Descendientes - El príncipe Ryan
-EL VALOR XXVIII-
RYAN
— maldita sea —mascullaba a regañadientes el pobre Sota.
— oh, eso fue mucho más rápido de lo que esperaba —comentó Tristán dándome una palmada en el hombro.
Estaba completamente frío, fruncí mi ceño.
Había expuesto muchos sus poderes, tanto que sus mangas estaban llenas de escarcha e inclusive su cabello también, su espada estaba completamente congelada y sus pies marcaban huellas de nieve.
— ¿vienes del polo norte? —masculle con gracia, pero él solo hizo un ademán.
— aún no sé controlar por completo mis poderes, pero me abstengo lo más que puedo —comentó con una sonrisa de lado.
Volví mi mirada al Sota— ¿qué haremos con este lacayo? —cuestione con una ceja alzada y divertido— ¿lo haremos sufrir? —movía con cierta delicadeza la espada contra su cuello, sonreí de lado, era divertido ver a alguien contra el suelo y muerto de miedo.
— Ryan —pero Tristán llamó mi atención, alce una ceja expectante, pero él mantenía sus cejas doblegas y aferró su agarre a mi hombro— ahora solo queda que mi madre se encargue de esto, lo retendremos —fruncí mis labios y asentí— en cuanto a la corona —indicó con su mirada, levanté mi mirada a la corona y asentí.
Creo que era suficiente que la tuviera yo— ¿podrías retenerlo por el momento, ya me la quitaré —fui a dejar mi espada a un lado, pero Tristán la tomó en su mano.
— no, te di la corona —fruncí mi ceño.
— ¿De qué hablas? —lo mire expectante bajando mis manos.
— la corona por el momento te pertenece, no te la quites —volvió su mirada alrededor— aún estamos rodeados de alimañas y esa corona es más fuerte que la insignia de un Sota, al tenerla tú —me señaló con la espada y se alejó con una sonrisa— tendrás completo poder en todos estas criaturas —
¿..? ¿En todas estas criaturas?
Fruncí mi ceño— intentaron comernos —aclare cuando pensé en la pelea.
Tristán asintió— eso eran tus impulsos en acción, cuando la corona le pertenecía a tu madre las criaturas eran completamente descontroladas, pero una vez mi madre la portaba, lo animales volvieron a su tranquilidad —desvío su mirada— excepto las criaturas provenientes de las tierras salvajes —aclaró por último.
Asentí, creo que comprendía más o menos, esto de la corona.
Quería decir que mis pensamientos agitados y de querer triunfar contra el Sota, esos pensamientos desenfrenados por batallar, hacían que las criaturas se salieran de control por completo.
Baje mi mirada.
Tenía sentido.
Volví mi mirada al Sota que permanecía sentado contra una pared de hielo, agitado y mirando hacia otro lado.
— ¿por qué no te defiendes ahora? —cuestione con una ceja alzada.
— Ryan —volví mi mirada a Tristán— nosotros no podemos amenzar de esa forma a nadie —aclaró.
Fruncí mi ceño extrañado y desvie mi mirada a el Sota.
— que aburrido —masculle a regañadientes.
— pero —entonces tomo mis dos hombros con emoción dijo— eso quiere decir que aceptas que eres un príncipe del país de las maravillas ¿no? —
Alce mis cejas sorprendido, ¿por algo así se ponía feliz?
— relájate —indique, pero al ver que su expresión no cambiaba suspire— bueno, sí, acepto que seré un príncipe —me empujo levemente y tomó su cabello en manos, era como si no lo pudiera creer— lo logré, logré que aceptara el puesto del príncipe —fruncí mi ceño.
— ¿Lograr? —
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