Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2. Amores no correspondidos

Devan.

Conocí a Catherine en el primer año de bachillerato. Recuerdo que los pasillos me parecían un laberinto sin fin, sin tener idea de a dónde ir, cuando la vi. Estaba de pie junto a los casilleros, revisando un papel con cara de confusión. Se veía tan perdida como yo.

Era lógico que dos personas perdidas terminaran por encontrarse, pero parecía obra del destino.

—Hey, ¿también eres nueva? —le pregunté ignorando que ese sería el principio de mi perdición.

Ella me miró con sorpresa, como si no estuviera segura de que le estaba hablando a ella, y después sus ojos se suavizaron.

Esa fue la primera vez que me mostró su sonrisa y supe que Cath había ganado la batalla sin siquiera darme la oportunidad de defenderme. A partir de ese instante me convencí de que no había nada que no fuera capaz de hacer por siempre verla sonreír.

Era la sonrisa más preciosa del universo.

—Ah, sí, ¿se nota mucho? —se rió con nerviosismo y me mostró la hoja que sostenía entre sus manos—. Es mi horario, pero no sé dónde está el salón.

Tomé el papel para revisarlo, a pesar de que aún no sabía ubicarme. No podía ayudarla mucho, pero tras leer las primeras líneas me di cuenta de que compartíamos las mismas clases.

Íbamos a ser compañeros. Era la mejor noticia que había recibido en el día.

—Tenemos el mismo horario. Si quieres podemos juntarnos para buscar dónde es.

—Sí, perfecto, gracias. —Volvió a sonreír, más amplio, más brillante—. Por cierto, ¿cómo te llamas?

—Devan —dije, pero a ella le daría permiso de llamarme como quiera.

—Yo soy Catherine, pero mis amigos me dicen Cath.

Recorrimos todo el edificio hasta que encontramos el salón que nos tocaba. En el camino aprovechamos para conocernos y creí que ambos nos habíamos agradado. Sin embargo, cuando entramos al salón nuestros caminos se separaron.

Ella se juntó con personas diferentes a las que yo me uní. No teníamos amigos en común y ninguno de los dos intentamos volver a acercarnos. Nuestras interacciones se limitaron a las de simples compañeros de clases.

Ya sabía que la primera persona con la que hablas cuando llegas a un lugar nuevo no suele ser con quien te vas a quedar durante los años posteriores. Las amistades del primer día están hechas para el fracaso. Lo sabía y aún así tenía la esperanza de que algún día nos cruzáramos de nuevo.

Le rogué tantas veces al cielo que Catherine me mirara. Se lo pedí tanto que no tuvo más remedio que concedérmelo, pero bien dicen que se debe tener cuidado con lo que se desea.

El destino trabaja de formas misteriosas.

¿Quién diría que la siguiente ocasión en la que me vería a los ojos sería para pedirme ayuda en enamorar a alguien que no soy yo?

Parece una broma. Tiene que serlo.

—A conseguir que Tristan se enamore de Cath.

Las palabras de Lydia resuenan en mi cabeza una y otra vez. Catherine me mira con los ojos abiertos y usa su hombro para darle un empujón a Lydia.

—Nos podría estar mintiendo, ¿sabes? —le susurra, quizá sin ser consciente de que estoy justo detrás de ella y puedo escuchar todo.

—¿Por qué mentiría sobre Tristan siendo mi vecino?

—Sí, no tiene sentido... —murmura Lydia antes de dirigirme una mirada tan afilada como la de un águila—. ¿Tienes pruebas?

—Con pruebas o sin pruebas, estoy seguro de que lo conozco mejor que ustedes —digo, pero tomo mi celular y entro a la galería para buscar una foto con Tristan—. A veces me invita a las fiestas que hace en su casa, y mis amigos están con él en el equipo, así que nos solemos ver mucho.

Las chicas se acercan para observar la foto con detenimiento y ruedo los ojos al notar que Catherine coloca los dedos en la pantalla para ampliar la imagen. El rostro de Tristan es lo único que se puede ver en mi celular.

—Nosotras no tenemos amigos en común con él —explica Lydia y su expresión me indica que está trazando un plan en su cabeza—. A Cath siempre le ha dado miedo hablarle sin tener a nadie que la presente, pero esto... Esto lo cambia todo.

—Eh, ¿y yo cuándo acepté ayudarlas?

Me intento convencer a mí mismo de que mis quejas no son porque deteste la idea de contribuir a que Catherine y Tristan estén juntos, sino porque no quiero jugar a ser Cupido. Unir parejas no es como me gustaría disfrutar de mi último año.

Lydia sigue hablando sobre todos los motivos por los que debería ayudarlas. Que es mi culpa por ser un entrometido, que lo podría considerar mi buena acción del día o que voy a tener el honor de estar en primera fila en su boda. Ninguno de sus argumentos es suficiente para que acceda. En realidad, hacen que quiera alejarme más.

—No, no y no —digo mientras me pongo de pie —. Tendría que estar loco para...

Una mano me detiene. Catherine está jalando la manga de mi sudadera y me mira con esos ojos marrones que durante tanto tiempo he deseado que me presten atención. Por primera vez, lo están haciendo. Me están mirando, a mí.

Sé que he perdido, una vez más.

