-EL VALOR IV-

TRISTÁN

— fue una velada interesante, Tristán —la voz de Sofía invadió mi cabeza y por un momento fui capaz de asentir ante ella y sonreír.

— para nosotros fue un placer que estuvieran aquí —admití con cortesía.

Ryan era una persona muy temperamental, lo sabía, mi madre me dijo que la Reina Roja también era así.

Iracunda de Crims.

Madre decía que era su hermana pese a todo, aunque quisiera arreglar las cosas con ella, pero no se pudo, en un intento por hacerlo casi pierde la vida y entendió que no podía, después de tantas luchas terminó por desterrarla y enviarla con ayuda de Auradon a la isla de los perdidos.

— sabes Tristán, cuando llegue a Encantia, a Amber tampoco le simpatizaba, pero intente hacerla sentir bien con mi compañía y lo logre —sonreí hacia Sofía.

¿Cómo podía decirle que mi situación no era igual a la de ella? Simplemente, no lo era.

Ryan jamás haría algo por hacerme sentir bien, ni mucho menos yo haría algo para hacerlo sentir bien, algo que no me hiciera perder mi orgullo y mi dignidad, ambas cosas importantes para un rey.

— fue un placer tenerlos aquí —una vez más, cuando llegamos a la entrada para despedir a los reyes de Encantia, madre se despidió con unas palabras y una sonrisa, una leve reverencia de parte de los dos hacia los reyes de Encantia.

— espero volver a verte —un susurro de Sofía me hizo asentir ante ella.

— tal vez en otra fiesta —admití.

— posiblemente una que realice Amber —removió un mechón por su oreja.

Respire hondo y miré a mi madre— con mucho gusto, Sofía —comentó mi madre con una sonrisa.

Sofía dio una leve inclinación y bajó las escaleras junto con su familia.

Y al verlos irse y entrar en el carruaje mi madre suspiro— ¿si sabes que Sofia está interesada en ti? —

No pude evitar no reír y simplemente asentí, metiendo mis manos en mis bolsillos.

Lo sabía hace mucho, pero el problema era que Sofia era perfecta y... yo no merecía tal perfección.

— dime ¿que te impide sentir lo mismo por ella? —

Lo pensé muy bien— no la merezco —madre rio hasta más no poder.

— no me hagas reír tanto Tristán, que si fuera así tampoco merecerías a esa chica de cabello morado —

Chasquee la lengua— si... es que con Meido es diferente —

— ¿la tratas diferente porque viene de la isla? ¿O solo porque sientes algo por ella? —

Fruncí mi ceño y entendí lo que quería decir. Suspire.

— no es eso, solo que... —

— ¿qué hace diferente a Sofía de Meido? —

¿Que la hacía diferente?

Supongo que fue cuando nos conocimos, con Sofía era tan normal y dulce, como con todas las princesas, pero Meido, esto era diferente, Meido no tenía miedo a decir lo que pensaba a actuar como quería, Meido la primera vez que nos conocimos no fue como las demás princesas y siempre he detestado a todo el que me habla como ella lo hacía, pero de alguna forma, no lograba odiarla.

Porque había algo en ella que siempre me hacía... tratar de simpatizar más con ella.

— Meido es... diferente —masculle.

— ¿en qué sentido? —

— Ella es la que escogió mi corazón, tú siempre decías que cuando llegara la correcta, mi corazón palpitara con mucha fuerza y me haría hacer locuras —gire hacia mi madre— Meido me hace hacer eso, jamás pensé en luchar por otro reino y mírame, luche por Auradon, luche por... Meido —

Mi madre sonreía de lado— entonces no es algo contra la isla —hice un amago.

Sabía que quería que habláramos de Ryan.

— él es diferente de tratar ¿si? —

— ¿por qué? —

El solo hecho de pensar que también había tenido algo que ver con Meido y que también podría arrebatarmela ahora que podía, me aterraba, solo quería superar el nivel en el que estaba o ir más allá, tratar de ser mejor que ella, solo para protegerla y demostrarle que podía ser más que Ryan.

Bufé— ¿qué quieres que haga? —

Sabía que tenía algo en mente, su cabeza siempre tenía algo.

— tal vez, una excursión al palacio Crims —y la vi alejarse de mi.

¿Al... palacio... Crims?

— madre ¿has perdido la razón? —corrí tras de ella.