-EL VALOR XXIV-

TRISTÁN

Estar aquí encerrado es aburrido.

Sentado sobre este suelo tan sucio, pero también era la primera vez que veía el castillo Crims desde dentro, bueno, también era la primera vez que cruzaba el desierto rojo y también estaba en Salazen Grum, este lugar realmente lucía deteriorado.

Pensaba que cuando fuera rey, podría mejorarlo, es parte del submundo y también me gustaría que fuera un lugar habitable. Pensé también que al estar en el desierto me vería en problemas con algunos Limazones, pero a cambio de eso ocurrió lo del Galimatazo.

Lo tenía justo en la mira, en el segundo piso de este castillo, había entrado por una enorme apertura en la parte trasera del castillo y luego ese tipo me encerró aquí.

Sabía quién era.

Lo sabía perfectamente.

Ilosovic Stayne, la Sota de corazones de la reina Iracunda Crims.

Por un momento en el desierto percibí que sería él, pero no me atrevía a creerlo, desterrado junto con ella en las tierras salvajes. Inclusive se habían visto restos de esqueletos, ¿cómo era posible que aún estuviese vivo?

— te veo muy tranquilo, principito —su voz era tan llena de hipocresía que me provocaba pena— ahora que estás solo aquí, ¿te sigues mostrando como todo un creído —

No tenía ánimos de discutir, solo esperaría a que el ejército viniera, tal como lo planee con Terrence, era sencillo, me encargué de dar el mensaje claro.

Era obvio que me estaba buscando a mí, desterrado, seguramente lo único que escucho es que solo había un príncipe, así que me encargue solo de que me atrapará a mí, Ryan ya debía estar llegando a Marmóreo, al trote de Terrence y con los atajos, seguro llegaría, estaría a salvo.

— ¿no es una preciosura mi Galimatazo? —mi espada me la había quitado y ahora la tenía en su posesión, me había enjaulado en una enorme jaula oxidada en medio del castillo, oscuro y sucio.

Si salía de esto me tendría que bañar.

— ¿no te defiendes ahora? —

Apreté mis nudillos.

— Mi Galimatazo tiene hambre ¿sabes? —entonces tocó las rejas con sus manos descubiertas— hace mucho que no traga un humano —ronroneo— seguro como príncipe debes saber mucho mejor que un simple humano ¿no? —masculló entre dientes.

Solo debía resistir.

Pero, el estaba perdiendo el control y estrelló sus manos contra la jaula— NO TE CREAS MUCHO PRINCIPITO —

Suspire.

— ¿Me tomas en broma? —cuestionó ofendido. No me inmute en responderle— escuchame principito —gruño— te tiraré en un Gummer Slough a ver si te gustará —

¿Gummer Slough? ¿llenarme de barro solamente? ¿Creía que eso me daría asco o miedo? Que tonto.

— ¿de que te ríes niño? —

¿Tanto quería que hablara?

Dirigí mi mirada hacia él y sonreí de lado— Shukrn —masculle riéndome por lo bajo.

Nota: Shukrn, significa Excremento

Abrio su ojo impactado y gruño estrellando sus manos en las rejas— idiota, ¿como te atreves a llamarme así? —alce mis hombros sin importancia— haré que el Galimatazo te trague, pero primero te cortaré la cabeza y se la daré a la reina Mirana de obsequio de despedida —estaba demente, su ojo parecía salirse de órbita.

— Eres un simple Sota —dije sin mucha importancia— no me liaría contigo, eres una perdida de tiempo —

Gruño aún más.

Tal como mi madre, había hecho un pacto de no matar a ningún ser viviente del país de las maravillas, no podía hacerlo, por eso no podía hacerle daño a este Sota, si lo hacía, habría destruido mi promesa.

Hubiera podido destruir al Galimatazo, pero mi promesa también me lo impedía, así que solo lo herí ligeramente.

— PÁJAROS JUBO-JUBO —exclamó con odio.

Era un llamado, pues desde las alturas, enormes aves aterrizaron alrededor de mi jaula.

— ya me había acostumbrado a tu compañia solamente, ¿tuviste que invitar a más amigos tuyos? —dije con gracia.

— principito, mientras no tengas corona, no tienes derecho a decir tantas cosas, ellos seguirán mis órdenes —

Como dije era un simple Sota, no perdería contra algo así.

Fue entonces cuando abrió la puerta de la jaula y con una sonrisa se separó de aquí, su parche en el ojo oculto relucía.

Mientras llevara eso, sería que él daría las órdenes y ellos acatarán cada una de ellas, era la única razón por la que ellos le hacían caso. Como Sota de la reina roja, esa era su ventaja.

Pero, nunca contra mí.

Me levanté del suelo, con pesadez— ¿alguna vez has jugado cartas? Ilosovic —dije con humor, arreglándome mi chaqueta jean.

— ¿a que jugarás ahora? Principito —

Alce una ceja— ¿te atreves a revelarte contra la corona? —

— no la tienes —dijo con autoridad.

Suspire pesadamente.

¿No la tengo?