El miedo es un sentimiento completamente común y normal en todos los seres humanos, el miedo es una razón de seguir, gritar, sentirse vivos. La adrenalina que crea el cuerpo en esas situaciones es casi como una inyección de adrenocromo puro, que lleva a los límites de la imaginación al hombre; según base de datos se registra a un omega con una gran potencia de adrenalina que fue capaz de levantar un autobús al notar a un ser querido atrapado debajo del vehículo.

El estudio de la adrenalina  es demasiado amplio en la gama de energéticos, los científicos están en un proyecto sobre una inyección que sería capaz de drenar la adrenalina en casos extremos de alfas puros, dominantes y licántropos.

Uno de los investigadores de renombre , Vicky Broomstick, una alfa que ha ayudado de gran manera a la industria farmacéutica con su estudio de licántropos puros, que son descendientes directos del temido hombre lobo. Una de sus muestras más recientes era un cachorro de licántropo pero actualmente este cachorro se presentó como un alfa puro, logrando ser temido por la comunidad científica. Según algunos involucrados, el alfa se comporta como cualquier persona a su edad, precisamente 17 años de edad. Se rumora que próximamente se le conseguiría pareja a este alfa, ya que se acercan sus 18 años, y necesitará una pareja que lo estabilice, aunque la pregunta sería ¿Quién soportaría ser el omega de este temible alfa?

Eran pocas las personas que sabían quien había sido elegido para ser el primer sujeto de prueba para el proyecto. Eran rumores, hipótesis, sospechas, pero solo habían tres personas que sabían la verdad.

El elegido para estar con el alfa había sido un chico genio, se había graduado con honores en la mejor escuela de biología química del país, pero en él se encontraba un defecto, el cual era que es un omega. Un omega que tenía la mente para lograr grandes cosas en un futuro, lo que significaba que era un estorbo en los planes de Vicky.

Vicky sabía de que si Hawk conseguía grandes contactos en la industria, él acabaría con su compañía, su empresa e incluso con su preciado proyecto. Ya que el chico era un activista activo en los derechos humanos, sin importar casta y pensaba que lo que realizaban en la empresa era algo completamente inmoral en todos los sentidos.

A su amiga Ruby le dolía la noticia, pero le importaba muy poco su opinión. Sabía que su compañera estaba enamorada de Hawk pero no quería que interrumpiera sus planes solo por un estupido flechazo.

De suerte tenía un contacto en el equipo de trabajo de Hawk, que la ayudaran a realizar su plan malévolo.

No era difícil en realidad, solo tenían que dormir a Hawk y ponerlo en el cuarto de aislamiento con un par de adelantadores de celo para que el estupido licántropo lo tomara. Era facil, demasiado facil.

...

— ¿Vas por el chico lobo? — Rose sonrió con complicidad mientras levantaba sus dos cejas en forma de insinuación. Su amigo apartó su mirada, aunque el color rojo de sus orejas lo delataban horriblemente, guardó los documentos que tenía en su mano en su escritorio para después ver a su amiga.

— Hoy no — un toque de melancolía estaba pintado en su voz, era como un susurro perdido en el viento. — Su celo llegará pronto.

— Ohh, entiendo

Rose también dejó su informe en el escritorio de Hawk para después mostrarle una sonrisa.

— Para la próxima será.

— Si... —  Rose sonrió pensando en algo después del comentario de su amigo — No te incomoda que tengan diferencia de edad. Osea, no digo que estás viejo, estar en tus dulces 21 años, es un mérito salir de la universidad a esa edad si quieres mi opinión. Pero él tiene 17.

— Por eso, no pienso involucrarme con él, solo lo monitoreo por trabajo, Rose. Signos vitales, nivel de glucosa, etc.

— Pero él te tiene mucha confianza.

— Solo lo conozco hace dos años, cuando hice mis prácticas. Solo es confianza de paciente a cuidador.

— Espero que sea eso.

Hawk tomó un poco de su taza de café antes de que alguien entrara a su oficina.

— ¡¡ Hawk, hubo una fuga en el tanque de oxígeno de las plantas medicinales!!

— ¡¡Qué!! — gritaron los dos amigos mientras salían corriendo de la oficina. El oxígeno puro era para una mayor efectividad de los medicamentos, si bajaba el rendimiento bajaba la efectividad.

