Setenta y uno
Fue el día de tu cumpleaños número once. Pasé toda la mañana junto a ti y te di un beso en la frente antes de que te llevaran al quirófano.
Dijiste que el mejor regalo era recuperar tu salud y yo estuve de acuerdo. Aun así, te di un dibujo que había hecho gracias a tus clases, eras tú envuelta en un montón de acuarelas.
Observé la camilla alejarse, esperaba que regresaras.
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