Capitulo único parte 1/
El Prostituto
Aome Higurashi y Familia
Los señores Toshiro y Naomi Higurashi
Tienen el honor de invitarlos al enlace matrimonial de su hija
Kikyo con Inuyasha Takashi,
El sábado 29 de junio en la iglesia de Parroquial de Santa María,
Tokio.
Una joven morena suspiro pasando la mano entre sus cabellera azabache se dispuso a revolvérsela con frenesí, hasta quedar completamente despeinada.
Un bufido frustrante se coló entre sus labios mientras se dejaba caer sobre la mudilla cama de su apartamento, varios mechones cayeron sobre su rostro.
Resoplo–¿Qué voy hacer?–se cuestionó torciendo la boca.
Aome era hija de una familia acomodada, había vivido toda su niñez y adolescencia en Japón, hasta terminar sus estudios, una vez que los concluyo tomo la decisión de mudarse a Inglaterra para estudiar medicina, estaba cursando sus últimos años para recibirse de doctora.
Un sueño cumplido.
Se había independizado de la fortuna de sus padres en cuanto llegó, consiguió diferentes trabajos de medio tiempo que le dieron la oportunidad de ahorrar una buena suma de dinero para pagarse un modesto apartamento, no era un lugar grande o con excentricidad, pero disponía de lo necesario para vivir bien, un pequeño baño de tonos celeste y blanco con retrete y ducha, un pequeño armario para los productos de limpieza y la ropa sucia iba a parar dentro de un enorme canasto, que apenas cabía detrás dela puerta; por otro lado la cocina y el comedor compartían espacio donde la mayoría de los muebles se tornaban entre el negro y el blanco, tenía una cocina de segunda mano y una heladera que había podido adquirir hace poco en una venta de garaje, la mesa donde desayunaba, almorzaba y cenaba solo tenía tres sillas; mientras que su habitación decorada con diferentes tonos verdosos era lo único que desentonaba en su aparente actitud sombría y seria, un armario lo bastante grande que cubría casi una pared completa, una cama de dos plazas con más de diez cojines, de los cuales solo usaba dos, pero le gustaba como quedaban con la decoración, a su costado una mesa de noche con una lámpara sobre esta, además de un clásico despertador, de estos que debías detener el molesto chillido, arrojándolo lejos, aun así seguiría cantando, una única ventana que además frente a esta había improvisado su lugar estudio y trabajo, se las ideo para adquirir como parte de pago un pequeño pueble de biblioteca con las suficientes estanterías para acomodar libros regordetes de estudio.
Sobre el escritorio había un libro de anatomía abierto, unos lapiceros con diferentes tonos de marcadores, una lamparilla móvil y dos portarretratos, uno donde estaban toda la familia Higurashi reunida en la cena de navidad y otra de ella abrazada a un muchacho de cabellera larga y negra.
Había pasado cuatro años desde que terminaron, desde que el decidió dejarla, Aome en su momento no podía encontrar otra explicación, creyó que tal vez el no estaba listo para casarse con ella y acompañarla a vivir a Inglaterra.
Fue una ciega estúpida.
Un año después de abandonar la ciudad de Tokio, recibió la noticia: Su hermana mayor Kikyo estaba saliendo con su ex novio Inuyasha, ahora esos dos estaban por casarse y lo que era incluso peor la habían invitado a la boda.
¿Como podía aparecer ahí y fingir que no sentía nada? ¿Cuando aún guardaba esa tonta fotografía, cuando aún su corazón latía por él?
Ni si quiera podía decirles que no podía asistir porque los muy astutos habían elegido la temporada donde su universidad entraba en vacaciones, y aunque no fuera de esta manera, iría de todas formas.
Jamás demostró resentimiento para ambos, incluso los había llamado y deseado muchas felicidades, no iba a negar que hubo cierta hipocresía en sus palabras, misma que fue menguando con el transcurrir de los días hasta convertirse en dolo indiferencia.
Su relación con su hermana siguió siendo la misma, ellas fueron muy unidas desde pequeñas y Aome pensaba que no debía cambiar por causa de un hombre, más no significaba que estuviera de acuerdo con el hecho de que estaba saliendo con el que considero el amor de su vida.
–No es tan malo–dijo una segunda voz femenina a su costado, una joven de cabellera rojiza llamada Ayame–Podrás verlo por última vez y comprobar que ya no sientes nada por él.
