0:01 Triste realidad
Once meses después
Julieta
"Tu puedes, Jules"
No puedo moverme.
"Tienes que despertar"
Ni siquiera sé si aún estoy respirando.
"¡Reacciona, Julieta!"
-¡El público espera, Julieta!
Niego.
Lo sé. Sé que más de cien mil personas esperan por verme sobre un escenario, pero no puedo hacerlo, mis manos se hacen puños a ambos lados de mi cuerpo mientras mi espalda con suerte consigue apoyarse contra la puerta de madera que me separa de Brandon.
Un nuevo golpe de su puño consigue desequilibrarme, mientras una lágrima traicionera rueda por mi mejilla y el estruendo en mi pecho le hace eco a la voz de mi manager diciendo que es hora, que debo salir al escenario.
Pero no puedo hacerlo, no puedo siquiera moverme, no sé cómo espera que cante por casi dos horas.
Ni siquiera soy capaz de mantenerme de pie, de dar un solo paso sin sentir que mi cabeza revienta y mis piernas arden.
Soy un maldito desastre, un caos con punto y final.
-Una vez más con resaca antes de un concierto -resopla Brandon contra la puerta, con ese tono cansado y enfurecido, como si no supiera que ese es el menor de nuestros problemas-. Es un maldito desastre. Cada concierto es una mierda peor -Un golpe seco a lo que creo que es la pared con su pie, provoca que de un brinco-. Consigue lo de siempre, necesitamos bajarle la borrachera antes de que Anderson venga. Tiene que subirse a ese escenario en menos de media hora.
Escucho el sonido de sus pies alejarse, y solo entonces me permito desparramarme sobre el frío azulejo del baño del camerino, como si fuera lo más cómodo que ha sentido mi cuerpo en siglos. Coloco ambas manos sobre mi frente, enterrando la yema de mis dedos en la raíz de mi cabello, como si con eso pudiera quitarme el dolor y la pesadez, o los mareos y los recuerdos que no se van.
Cierro los ojos y presiono los párpados tan fuerte que comienzo a ver luces incluso en la oscuridad.
Soy un asco...
-Jules soy yo. Abre, por favor -la pacífica y conocida voz de Aisha se escucha del otro lado-. Ambas sabemos que va a pasar si Anderson se entera que vas tarde a un concierto, de nuevo.
Me molesta como enfatiza sus últimas palabras, como si no supiera que esto se está convirtiendo en costumbre, pero no puedo evitarlo, este es el monstruo que todos ayudaron a convertir a lo largo de once largos meses.
"Y, ¿Qué más da? Él y su maldito contrato se pueden ir a la mierda"
-Sé que eso no te importa, pero allá afuera hay cientos de fans esperando por ti. Algunos acamparon para verte, otros viajaron por horas con tal de estar aquí. No puedes fallarles. No se lo merecen.
Dos lágrimas solitarias descienden por mi rostro, hasta detenerse en mi pecho por la manera en que me encuentro recostada. El golpe es leve, pero la realidad es mucho más fuerte.
Aisha es la voz de mi conciencia en este desastre y me duele saber que tiene razón, que soy una escoria, pero ellos me ven de otra forma. No puedo defraudarlos. No importa que tan rota o decepcionada de mi vida me encuentre, ellos no necesitan saberlo, ni se merecen menos de lo mejor que puedo dar.
Se merecen más que eso. Y yo no merezco tanto amor, aunque debo admitir que cuando estoy sobre el escenario, amo la atención y el esplendor de ser una super estrella, que creo que puedo lidiar con esto otro tanto más.
La rutina es la misma de siempre. Yo abro la puerta, Aisha entra de prisa con todo el equipo y mientras yo me encargo de hidratarme y tomarme las pastillas que dejan sobre la mesilla, ellos me ayudan a prepararme y verme como si no hubiera ingerido todo el alcohol del bar la noche anterior.
Y cuarenta minutos después, estoy siendo vitoreada por más de cien mil espectadores, que corean a mi lado por más de dos horas.
Para cuándo acabo el concierto, corro al camerino con varios periodistas pisándome los talones, esperando por una exclusiva, por ahogarme en preguntas que no sé cómo responder y con noticias que no quiero escuchar aún.
Normalmente mi cabeza se apaga cuando me bajo del escenario y no recuerdo nada de lo que dicen, nunca les presto mucha atención, pero las palabras que brotan de ese desconocido me revuelven el estómago.
-¿Estás lista para cantar en los Grammys?
Mi garganta se cierra con todos los sentimientos que el recuerdo provoca.
Creo sonreírle, antes de cerrar la puerta, aunque por lo perpleja que me siento, quizás solo haya sido una mueca con la que una vez más, mis fotos llevarán por título "¿Se le ha subido tan rápido la fama a Julieta Esparza?"
Pero ya estoy acostumbrada, ya ni siquiera sé si me afecta tanto, como el pensar en aquellos premios.
Pensar en mis nominaciones, en mi presentación y en la alfombra roja me alteran los nervios, aunque no sean los primeros premios a los que asisto, pero si serán los primeros en qué sé que voy a encontrarme con ellos.
Con él.
En menos de un mes, volveré a ver a Carter Prescott.
***********
Holaaaa!
¿Qué opinan de este primer capítulo? Sé que ha sido un poco corto, pero es solo una introducción a lo que se viene
¿Ansiosos por saber que pasará?
¡Jules está en los Grammys! ¿Saben que significa eso?
No tienen idea de la emoción que me causa estar compartiendo esto por fin con todos ustedes. Los quiero muchísimo. Nos leemos pronto.
MZ
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