Capitulo único parte 5
Estaba completamente roja–Eres tan...
–Sexy–la interrumpió, sonriendo con diversión.
Aome bufo.
–Descarado–retruco, antes de abandonar la habitación.
En el momento en que estos dos bajaban el timbre de la puerta sonó, pero fue Inuyasha quien se apresuró para recibir a quien fuera que estaba llegando casi al final de la velada.
–Siento llegar tarde–el recién llegado dijo con una feliz sonrisa marcada en su rostro.
Inuyasha abrió los ojos con sorpresa–¡Kōga infeliz bastardo!
–¡Felicidades cabeza hueca!–respondió el contrario.
Ambos rieron, pero fue el recién llegado quien se acercó para saludarlo con un abrazo.
–Creí que no vendrías–confeso Inuyasha.
El moreno se encogió de hombros–Londres está lejos, pero nada en el mundo me impediría venir a la boda de mi mejor amigo.
–Me alegra que lo hayas hecho–aseguro–Ven te llevare con los demás... se llevaran una sorpresa.
...En otro lugar de la sala...
Mientras tanto Aome y Sesshōmaru se integraron a la charla que estaban llevando a cabo Kikyo y Sango.
–Pero Inuyasha se niega a tomar clases de baile–se quejó Kikyo.
–¿Quién Toma clases de baile?–pregunto Inuyasha quisquilloso, uniéndose a la conversación.
El Taisho se encogió de hombros–Todos lo hacen–respondió convencido, la morena le sonrió mientras lo apoyaba con un asentimiento de cabeza.
Kikyo se aferró al brazo de Inuyasha con una sonrisa que dejaba ver su blanca y perfecta dentadura–Ni si quiera te conozco, pero ya te quiero–dijo en apoyo al Taisho.
–Debo ir al tocador–Aome susurro al oído, este asintió antes de que ella se marchara.
–Seguro tienes tres pies izquierdos–Se burló Sango y todos rieron ante el chiste.
–Por cierto tengo una sorpresa–anuncio repentinamente–¡Miren quien esta aquí!–alzo la voz para que el escondido pudiera oírlo y saliera detrás de la columna en la que se había ocultado.
Cuatro pares de ojos se abrieron con sorpresa–¡Kōga!–llamaron quienes lo conocían.
–¿Cómo han estado?
Sango reacciono–Bien.
–Excelente, me alegra volver a verte después de mucho tiempo–Kikyo respondió dándole un rápido abrazo–Oh, él es Sesshōmaru Taisho–recordó en su momento de lucidez.
–Soy Kōga Okami–se presentó este, estirando la mano.
El de ojos dorados respondió el gesto–El placer es mío.
Sango se acercó discretamente al peliplata–Es un amigo de la familia, que lleva muchísimo tiempo sin aparecer por aquí, vive en Londres junto con su familia...–le susurro la información– Y tengo que decirte que también fue nov-
–Kōga–Jadeo la azabache, quien regresaba del baño, miro estupefacta la espalda del joven. Podrían pasar varios años, pero estaba segura de que jamás olvidaría esos hombros tan amplios y sobre todo esa coleta de cabellos negros.
El aludido giro hacia ella–Hola Aome–respondió dedicándole una sonrisa–Te ves muy bien–alago.
–Gracias... Tú también te ves bien–aseguro devolviendo el gesto con felicidad.
Sango carraspeo–¿Dime que has hecho en Londres?.
–Cosas, ya sabes... negocios.
Inuyasha bufo–Fhe, por lo que veo aun sigues siendo un niño mimado.
Kōga le dio una retadora mirada–¿Lo dice quien se robó a mi novia?–espeto.
Inuyasha perdió el color, se movió avergonzado e incómoda, mientras que los demás quedaron en repentino silencio, de repente Aome soltó una risa nerviosa y bastante notoria para su mala suerte.
Sesshōmaru sonrió con cierta malicia al percatarse de la situación, se inclinó sobre la oreja de la azabache–Como lo veo, se te ha juntado el ganado–expuso en voz muy baja.
Aome le dio una mirada molesta–Cállate...–le respondió también en susurro, aprovechando que los demás habían recuperado el ambiente para seguir conversando.
–Por cierto Aome ¿Ya eres Doctora?–nuevamente la atención del recién llagado estaba sobre ella.
–No, aun no... pero ya casi, me quedan dos años–respondió.
Sintió los brazos del Taisho deslizándose por su cintura, hasta aferrarse por completo a su cuerpo y segundo después su cabeza descansaba sobre el hombro, lo estaba abrazando por la espalda...
Como era de esperarse sus movimientos atrajeron la atención, Aome trato de ver su rostro, pero por alguna extraña razón este solo se mantenía mirando fijamente al frente.
Inuyasha les dio una mirada que no supo descifrar, al contrario del moreno quien sonrió de lado, con cierto aire de arrogancia.
–Supongo que eres el novio–afirmo Kōga tomando una de las copa que un camarero les había ofrecido.
Aome fue la única que asintió, pero no era suficiente, porque al no recibir ninguna respuesta por parte del sujeto prosiguió–No necesitas marcar territorio.
Sesshōmaru ni si quiera pestañeo, no hubo un solo musculo de su cara que se haya movido.
–Me gusta mantener lo que es mío cerca.
¿Que estaba pasando aquí?
El siguiente mañana...
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