Aome volteo los ojos hacia ella–Es muy malo–admitió.
–No puede gustarte, se casara con tu hermana.
–Fue mío antes–replico con el ceño fruncido.
Ayame suspiro–Él no te ama Aome–y aunque sonara cruel era la pura verdad.
La morena cerro los ojos–Acompáñame a la boda–susurro con cierta suplica, al no ir respuesta los abrió y se volteo completamente de lado, el rostro de la pelirroja parecía estar completamente centrado.
–No–finalmente dijo y Aome sintió como si un balde de agua helada le fue tirada encima.
–¡¿Por qué no?!–Chillo–Eres mi mejor amiga deberías apoyarme.
Ayame le dio un golpe de palma abierta en la frente, Aome la miro molesta–No dije que te dejaría sola, voy ayudarte de otra forma.
–¿Cómo?–pregunto sin entender.
–Has escuchado de los "Acompañantes masculinos"–insinuó meneando las cejas.
–¿Ha?
–Si–Ayame se sentó de un solo brinco sobre la cama–Son hombre a quienes les pagas para que finjan ser tu esposo, novios, amantes o lo que fuera necesario.
La morena jadeo–¡¿Un prostituto?!–exclamo con los ojos abierto de par en par, mientras imitaba la postura de su amiga.
La contraria se encogió de hombros–Pues... si
–¡Te volviste completamente loca Ayame!–replico incrédula
La contraria se cruzó de brazos arqueando una ceja interrogante–¿Qué otra alternativa tienes?
–Que tú me acompañes–murmuro entre dientes.
Nuevamente negó–Que te acompañe yo no será interesante, pero que te vean llegar de la mano de un hombre caliente y guapo, sí. Especialmente el idiota Inuyasha, ya lo veras que en cuanto te vea al lado de otro lamentara mucho haberte dejado ir–aseguro convencida.
–No lo sé...
Ayame apretó ligeramente su hombro derecho–Vamos Aome, arriésgate ¿O los vas a evitar toda la vida?-cuestiono mirándola a los ojos directamente.
Aome suspiro–... Esta bien.
...
–"Hola soy Aome, deja el menaje y te llamare"
–Hola soy Sesshōmaru Taisho, sé que estas nerviosa pero para esto me pagan; no debes preocuparte tu ex novio lamentara haberte dejado y tu familia creerá que estamos enamorados. Confía en mí.
Ella se miró por última vez al espejo mientras terminaba de cepillarse su larga cabellera azabache, la voz de su cita había estado llenando su contestador en los últimos tres días con mensajes de esperanza, y un que sonara increíble aquella actitud tan segura del extraño hombre lograba tranquilizarla.
Después de ser convencida por la loca de Ayame, pasaron los siguientes días llamando a todas las líneas para citas del periódico local, Aome por alguna razón o sexto sentido los fue rechazando de a uno, siempre había algo que no le convencía. Hasta que dio con el tipo de voz fría y seria, pero además segura y decidida, y al revés de la situación anterior fue ella quien le rogó que la aceptara, contando con lujo de detalles su fracaso amoroso, si le había contado todo aun completo extraño, pero funciono al final de la noche le había devuelto la llamada con un mensaje que decía "De acuerdo, lo haré", sencillo y directo.
Al segundo día ella le había transferido gran parte de sus ahorros, seis mil euros para ser exactos, como primer pago más un boleto de avión con destino a Tokio, acordando que se conocerían en el avión.
El día acordado para viajar, no había podido casi dormir por culpa de lo nervioso y la ansiedad, así que en lo que el sueño aparecía había armado su maleta y seleccionado su ropa de viaje, por lo que en la mañana siguiente tan solo tendría que cambiarse y salir hacia el aeropuerto.
El problema es que se había quedado dormida, así que salió rápidamente de la cama, se cambió a toda prisa y mientras se peinaba con una mano usaba la otra para cepillarse los dientes, abandono su apartamento con una velocidad inhumana.
...
"Pasajeros del vuelo 768 con destino al aeropuerto Narita en Tokio, por favor pasar a registrar su equipaje, a todos los demás esperen en la puerta de embarque 23-A para abordar"
Ella sintió sus piernas temblar, al mismo ritmo que su alocado corazón mientras presionaba con fuerzas los tirantes de su bolso de mano, hasta que sus nudillos se volvieron pálidos, suspiro una y otra vez para tranquilizarse, su cita le había enviado un mensaje de texto informándole que ya se encontraba en el avión.
