La habitación nupcial estaba iluminada solo por la luz de las llamas que ardían de la chimenea. Jin estaba parado junto a la ventana mirando al bosque, vestía un fino camisón largo de seda blanco, estaba nervioso, quería esconderse, pero había prometido ante dios entregarse a su esposo, además con la boda había salvado a su hermano y su pueblo tendría la protección del norte.

Tuvo que morderse el labio para no gritar de miedo al escuchar rechinar la pesada puerta de madera y ver a su esposo todavía con su traje de gala y su espada en la cintura.

Nam Joon se quedó viendo la hermosa imagen de su esposo, se veía deseable sumamente sexy y también muy nervioso.

El joven rey cerró la puerta, pasando el cerrojo para que nadie los molestara. Dio un paso y vio con ternura como Seok Jin daba un paso hacia atrás, sonriendo dio otro paso y se quitó la espada del cinturón. Camino hacia la cama y dejo a un lado su pesada espada.

Jin al ver a su esposo dirigirse a la cama, camino apresurado al otro lado de la habitación.

-Sé que no nos conocemos, pero ahora eres mi esposo y moriría por defenderte, eres mío, como yo soy tuyo. Eres el esposo del rey, por mi honor te digo que te cuidare y cuidare a nuestros hijos.

Al escuchar la palabra hijos  se sonrojo.

Nam camino al sillón que estaba en la ventana y se sentó- No voy a obligarte, pero tienes que confiar en mí, ahora nos pertenecemos, ¿Confiaras en mí?

Jin con una vocecita apenas audible le respondió-Sí

Entonces ven y siéntate en mis piernas esposo, deja que te abrace.

Jin, sabía su obligación como esposo, suspiro y camino lentamente quedándose  a un metro de distancia dudando de recorrer la pequeña distancia al sillón.

El rubio abrió los brazos a su esposo, esperando que se decidiera a acercarse-- Jin, te estoy esperando, dijiste que serias obediente.

El joven esposo quería huir, estaba entre querer experimentar otra vez la sensación del ardiente beso que se dieron y huir por su timidez pero los nervios lo paralizaron.

-Jin, por favor ven.

El paciente novio volvió a abrir sus brazos, invitándolo a acercarse.

Jin hizo una seña de negación.

Cansado el rey se levantó y camino los tres pasos para ir al encuentro de su esposo. Se quedó un momento mirando a su esposo y abrió de nuevo los brazos invitándolo por tercera vez a acercarse.

Jin respiro el suave aroma a bosque que despedía su esposo, sintió que su cuerpo era recorrido por una sensación ardiente, no supo cómo se estiro y se dejó abrazar por los musculosos brazos de su rey.

El rey lo abrazo suavemente para no espantar a su esposo que estaba muy tenso. Se quedó unos minutos en esa posición mientras acariciaba su espalda y respiraba el dulce olor a frambuesas que despedía el cabello de Seok Jin.

Cuando el joven se relajó. Sonriendo el rey tomó su barbilla y levantó su rostro para besarlo dulcemente, sin ser codicioso, demostrándole que podía ser tierno y paciente con él.

-¿Confías en mí?

-Sí

-Te voy a hacer el amor

Jin asintió

-¿Quieres continuar?

Jin lo pensó un momento, antes de responder- Si

-Tu solo déjate llevar, hacer el amor es confiar en la otra persona, es no ser egoísta y dejar que tu pareja goce y esta noche Seok Jin tú vas a sentir lo que es ser amado. - Le dijo y comenzó a besar de nuevo a su esposo, sus besos fueron intensificándose hasta que su esposo soltó gemidos. El rey bajo el camisón para que con sus suaves caricias explorará el cuerpo se su esposo.

Seok Jin, se sentía  vivo por primera vez.

El rey acostumbrado a que las personas se hincaran ante él, no le importo homenajear a su esposo y se hinco levantando el camisón lentamente para dejar besos en su estómago. Jin, quiso acomodarse el camisón y cubrirse, pero su esposo continúo el camino de los besos hasta llegar a atender la erección del doncel. Codicioso comenzó a besar el miembro de Jin, que por primera vez sentía un orgasmo.

Con mucho cuidado llevo a la enorme cama al extasiado joven – Apenas empezamos amor.

Jin jalo a su rey para poderlo besar, en ese momento las inhibiciones del principio se habían desvanecido y dieron paso a un nuevo Jin, que quería más sensaciones placenteras. Esa noche sería su noche.

Nam Joon Hizo alarde de su excelente condición física de todo un guerrero, también de la caballerosidad que lo caracterizaba y llevo al paraíso como le prometió a su esposo, lo cuido y preparo con mucho esmero dilatándolo con suavidad y hasta que Jin le grito que no podía más y se volvería loco lo penetro esperando a que se acostumbrara a la nueva sensación, una vez que Jin pidió más fuerza, acelero su ritmo llevándolos no solo al orgasmo a la unión perfecta de dos almas...