Siento como una luz brillante me pega directamente a la cara.

Comienzo a abrir los ojos lentamente para encontrarme en una habitación blanca. Miro a mí alrededor desorientado, Sin saber que fue lo que paso.

Hasta que los recuerdos invaden mi mente, Como estuve a punto de morir pensé que ya todo había pasado, pero me equivoque por completo.

—Despertaste.

Una voz que se me hace totalmente conocida me saca de mis pensamientos.

Busco con la mirada a la propietaria de la voz y si es ella

—Emma —susurro.

—Nos diste un gran susto Jey — Me reprende.

—¿Qué haces aquí?

Pregunto sin entender.

—Jey, aquí trabajo, soy enfermera_ contesta.

—Mmm...

—Ningún mmm —se sienta a un lado de mi— Jey ¿por qué lo hiciste?

La miro confundido.

—Te han traído por una sobredosis de dorgas —pausa—Y... aparte estabas tomado. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te drogas?

Puedo escuchar la tristeza impregnada en su voz.

—Solo lo hice esta vez— Antes de poder continuar me interrumpe.

—No me mientas —_Me mira fijamente—_Ojala tus amigos me lo hubieran dicho, pero se nota que son fieles. Lo he descubierto por mi misma— Se levanta— Estas flaco, tienes unas enorme ojera y ni decir lo pálido que estas y enfermo no estás. Sé que no soy nadie... — Es mi turno de interrumpirla.

—Lo acabas de decir. Tú, No eres nadie. Así que no te metas en mi vida. —_ soy borde.

—Ves, ahora eres irritante. Ayer fuiste cariño y hoy eres totalmente diferente —Suspira— Quiero entenderte. Por algo te has cruzado en mi camino y no pienso abandonarte, así digas miles de palabras hirientes. No importa si me toca perder en el intento. —Dice segura.

—No te he pedido nada

Trato de sonar indiferente. Lo que causa que me mire dolida.

—Se perfectamente que no lo has hecho —Se pasa las manos por la cara— Pero lo quiero hacer, porque a mí se me da la gana, porque quiero ser tu escalera para que salgas adelante. Quiero conocer al Jey que esta atrás de toda este vació a la persona que se que es alegre, cariñoso y bondadoso, y si para eso debo de derrumbar al Jey egoísta, irritante, odioso y miles de cosas más, lo voy a hacer sin dudar. Soy creyente del destino, y del por algo pasan las cosas

Sus palabras hacen efecto en mí, haciendo que baje la guardia.

—Ni siquiera me conoces. Apenas nos conocimos ayer, solo sabes que me llamo Jey. —Ataco.

—Lo sé, pero créeme te conozco más de lo que te imaginas— Exclama segura.

—Como... — Me interrumpe.

—Más adelante lo sabrás, por ahora solo necesito que me dejes ayudarte.

—Estoy podrido Emma, soy un desastre —susurro—_ Estoy solo, no tengo familia la que tenía me odia. No puedo durar un día sin drogarme, sin beber. Estoy en un hoyo negro, estoy vacío.

—No jey.... — La interrumpo.

—No, esa es la verdad Emma nadie puede salvarme. Muchas veces lo intente, y no pude. Trataba de dejarlo y volvía a caer una y, otra y otra vez— Hasta este punto siento como lágrimas caen por mis mejillas —Estoy roto, soy irreparable.

Me limpio las lágrimas bruscamente.

—¡Deja de decir estupideces! —Grita haciendo que la mire sorprendido— Eres una persona buena me ayudaste cuando nadie lo hizo. Si tienes una familia, no estás solo. Tienes allá afuera —Apunta la puerta—A tus amigos que se preocupan por ti, ellos son tu familia, entiéndelo. Y ahora me tienes a mí

Se apunta caminando de un lado a otro por la pequeña habitación.

—No... —Niego.

—Nada de negar, Te voy a ayudar quieras o no—Es firme—De mi no te libraras tan fácil. —Sonríe contagiándome. —Tú me ayudaste a mí, ahora me toca ayudarte a ser feliz.

—Los fantasmas de mi pasado me atormentan—digo mirando a la nada.

—Juntos nos deshacemos de ellos—Afirma.

—No prometo nada.

—ya lo veremos

Me guiña un ojo y sale dejándome solo

Esta mujer me va a matar, Pero de la bella persona que es.

Pero no podía prometerlo. No podía prometer el cambiar.