Así que ella miro una vez más el largo y ancho pasillo que los separaban, ya había etiquetado sus maletas y su pase de abordaje estaba en competo orden, así que no tenía excusas para huir.
...
La azafata en la puerta la miro de forma extraña, quizás atraída por su notable ansiedad, la cual era provocada por el hecho el haber pagado aun prostituto que no conocía para que fingiera ser su novio por toda una semana.
La morena se quedó de pie frente a la cortina de azul oscuro que separaba la clase comercial de la otra.
La joven azafata se acercó a ella detallándola cuidadosamente–¿Su primera vez?– pregunto con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora, mientras que le extendía un vaso de alguna bebida alcohólica.
La morena le correspondió negando suavemente y bebió de un solo trago–La razón por la que estoy tan nerviosa... es porque mi cita a ciegas está sentada en el 3B, y necesito que sea guapo–confeso torpemente, mientras el sabor del wiski taladraba sus pupilas gustativas.
La mujer se inclinó sobre la cortina y apartándola un poco espió, una sonrisa se formó en sus labios rojizos–Gusto en conocerte 3B–saludo de forma coqueta, Aome alzo la vista en cuanto esta corrió la tela proporcionándole la más grata vista que había tenido en su corta vida.
Él estaba de pie recibiendo una copa de alguna cosa, era sumamente alto con facilidad le sacaba dos cabezas de altera, tenía el cabello corto y de un extraño color plata con un abundante flequillo que le caía casi hasta tocar sus ojos, los cuales brillaban de un hermoso tono dorado, las finas facciones de su rostro la nariz respingada y de labios finos se complementaban perfectamente con la seriedad y tranquilidad que emitían en conjunto.
Lucía un exquisito traje de azul oscuro que remarcaba su espalda ancha, mientras con una camisa celeste por debajo del saco, sin corbata y con los últimos botones sin prender le daba una clara idea de lo duro que estarían sus pectorales, sin mencionar al par de zapatos negros recién pulidos que cubrían sus pies, que a juzgar por el gran tamaño podía imaginarse como sería su dote entre las piernas.
Aome meneo rápidamente la cabeza, alejando aquellos pecaminosos pensamientos de su mente y tras una onda respiración se acercó a él.
Este la miro detenidamente una vez que la tuvo enfrente, el peso de sus ojos eran tan intensa que la morena volteo nerviosa hacia uno de los camareros y cogió una copa de champan para beberla nuevamente de un solo trago.
–Sé que estas nerviosa pero no debes-
–Tú trabajo debe ser muy loco–soltó ella abruptamente.
Hubo un silencio muy incómodo entre ambos, Aome sintió la vergüenza adueñándose de su rostro.
Bajo la mirada y se sentó en su lugar justo delante, Sesshōmaru la imito ocupando el de atrás.
–Tiende a decir tonterías cuando esta nerviosa–bueno él ni si quiera estaba preguntando, la morena se mordió el labio, quería negarlo, pero sería muy tonto hacerlo.
Ella solo asintió sin atreverse a verlo.
–El mutismo y la sumisión, no es buena señal en una pareja–tomo un sorbo de su bebida– Te sugiero que actúes con las confianza y decisión frente a mí.
–Sí, sí.
Sesshōmaru estudio su aspecto en silencio, lucia como una mujer desesperada.–Y si quieres sexo debemos hablar de gastos antes.
–No gracias, la idea de pagar por sexo me parece moralmente repugnante–nuevamente había dicho las cosas sin detenerse a pensar ni un solo segundo.
La estaba viendo con tanta seriedad que comenzaba a sentirse como un insecto bajo el devastador y ardiente sol de verano.
Lo había ofendido o quizás incluso hasta molestado–Lo siento...
–No te disculpes, son solo negocios.
–Lo siento... quiero decir perdón, no–enmudeció de golpe con el rostro nuevamente avergonzado–Yo...
No podía discernir si estaba enojado o divertido por su actuación–Hazme un favor deja de disculparte–recomendó son seriedad–Velo como lo que es.
–Sí, lo siento–Aome se cubrió la boca.
El contrario suspiro–Es muy molesto.
Esta vez ella solo se aventuró a responder con un movimiento de cabeza, antes de recostarse y cerrar los ojos con el deseo de que la tierra se la tragara.
...
Mañana la segunda parte.
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