Treinta y ocho
Me susurraste que tenías temor, nunca lo habías sentido, pero lo tenías. No deseabas defraudar a tu madre y a Tess porque ellas se esforzaban para sacarte adelante. Deseabas seguir peleando, y lo harías, solo querías sacar un poco esa agonía. Querías disfrutar del mundo y no podías, no podíamos.
Sabes que te hubiera llevado a donde pidieras.
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