—Devan, sé que es grosero pedirte un favor como este cuando no somos amigos, pero te lo agradeceré toda la vida si me ayudas a conocer a Tristan. —La suavidad de su voz me envuelve, sus ojos me atrapan y, ¿cómo podría negarme cuando me habla de esa forma...? —. No te pido que hagas que se enamore de mí, sé que no puedes convencerlo de eso, pero si me das un empujón, como presentármelo o invitarme a sus fiestas...

—Sí, solo ayúdanos a que Tristan sepa de su existencia y nosotras nos encargamos de lo demás —añade Lydia y me observa en espera de una respuesta.

Quisiera decir que no, pero Catherine aún no me suelta y confirmo lo que siempre he pensado: a ella jamás podría negarle algo.

A pesar de tener el presentimiento de que me voy a arrepentir, sonrió.

—Está bien, sí, las voy a ayudar.

Como si les hubiera dicho que acaban de ganar el premio mayor de la lotería, ambas celebran chocando las manos.

Hablan entre ellas, trazando planes, pero sus palabras viajan tan rápido que me es imposible entender lo que dicen. No me preocupa porque creo que mientras menos sepa, mejor.

Mientras las miro, me acomodo en mi asiento y apoyo los codos sobre mis rodillas. Entierro mis manos en mi rostro y una voz en mi cabeza repite una y otra vez una pregunta:

¿En qué te acabas de meter, Devan?

❥❥❥

En cuanto el entrenamiento termina Catherine y Lydia toman sus cosas y se marchan corriendo. Temen que si se quedan demasiado tiempo, los jugadores las identifiquen como admiradoras y se arruinen sus posibilidades de acercarse a ellos.

Yo insisto en que eso no pasará, pero me ignoran.

—¡Devan!

La voz de Michael me aleja de mis pensamientos. Está de pie frente a la primera fila de las gradas y a su lado está James, ambos esperándome.

Ellos son la razón por la que estoy aquí, pero lo olvidé por un momento.

—¿Vas a venir o te vas a quedar ahí sentado? —Esta vez habla James.

Me levanto del asiento y bajo los escalones para llegar a ellos. A cada uno le doy una palmada en la espalda para felicitarlos por su entrenamiento, a pesar de que me perdí la segunda mitad del juego.

Descubro que hacer eso fue una mala idea cuando noto que Michael tiene un golpe en la cara. Estoy muy seguro de que en la mañana eso no estaba ahí.

—¿Con quién te peleaste?

—¿Eh? —Me mira confundido hasta que señalo su mejilla izquierda. —Fue con el balón por un error... ¿No lo viste?

—Uh, no...

—¿Otra vez te quedaste dormido?

—No, sólo me distraje un poco.

—Ah, sí, vi que estabas hablando con alguien, ¿quiénes eran? —interroga James.

—Catherine y Lydia, están en nuestra clase —digo sin dar detalles porque no lo veo necesario, pero puedo sentir la mirada de los dos sobre mí, analizándome.

—¿Catherine? —repite James mientras se acaricia la barbilla con una mano —. ¿La misma Catherine de la que estuviste obsesionado durante todo primer año?

Michael le da un codazo en la costilla para que se calle. Mi no tan breve enamoramiento es un tema tabú entre nosotros. Prometimos que no lo íbamos a volver a mencionar porque no tenía sentido hablar de algo que nunca iba a pasar. Era evidente que yo no iba a reunir el valor para acercarme y era obvio que ella no iba a mirarme. Era una historia que terminó antes de haber iniciado y hablar de ello sólo me hacía sentir peor.

Prohibimos esa conversación para ayudarme a superarlo. Si no escuchaba su nombre, quizá dejaría de pensar en ella. Si desaparecía de mi mente, también se desvanecería de mi corazón. Era un buen plan, uno que funcionó a la perfección...

Hasta hoy.

—Sí, es ella —admito con naturalidad, como si haber hablado con ella no hubiera puesto mi mundo de cabeza.

—Creí que ya no te gustaba.

—No, ya no.

Las palabras me amargan la boca. Suenan mal, a mentira, pero me intento convencer de que es verdad. «No puede gustarte una persona que ni siquiera recuerda que existes», me diría mi yo de hace un año, aquel que decidió reprimir sus sentimientos. Y tiene razón, claro, ¿por qué me interesaría alguien con quien hablé no más que una vez? Y ahora, siendo consciente de que ella está enamorada de Tristan, ¿por qué seguiría sintiendo lo mismo?

«Porque el amor nos hace tontos», susurra mi voz interior.

—Les gusta el básquetbol. A ella y a su amiga —explico a pesar de que nadie me lo ha pedido —. Tenían una duda sobre el equipo y les respondí.

—Vaya, tú siempre tan amable —se burla James y recibe otro golpe de parte de Michael.

—Mejor vámonos antes de que nos dejen encerrados —dice Michael y camina hacia la salida para que lo sigamos.

En el trayecto al auto ninguno vuelve a mencionar el nombre de Catherine. Eso debería ser suficiente para dejar de lado lo que ocurrió, pero no. La sigo viendo en cada semáforo, en cada coche y en cada nube. Incluso cuando llego a mi casa, no puedo detener el palpitar de mi corazón.

Cuando me recuesto en mi cama, tomo mi almohada y la aprieto contra mi rostro con el anhelo de que la sensación de ahogarme me haga olvidar todo lo que sé sobre Catherine.

No funciona y comprendo que no habrá nada que me borre la memoria porque, muy a mi pesar, el destino adora los amores no correspondidos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro