Noventa y siete
Pero era un final feliz porque donde quiera que estuvieras, seguramente estarías iluminando algún sitio con tu sonrisa. Tal y como iluminaste el mío alguna vez, tal y como tu recuerdo lo sigue haciendo.
Eres una pequeña luz que nunca se apaga, eres casi inmortal pues te quedaste en mí como si de verdad existieras.
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