Setenta y seis
Días después estábamos en tu habitación del hospital, me encontraba mirando los dibujos nuevos que habías hecho, con las piernas al estilo indio. Me fascinaba ver lo que dibujabas.
Pero ese día no se quedó en mi memoria solamente por unos cuantos trazos coloridos, aunque prácticamente recuerdo todos nuestros momentos.
La magia la creaba tu presencia, eso bastaba para que mis días fueran especiales.
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