—¡Majestad! -los gritos de  la Consorte Yeong llegó corriendo hasta su residencia, el rey la tranquilizo y le ordenó hablar.

—El viene hacia aca, quiere asesinarlo - aquella fue la gota que derramó el vaso y la cual dio inicio a la trágica muerte de un príncipe.

1753.

Las damas de la corte pertenecían absolutamente al rey, eran dirigidos por la reina y en caso de que el rey se enamorara de una eran enviadas a sus habitaciones para complacerlo, nadie más que el rey podía tocarlas.

Pero eso no fue escuchado por Yi Seon, Yang-je o  Royal Noble Consort Suk llego al palacio como una dama de la corte que servía al azar en el palacio.

La joven de hermosos rostros y delicado andar robó sus suspiros así que la tomó como suya, cuando la princesa heredera Hyegyeong se entero de este echo trato de ocultar a la mujer pero rápidamente esta quedo embarazada.

—Debes abortar -dijo el príncipe tomándola del rostro, la mujer fue obligada a tomar el té abortivo y fue enviada a un lugar lejos del palacio.

Pero la suerte jamás estuvo del lado del príncipe, tiempo después dio a luz a un hijo varón lo cual no alegro a  la princesa heredera pero igual le otorgó una residencia y cuido de ella.

En 1755, royal noble consorte Suk dio a luz a una niña, en ese mismo, en diciembre de 1755, su madre cayó enferma y Sado fue a visitarla, pero no contaba con su temido y violento padre estaría ahi.

—¿Que haces aquí? ¿Haz venido a molestar a la reina? -dijo con enfado, Yi Seon quien había llegado con toda la intención del mundo a visitar a su madre negó. —Vete, no deseo verte más.

Yi seon no tuvo más opción que salir y dejar a su adolorida madre con el temible rey.

1756.

En el verano de 1756, el rey inesperadamente lo visitó y lo encontró en un estado de confusión mental.

—¿Y este es el príncipe que algún día gobernara este país? - dijo el rey Yeongjo, Yi Seon tocó su cabeza nuevamente.

Los rumores fuera del palacio eran cada vez más terrible, lo acusaban de todo tipo de atrocidad y cada día la gente a su alrededor se quejaba sobre el.

—Borracho cuando se ha prohibido el alcohol- dijo el rey —Qué vergüenza.

—¿Escucharon los rumores? -dijo una de las damas, el grupo se reunio en un lugar lejano a la entrada.—El príncipe enloqueció nuevamente, dicen que ha golpeado a sus damas, la princesa trato de calmarlo pero también resultó herida.

Miles de rumores llegaban al Palacio sin parar, se esparcieron como el fuego,  la salud del príncipe empeoró conforme los chismes aumentaban.

—La fiebre no ha parado -dijo consorte Yeong madre de sangre de Yi seon, la princesa heredera soltó un suspiro.

—Estos rumores solo lo afectan.

—Deberíamos de traer a la reina viuda, tal vez ella suba sus ánimos- era bien sabido que la Reina Viuda y Yi seon tenían una relación nieto, abuela, a pesar de que Yi seon era su nieto adoptivo.

—O a su consorte -dijo como si nada, pero a pesar de las consultas prefirieron dejar solo a Yi seon y con ello dejaron salir más rumores.

"El príncipe Yi Seon está incontrolable"

1757.

En la primavera de 1757, la madre del Rey Yeongjo, la Reina Inwon, y la esposa del gobernante, la Reina Jeongseong, murieron con un mes de diferencia. Sado estaba muy cerca de ambos y sus muertes marcaron un deterioro en su salud mental y la relación con su padre.

—¿Escucharon los rumores? -los Norones se sentaron en sus respectivos asientos para comenzar a difundir rumores que posiblemente o no eran falsos.

—El príncipe le corto la cabeza a uno de sus eunucos y paseo con ella por todo  el palacio de la princesa heredera.

La realidad fue otra.

Al entrar a sus aposentos luego de haberse enterado de la muerte de su amada madre la reina Jeongseong, se encontró con el cuerpo degollado de un eunuco, a la cabeza de su cama la cabeza cercenada del eunuco estaba.

Su corazón se acelero de sobre manera y sostuvo la cabeza entre sus manos, salió rápidamente de sus habitaciones para reclamar por tal cruel acto pero las personas tomaron aquello como mal y le dieron la vuelta al asunto real.

—¡Príncipe heredero! -grito Hyegyeong  —¿¡Que hace!? - tapo con temor el rostro de su pequeño Yi San, la princesa Hwawan que estaba al lado de Hyegyeong cayó de espaldas por el susto.

—¿¡Quién fue!? -grito con enfado, los eunucos y damas que pasaban cerca de ahí se escondieron con temor, sin saber que aquello no había sido obra suya. —¡Hablen ahora! -alzó la cabeza y la espada que contenía en una de sus manos.

—Baja eso hermano -dijo temerosa Hwawan, Yi seon alzó la voz nuevamente y todos se agacharon al verlo alzar la espada.

—¡Quie fue! ¡Hable ahora!

Hyegyeong miro con temor a su esposo, su locura solo aumentaba y los chismes que se corrían como el fuego.

Al final, Yi seon había sido culpado de algo que el no había echo.

¿O tal vez si?

Día 2.

Tal vez el encierro no era nada, pero los gritos de súplicas de su pequeño hijo lo asustaron de sobre manera.

El hambre y la sed también fueron un problema.

El rey quien estaba sentado observando el cofre suspiro.

—Ojalá en mi otra vida no seas mi hijo, deseo que seas un campesino cualquiera y que tengas oportunidad de vivir una vida tranquila.

Una vida sin dolor.

Yi seon que estaba en una posición incomoda miro el abanico que le había echo su maestro, aquel abanico había sido pintado con un dibujo que el hizo el día que su hijo nació.

Recordaba aquel día alegremente, ahora solo era un recuerdo amargo de cuando había sido feliz.

Si es que alguna vez lo fue.

El día dos esta aquí, mañana nos vemos en el capítulo 3.

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