La persona que dio la noticia se quedó atrás observando a los científicos correr. Se acercó a la taza de café de Hawk y dejó caer un pequeño líquido transparente a la taza. Con una sonrisa de alejó del lugar, Vicky definitivamente le debía una grande.

— Que raro, solo había sido una inestabilización del sistema.

— Tal vez está fallando por el tiempo — comenta Rose.

— Es un equipo reciente, dudo que haya sido por eso.

Volvieron a la oficina dónde Hawk terminó de tomar su café. Ya es un día complicado y más porque tenía que terminar con unos papeles.

— Yo me encargo del informe de la fuga, Rose. Puedes ir a casa, te estarán esperando con algo grande por tu aniversario de pareja.

— ¡Gracias, Hawk! Ling Ling siempre hace las mejores sorpresas, estoy emocionada.

— Suerte.

Rose le dio un beso en la mejilla y se fue corriendo para marcar su salida. Sería una noche romántica.

Hawk en cambio se sentó en su escritorio y comenzó a llenar el formulario de caso de fugas o desperfectos de la maquinaría. Tenía que tener listo su reporte para el día siguiente.

El sueño lo estaba ganando, aunque apenas eran las siete. Dormía normalmente a las 11 o 12 de la noche, se le hizo raro la manera en que comenzaba a dormirse en el escritorio, cuando se dio cuenta, cerró los ojos.

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Abrió lentamente los ojos, no había luz, algo que lo dejó confundido, recuerda haber dejado encendido la luz de la lámpara de su escritorio y la del pasillo estaba encendida. Volvió a parpadear notando algo sobre él, que lo miraba fijamente. Unos ojos dorados lo miraban con fascinación, esperando que hiciera algo. El aroma de madre selva lo recibió de golpe haciendo que reaccionara rápidamente.

No estaba en su oficina, estaba en la jaula del lobo, algo de una manera muy literal.

— ¿Cómo llegué aquí, Travis?

El licántropo lo observó y se encogió de hombros.

— Te vinieron a dejar unas personas con trajes blancos.

— ¿Trajes blancos?

— Probablemente porque apestas a hierbabuena, aunque es un lindo aroma. Muy mentolado de tu parte.

Hawk tocó su cuello notando que ya no estaban sus parches de aroma, en cambio había puntos pequeños que casi no sentía. Parece que le inyectaron algo.

Bajo la cabeza notando la fiebre de su cabeza, no puede ser. Le inyectaron un adelantador de celo.  El sudor bajaba por su frente y caía en la punta de su zapato, notando como también caía líquido viscoso entre sus pantalones.

— Cuidado — Travis sostuvo a Hawk antes de que cayera al suelo por la inestabilidad de sus pies. El aroma de Hawk le pegó de lleno a la cara a Travis. Sintiendo atracción rápidamente hacia su amigo, ese aroma lo volvía loco. Si su celo estaba cerca ahora lo siente en sima.

Los ojos de Hawk lagrimeaban lentamente mientras se aferraba a Travis. No suplicaba, aprendió a no hacerlo en su celo, Pero sabía muy bien que sus ojos lo pedían más que nada en el mundo.

— Que linda se ve la parejita — Vicky entraba con un traje especial. Para que las feromonas del licántropo no la afectaran, ya que oh sorpresa, las feromonas de licántropos son un conductor de celo natural. — Haz lo que tengas que hacer con el, lobo pulgoso, después de esto, tu querido amigo no podrá volver a ser investigador o incluso laborar como científico. Ya que su casta dejó que él objeto de estudio abusara de él. Eres brillante, Vicky.

Travis gruño mientras apartaba a Hawk, lo iba a cubrir y proteger de Vicky. Eso le dictaban sus instintos.

— Haz lo que hacen los alfas, lobo. O no sabes hacerlo.

— Puedo arrancarte el brazo, si prefieres así te demuestro que puedo hacerlo.

Vicky lo miró mal.

— Van a caer, es cuestión de tiempo.

Vicky se fue, pero los dejó allí. No importaba cuánto tiempo pasará, Travis solo gruñía cada vez que escuchaba algo lejano de la habitación y se sentaba cerca de Hawk para protegerlo.

Son parte de su instinto. La protección a su destinado.

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Científico enamorado de su sujeto de prueba.

Mi dinámica, bebé