Descendientes - El principito y su invitación
-EL VALOR VIII-
Uno.
Dos.
Tres.
Gruñí con exasperación y me levanté de la cama tirando la almohada a la puerta.
— NO MOLESTEN, NO ESTOY —exclamé con detesto.
— ¿de verdad no estás? —la voz de Tristán. Fruncí ceño y me tapé con la colcha, dos toques nuevamente— VAMOS RYAN, SE QUE ESTÁS ALLÍ —
— ¡¿NO SABES QUÉ HORAS SON?! —
— Las siete y media —
Maldita sea. Eran las siete y media y este tipo venía a molestarme.
— NO ME MOLESTES, LÁRGATE —
— NO PUEDO —exclamó al otro lado.
Volvió a tocar. Este tipo si sabía cómo hartar mi paciencia.
Me levanté de la cama, ayer solo me quite el saco y los zapatos, moví mi cabello con exasperación y abrí la puerta con recelo.
— ¿qué diablos te pasa? —
— vocabulario —alertó, suspirando y cerrando sus ojos con el ceño fruncido— toma esto —y no demoró en extenderme un atuendo, pude persuadir al menos un color diferente al blanco o celeste, era un rojo.
Esto me gustaba.
— ¿esto que? —se metió sus manos en los bolsillos— ¿que onda con tu corona de príncipe y tú ropita toda formal? —ya no vestía así, era más bien un estilo casual.
Bufo— no fastidies, por hoy no usaré esas cosas, además —y entro, entro sin permiso a mi habitación, fruncí mi ceño— mi madre dice que el celeste no te cae y el blanco te hace muy pálido, así que te cambiarán tu armario, ya que al parecer el celeste te fastidia —miraba todo a su alrededor— pide disculpas por ello —y revisó una gaveta en una mesa.
— ¿ella dijo todo eso? —cuestione con una ceja alzada.
Se estaba tomando la molestia de cambiar todo mi closet porque a mi no me agradaba. No me lo creo.
Aunque era de esperarse, ella estaba fuera de la isla, era buena.
— dijo más cosas, pero por el momento solo te diré eso —y volvió a mirarme con una sonrisa de lado, pero su mirada estaba seria.
— bien —tome la manija de la puerta y le señale el exterior— puedes irte —dije con simpleza.
Alzó una ceja y suspiro— No —terminó diciendo— de hecho, tienes cinco minutos para bajar, dentro de poco nos iremos —
Fruncí mi ceño y ladee la cabeza— ¿irnos? —
¿De qué hablaba?
— sí, a Crims, ¿no te lo dijo mi madre? —volvió a hurgar en otros lugares, esta vez en mi armario— tienes buena ropa —masculló.
Estaba indignado, bufé y levante mi mirada removiendo mi cabello— a ver, en ningún momento ella me dijo que era hoy —alerté.
— pues sí, es hoy, Ryan y los caballos están siendo preparados —
— ¿que? ¿Irá todo el séquito blanco? —
Alzó sus cejas y cerró el armario, volviendo su mirada a mi— ¿sabes? Eso sería más seguro —pero con su dedo índice me señaló— pero no —y finalmente camino a un lado mío— te quedan tres minutos, estaré esperándote abajo —y sin más se fue sin cautela y con tranquilidad.
Estaba demente.
Mirana me habló de una aventura, sobre ir a Crims, pero jamás me dijo que Tristán iría conmigo.
¿Acaso me tenía tan poca confianza que necesitaba que alguien me vigilara? Por eso estaba constantemente el conejo blanco molestandome.
Pero, la ropa, la ropa que yacía sobre mis manos era perfecta para mi, al menos tendría algo que realmente me gustaba, el color rojo definitivamente era mi color.
Chasquee la lengua y no demore en ponérmela, ya detestaba este color tan insípido.
— algo bueno sacamos al menos —masculle con humor.
Una vez puesto sonrió— listo —masculló sonriente— pero sí me gustaría que se amigaran ¿sabes? —
— ¿ah sí? ¿De qué forma? —alce una ceja retadora.
— un viaje, pequeño, por supuesto —
Parpadee solo una vez— si... creo que eso no sucederá —masculle.
— ¿tienes algo contra Tristán? —cuestionó frente a mi.
No.
Me lo dijo, pero cifrado.
¿Como no pude darme cuenta antes?
¿Amigarme con Tristán? ¿Por qué le interesaba tanto eso?
— te comprendo, Ryan, pero ahora yo quiero darte un mejor futuro, aún quiero arreglar las cosas con mi hermana y no pierdo las esperanza, créeme que no lo hago, pero ahora necesita recapacitar —
Un mejor futuro...
Meido también había venido por eso, entonces ¿por qué no intentarlo?
A ella le resultó bien ¿no? Aunque bueno, a ella todo le resulta tan bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro