-EL VALOR XII-

— luego llegó tu madre, cuando la destrucción se había hecho, cuando el fuego está consumando todo, ella llegó y vio cómo todo se consumía, a mi madre se le había caído la corona e Iracunda tomó posesión de ella y fue puesta automáticamente como la reina del submundo —

— ¿porque una corona tenía ella, fue considerada reina? —cuestione con el ceño fruncido.

Al final mi madre siempre tenía lo que quería, ¿siempre fue así?

— la corona en el submundo es mucho más representativo que un título, quien tuviera la corona era a quien se le debía servir —

— pero eso no quiere decir que está capacitado para eso, ¿cómo pudieron estar bajo sus órdenes? —

— su crueldad y sus soldados hicieron que todos le temieran, obtuvo a los mejores con su manera de convencer a todos —

— ¿por qué la reina Mirana no acudió a la violencia? Tomar potestad de lo que le pertenecía —cuestione con exasperación.

Sí, lo sabía, era mi madre, era ella de la que hablábamos, pero mi madre siempre trató a todos en la isla mal, pense que era porque la habían enviado allí por una injusticia, pero ahora me daba cuenta que realmente ella estaba loca, que todo lo que quería tarde o temprano lo conseguía, me estuvo atormentado todo el tiempo con ser un príncipe real, que fuera lo que ella quería, solo para que cuando pudiera salir de la isla pudiera reunir venganza en el país de las maravillas.

Ese siempre había sido su plan.

Y lo que siempre pensé es que realmente ella necesitaba un psiquiatra.

Tristán en ese momento acudió a mi lado y con una mirada serena, pero firme hacia los escombros dijo— mi madre hizo un juramento de no dañar a ningún ser viviente y desde entonces lo ha cumplido —

— vamos, unos cuantos ataques al reino Crims... —

— créeme, pensé lo mismo que tu, pero cuando le pregunté a mi madre... —parecía recordar un momento terrible— ella... fue diferente... —por un momento sentí como Tristán se mostraba escalofriante, alzando sus manos temblorosas las miro— tan oscura y siniestra —fruncí mi ceño.

— Tristán —masculle. Pero él solo miraba sus manos.

— oscura y siniestra —volvió a repetir.

Fruncí mi ceño, parecía traumado—TRISTÁN —grite con exasperación.

Parpadeo unas dos veces y me miró sorprendido— disculpa ¿decías algo? —

¿Me estaba tomando el pelo? Empuje su cuerpo, por un momento me asuste de lo que estaba haciendo, parecía un niño traumado— tú eras el que estaba hablando de tu madre y de repente te transformaste en un psicópata —escupí con odio.

— ¿Así fue? —cuestiono sin mirarme.

— Tristán te mataré si vuelves a hacer algo así —advertí con frustración.

Volviendo a mi caballo, suspire pesadamente y volví a tomar mi cordura, este tipo me la haría perder posiblemente.

— dime ¿cómo era tu madre? Ryan —su pregunta por un instante me llevó a reconocerla.

No quería hablar de mi madre. Menos con él.

— es mejor que sigamos —indique con cansancio.

— como quieras —masculló subiendo a su caballo.

Volví la muñeca al suelo y seguí el camino que aún nos deparaba a los dos.

Luego de un pequeño trayecto por el bosque negro y oscuro de Loquilandia, Tristán había indicado que pronto nos encontraríamos con una casa y que pararíamos allí para descansar, que era un amigo cercano de la familia y que seguro me gustaría como era, aunque presentía cierto sarcasmo en sus palabras.

Pero, lo que más me intrigaba es ¿quién en su sano juicio estaría viviendo en un bosque tan oscuro?

No consideraba que era un lugar propio para habitar, pero creo que en el país de las maravillas todo era posible ¿no?

— Sé bueno con él y ten cuidado —fue lo último que dijo Tristan antes de atravesar un portal de árboles que nos guiaba a una casa mal trecha con una mesa frente a ella, completamente desordenada.

¿Qué rayos era este lugar?

Pero, para cuando llegue, entendí perfectamente a lo que se refería el tonto de Tristán, pues a unos cuantos pasos de los caballos, estaba un conejo deliberadamente sirviendo té a toda prisa con unas enormes orejas.

— estas de broma —masculle al verlo y también ver como Tristán se acercaba a él.

— esta demente —escuche relinchar a Blake tras de mí.

— eso no ayuda —masculle con cansancio.