salido de entre sus dedos y se apresuró a llegar a la cama.

Ella cubrió con una mano su boca, mientras que él comenzó a tararear una melodía poco conocida para los oídos de la joven.

Cero los ojos, expulsando todo el aire que había retenido por inconsciencia en el interior de sus pulmones, se armó de valor, para apoyar su espalda en el marco de la puerta –¿Cómo... Como fue que empezaste?–cuestiono curiosa, podía notarse la tenue sombra de Sesshōmaru moviéndose al otro lado de la tela.

–Hn. Necesitaba una nueva forma para experimentar el sexo, con reglas irrompibles.

Ella abrió la boca con cierta sorpresa, no esperaba que fuera tan directa– ¿Y tu familia...? ¿Qué opina al respecto?

–No les he visto en siglos–espeto sin más.

Y a juzgar por su tono de voz cortante, la morena dedujo que no le gustaba hablar del tema, carraspeo, antes de sentarse sobre la tapa del retrete– Y dime...–ella paso saliva– ¿Disfrutas verdaderamente tu trabajo? Quiero decir... ¿Jamás has pensado en no... No volver a acostarte con mujeres por dinero?

Él movió la cortina, dejando ver tan solo su hermoso y perfecto rosto– ¿Porque? ¿Estás celosa?

Los labios de la morena se tornaron una sola línea, mientras que su mirada quedo inexpresiva para los ojos del Taisho.

Este sonrió con cierto aire arrogante–Solo bromeo.

Ella parpadeo repetidas veces, frunció los labios y le arrojo una de las toallas que estaba doblada en el mueble ubicado a su costado. El la cogió en el aire.

–Serás idiota–lo insulto, sin embargo, ahora estaba sonriendo divertida.

La persiana volvió a cerrarse, seguidamente la regadera se detuvo–Entonces no has pensado en–ella se giró en dirección opuesta para no ver hacia la ducha, cuando escucho los aros de la tela moverse–En entablar una relación seria con algui –regreso a su posición imaginado que estaría cubierto.

–Ah–fue una mezcla entre un grito y un jadeo de sorpresa. La morena cerró los ojos y como si esto no fuera suficiente también se los cubrió con una de sus manos.

El por su parte removía su cabellera plateada para quitar el resto del agua, completamente desnudo a tan solo un paso de la presencia de Aome, quien hacia el esfuerzo inhumano por no mirar.

– ¿Q- Qué crees que estás haciendo vístete?–su voz sonó entrecortado, pero no dejaba de ser chillona.

Él se cruzó de brazos–Mírame Aome.

Aquel seductor tono de voz le había erizado mucho más que solo los cabellos– ¿Estas... Aun desnudo?

Sesshōmaru suspiro–Claro–admitió y ella negó frenéticamente–No podre cambiarme sino sales de aquí–resoplo.

La azabache quedo en silencio, como si estuviera meditando que hacer, entonces, se pone de pie y al intentar salir a toda prisa del baño se golpea la frente con la pared.

El Taisho ahogo una risa, pero se acerca a comprobar que estuviera bien.

–Ohh– se queja frotando el lugar del golpe, parpadea varias veces antes de abrir los ojos.

Gran error, Sesshomaru estaba frente a ella, con una linda sonrisa en el rostro, una sonrisa que podía mojarle las bragas a cualquier chica, pero eso no era lo peor, sino que aún continuaba estando desnudo.

Como Jesús lo había mandado al mundo.

–Te dije que no voy a cobrarte–agrego con tono de burla, mientras movía sus ojos dorados hacia su entrepierna con sugerencia.

Aome abrió la boca ero ningún ruido salió de ella, ni siquiera una queja, es más podía jurar que incluso había olvidado como respirar.

Tan solo se quedó momentáneamente quieta, como una piedra, bañada en la vergüenza, pero a su vez no podía quitar la mirada de aquel miembro.

Sesshōmaru tomo su mentón y beso el puente de su nariz, ella finalmente reacción ante su gesto.

Arrugo la cara, ahora es cuando empezaría a gritar, pero el Taisho no estaba con ánimos de escucharla, así que ataco la boca de la muchacha con la suya, en un largo beso.

Después de eso, la soltó e ingreso de nuevo al baño, para por fin colocarse algo de ropa.

Aome permaneció de pie completamente confundida.



El siguiente... quien sabe XD

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