—¿Jey? — Me llaman.

Al escuchar esa voz mi cuerpo reacciona y alzó la mirada para verle, con la bata del hospital y un suero que le cuelga de su brazo.

En ese momento sentí la mayor felicidad del mundo.

—¿Emma? —Me encuentro desconcertado — ¡Emma! — Exclamo con alivio.

Me levanto rápido del piso y voy hacia ella. No espero más y la abrazo.

—Estas viva— Susurro — No lo puedo creer —me separo de ella —Eres tu —le acarició suavemente la cara.

Me mira extrañada— Si, soy yo. No entiendo... ¿por qué pensaste que estaba muerta?

—Es que... yo entre a la habitación y... —Guardo silencio—¿Sabes qué? Mejor olvídalo, lo que importa es que estás aquí. Te encuentras bien te tengo conmigo.

La vuelvo a estrechar contra mis brazos, pero con mucho cuidado. Lo hago teniendo el miedo en que desaparezca y no volver a verla.

—Bueno— dice el doctor llamando nuestra atención —Emma necesita descanso. Lo que no me dejaste decirte Jey, fue que ella había salido del coma esta mañana, no nos dio el tiempo de avisarte a ti porque la hemos llevado hacia el gimnasio que hay acá, ella lo necesitaba para poder recobrar la movilidad en sus músculos.

Asiento — Lo entiendo, y me disculpo por el drama que he armado hace un momento. Es que sentí que mi mundo se venía abajo al no verla en la camilla. Fueron muchas cosas las que pasaron por mi mente en ese momento.

—Tranquilo, me has demostrado todo este tiempo cuánto le quieres — dice con una sonrisa.

— De eso no cabe duda.

Ambos volteamos a verla, y esta tenía un suave color carmesí en sus mejillas. Lo cual me hace sonreír al saber que soy yo el causante.

—Bueno, mucho drama por hoy—Aplaude— Sarah, lleva a Emma a que descanse

Le dice a la enfermera que se encontraba con ella. La cual no había inmutado ni una sola palabra.

Esta asiente. Sin más comenzamos camino hasta la habitación de Emma.

—¿Te confieso algo? — Pregunta con una sonrisa. Una vez nos quedamos solos.

Asentí. Me encuentro sentado a un lado de ella.

—Siempre me has parecido una persona rara _ Enarco una ceja—No, pero no en el mal sentido de la palabra. Me pareces raro, pero me gusta tu rareza. No lo sé, es especial. Me gusta como balbuceas cosas sin sentido. Me gusta que armes todo un drama, aunque sean cosas insignificantes —entrelaza nuestros dedos— Amo cada parte de ti. Pero... ¿sabes lo que más amo? — Niego— Amo que no me hayas dejado sola, que todos los días me contaras que pasaba en mi ausencia.

》Puede parecer raro todo esto, pero escuchaba cada una de tus palabras. Cada uno de tus sollozos—Me mira fijamente— Cada uno de tus lamentos. El que me suplicaras que volviera. Pero que hay algo que me molesto —pausa— Me molesto que me dijeras que te has vuelto dependiente de mi. Eso no es bueno Jey, jamás hay que dejar que nuestra vida dependa de una persona no sabemos en qué momento esta se pueda marchar, puede ser tanto física o emocionalmente. Debemos aprender a amarnos para después amar...

La interrumpo

—Emma, tú me devolviste las ganas de seguir adelante cuando todo estaba perdido — Quiere hablar pero no la dejo —Eres el motivo de seguir de pie, de no decaer. Sabes todas las tentaciones que he pasado. La ansiedad trata de apoderarse de mí, pero no se lo he permitido. ¿Sabes por qué no lo he hecho? —Niega con los ojos cristalizados — por no defraudarte, has puesto todas tus expectativas en mí a pesar de estar roto. Me has enseñado a vivir contigo, no sin ti

Me da una sonrisa mostrando sus dientes.

—No me dejaste terminar—reprende—Pero también estoy orgullosa de ti, por mantenerte a salvo de toda maldad que tiene este mundo. Por buscar motivos para no perder la batalla. Por apoyar a Carlos cuando más lo necesitaba. Y aunque Tom no haya aparecido aún, se que te preocupas mucho por él. Sé que tienes miedo, porque todos lo tenemos.

— ¿Sabes cuales son mis miedos? —

Pregunto, pero esta niega.

—Mi miedo más grande; Es perder a las personas que quiero. —Confieso.

Ella solo me abraza tan fuerte, que no me quejaría de quedarme así de por vida.

—Otro de mis miedos... — Digo separándome — Era salir de la burbuja que había creado para protegerme de la realidad, pero al ella ser reventada me he dado cuenta que no fue tan malo como pensaba.

—Eres la mejor decisión que puede haber tomado— la miro extrañado— Jamás me arrepentiré de haber decidido ayudarte en este mundo. Lo haría así pasaran mil años más.

—No te entien... — ahora es ella la que me interrumpe.

—No debes entender nada, solo preocúpate por ser feliz.

—Emma...

—Ahora soy Emma de nuevo ¿Ya no me llamaras Solecito? — Hace un puchero, que provoca que quiera devorarle los labios.

—Está bien, Solecito.

Sonríe de oreja a oreja.

—Así me gusta— Exclama satisfecha.

—Me dices raro a mí y tú, eres igual.

—Eso no te lo niego, nuestra rareza es original—Me guiña un ojo.

Niego divertido.

—Jey—Me llama después de un rato en silencio.

La miró expectante.

—Te Amo...

—También Te Amo, Solecito.

Nota de la autora:

Quisiera hacerles una aclaración. Con respecto a lo del coma, se que muchos lo veran y diran " Carajo tan rápido se recuperó". Pues si, super rapidisimo.

Mentira.

Tienen que tener en cuenta que estamo hablando de una historia producto de la imaginación, donde de todo puede pasar, hasta el ver un puerco volador. Muy diferente a la vida real.

Según mis investigaciones en Wikipedia; El despertar de un coma, puede durar hasta un mes para poder recuperarse, nadie dice que totalmente, todo se debe a como reaccione el cuerpo. Algunos pueden quedar con secuelas u otros no. En muchos casos la persona no vuelve a ser la misma.

Eso era todo, los dejo de joder.

-Bye.